Reseña.- THE DEVIL AND THE ALMIGHTY BLUES.- «Tre»

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Con gran regocijo recibo esta tercera entrega de una de las bandas que más me ha emocionado en los últimos tiempos. La banda que nace de la encrucijada del blues europeo y americano y que en sus temas está fuerte influenciada por los blues del delta de Robert Johnson, ve publicado «TRE» bajo los auspicios de Stickman Records y BLUES FOR THE RED SUN.  Una banda en la que puedes encontrar influencias de multitud de sonidos siempre con una cadencia moderada. Una parsimonia que no llega a la pesadez, una fuerza que no raya en el metal. Unos tiempos medios que enamoran al oyente, manteniendo la crudeza de la voz de Arnt O. Andersen y unos hechizantes temas que transitan por el lado más calmado, pero siempre con una gran fuerza interior. La magia hecha canciones, con el espíritu del blues en sus venas y la psicodelia siempre presente. Una música psicotrópica pero que nunca nos depara malos viajes. Sentimientos a flor de piel que no caen en lo empalagoso, y una ejecución ponderada que hacen que estemos ante una de las bandas más destacadas de la escena alternativa. Desde su primer disco THE DEVIL AND THE ALMIGHTY BLUES consiguió conquistar a público de distintos géneros, ¡por algo será!. Con temas que pueden parecer monótonos, que nunca levantan la voz más de lo necesario, pero que no pierden la esencia. Ese atributo que poseen de una forma innata y que hace que sean grandes. En «TRE»   encontramos blues humeantes llenos de fuerza que se conjugan con dictados de psicodelia con influencia Colour Haze en los que la crudeza es compensada con un enorme y acertado trabajo en unas melodías encantadoras. No falta a la cita con los sonidos hard de tintes retro, con una suavidad que engrandecen con sus guitarras. Si seguimos hablando de géneros, podríamos encontrar pinceladas de proto-metal sobre todo en la voz e incluso incursiones en terrenos progresivos. Sin duda estamos ante un trabajo de proporciones descomunales que puede llegar a generan un amplio abanico de emociones. ¡¡Candidato a disco del año!!

Sigilosamente, los primeros acordes de “Salt the earth”, el tema mas largo del disco con sus doce minutos de duración, la guitarra, repitiendo sus acordes va arrastrando sutilmente al resto de los instrumentos para que se unan a su causa. Con tonos retros, los blues humeantes de los pantanos van apareciendo en un tema que evoluciona sobre un mismo riff que se repite una y otra vez para ir creando un corte de blues impregnado en lodos espesos pero que contiene un aura hechizante. La quebrada voz muestra todo su sentimiento con garra y fuerza. Un tema que parte de las entrañas de la banda en un derroche de fuerza. Un nervio contenido que va elevándose en su primera parte. A partir de ese momento la intensidad desciende a susurrantes y apacibles acordes en los que salen a relucir bellas y encantadora guitarras. Un murmullo apacible y reconfortante que nos atrapa entre sus encantos creando un clima de sosiego en la nuestra sensibilidad se ve invadida por su belleza. La cadencia habitual de los noruegos hace que el hechizo se apodere de nosotros. Los distados bluseros dejan paso a momentos de psicodelia que se van elevando con la dualidad de guitarras. De una forma estratificada, sin prisa, pero sin pausa, consiguen el éxtasis, para una vez que nos han situado en el nirvana, recordarnos de donde habíamos partido. Los mismos acordes del inicio del tema vuelven a escena para mecernos nuevamente con el sentimiento vocal y las delicadas armonías.

Después de escuchar este primer tema, ya podemos decir que el álbum es una maravilla. Da igual lo esté por venir, este viaje ya ha merecido la pena en su primera etapa.

Los coros rituales con voces femeninas abren “One for sorrow” nos masajean llevándonos por momentos finales de los sesenta. Elegantes acordes de guitarra replicando los coros y la ahogada voz nos saca del sueño para llevarnos de paseo por territorios retro-rock. Un intercambio de afilados solos entre las dos guitarras da un dinamismo que no habían mostrado hasta ahora. Ondulantes y a buen ritmo los lamentos vocales aparecen entre las vibrantes guitarras.  La banda parece frenar su ímpetu para no dejarse llevar por una pesadez excesiva retomando los apacibles momentos. Algo que no está reñido con la gran pujanza de sus creaciones, de hecho, incrementan la intensidad hasta la parte final donde cierran en círculo como habían hecho en el corte anterior.

