Reseña: DEAD SHRINE.- ‘The Eightfold Path’

Una de las figuras más reputadas de la escena underground de Nueva Zelanda, el multi-Instrumentista CRAIG WILLIANSON, artífice de bandas como DATURA, ARC OF ASCENT o LAMP OF THE UNIVERSE, regresa con su nuevo proyecto DEAD SHRINE. En esta ocasión, apartado de los sonidos transcendentales de sus últimos trabajos, con ‘THE EIGHTFOLD PATH’ nos trae una tormenta de rock pesado a semejanza de los pioneros de los 70’s. Un rock crudo y primitivo, en el que las embestidas de rabia se contrarrestan con atmósferas lisérgicas en canciones turbias impregnadas en fuzz. Rock ácido sin demasiados aditivos, que cabalga a lomos de un corcel proto-metal sobre caminos labrados por riffs Stoner, y una atmósfera evocadora del sonido de los primeros años 70’s. Renunciando parcialmente a sus canciones devocionales y a ese misticismo que aparece en los trabajos bajo el nombre de LAMP OF THE UNIVERSE, Craig retoma los impulsos pesados de sus comienzos en DATURA. Sin duda Craig es un músico talentoso e inquieto que no puede quedarse anclado y con DEAD SHRINE revitaliza sus composiciones para que se muestren monumentales. Narcóticas y aturdidoras, la contundencia de sus riffs, los tambores estruendosos y una línea de bajo impactante, consigue crear un agujero negro en el que no se atisba el final. Todo un coctel explosivo en el que caben los ecos proto-metal de antaño, la psicodelia más acida y corrosiva, el blues, por su puesto la psicodelia más impactante que puede llegarnos de las antípodas. ‘THE EIGHTFOLD PATH‘ es una espiral sónica con zumbidos constantes, sus habituales voces místicas, y un sinfín de vibraciones reconocibles, que se inclina a un precipicio angosto, en el que la pesadez es la protagonista. Toda una ceremonia catártica en la que las vibraciones heavy-psych se nutren de plomizos riffs ejecutados a cámara lenta, creando un espacio ensordecedor, presidido por canciones que parecen sacadas de un laboratorio de drogas alucinógenas. 


The formless’ nos presenta un espacio de hard-rock stonerizado con un innegable sabor a 70’s. Su crudo y turbio sonido evoca momentos de rock primitivo. Con una poderosa línea de bajo el corte cruje nutriéndose de una pesadez inusitada. Los vestigios de bandas como los primeros WHITESNAKE aparecen en una canción potente.

Manteniendo ese sonido crujiente ‘Kingdome come’ transita entre hordas de heavy-rock y riffs stoner a un paso cansino y plomizo. Incorporando embestidas de rabia, y un aroma a blues humeante, el corte sale de la monotonía sin perder un ápice de fuerza y rabia.  Aquí encontramos toda una cortina sónica que hace que la canción se muestre turbia y borrosa. Su fuzz narcótico le dota de un aire diferente que nos lleva a una combinación bastante solvente y efectiva.

‘As pharaohs rise’ nos sitúa en un espacio a caballo entre el proto-metal y las vibraciones stoner. Con riffs distorsionados y un aroma a 70’s, el corte transcurre con un tempo cansino para inclinarse a un espacio más psicodélico. EL uso de voces ecualizadas le dota de ese espíritu lisérgico que se ve complementado por pedales fuzz en la guitarra. Mientras el soporte del tema se muestra turbio y aturdidor.

Con casi ocho minutos, ‘Enshrined’ es otro tema pesado que habita en una atmosfera psicotrópica auspiciada por una gran guitarra. Tratando de buscar el equilibrio entre el hard-rock de antaño y las modernas vibraciones heavy-psych, la canción retumba entre pausadas estrofas vocales. Alejado de cualquier atisbo del misticismo predominante en los trabajos anteriores de Craig, los elementos blues y hard-rock crudo y primitivo afloran entre efectos envolventes y pasajes ácidos. Como decimos en España ‘la cabra tira al monte’, y la canción se siente seducida por un entorno sonoro netamente psicodélico en una evolución bien manejada.

