En los últimos tiempos estamos comprobando la buena salud de la que goza la escena stoner griega, ahora, COSMIC PLUNGE van un poco más allá, con su nuevo disco «DEALING WITH THE HARVESTER«. dando una vuelta de tuerca el cuarteto de Creta demuestra que la oscuridad también llega al Mediterraneo. Un trabajo con predominancia de pesadas vibraciones doom-metal. Tétricos a veces, sus seis moribundos cortes caminan a paso lento pero plomizo por las profundidades más lúgubres entre voces ahogadas ritmos contundentes, y un cierto toque psych.
Atrayentes notas musicales entre cósmicos descensos que toman prestados algunos riffs heavy e incluso algún momentos en el que los vómitos guturales crean una teatralidad siniestra.
Caminando por la final línea entre el stoner-metal y el doom más al uso, no renuncian a algún elemento retro setentero del que en realidad nacen sus sonidos.
Un plato pesado que se aliña con fuzz humeante en alguno de sus pasajes, y que cae en nuestros estómagos haciendo que nos sintamos llenos. «Everything is writing in the cliffs»se despeña por esos acantilados a los que alude, produciendo una avalancha de rocas entre voces proto-punk, con una lenta cadencia y pesados ritmos.
Una constante repetida en los seis cortes, todo sucede a cámara lenta. sí, es doom, pero con un sonido que no renuncia a la melodía. Una efectiva mezcla que agradecerán los amantes de los sonidos más oscuros.
«Carrion seek revenge» transcurre por misteriosos espacios en los que la psicodelia pesada tiene un mayor protagonismo sin renunciar a su verdadera vocación en uno de los temas más destacados de un álbum que no trata de engañar a nadie. COSMIC PLUNGUE, son lo que son. Una cierta ingeniería metálica en una escena alternativa qye no renuncia a sus principios.
SKRAECKOEDLAN, la banda sueca formada en Norrköping, en 2009, y cuyo nombre es una referencia a ‘Godzilla’ en sueco, es una de las bandas más ambiciosas, originales y multidimensionales surgidas en Escandinavia en los últimos años, y con su nuevo disco lo deja claro.
Un gran talento para construir nuevos mundos a partir de los bloques de construcción de la psicodelia pesada y rock progresivo con un brillante resultado en «EORPE» (Traducido: ‘Tierra’). Su primer álbum en más de tres años, que ve la luz via Fuzzorama Records mostrándonos su cara más progresiva.
«Guldåldern» abre con calmadas atmósferas progresivas, primero con sutiles acordes, e inmediatamente, sobre una potente instrumentación envolvente, con nebulosas de la que salen rayos de luz en forma de cálidas voces. Fusionando elementos progresivos con momentos de psicodelia, generan un compacto y grandilocuente tema.
Recuperando sonidos stoner, «Kung Mammut», a golpe de batería y efectos, un implacable bajo nos golpea con fuerza mientras los tambores nos van señalando el camino. Un entorno lleno de elementos progresivos que se van introduciendo con sutileza entre la poderosa base rítmica. Creando espacios para que las guitarras salpiquen de efectos los límites de la linde en la que se mueven los suecos.Tras una locución en sueco, misteriosos bosques lisérgicos aparecen ante nosotros. Unos árboles progresivos crecen en esos campos ayudados por una guitarra que cada vez se muestra más ácida entre la maleza hard-progresiva. Voces folclóricas y teclados se van intercalando entre la brumosa y espesa instrumentación, convirtiéndose en pastosa en su parte final.
Al margen de la trama progresiva, existen elementos de fuzz en temas como «Creature of Doggerland», en el que un gruñido, desata las hostilidades más metálicas de la banda, con una espiral de riffs, stoner-metal. Tras la eclosión, el retorno a los entornos progresivos con una plácida transición que no hace que pierdan un ápice de fuerza.Una fuerte batería, unida a momentos de post-metal se va tornando para enfilar ecos heavy-progresivos en los que los desarrollos de guitarra adquieren todo el protagonismo. Ocho minutos de intensidad plena.
SKRAECKOEDLAN,tuvo la colaboración del autor de ciencia ficción Nils Håkansson, quien escribió la historia que inspira el álbum. La trama está ambientada en 1920 en medio de un misterio cargado de influencias Lovecraftianas y matices filosóficos. Como explica la banda, “Esta es, con mucho, nuestra obra de arte más ambiciosa hasta ahora. Ha sido un verdadero desafío hacer justicia a la historia de otra persona, al mismo tiempo que las canciones se unen y se mantienen firmes por sí mismas. Tomó mucho esfuerzo, pero hemos hecho justamente eso «.
