Premiere: SLAVEDOWN ‘The enemy inside’ y track by track

Los gerundenses SLAVEDOWN publican su segundo álbum ‘THE ENEMY INSIDE’ vía La Familia Revolución. Desde Denpafuzz tenemos el honor de ofreceros en exclusiva la escucha del álbum antes de su publicación en el día de mañana, así como el ‘track by track’ en el que cada miembro de la banda nos comenta cada canción de este trallazo que es ‘THE ENEMY INSIDE’ un álbum que golpeará traseros.

Tres años después de su alabado álbum debut, vuelven a la carga con las pilas cargadas. Ofreciendo buenas dosis de crudo hard-rock y una tormenta de riffs Stoner-metal. Así lo atesoran temas como ‘S.I.R. (Slave i remain)’, seguramente la mejor manera de abrir un álbum, directo a la yugular o ‘Come and see the Monster rise’ en los que las reminiscencias del heavy metal se conjugan con los dictados Stoner. Los ecos sureños aparecen en canciones como ‘You can’t have it anymore’ con sus crujientes riffs o la aplastante ‘Deliver us from evil’ en la que el legado del hard-rock más primitivo se amasa con estribillos pegadizos. Entre esta avalancha de fuerza, y tras coqueteos thrash como ‘Posion as cure’ encontramos pistas más sosegados como ‘Sharing the cross’ en el que los gerundenses parecen sentirse seducidos por el legado de The Doors en una particular visión hard-rockera con tonos épicos. En definitiva, ‘THE ENEMY INSIDE’ es un trabajo sólido, crudo y contundente, que sorprenderá a aquellos que todavía no saben como se las gastan estos chicos.

La banda nos repasa tema a tema el contenido de ‘THE ENENY INSIDE’, un álbum llamado a hacer correr ríos de tinta por su carácter primitivo, pesado y troglodita, pero también por su buena producción y versatilidad. Un trabajo en el que el hard & heavy coquetea con el Stoner y el metal de una forma solvente y concluyente.

TRACK BY TRACK:

S.I.R. (Slave I Remain)

Corso: Un viaje catártico por el largo y tortuoso camino de la vida. Sin arrepentimiento.
Runo: Una locomotora sonora. Es directo y contundente. Es la «sonidificación» de la rabia y su catarsis.
Villano: Riff poderoso, cajas a negras y gritos de dolor, no le puedes pedir más a un inicio de disco.
Gere: S.I.R. es un claro ejemplo del trabajo a cuatro manos en Slavedown, se compuso en una hora, a partir de un riff con tintes clásicos. Cada uno puso en este tema una parte de cerebro y nueve partes de corazón. Cogió forma mientras lo tocábamos, alimentándonos de la misma energía que estábamos generando. Es una declaración de guerra a las clases altas, pero sin complejos, desde una posición de poder.

Come and see the monster rise’

Corso: La incomprensión del ser humano hacia lo diferente, lo extraño. Un grito en el vacío.
Runo: Un tema que suena gigante, precisamente como un monstruo. El peso de las guitarras con el paso firme de bajo y batería hacen que el rugir de la bestia sea glorioso.
Villano: ‘Come and see the Monster rise’ es una aria barroca bañada en melancolía.
Gere: Esta pieza es un vals, un tres por cuatro si nos ponemos exquisitos con la nomenclatura musical. Rabia y tristeza a partes iguales, como cuando te sientes parte de una causa perdida pero no puedes parar de avanzar. En un mundo justo, con esta canción nos habríamos garantizado una pensión a base de royalties, pero eso es otra causa perdida.

‘Not to fall back again’

Corso: La no-rendicion. La lucha por tus ideales hasta el final. Una patada en los cojones al destino.
Runo: Probablemente el shuffle con más mala leche de la historia reciente del Rock.
Villano: Toneladas de actitud de una banda de barrio para enfrentar un mundo hostil.
Gere: Seguramente la manera apropiada de escuchar este tema sea atado a una silla, mientras un policía de la secreta te muele a palos.