‘Rainbow child’ insiste en esos rudos sonidos vintage. Aquí se destapa el tarro de las sustancias psicotrópicas para impregnar una canción de hard-rock con un envoltorio pesado y lisérgico. Un elemento común en gran parte del álbum, ya que esa mirada al pasado se dota de fuertes pasajes narcóticos más propios de un poderoso viaje de ácido. Con esto se consigue un sonido pesado, pero sumamente narcótico en una atmósfera retro, perfectamente diseñada.  Toda una espiral aturdidora de la que es difícil escapar en la que los solos de guitarra se estiran hasta el infinito.

Con un cadente y turbio ritmo, las vibraciones retro afloran en ‘Through the constell’. Desgarrador a la vez que ácido, el corte controla su intensidad empapada de psicodelia pesada y vibraciones proto-metal de los 70’s. con cada riff y cada acorde ejecutado lentamente, el corte avanza como un enorme y cansino paquidermo, arrasando con todo a su paso. Sutiles pinceladas de blues entre sus entrañas hacen que la canción adquiera un tono peculiar. La desagarrada voz pone el resto para que el corte se muestre tosco, crudo y pesado.

Jugando con los efectos, ‘The blackest sun’ crea otra bacanal lisérgica entre poderosos tambores y guitarras que se desdoblan. Su carácter chamánico hace que el ímpetu frene por momentos. Esto contrasta con los crujientes riffs de vocación doom.  Su sencilla armonía sirve de sustento a los distintos devaneos en los que se mueve. Otra curiosa y fascinante mezcla de sonidos de antaño con los ecos más pesados del momento.

‘Incantations’ parece recuperar el sonido que lleva caracterizando a LAMP OF THE UNIVERSE durante años. Borroso y con un carácter devocional, la canción gravita entre múltiples efectos y un ritmo atronador y lento. La voz retoma ese carácter místico en contraste con la monumentalidad de un corte aturdidor y balsámico a partes iguales. Un cierto tono hipnótico se palpa entre coros celestiales y plomizos riff de un marcado carácter doom. Personalmente, se trata de mi canción favorita de un álbum rugoso y sumamente psicodélico. En esta ocasión (como en otras muchas canciones) DEAD SHRINE consigue crear un espectro cegador que envuelve al oyente entre embestidas de efectos atmosféricos que revolotean constante mente. El corte contiene buenos pasajes de guitarra impregnada en sustancias ácidas.  

Dead Shrine

Shiny Beast

Reseña: RED SPEKTOR.- ‘3’

Mas de dos años después de su último y salvaje álbum ‘HEART OF THE RENEWED SUN‘ (reseña aquí), los británicos RED SPEKTOR, renacen de sus cenizas para impregnarnos de sonidos pesados vintage. ‘3’, su nuevo álbum, mantiene esa fusión de los elementos clave más atractivos del rock psicodélico con el blues más ácido y primitivo. Escupiendo sus riffs de forma cruda, y vomitando sus canciones, RED SPEKTOR nos cargan las pilas desde el comienzo del año. Como si fueran conscientes de lo que nos puede venir, recogen el legado de los 70’s, para crear un álbum honesto y rebosante de vitalidad rockera de siempre. Distorsionando las guitarras y subiendo el volumen de los amplificadores, consiguen un sonido crudo y orgánico, clave en su personalidad. Poderosos en su propuesta, la banda insufla buenas dosis de blues humeante a su sonido desértico en una combinación que funciona. Sabiendo como sumir al oyente, ‘3’, contiene los genes que cualquier viejo rockero amaría. Rock crudo y primitivo, blues mezclado con psicotrópicos, son una fórmula que siempre ha funcionado, y en esta ocasión, y teniendo en cuenta la calidad de estos chicos, el éxito está garantizado.  Sin andarse con contemplaciones, sus canciones (todas, entre tres y cuatro minutos) no pierden el tiempo en prólogos y van directas al grano. Con un groovy magnético y pegadizo, bien sea en la forma más pesada y desértica, o en su parte más chamánica y blusera RED SPEKTOR contrala la situación. Lo cierto es que aquí las palabras sobran, y lo menor es zambullirse en unos surcos ácidos y corrosivos, que mantienen los sonidos pesados vintage, en un lugar muy, muy alto.