La ampulosidad progresiva queda patente en temas como «Angelica». Un torbellino inicial que deja paso a grandilocuentes desarrollos post-metal, con constantes giros en los que las voces suavizan la intensidad, sin renegar de su fuerza y poder. Finalmente los momentos más progresivos aparecen en su parte final, en la que encontramos pasajes vocales cercanos a E.L & P, herederos de los ecos de la escena progresiva setentera.
Los momentos más introspectivos se producen en temas como «Mammutkungens barn» o «Angra Mainyu». Sobre fornidos sonidos, con ornamentos psico-progresivos esparcen de fuzz una instrumentación que se eleva impulsada por voces progresivas. Las melodías ganan espacio dejando una estela con más modulación. Lo suaves acordes de las guitarras nos introducen en difusos espacios psych que evolucionan a majestuosas nebulosas que se disipan con el impulso de vientos arenosos y brisas progresivas. Mas cercanos a escenarios de metal melódico, el tema se debate en un torbellino de fuzz entre la contundencia y la suavidad. una lucha desigual que acaban cayendo del lado de los sonidos pesados.
Con una estructura aparentemente mas sencilla, «Elfenbenssalarna», con unos acordes acústicos en su inicio nos lleva a un jardín del Edén, en el que los floridos espacios psych conviven con momentos doom. Una fusión que acaba convirtiéndose en un objeto de deseo de bellos momentos de psicodelia pesada con un aura de efectos y distorsiones. Unas intensas voces corales se tiñen de multicolores solos de guitarra en su ondulante canto.
No faltan los momentos de heavy-progresivo como en «Tentakler & betar». un tema que se debate entre arrojarse al doom o la calma sinfónica. Siempre con un intensidad faraónica.
En el último tema de «EORPE», «Peggys sång» retoma algún bello momento de folk del pasado, con apariencia psico-progresiva, en el único corte del disco, no nos apabulla con su densidad instrumental. de esta forma, la banda consigue un sólido trabajo gustándose en la alternancia de luces y de sombras, en un tortuosos peregrinar.
WE HERE NOW son una banda multinacional compuesta por los prolíficos músicos Pedro ‘Sozinho’ Salvador (Necro) de Brasil, Indrayudh Shome (Queen Elephantine) de India/USA y Panchito, el Sofista(Montibus Communitas) de Perú. Con una libertad creativa que dota de versatilidad al álbum, el trío crea unos espacios difusos ejecutados a gran velocidad. Una luminosidad que se confunde entre la bruma instrumental gracias al derroche de efectos fuzz en sus composiciones. Profundizando en distintas raices culturales, la recuperación de sonidos afro-rock se intercala con vibraciones stoner de corte lisérgico que son aderezadas con elementos tropicales y orientales. Dificilmente clasificables, su sonido en un nuevo soplo de aire fresco dentro de la escena alternativa. Un trabajo para escuchar sin complejos para sacarle todo su jugo, que es mucho. Una libertedad creativa e interpretiva que nos da como resultado un disco con temas directos en el que podemos encontrar elementos que te dejan K.O.
Con un minuto y medio se bastan para introducirnos en su particular mundo en el que el afro-rock y los sonidos tropicales contruyen un mestizaje con ritmos de hard-stonerizado sobre fuzz difuso. «Sonjours» es una patada en culo para ir advirtiéndonos de lo que nos espera.
Dinámicas guitarras con un sonido particular y especial se aderezan con vientos orientales generados por el sonido del sitar. Así «Detachments» rezuma frescura sobre la cuidada y exhuberante instrumentación entre la que destacada el hipnótico ritmo de una batería que se conjuga con ritmos aturdidores en un torbellino sónico de grandes dimensiones. Es posible que el peculiar sonido del sitar destaque por encima del resto de instrumentos pero lo cierto es que el mestizaje es sublime.
Teniendo en cuenta que estamos ante una banda multicultural, las resonancias llegadas de cualquier punto del planeta tienen cabida en este debut. La fusión de ritmos africanos está presente en temas como «Gathering amd separation» o «Dunka».Ese afro-rock tan rico en matices que floreció en los setenta y que tan desconocido es para el gran público, está presente en unas voces luminosos y alegres que se combinan entre incisivos solos de guitarras envolventes y los densos ritmos. «Dunka»,además incorpora elementos psicodélicos que realzan su brillo. elevándose de una manera hipnótica con gran versatilidad de ritmos y efectos con solos que se desdoblan generando un tornado sónico.