You can’t have it anymore’

Corso: La frustración por el rechazo. El nacimiento de la ira, el odio y el rencor.
Runo: Para mi es la demostración empírica de que hay groove en el rock más allá del alcohol y la mala leche, que ya molan
Villano: ¿Quién le pone un efecto flanger a la batería en el año 2021? Slavedown.
Gere: Uno de mis favoritos, pasa del groove enfermizo a la NWOBHM sin despeinarse y se va por donde ha venido, pero dejando poso. Si queréis aflojar un tornillo que se os resiste, acercadlo al altavoz mientras suena la intro. Este bajo con fuzz está diseñado para poner a prueba cualquier estructura industrial.

Poison as cure’

Corso: Un canto al hedonismo. Una mirada al abismo. Una cura demencial para la supervivencia diaria.
Runo: Hemos probado de encajar el filo del Thrash en nuestra movida. No solo creo que lo hemos logrado sino que nos hemos pasado de vueltas, y no, no lo digo como algo malo.
Villano: Rápido, Sucio y atemporal.
Gere: Empezó como un tema influenciado por el Thrash de los 80s y acabó siendo una de las piezas más locas del disco, la parte central y el solo son demenciales. La más rápida sin duda, cojonuda para arrancar la cara B de esta obra.

Deliver us from evil’

Corso: Una alegoría sobre el sentimiento de pertenecer a algo y protegerlo con pasión.
Runo: Si Slavedown fuera una religión, este tema sería su plegaria. Sonidos agresivos con decisión para acompañar la voz de Corso. Para que difunda el mensaje.
Villano: Un buen ejemplo de como Slavedown hace un buen cocktail con las influencias de cuatro degenerados. ¿Qué puede ir mal?
Gere: Que se vayan poniendo en fila india nuestras influencias clásicas, que les vamos a dar el tratamiento Slavedown… A estas alturas del trabajo ya te has dado cuenta de que no hacemos ni guiños ni concesiones, aunque sintamos el más absoluto de los respetos por todas las bandas que forman nuestro imaginario.

‘Sharing the cross’

Corso: Un acercamiento al miedo. Un abrazo a la soledad y al dolor. El principio del fin.
Runo: Es nuestra faceta más progresiva y psicodélica. Intrigante, fría e incómoda. Crea una atmósfera tan oscura como el propio ente que es Slavedown.
Villano: Una nana diabólica.
Gere: Esta banda es un cocktail de melomanía, y este tema un viaje a sonidos menos presentes en la mezcla, pero igualmente importantes. Toda la densidad de estas atmósferas se consiguió tocando las guitarras con un E-Bow, un artilugio que excita las cuerdas mediante electromagnetismo sin tener que rascarlas. Imposible escribir un tema así si el LSD no ha tenido peso en tu camino vital.

‘Forgiveness’

Corso: La redención final. La búsqueda del perdón imposible. Un lamento sobre la pérdida.
Runo: Para mi un himno. La instrumentación es la plataforma ideal para los puños en alto de muchas voces proclamando su estribillo.
Villano: Este tema es el grito animal de la banda abriéndose paso.
Gere: Queríamos acabar el disco con un tema que dejara con ganas de más… Este es perfecto, si no tarareas el estribillo mientras le vuelves a dar la vuelta al disco deberías ir al endocrino.

En su edición física, el disco se puede encontrar en tres formatos:

EDICIÓN BLACK VINYL 
EDICIÓN BLACK VINYL + CD
EDICIÓN DELUXE LIMITADA A 100 COPIAS, WHITE VINYL  + CD

Slavedown

La Familia Revolución

Reseña: WITCHWOOD.- ‘Before the Winter’