‘Dust’, el tema que abre el álbum, no se anda con contemplaciones y nos nuestras las cartas del álbum en la primera jugada. Un sonido sucio y primitivo de rock pesado nos invade trayéndonos el espíritu de los 70’s al siglo XXI.

Tomando elementos de blues ‘Hot wired’ es un paquidermo que nos aplasta a paso lento. ¿Proto-metal, Hard-rock, Stoner…?, Llámalo como quieras, pero esto suena tremendo. Una oscura canción con un tempo parsimonioso y unas entrañas fornidas. Lleno de garra, el corte es un lamento profundo impregnado en sustancias ácidas y corrosivas.

Mucho más vibrante y enérgico, ‘Heavy reign’ nos invita a una fiesta de hard blues salvaje. Un manto vintage nos envuelve entre la densa neblina que el corte expande. Turbio y con un sonido primitivo, el corte reboza vitalidad y descaro sobre una armonía sencilla pero sumamente efectiva. Esto el puro rock de la vieja escuela.

Con un sonido absolutamente reconocible a 70’s, ‘Absolution’ índice en una fórmula que funciona. El blues como punto de partida para caminar por segadores escenarios desérticos. Difuso, turbio y con un aroma vintage, el corte avanza sin remisión a un precipicio de vibraciones pesadas en pura línea Stoner. Otro corte intenso y vibrante que se nutre de elementos psicodélicos para acabar convirtiéndose en una estampida arrolladoras de riffs empapados en fuzz.

Sin salir de esa atmósfera ‘Aeroplanes’ evoca al rock del 70’s sin ningún rubor. Intenso y frenético por momentos el tema está lleno de riffs con un gancho indudable para seducir al oyente. Un desenfreno de los que pone a prueba la resistencia de las cervicales del oyente. Serpenteando en su empuje, el tema decae en la parte central a un espacio psicotrópico en el que todo se torna más calmado. Pero solo es un espejismo ya que el corte se rehace para convertirse por momentos en una locura. Un frenesí breve que nos devuelve a chamánicos pasajes envueltos en sustancias lisérgicas.

‘Apple tree’ bebe del legado de los 70’s en otra combinación de blues y psicodelia. Suave y melódico, el corte contiene los suficientes elementos pesados como para seducir a los más aguerridos seguidores, pero también a los más ‘viajeros’. Sin duda un viaje a tiempos gloriosos en los que el rock vivía entre humo cannabico y un espíritu rebelde.

Tomando la línea recta, ‘Progressive toke’ es otro artefacto nacido de los sonidos más crudos del pasado siglo. Blues, porto-metal y un aroma vintage que nos narcotiza en un placentero y explosivo viaje a la década dorada del rock en la que los solos de guitarra atravesaban nuestra alma.

‘Misery’ se nutre de un sencillo riff para desarrollarse dinámico y vital. Un sonido orgánico que coquetea con el blues para mostrarse muy digerible para el oyente. Una canción con un efecto hipnótico para el oyente sin faltar a la cita con algo de psicodelia que hemos visto en las anteriores canciones.

Sin ningún tipo de máscara el blues ácido más ortodoxo se muestra en ‘The batiphs’. Una canción que parece beber del siempre fluyente manantial de The Doors en su faceta más blusera. Con una chamánica voz el corte se torna desgarrador en algunos momentos. Manteniendo una calma tensa, las explosiones de intensidad lo hacen una imprescindible en un álbum repleto de buenas canciones. Sin duda el heavy-blues es un territorio en el que RED SPEKTOR se mueve a las mil maravillas, y eso queda patente en esta canción.