Sobre tonos retroWE HERE NOW, a través de unos riffs insistentes, con efectos que revolotean y van cambiando su fisonomía se construye «Frontiers and Determinations» Un tema que puede resultar paranoico debido a su constante experimentación. Fusionando sonidos kraut hipnóticos con esa psicodelia latente en todo el disco, obteniendo un resultado completamente aturdidor. La exploración rítmica de «Planes on inmanence» supone todo una exploración rítmica con efectos revoloteando y giros inesperado. Momentos tropicales sobre cálidas voces se mezclan con magnetizantes estructuras kraut. Tropicalia versus hipnotismo.
Vamos con uno de esos tesoros perdidos del siglo XX. Un artefacto sonoro publicado en 1.993 con unas maquetas grabadas entre 1985 y 1992 por el trío compuesto por Eric Starvic (voz y guitarras), Marz Hell(batería) y Leo Aroya(bajo). Editado con una tirada de 200 copias al nivel privado y con el aliciente de la colaboración de Scott «Wino» Weinrich (Saint Vitus, The Obsessed, etc..) y su guitarra en dos de los temas. Poco más información hay al respecto de la banda al margen de las desavenencias entre parte de sus miembros sobre el derecho de las grabaciones. El contenido son sucios temas de proto-metal con inclinación doom. Ácidos y oscuros cortes a la altura de las primeras grabaciones de bandas como Pentagram o Stone Bunny. Improvisaciones y distorsiones completamente aturdidoras. que seguramente se hicieron bajo los efectos de sustancias psicotrópicas. La calidad del sonido es acorde son su underground contenido, pero eso no es obstáculo para estemos ante un álbum pionero y que bien pudiera haber servido de inspiración a muchas de las bandas de la escena stoner y doom de la actualidad. Seguro que alguno cuando escuche esto, dirá… Hostias!!! que pepinazo!!!!. idas de olla en los solos de guitarra con un alocado batería hacen que la sensación es que estos tipos se divertían y que les daba igual lo que estaban haciendo. Ecos de blues, surcos con psicodelia pesada, heavy y doom hacen que estamos ante uno de esos tesoros perdidos del siglo XX y que desde aquí tenemos el propósito de recuperar ya que a buen seguro sorprenderá a muchos fans de los sonidos pesados y alucinógenos.
Si hay alguna diferencia entre ésta, su segunda entrega y su debut de mediados de 2.016, es que la banda de Virginia ha fabricado un álbum en el que las melodías tienen mucho más protagonismo. Siguiendo la estela del rock de tintes ocultistas, las voces de Tess Fisher se vuelven mucho más líricas y desgarradas de lo que nos había mostrado el primer álbum de la banda. Otro de los cambios es la desaparición de los registros guturales que ocasionalmente habíamos escuchado en alguno de sus primeros temas.
Usando distintos elementos, la progresización de su sonido se produce sin menoscabar su contundencia, conteniendo momentos de metal progresivo, riffs arenosos que desprenden fuzz cegador, así como ampulosas construcciones que flirtean con momentos post-rock e incluso folk. Momentos en los que la banda nos seduce con altas dosis de lirismo con reconfortantes melodías.
Así temas como «Saint Francis Satyr», «Charons obol» o «Hybrid moments» sacan el lado más suave, con melodías que van desde el clasicismo hasta el metal sinfónico. El primero de ellos con esos coqueteos con atmósferas post-rock, siempre con el protagonismo de su pitonisa particular. «Chorons obil», nos enseña el lado faraónico, con densos riffs que se van balanceando entre las voces presuntuosos y grandiosos. Conjugando voces desgarradas con los momentos más calmados. Con una grandiosidad y ritmo metálico el poderío vocal brilla exuberante.
En tonos acústicos, en línea Joni Mitchel«Blue state line»sirve de cobertura a bellas melodías llenas de bucolísmo completando un cuadro floral de gran belleza.
En contraposición, «Demon Goddes», o «Earons», son los temas más cegadores. Con algún coro de su batería Harrison Christ en éste último, la espiral de fuzz sobre ritmos stoner los convierten en la parte más contundente y pesada de «II». «Demons goddes», aparte de mostrarse pesado, conjuga la vocación ocultista de la banda. Oscuridad y lamentos presiden su cauce, al igual que sucede más profundamente en «My swollen voice». Plegarías desgarradas nos conducen a magnetizantes atmósferas donde los sonidos psico-progresivos aromatizan el ambiente. «Like you know», profesa la misma fé a través de la medium ejerciente en que se convierte Tess, haciendo que traspasemos el umbral a cavernas misteriosas e inquietantes.
Si bien es cierto que cada vez nos encontramos más bandas de psych-doom de tintes ocultistas comandadas por una fémina, y demasiadas veces su sonido es similar, el caso de PETRICHOR se convierte en un rara-avis del género, al introducir tanta variedad de elementos saliéndose de alguna manera de los estereotipos.