Tomando como referente el rock clásico de los 70’s el nuevo álbum de los italianos WITCHWOOD nos ofrece un repertorio de canciones en las que podemos encontrar influencias de bandas como Jethro Tull, Led Zeppelin, Deep Purple, Camel, pero también de bandas contemporáneas como Hällas. Sus canciones ponen banda sonora a un relato de cuentos y leyendas por la senda del mejor retro rock de carácter progresivo del momento. Coloreando con distintos estilos sus temas, tanto el blues, como el hard-rock, la psicodelia o los desarrollos progresivos de vocación folk conforman un álbum apasionante en el que ninguno de sus temas baja el nivel de calidad. Cuidando con delicadeza las melodías logran crear un tapiz sonoro que transita por esas vibraciones vintage que tanto atractivo tienen para los que hemos crecido con el rock clásico como banda sonora de nuestra vida. Siempre ofreciendo una alternativa, los temas escapan de un desarrollo lineal ofreciéndonos gratificantes alternativas que consiguen enganchar al oyente a este relato casi literario. El sonido analógico de la banda es otro de los grandes alicientes de un álbum sin fisuras, en el que todo se muestra compacto y lleno de magnetismo. Entre sus tonos místicos fluyen pasajes con la suficiente pesadez para que nada resulte anodino, lo que supone un aliciente para una escucha profunda que nos aportará cuarenta minutos de intensidad y belleza como pocos álbumes consiguen transmitir. Sin encasillarse en la clásica propuesta retro-rock sin gancho, aquí todo emerge con naturalidad para crear un entorno lo suficientemente atractivo como para sentirnos partícipes de este relato ‘vintage’ construido con estrofas contemporáneas. La exuberante instrumentación y la versatilidad de los instrumentos usados hace que nada destaque especialmente por encima del resto; aquí el “todo” está por encima de egos individuales lo que hace que el resultado sea sencillamente fantástico. Por otro lado, el sonido de la flauta incorporado a unos temas eminentemente rock, supone todo un aliciente respecto a otras propuestas sonoras mucho más lineales y ortodoxas, pero también los elegantes momentos líricos y ese sinfonismo lleno de elegancia hacen que ‘BEFORE THE WINTER’ sea un oasis entre tantos sonidos desérticos cortados por el mismo patrón. Estamos ante un álbum sencillamente MARAVILLOSO.

‘BEFORE THE WINTER’ está disponible vía Jolly Roger Records y WITCHWOOD son: Riccardo «Ricky» Dal Pane (Voces, guitarras, mandolina y percusión, Andrea «Andy» Palli (batería y percusión), Stefano «Steve» Olivi (Hammond, piano, sintetizadores, Mellotron y Fender Rhodes), Luca Celotti (bajo), Samuele «Sam» Tesori (flauta y harmónica). Antonino «Woody» Stella (guitarras y coros). La banda contó con la colaboración de Diego Banchero (bajo), Natascia Placci (soprano) y Jenifer Vargas (voces y coros).



‘Anthem For A Child’ abre entre efectos para llevarnos a algún lugar remoto en el que el hard-progresivo de los 70’s es la banda sonora de cada día. Flautas, riffs heavy rock y una tupida instrumentación en línea Halläs nos lleva a un espacio de cuentos y leyendas más propias de alguna época pasada. Un espacio en el que vivían los dinosaurios del rock de esa prodigiosa década. Brujas, hechiceros, caballeros de armadura y otras hierbas.

Con crudos riffs herederos de momentos hard-progresivo de comienzos de los 70’s ‘A taste of winter’ camina entre las cenizas de aquellos dinosaurios. Riffs rugosos con buenas melodías vocales y una atmósfera vintage conjugan momentos hard & heavy con pegadizos estribillos con ese escenario progresivo en el que tan bien se mueven WITCHWOOD. Intercalando los solos en el momento justo, el aditamento de elementos e instrumentos se produce con mesura para que nada resulte sobrecargado.

‘Feelin’’ ecos Zeppelin entre flautas y wah wah van construyendo un corte rock con buen ritmo y juegos vocales que le aportan frescura. El uso de teclados y sintetizadores le aporta otro carácter a un tema que partía como puro hard y que según avanza va siendo coloreado con distintas influencias sin renunciar a los juegos mala bares de la guitarra. Evidentemente si hay algo que destaca en los italianos es el sonido de su flauta, y cuando eso sucede, es completamente inevitable pensar en las huestes de Ian Anderson.
‘A Crimson moon’ con sus delicados acordes acústicos nos evoca bucólicos pasajes del pasado a través de bellas melodías. Una suave brisa impregnada de ecos folk arropados por ligero manto progresivo. Coros celestiales, una cálida y susurrante voz y una neblina en segundo plano en forma de turbio sonido van desarrollándose en el sinfonismo que la banda incorpora a cada tema. Momentos litúrgicos más propios de un florido jardín de ninfas. Sosegada belleza en melódicos momentos bellos y susurrantes.
Con un sonido evocador de Jethro Tull, los riffs hard rock de tintes retro se conjugan con la mágica flauta en ‘Hesperus’. Hard progresivo de los 70’s en todo su esplendor. Un buen trabajo vocal vuelve a adornar la canción dotándola de pegadizas melodías entre constantes cambios de ritmos e incorporación de elementos. Hammond, flauta, vibrantes tambores, y guitarras que saltan entre el tupido manto generado por el bajo. Todo fluyendo con naturalidad da la sensación de que aquellos ecos de los dinosaurios de los 70’s, están clavados en los genes de estos chicos.