‘Tired’ pone el cierre de la mejor manera posible. De nuevo el blues como argumento para un viaje narcótico a través de insondables bosques rebosantes de hongos mágicos. Con ritmo lento y pausado pone el ambiente perfecto para otra canción con elementos familiares, pero siempre gratificantes. Contrarrestando la finura de una guitarra afilada, el bajo cruje majestosos creando el soporte perfecto para este trance chamánico.

Red Spektor

Reseña: UPUPAYÂMA.- ‘The Golden Pond’

Si eres amante del sonido de bandas como KIKAGAKU MOYO, disfrutarás con las siete pistas de ‘THE GOLDEN POND’, el segundo álbum del multi-instrumentista italiano Alessio Ferrari bajo el nombre de UPUPAYÂMA. Un músico y un nombre desconocido hasta ahora para mí, pero que ha conseguido enamorarme con su fascinante y reconfortante propuesta sonora. Un álbum terapéutico y emocional en el que la tradición oriental se plasma en canciones psicodélicas, rebosantes de belleza y espiritualidad. Ideal para la reflexión y la búsqueda de la paz interior, a través de canciones que combinan elementos folclóricos con la psicodélica más relajante y aromatizada, las melodías son creadas con naturalidad y dulzura. Usando un lenguaje inventado, el musico intenta que su voz se escuche como si fuera un instrumento más, una herramienta que no transmite mensajes específicos, pero que le aporta brillo y sensibilidad a unas canciones hermosas, suaves, pero en las que no faltan embestidas de riffs pesados, solos rebosantes de acidez, y una sensación gratificante flotando en cada una de ellas. La forma de expresión de la música como terapia para encontrar la paz interior en este auténtico mantra envolvente y hermoso. Creando un espacio onírico, el álbum parece creado desde un particular Nirvana, que se cae sobre nosotros como un magnífico regalo en forma de melódicas y lisérgicas canciones. Cuidados arreglos e instrumentos de lo más variado, van tejiendo un aterciopelado tapiz sonoro capaz de relajar al más inquieto de los mortales, porque si algo destaca de este álbum, es su poder curativo y relajante. ‘THE GOLDEN POND’ es de esos álbumes que, tras su escucha, consigue cambiar tu estado de ánimo y hacer que tu mente flote en un mundo de gratificantes sensaciones. Un álbum para expandir la mente y todos los sentidos de nuestro cuerpo en un viaje devocional a un mundo repleto de bellas canciones. Psicodelia exótica utilizada como una suave brisa que mece nuestros cabellos y que nos invita a cerrar los ojos y dejarnos llevar, en la que destaca unos brillantes pasajes de guitarra y un enfoque acertado para seducir al oyente con el uso de la voz como el instrumento fundamental. Además de tocar la guitarra, el bajo, los teclados y la batería, el propio Ferrari también incorpora una serie de otros instrumentos en su sonido, incluidos el sitar, el erhu, la flauta y una variedad de instrumentos de percusión.

‘THE GOLDEN POND’ está disponible vía Cardinal Fuzz y Centripetal Force

Entre evocadores acordes con un misticismo intrínseco ‘Cockoos from the house of Golden tin’ florece lentamente. Sus tonos exóticos nos llevan a un espacio floral en el que la flauta y la guitarra acústica van construyendo la canción. Dulces y aterciopeladas melodías vocales nos acarician con delicadeza. Un gratificante tono contemplativo subyace mientras los instrumentos se incorporan en un caleidoscopio meditativo. Todo un arrullo que gratifica el alma con una bucólica atmósfera presidiéndolo el ambiente. En la parte final los riffs crujientes hacen acto de presencia para complementar una cautivadora canción que habita en un espacio fragante sosiego. El enriqueciendo del corte con elementos eléctricos enriquece ese sonido acústico predominante.