“Lay down”, tiende una alfombra de blues al hard rock para que una voz ecualizada con tintes psico-progresivos cubra de un manto de psicodelia al tema mientras las guitarras revolotean cambiando sus formas entre el blues y el rock setentero hasta el descenso en los oscuros bosques de lisérgicos entre los que se esconden guitarras que muestras sus formas cambiantes. Los esquemas del rock de siempre con una guitarra rítmica y otra solista aparecen aquí.

Nuevamente la psicodelia oscura empapada de blues aparece en “Heart of the mountain”. Desde la habitual pausa consiguen una grandilocuente epopeya en los entornos a los que nos tienen acostumbrados. Uno de los puntos a destacar de los noruegos es como consiguen conjugar la rudeza de la voz con la belleza de sus melodías. Una serenidad que se refleja en los acordes de las guitarras y que por algún azar del destino hace que venga a mi cabeza algún momento de sus paisanos Spidergawd. Acordes bellos y susurrantes que se arrebatan entrando en un trance dentro de esa encrucijada entre el blues y la lisergia para explotar en fornidos riffs que se elevan sobre los finos solos de guitarra que aparecen en un segundo plano.

El sonido y la influencia de Colour Haze en los noruegos queda patente en un tema como “No man’s land”. Por escenarios heavy-psych coloridos y con dinamismo más las voces con registros porto-metal y algo progresivas nos llevan al interior de frondosos bosques que tienen sus claros en los que podemos encontrar nuevamente los coros femeninos. Entre tanto las guitarras conversan con palabras del ayer siempre bajo la cadencia contenida que imprimen a todos sus temas.

Llegados a este punto podemos concluir que THE DEVIL AND THE ALMIGHTY BLUES componen sus temas de una forma circular. Unas curvas con aristas que no usan la matemática sino la creatividad, pero que concluyen siempre en el punto de salida.

Mas inmerso en terrenos narcóticos y lisérgicos, “Time ruins everythyng” constituye un ejercicio creativo que, aun manteniendo la esencia, da lugar a una mayor experimentación creativa. Si bien el tema parte de un riff repetido, encontramos momentos más inquietantes. Graves reverberaciones  que acaban sucumbiendo a momentos de apacibles atmósferas susurrantes en las que las guitarras nos seducen nuevamente con sus aterciopelados acordes en los que el blues subyace en sus traste. Heavy-blues y psicodelia unidos de la mano y oscilando entre la calma y la intensidad. Siempre atrayentes y seductores THE DEVIL AND THE ALMIGHTY BLUES consiguen construir otro tema monumental. Y ahora me pregunto…. ¿Dónde tienen el límite? Después de cincuenta minutos de gozo y de sensaciones, solo me queda esperar que pase pronto este mes y poder disfrutar de estas melodías en vivo, ¡Por fin!.

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Reseña: LITTLE VILLAINS.- «Philthy lies»

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«PHILTY LIES»  es otra curiosa edición del sello Heavy Psych Sounds que ve la luz. La banda LITTLE VILLAINS se formó en 2.006, pero nunca despegó como tal. Fue fundada por el legendario batería de Motorhead, Phil «Philthy Animal» Taylor, junto a Sr. James A Childs, guitarra de AVON y el bajista Owen Street.  Tras el fallecimiento de Phil Taylor en 2015 parecía el final del proyecto; sin embargo, Childs y Street sintieron que las canciones merecían ser escuchadas, y ahora acompañados por el batería Chris Fielden, están listos para descubrirnos su ruidoso legado como homenaje a su amigo.

Este debut es una rebanada de media hora de un pastel de ensueño de rock and roll. De alguna manera, como si se hubiera enviado del cielo es un regalo raro, ofreciéndonos la posibilidad de experimentar el talento excepcional y feroz del fallecido Phil una vez más. Temas que transitan a toda velocidad como si de una escena de Mad Max se tratara. Rock and roll diabólico  en los que el hard & heavy se codean con desérticos riffs de fuzz humeante y melodías de llegadas de los años noventa. Pero sobre todo fuzzzzzzz, mucho fuzzzz. 

Estribillos repetitivos con herencia grunge presentan cortes como «What on earth» o «Aattack», donde las guitarras asesinas reparten fuzz a diestro y siniestro incorporando melodías sobre estructuras sencillas arropadas por una batería implacable. Ritmos punk en «Traitor» inmersos en una nueva espiral de fuzz salvaje con los mismos registroa vocales noventeros, o en tonos más garageros en «Running around», sin renunciar al uso de las guitarra difusas ni un sólo instante. 