‘No reason to cry’, se desboca en lamentos blues-rock y ritmos pesados. Conjugando la oscuridad con el puro rock sudoroso el tema cabalga a lomos de Zeppelin, en una montura de Whitesnake. Con un fantástico groovy, y algún leve tufillo Sabbath, el rock en estado puro se apodera de los italianos. Un tema con muchos detalles propios de Deep Purple que sucumbe a emanaciones lisérgicas. En esta ocasión incorporando sintetizadores y teclados analógicos moldean un tema que nació con el hard rock en sus venas para crecer a una madurez netamente psico-progresiva. Una parte final con solo hirientes que se retuercen devuelven el corte a sus origines, cerrando el círculo de una notable composición.
Si acaso faltara algún ingrediente, ‘Nasrid’, con acordes acústicos, arpegios y una suave flauta nos relaja en una estancia cálida y acogedora. Con pasajes envolventes y una voz lírica nos elevan a estancias celestiales entre agradables fragancias mas propias del medievo. Un relajante canto devocional alejado de la pesadez del corte anterior.
‘Crazy Little lover’ se desarrolla en un ambiente rural, con la armónica y la guitarra como protagonistas de una introducción que explota en ondulantes riffs de corte retro, y ramalazos de blues de garito con olor a bourbon y chupas de cuero.  
Si le faltaba algún ingrediente al álbum, los coros soul y una atmósfera sureña dan forma a ‘Crazy Little lover’. Como si vistieran de Delaney & Bonnie, construyen un tema lleno de fuerza y sentimiento, dejando de lado los dictados progresivos y centrándose en un sonido mucho más americano en el que los tonos negroides se mestizan con sombreros tejanos en un blues intenso con aroma a 70’s en el que no faltan delicados pasajes con seductores coros.
‘Slow color of shade’ se sumerge en un espacio psico-progresivo en el que el sinfonismo aporta un aire melancólico. Sus casi once minutos sirven para ofrecernos la faceta más cercana al sonido Canterbury y al hard-progresivo de corte setentero. Flauta y teclados van creando una atmósfera oscura en la que la banda desarrolla todo su poder compositivo con inquietantes pasajes a los que se incorporan voces líricas dando un carácter más misterioso e incluso inquietante. Una narrativa lúgubre más propia de bandas como Camel con ciertos tonos místicos custodiados por pasajes de bajo de gran magnetismo.
Cerrando álbum, ‘Child star’ mantiene la atmósfera progresiva entre delicados pasajes en los que la psicodelia más reconfortante parece unirse a la fiesta. Se trata de una versión de T. Rex que nos acaricia con sus dulces melodías. Ejecutando a la perfección un sonido más propio del inicio de los 70’s el rock clásico no es un secreto para los italianos. La incorporación de los pasajes de flauta y la espesa y envolvente instrumentación acerca el tema a los dictados de Jethro Tull, algo inevitable y que hemos encontrado en muchos de los temas de este maravilloso trabajo. El tema concluye con un buen solo de guitarra que refleja la calidad de una banda que merece un mayor reconocimiento.

http://www.progstreaming.nl/pages/play-album.php?activeAlbum=2020-11-20-02%20-%20Witchwood%20-%20Before%20the%20Winter&fbclid=IwAR19K5vOva8F4vJps5RnrvEFZPiveioEHHT5ASiDGPnYycH_00PhSdHmIuE

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Reseña.- RAINBOWS ARE FREE.- «Head pains»