Embutidos en esa atmósfera ensoñadora ‘Entering the times of wilderness’ mantiene el carácter psicodélico. Lentos acordes acústicos y la susurrante y celestial voz contrayente un corte colorista que eclosiona con ácidos solos de guitarra para mostrar que estos chicos van en serio.

‘Mas’ se soporta en un ritmo letárgico que nos sume en un trance lisérgico en el que los aromas exóticos nos acarician. Psicodelia del nuevo milenio con muchos elementos folk, y un carácter aturdidor. Con una magnética línea de bajo logran sacarnos de la espiral psicotrópica para llevarnos a un insondable espacio en el que lo espiritual se convierte en hipnótico. Con pasajes en los que el sitar, la guitarra y la flauta se fusionan para ofrecernos fragancias llegadas del lejano oriente. Envuelto en ese misticismo predominante van armando una canción que intensifica su ritmo sin perder su verdadera vocación terapéutica.

Con los tiempos perfectamente medidos, ‘Come here, noriko’ combina pausados acordes de guitarra bajo un manto protector proporcionado por un bajo profundo. De ese espacio, la voz se asoma con delicadeza entre efluvios lisérgicos. Una algodonada canción con los suficientes elementos psicodélicos como para cautivar al más ortodoxo de los fans del género. En sus notas se huele un aroma exótico, que se transmite al oyente proporcionado un estado de relajación y bienestar. La parte final conjuga un turbio zumbido difuso con acordes mucho más coloristas. De nuevo la combinación de estos elementos resulta satisfactoria.

Los sonidos de la naturaleza introducen ‘At the fairie bower’. Bajo, guitarra y flauta, sobre un ritmo cadente y luminoso parecen mostrarnos las delicias de oriente con un sonido evocador de aquellos exóticos entornos. La acaramelada y susurrante melodía vocal toma elementos folclóricos en una canción que usa los elementos eléctricos para elevar el tono. Como si estuviéramos meditando en un templo japonés los aromas místicos nos envuelven en un sueño espiritual. Aquí el sitar y la flauta juegan nuevamente un papel fundamental.  Una canción devocional que expande su belleza proporcionando un gratificante relax.

‘Ergobando’ se muestra como un interludio de sitar y ritmos hipnóticos con algún viento psicodélico. Uno de esos temas que parecen incompletos y que las bandas usan de vez en cuando en sus álbumes.

Con un neto carácter psicodélico ‘Sata me pani’ se recrea entre solos de guitarra en ese espacio balsámico y curativo que contiene los surcos de ese hechizante trabajo. Narcótico en su narrativa, el tema contiene elementos de los pioneros de la psicodelia para llevarnos a florales espacios hogar de una psicodelia ácida. Usando los aromas orientales para narcotizarnos en un suevo sueño lisérgico.

 ‘Ballad of the mungho’ pone el epílogo con hipnóticos y suaves acordes y esa voz susurrante y aterciopelada que parece masajear nuestros sentidos. Vientos de la tradición oriental se adornan con una psicodelia cálida y sutil. Los instrumentos tradicionales son la herramienta para crear este mundo sensorial. Evidentemente estamos ante una balada, y el tono de la canción es suave y reconfortante.

Cardinal Fuzz

Centripetal Force

Reseña: ZEN TRIP.- ‘Sun voyage’