Más oscuros y lánguidos, «Water under the bridge» como su apertura como si de un triste tema de cabaret se tratara, va robusteciéndose paulatinamente sobre esquemas grunge en los que la banda incorpora pasajes de guitarras más psicodélicas.   Una especie de revival de los noventa con estribillos bien acoplados y efectivos. Sobresaliente trabajo en las guitarras y voces en tema serpentea con más sosiego que los cortes predecesores.

«In the head» supone la esencia pura del rock and roll en una nueva vuelta a los noventa. Coros que sobresalen entre las guitarras incorporando efectos y distorsiones más propias del desert-rock sobre melodías vocales más cuidadas y pegadizas.

Temas directos y breves como «Enemy» en el que el punk se viste de fuzz bajo los diabólicos ritmos de la batería y un impactante bajo. 

En las grabaciones se pueden apreciar las risas y conversaciones de los músicos al comienzo o final de los temas.

Lo cierto es que encontramos curiosas combinaciones que resultan efectivas como «Got to grips» , en el que las guitarras y riffs más propias del heavy-rock se reconvierten en momentos de psicodelia con buenas melodías.

Los dos minutos de «I am dying master» nos ofrece otra cara distinta. Heredando sonidos Zeppelin, el stoner y el hard rock más frenético logran un punto de encuentro amparados por la guía de la guitarra fuzz. ¡¡¡¡Energía en estado puro!!!

«Get out» ofrece la ternura de la banda sobre acordes apacibles bien estructurados. La melodía quita el protagonismo a los fuertes ritmos sin perder el aura desértico ni la vocación noventera. Un tema que va apagándose en la lejanía conforme va llegando a su final. Una paradójica agonía que quizás evoque al amigo perdido.

Las canciones se colocaron para el álbum en Unit A Studios en Palm Springs, California, en febrero de 2007. James A Childs produjo y diseñó Philthy Lies en una cinta de 2 pulgadas con el propietario de la Unidad A, Robbie Waldman, asistiendo a la sesión. Recientemente, James ha tallado cuidadosamente el sonido del disco para lograr la máxima justicia de las cintas originales, desde la mezcla hasta el máster, y es parte de su mejor trabajo hasta la fecha. 

«PHILTY LIES» es un testimonio del profesionalismo de Philthy Animal Taylor y es una prueba de que aún era un gigante del rock and roll, ¡incluso 15 años después de su partida de MOTÖRHEAD. El álbum verá la luz el 29 de marzo de 2019 a través de Heavy Psych Sounds Records!

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Reseña.- KAMALA.- «Your sugar»

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Nacidos en la floreciente escena artística y musical de Leipzig, el quinteto alemán publica vía Tonzonen Records su tercer álbum “YOUR SUGAR”. Un sello que nos tiene acostumbrados a propuestas que se salen de modas y convencionalismos, lo cual es de agraceder. Su nacimiento en esa cuna creativa, da como resultado un álbum fresco que combina y toma prestados elementos que van desde la psicodelia, el swing, el kraut, las vibraciones Funky, por supuesto el rock y sobre todo el jazz. Tomando el legado de algunos sonidos de los setenta, KAMALA tiene su estilo propio como reflejan los siete temas incluidos en “YOUR SUGAR”. Ritmos divertidos y optimistas que palpitan en una amplia gama de melodías que transitan desde los sonidos más underground hasta momentos de melancolía. Todo envuelto en una vestimenta elegante y refinada.

Con un estilo personal y creativo sus siete temas son un soplo de atrevimiento y excelencia creativa. Desde la complejidad hasta la más absoluta sencillez, los temas fluyen con dinamismo. Delicados y versátiles, la incorporación del sonido del saxo les aporta un aire distintivo.

En temas como el que abre el disco como “Morning Sighs” o “Chronic Burden”, podemos encontrar una cadencia vocal que me recuerda al Zappa de los ochenta. Utilizando sonidos de fusión jazzística, llenas sus sonidos de luz sin renunciar a buenos solos de guitarras. Los temas van moldeándose con agilidad, con giros hacia escenarios rock e incluso algún momento cercano a dictados progresivos. Una cadencia exquisita y elegante en todas sus composiciones.