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La banda compuesta por Brandon Kistler (voz), Richie Tarver (guitarra), Joey Powell (guitarra rítmica), Jason Smith (bajo) y Bobby Onspaugh (batería) regresa cinco años después con su tercer álbum, y no podía hacer de mejor manera. Los de Oklahoma, crean un álbum inclasificable pero sobresaliente. Altas dosis de versátil psicodelia que conviven con oscuros momentos góticos mas propios de Sister of Mercy o Bauhaus  con una notable influencia del legado Morrison. Sonidos alternativos con poderosos ritmos y mucho fuzz. Si a esto añadimos que se atreven a sumergirnos en sinfónicos momentos progresivos el cóctel puede parecer atrevido. Pero precisamente de ahí es de donde la banda saca todo lo mejor que tiene dentro. Sin ceñirse a ningún guión, lograr que el post-punk, el hard rock, los sonidos arenosos rebosantes de fuzz confraternicen de la mejor manera posible. Siempre sorprendiéndonos con cada tema, su versatilidad es su mayor aval. Toda una garantía de que escuchando «HEAD PAINS», no hay lugar para el aburrimiento. La larga espera ha tenido su recompensa y serán muchos los que se congratulen con éste nuevo álbum. Para otros una oportunidad irrechazable de conocer a una gran banda.  El álbum es publicado vía Argonauta Records y Horton Records.

«The sound inside» abre el álbum con esa psicodelia intrigantes que se eleva misteriosa entre oscuras brumas. Cadente y con voces catártica herederas de momentos góticos de los ochenta. La new wave y el post-punk versus la herencia doorsiana entre efectos espaciales y ritmos salidos de catacumbas alternativas.  

Gordos, pesados y primitivos, los sonidos alternativos contemporáneos de RAINBOWS ARE FREE logran conjugar distintas vibraciones en «Electricity on wax» que van desde el blues, la psicodelia, y una oscuridad generada por un grueso manto de fuzz catártico.    Con las mejores galas de estética underground los oscuros ecos de los ochenta hacen acto de presencia entre andanadas de nebuloso fuzz. tormento y desasosiego entre magnícias guitarras.Uno de los mejores temas del album.  

Cadenciosa y misterioso «Shapeshifter» se abre paso entre atmósferas psych que crean la suficiente tensión como para mantenernos atentos. Una cálida voz con tonos bluseros, la insaciable batería y cadente bajo y unos solos incisivos y ácidos lograr crean el clima pretendido por los de Oklahoma. Fuzz nebuloso en un tema gris que se agranda adquiriendo cada vez mas intensidad. Catártico y atractivo puede crearnos una perplejidad que nos hace querer mas. El tema juega con distintos elementos psicodelicos para crean un magnético enjambre sonoro que nos atrapa entre su fauces. Un hechizo catártico  entre las tinieblas en las que tan bien se mueve la banda. dejándose llevar por esta apuesta psicodelia hasta terrenos que rozan la estratosfera. Contraponiendo ritmos gruesos con afilados e hirientes solos bajo los hipnóticos ritmos que evolucionan en una espiral caleidoscópica en la que los alucinógenos salen de cada nota. Se trata del tema mas largo del álbum, y se muestra como una oportunidad para desarrollar toda la psicodelia que llevan dentro. Esa voz a caballo entre las apuestas del rock gótico británico de los ochenta y el Morrison mas chamánico junto a combinación de elementos lisérgicos logra un gran y original resultado.

«Covered in dawn» da un cierto giro de tuerca con sus desérticos riffs humeantes. Fuzz garagero y arenoso y voces alternativas herederas de Bauhaus o Sister of Mercy. Intenso, desgarrador, atormentado, su sonido se engrosa gracias al trabajo del bajo. Otra combinación entre los ecos del desierto y las catacumbas de la escena alternativa de las islas que habitan entre tinieblas.

En un nuevo giro inesperado, «Lady of the Woods​/​Psychonaut» se construyen desde acordes acústico y efectos lisérgicos. Una sinfonísmo en los mismos tonos grises de los temas precedentes pero en esta ocasión con un carácter progresivo. Voces mas propias de hard-progresivo melódicos construyen melodías desgarradoras e intensas. Pareciera que estamos ante otra banda. La guitarras y sus bellos acordes y solos entre ritmos hard-rock. Elementos de distintos estilos que son tejidos con firmeza y gran habilidad para que nada resulte impostado.  Incluso su angelicales coros encuentran un hueco entre el poderoso ritmo y la cadencia del inquebrantable bajo. Completamente sorprendente. 