Instalados en las vibraciones de la psicodelia pesada llegada de finales de la década de los 60’s, ‘SUN VOYAGE’ es un fascinante viaje a las entrañas de psicotrópicos bosques en los que nacen fascinantes e inquietantes hongos mágicos. Con el espíritu de JIMI HENDRIX revoloteando por el mástil de la guitarra de Bern Krüger, ZEN TRIP es todo un ejemplo de lo que un amante de los sonidos heavy-psych puede esperar de una banda psicodélica. Si en su anterior álbum ‘MUSIC FROM ANOTHER WORLD & II’ (reseña aquí) su sonido tomaba un nítido carácter meditativo gracias a sus tonos espirituales, ahora la banda nos ofrece un sonido más corpulento. Dotando a sus canciones de una acidez mayor y haciendo que sus riffs suenen mas pesados, el trio no tiene repararos en usar elementos doom, para construir canciones que suenan mas turbias. Estos alquimistas heavy-psych saben llevarnos construir etéreas atmósferas vintage con livianas vibraciones lisérgicas, pera también saben como dotar su sonido de una acidez corrosiva y chirriante. Emanando de su vocación de jam, consiguen crear un arco iris sonoro en el que se reflejan todas las tonalidades de la psicodelia pesada. Un innegable espíritu 70’s y el poder magnético de sus composiciones nos absorbe a una multitudinaria bacanal psicotrópica. En esta orgia psicodélica ZEN TRIP crean balsámicos momentos con un sonido narcótico, reconfortante y expansivo, como si vertieran su poción mágica sobre un oyente, que inevitablemente se verá atrapado en este viaje sensorial. Si quieres disfrutar más aún del viaje, baja la luz, sube el volumen, coge tu cogollo, enciéndelo y disfruta de estos surcos llenos sensaciones.

‘SUN VOYAGE’ está disponible vía clostridiumrecords.

Los efectos atmosféricos de inclinación espacial abren ‘From outer space’. Con una narrativa misteriosa la canción hace explotar sus riffs doomies. Lentamente los alemanes, guiados por una poderosa línea de bajo van construyendo una canción envuelta en efluvios psicodélicos. El contundente sonido difuso y los fuertes tambores nos sitúan en un espacio perturbador en el que el trio desarrolla sus genes lisérgicos. Pasando por recónditos espacios humeantes el registro vocal le dota de un aura chamánica entre golpes de intensidad. En la parte central la guitarra muestra sus cartas con solo psicotrópicos rebosantes de acidez. -una narrativa que parece caminar a trompicones cambia el carácter del tema.

’77 mushroom man’ se desarrolla bajo un sonido heredero de los 70’s, repitiendo su armonía entre parones y arrancadas. Estos hechiceros saben como dar brillo a sus canciones, y aquí el carácter vintage de sus voces complementas la fuerza de su base rítmica. Poco a poco el tema va absorbiendo al oyente hasta sumirlo en una atmósfera turbia y nebulosa en la que nuevamente la guitarra aflora mostrando todo su poder. Ecos Hendrix se complementan con una sólida instrumentación en un corte con vocación de jam. De esta forma crean una canción netamente heavy-psych con un fuerte poder magnético.

Sigilosamente la exploración por bosques mágicos continúa en ‘Sun child’. Acordes hendrixianos se fusionan con brillantes momentos de psicodelia pesada. Esparciendo su brebaje narcótico su cadente deambular se complementa con arranques de pesadez que aportan el músculo a un corte netamente psicotrópico. Toda una mirada al sonido psicodélico que se gestaba en el final de la década de los 60’s con pasajes de gran hipnotismo y un cadente y marcado ritmo con el que consiguen enganchar al oyente a su narcótica propuesta sonora.  

A lo largo de los casi doce minutos de ‘The voyager’ ZEN TRIP muestran su calidad ejecutando la psicodelia que ya mostraron en su debut. Fascinantes pasajes nebulosos con un aura mística se presentan ante nosotros recorriendo un insondable espacio de pura psicodelia. Balsámico y oscuro por momentos, el corte es todo un viaje sensorial con una narrativa pausada pero efectiva. Lentamente van construyendo una canción nacida de mágicos efluvios lisérgicos. Evolucionando en su intensidad este paseo por humeantes bosques refleja un estado catártico con el que atrapan al oyente en su hechizante narrativa. El corte destaca por la complejidad de unas armonías que no dudan en ofrecer su lado más cautivador. Sin duda, el tema, por sí solo, hace que merezca la pena este nuevo álbum de los alemanes. Reflejando fielmente su fascinante sonido, los momentos de pesadez se dejan de lado para crear un entorno onírico de gran atractivo. La banda aquí usa un recurso que ya hemos en algunas ocasiones en otros álbumes. En su parte final deja un espacio en silencio haciéndonos creer que el viaje ha llegado a su destino, para soplar en sus últimos instantes con sus inquietantes efectos hasta disiparse. Un curioso ejercicio que nunca acabé de entender pero que resulta, cuanto menos, curioso.