La ternura con la que transita “The sunshine of your love”, se acompaña de cadentes ritmos que se van tornando cada vez mas sugerentes. Aterciopelados y elegantes, el tema nos ofrece alguna guitarra que evoca algunos momentos del Santana más cercano a la fusión.

KAMALA logra combinar distintos ritmos en cada instrumento, si la batería sigue acordes jazz o kraut, podemos encontrarnos guitarras que transitan por el rock o la psicodelia sin que esto desluzca el tema, sino todo lo contrario. De esta manera la parte final del tema contiene uno de los momentos más intensos del disco.

Un refinamiento que denotan cortes como “Azucena” Ese rock elegante que hace décadas ejecutaron bandas como Steely Dan, y que, de alguna manera se ve ahora reflejado aquí. Las guitarras, bajo un aura de melancólica vocal coquetean con el funky y el swing, pero sin renegar del rock clásico.

En una línea más jazzera, “Country dog” o “Absorver” con los sonidos de vientos, vuelve a vestirse de etiqueta y pajarita. Cortes aterciopelados con reminiscencias de música de club selecto, avanzan divertidos y profundos.

Toda la ejecución se produce con una naturalidad que hace que pasemos del sonido de un saxo profundo a suaves pasajes de guitarra que ejecutan solos de psicodelia atractiva en la que el wah-wah hace acto de presencia enseñándonos la vena más psicodélica de los alemanes. Siempre luminosos, en «Absorver” se muestran algo más experimentales y versátiles todavía, con constantes cambios de registro en su creatividad.

“Losing it sometime” nace a partir de un bajo nítidamente jazz, mientras las armonías pop-rock y la profunda voz parecen ir por otro lado, cuando la realidad que el cuadro que generan tiene todo el sentido. Un oleo multicolor en el que los instrumentos aportan un grado de protagonismo suficiente como que el resultado sea de lo más apetecible con las guitarras más profundas e incisivas de todo el trabajo.

KAMALA está formado por:  Christian Kämper (voces), Henry Mitko (batería), Hannes Gernot Peter Gröschner (bajo), Theo Johannes Maria Rolfs (guitarra), Eric Glatze (guitarra) , acompañados por el saxo de Jörn Kleinbrahm

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Reseña: ELECTRIC BELT.- «Never seen the devil»

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Ya disponible la nueva entrega de ELECTRIC BELT de la cual hace unos días os adelantamos en primicia el tema «Werewoolf woman». Mas de cuatro años habían pasado desde su anterior entrega y el cuarteto de Jaen viene con un disco bajo el brazo más denso y fornido que nunca. Evidentemente la música del cuarteto nace del blues, esos blues herederos de Robert Johnson que han sonado desde hace décadas en garitos de mala reputación en los que se respiraba humo y alcohol. «NEVER SEEN THE DEVIL» sigue rezumando blues, no podía ser de otra manera, pero ahora incorporan elementos de psicodelia y de hard rock así como del rock más clásico. Un sonido sucio en el que las voces aguardentosas crean el clima perfecto que pretenden para el disfrute de los seis temas incluidos en sus surcos.

El disco ha sido co-editado por Cosmic Tentacles, Discos Macarras, Fuzz T-shirts, Odio Sonoro, Spinda Records, Violence In The Veins y Zona Rock Productions, en una labor de ingeniería que finalmente ha dado el fruto deseado, un gran trabajo.

«Tavern sinners lament», ofrece el blues más rudo bajo un ambiente de garito mugriento y sudor. Su propio título nos da idea de por donde van los tiros. Pecadores borrachos y sus lamentos bajo rasgueos de guitarra con un sonido sucio que constituye un sello de identidad de los jienenses. El sonido del medio oeste queda patente en los riffs del tema. Un sonido rudimentario pero efectivo que logra su objetivo con el magnifico groovy rítmico contenido.

Entre el blues-rock y el hard-rock con espíritu boogie, «Werewoolf woman» transucrre a toda velocidad haciendo que nuestras extremidades no puedan permanecer en reposo. Una dosis de ritmo contagioso en vena. con registros vocales más medidos y acompañados de efectivos coros el tema va volviendo al origen del blues más puro con finos solos de guitarra que se clavan en los corazones.  

ELECTRIC BELT, no nació en los sesenta, y como banda del siglo XXI entre sus argumentos están los sonidos más contemporáneos. «The liar goes to church». Combinando vibraciones de hard stonerizado incorporan como te tapadillo momentos de funk y blues rescatados de los setenta. Una efectiva fusión entre sonidos contemporáneos y clásicos sonidos hard-rock. Nuevamente dando pábulo a las guitarras asesinas, en este corte la banda vuelve a mostrarnos el endurecimiento de su sonido.

«Hacia la cueva de los muñecos» rompe la línea de la banda con misteriosos momentos en los que la experimentación y los desvaríos varios, aparecen sobre susurrantes acordes psicodélicos en un enigmático tema en el que los efectos y distorsiones oscurecen unas finas notas de blues psicodélico. He de reconocer que en la primera escucha me dejó algo descuadrado, pero sus silenciosos acordes tienen algo que no sabría definir.

Si hay algún cambio significativo respecto a su anterior disco, este cambio lo encontramos en «Never seen the devil». Mediante el uso de potentes riffs hard-rock de vocación retro setentera, ejecutan un corte más integrado dentro de los estándares del rock clásico. Existe un registro vocal diferente al resto de los temas y, pasados unos minutos el corte desciende a un profundo estado que bien podríamos encuadrar en la pura psicodelia. en este escenario los solos magnetizantes tratan de aturdirnos creando un aura anestesiante. Estos momentos se prestan a una experimentación a la que no nos tenían acostumbrados. Mostrándose más ácidos y corrosivos se van sucediendo los solos humeantes. Un ejercicio de oscuridad creativa en una especie de jam en la que cada instrumento tiene su momento de gloria bajo una escelente producción.  

La vuelta al blues de cantina se produce con «Tired and bored». En un regreso a sus orígenes y a su verdadera vocación los salones sureños quedan reflejados en los acordes de la guitarra mientras los coros replican a las voces. desde luego ELECTRIC BELT consigue crean el ambiente pantanoso con aires de swamp-rock y olor a humedad y sudor producto de su energía.

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ELECTRIC MARY.- «Mother»


ELECTRIC-MARY_med-e1544473010508Sin hacer prisioneros los hard-rockers australianos presentan el que probablemente sea su mejor disco hasta ahora. Un disco que ruge, que huele a bourbon y que viene cargado con la energía rockanrolera que les caracteriza. Habiendo compartido escenario con la flor y nata de la escena rock, el quinteto de Melbourne ya no necesita convencer a nadie de sus cualidades. Si en sus tres trabajos anteriores sonaban rudos, en «MOTHER» no existen sutilezas, pero los arreglos de los temas hacen que estemos ante un disco redondo en el que no falta nada.  Publicado por Listenable Records.

Temas con fuerza recuperando el legado Zeppelin como ‘Gimme love’ . o ‘The way you make me feel’, éste último con un ritmo diabólico en el que se las guitarras aúllan, o guardando pleitesía a  AC-DC como ‘Hold onto what you got’. en el que los solo virtuosos conviven con ecos sureños. Canciones cortas y directas llenas de energía.  Un disco que nos traslada al rock de grandes estadios con momentos retro-rock en los que el blues está latente como “How do you do it’; en el que se retroalimentan de su propio carácter, marcado por la ahogada voz, para ir subiendo las revoluciones.

Como excepción, y saliéndose un poco del guion, ‘Long long day’ muestra otra cara algo diferente a la que nos tienen acostumbrados. Un corte oscuro y humeante a modo de pseudo-balada psicodélica como las que nos tenían acostumbrados los mismísimos Whitesnake en sus comienzos. Más pesados y plomizos adornan el corte con ornamentos envolventes y reconfortantes en una especie de trance hipnótico, lo que lo convierte en otra de las joyas contenidas en  «MOTHER»

Una gran producción y un impecable sonido realzan cortes con una nítida influencia Free como ‘Sorry baby’, en el que brillan con luz propia los registros y el groovy de su vocalista Rusty. Intensas guitarras contrastan con momentos en los que la calma viene de la mano de seductores registros llenos de sentimiento y fuerza. Este corte podría definir parte de la carrera de Paul Rodgers en sus distintas bandas, Free, Bad Company, The Law,…., ya que el legado de los ingleses siempre fue seguido por ELECTRIC MARY desde sus inicios.

Estribillos pegadizos en ‘It’s all right’ recordando a los Slade más macarras, con sus pantalones de campana cabalgando por vaporosos pantanos sureños, combinándolos con riffs elevan a ‘MOTHER’ a un estrato superior su discografía. Una banda que suelen visitarnos con asiduidad y que esperemos, pronto podamos degustar estos temas próximamente por estos lares.

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