Instalados en las vibraciones heavy-psych ‘Ghosttown’ es el escaparate para la conjunción de fuerzas de su bajista y los devaneos de una guitarra decididamente atrapada en el espíritu de Hendrix. Suave, pero con un groovy cautivador, el corte se contonea seductor con particulares voces que van y vienen coloreando sus desarrollos psicotrópicos. Lo cierto es que consiguen un equilibrio entre el crujiente sonido de las cuatro cuerdas, y la finura de sus profundos solos de guitarra.  

En una atmósfera más oscura, los pesados riffs de ‘Refused’ parece caminar por esa difusa frontera entre la psicodelia pesada y el doom. Todo un espejismo que se disipa de inmediato al sentirnos envueltos en un cuento mágico con una narrativa casi teatral. Reverberaciones ondulantes que expanden su poder hipnótico a través de misteriosos acordes estratificados en distintos planos. Susurrante y con un gran atractivo, el corte camina lentamente por brumosos pasajes de pura psicodelia. Un ejemplo mas de que estos chicos saben a lo que juegan, y por cierto, lo hacen muy bien.

Zen Trip

Reseña: FUZZ SAGRADO.- ‘A new dimension’

Si los fans de SAMSARA BLUES EXPERIMENT se llevaron una decepción cuando la banda anunció su disolución, hoy pueden estar de enhorabuena, ya que ‘A NEW DIMENSION’, el primer Lp del proyecto en solitario de su líder Christian Peters, FUZZ SAGRADO, puede ser la versión 2.0 de SBE. Una vuelta a los orígenes para dejar que su creatividad fluya en los sonidos que le vieron nacer como músico. A diferencia de los dos EP’s previos, este álbum incorpora magnéticas voces que a todos nos sonarán familiares. Así mismo, y añorando lo que ha hecho durante tanto tiempo, retoma la pasión por los pesados sonidos psico-progresivos con los que tantos éxitos cosechó en el pasado. El giro que dio su vida con su traslado a Brasil, ha sido toda una fuente de inspiración, para dejar fluir su arte y creatividad, en nueve fantásticas canciones con su personal estilo. Si en su proyecto en solitario sucumbió a los sintetizadores y las vibraciones electrónicas, aquí, las pesadas y ácidas guitarras, la contundencia de bajo y tambores, así como los devaneos de teclados, retoman densas y nebulosas atmósferas vintage, más propias de los 70’s y de bandas como JETHRO TULL, URIAH HEEP o incluso SANTANA.  Sin duda, tras la escucha del álbum, cualquiera puede comprobar que las canciones salen del alma. El propio Christian me comentaba que se sentía nervioso, extraño, como si fuera el primer álbum que publicaba en su vida. Esa afirmación, para alguien que lleva en esto desde hace casi dos décadas, es algo sorprendente y a la vez estimulante, que da aún más valor a su trabajo. Tocando todos los instrumentos y cantando, Christian Peters se siente libre a la hora de componer unas canciones que serpentean por nebulosos bosques hard-progresivos entre los efluvios de setas mágicas y pinceladas de folk. También se percibe en alguno de los temas, la influencia de ciertos sonidos y ritmos latinos, con los que consigue enriquecer estas fascinantes canciones con puro aroma a SAMSARA BLUES EXPERIMENT. Gracias Christian, por devolvernos algo que echábamos muchos de menos.  

El álbum abre con ‘A new dimension’. Un corte de hard-progresivo con reminiscencias de los 70’s y una vibración cercana a Jethro tull (especialmente en las voces. Solos asesinos y una base rítmica realmente poderosa componen una canción pesada e impactante en la que se perciben los genes de la década prodigiosa. Construido sobre un riff que se repite, el corte ondula por un escenario sonoro que rápidamente atrapará a los fieles de SBE.

Con una apertura acústica en tonos chamánicos, ‘Lunix IX’ gravita en una atmósfera psicodélica con un aroma místico. Envuelto en manto lisérgico, el tema mantiene la tensión en sus desarrollos lisérgicos. Oscuro y penetrante la canción nos ofrece fascinantes momentos de la mejor psicodelia pesada creada por Christian. Pesado y denso, el corte escomo un elemento hipnótico que nos absorbe a las entrañas del relato.

Cambiando la dinámica, ‘Baby bee’ es un placentero bálsamo de delicados acordes de guitarra a lo largo de tres minutos. Con una instrumentación envolvente en su plano consigue dotara al corte de su propia aura lisérgica. La parte final se torna más acústica con una voz que relata más que canta.

‘In her garden’ nos devuelve a las vibraciones de los 70’s. Hard-rock con tonos psico-progresivos y una instrumentación repartida en distintos estratos. Como si se hubieran unidos los instrumentos casi aleatoriamente, el corte se ensambla poco a poco. De nuevo me viene a la memoria la banda de Ian Anderson en alguno de sus pasajes. Lo cierto es que, a pesar de tener su propia seña de identidad, la canción evoca sonido que pueden serle familiares al oyente.

Nuevamente en tonos acústicos, ‘The mushroom park’ bebe de la fuente del folk para crear un rio psico-progresivo en tonos grises. Con reminiscencias de Uriah Heep en alguna de sus melodías campestres, el tema se desarrolla libremente. Modulando su sonido, pero sin perder su esencia, la pausa trae sonidos del pasado. Tonos vintage que se incrementan con los pasajes de órgano y ese espíritu progresivo. Otra canción que bien pudiera haber compuesto en los 70’s.

erigiéndose en la canción más larga del álbum con sus once minutos, ‘Furthur’, nace de una percusión ritual, antes de sumirnos en un trance psicodélico. Aquí la guitarra expande su poder lisérgico con acorces profundos, que ponen banda sonora al silencio, en una mutación de Santana sumido en una atmósfera humeante. Una profunda exploración de sonidos hábilmente cohesionada para construir una canción mutante. Con sonidos electrónicos en la parte central, el tema cambia su fisonomía para entrar en estado sensorial diferente. Efectos, sintetizadores tomando el timón, se van diluyendo por el empuje de una guitarra que no cese en su empeño psicodélico.  La dualidad sonora puede parecer extraña en un principio, pero está construida con la habilidad suficiente para llevar nuestra atención a cada uno de los niveles en los que se desarrolla. El tema se diluye con tonos espaciales hasta su ocaso.

Efectos de tormenta y una línea de bajo de gran magnetismo, abre ‘Tropical rain’. Una melodía melancólica se describe bajo el mando de ese cálido sonido del bajo. Suave en su presencia, la percusión intensifica un desarrollo que se inclina a espacios de hard-progresivo con sutileza.  Un sonido que se engrosa y se torna mas turbio según se acerca la parte final.

‘Need for simplicity’ regresa en tonos acústicos a un espacio campestre entre un zumbido constante. Tomando la senda sinfónica, el folk y los sonidos psico-progresivos se unen en una causa común. Relajante y con cierto bucolismo, en un tono oscuro y relajante.

Para cerrar este sorprendente trabajo, la fusión de elementos electrónicos con vibraciones de rock vintage de ‘Crashing cascade’ se adorna con sonidos de viento creando un sonido denso. Tornándose cada vez mas progresivo, los desarrollos se van complicando en retorcidos pasajes bajo un relato hechizante que recuerda los mejores momentos de SBE. Una fusión de lo tradicional con lo modernista en este nuevo mestizaje de sonidos de distintos siglos.

Fuzz Sagrado