Para poner la guinda a un pastel que está creado con multitud de ingredientes, «The nile song» nos muestra a RAINBOWS ARE FREE en plena efervescencia hard & heavy ochentera. un tema al que no falta a su cita el siempre presente envoltorio fuzz. 

Mucha mas pesada «A Penny’s worth» incide en los ecos heavy-rock y stoner con una mirada retrospectiva a la escena alternativa del pasado siglo. Solos virtuosos completan un viaje de ida y vuelta a la escena proto-metal bajo autopistas psicodélicas. 

Otra vez la acústica folk se presenta ante nosotros en «Eunice». Casi medieval, el tema se acompaña de angelicales coros que nos elevan a un luminosos espacio que no habíamos visto en ninguno de los temas anteriores. Un cuento de ensueño que contrasta con la fuerza de todo el álbum mostrando el lado mas sensual de la banda. 

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Reseña: KADAVAR.- «For the dead travel fast»

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Con diez años de carrera y multitud de seguidores a sus espaldas, los alabados y queridos KADAVAR a estas alturas son capaces de hacer lo que quieran sin tener en cuenta nada ni nadie. Así es como ha nacido su sexto álbum «FOR THE DEAD TRAVEL FAST». Un disco compuesto sin complejos y nacido desde la relajación de no tener que demostrar nada (como me comentaba Lupus en la entrevista que hicimos el pasado mes de Agosto). Un álbum que en una primera escucha me pareció sencillo y simple, dejándome un poco frío. Seguramente no era el trabajo que esperaba de ellos (como muchos de sus fans), pero tras sumergirme en sus surcos encuentro su atractivo a pesar de las notables diferencias respecto a sus trabajos anteriores, y alguna de ellas son bastante interesantes. Con atmósferas sombrías que bien podrían recrear la banda sonora de una vieja película y con un notable cambio en cuanto a los registros vocales, brillan con la presencia de mucha mas melodía y coros, con voces que juegan con «falsetes» con gran destreza. «FOR THE DEAD TRAVEL FAST» no es el álbum que retrata a los KADAVAR más crudos, sino a una banda que juega y explora escenarios mas progresivos. Como resultado, obtenemos el álbum más atmosférico del trío berlinés. La portada del álbum, así como las fotos promocionales muestran a unos tipos ataviados con ropajes más propios de otra época y eso se nota en unos temas lúgubres y oscuros. Premeditados sonidos vintage  con canciones sencillas que no acaban de explotar en esa deflagración pesada a la que nos tiene acostumbrados. Haciendo de la sencillez una virtud, las tinieblas cubren sus nueve temas con sonidos juegan con el heavy-rock, el hard y los ecos progresivos de finales de los setenta y primeros ochenta. Guiños sinfónicos más propios de los dinosaurios del rock progresivo se entrometen entre la inequívoca herencia Sabbath que de alguna manera siempre estuvo presente. No hay grandes alardes, ni grandes canciones, pero el disco puede ofrecernos agradables momentos. Incluso me atrevo pensar que con el tiempo será mucho más apreciado y valorado.

Una introducción atmosférica y misteriosa con suaves y tétricos acordes nos enseña el camino de la oscuridad en «The end». Voces llevadas del mas allá nos enlazan con el siguiente tema, «The devil’s master». Pasajes casi progresivos van elevándose entre la voz de Lupus y el cadente bajo de Simon, para iniciar el camino con riffs hard de tonalidad retro. Nebulosas vintage. El tema, como la mayoría de los del álbum, viene marcado por el particular registro vocal. Unas voces lánguidas que relatan episodios de nostalgia en un relato épico mas propio de otros tiempos. Un especial protagonismo de la base rítmica de Tiger y la guitarra nos recuerda momentos del heavy-rock de los años ochenta.  lo cierto es que por momento el tema tiene un «tempo» especial.

El hard-rock setentero más dinámico aparece en «Evil forces». Riff que se repetien con una cierta herencia Sabbath y elemento puramente heavy-rock añejo, así como la voz y coros con «falsetes» preceden a momentos de guitarras que aullan. Es como si estuvieramos a una versión «light» del heavy-rock más tenebroso. La implacable batería mantiene el tipo en todo el tema. Me llama la atención esos «grititos» en vena diabólica.

Las atmósferas oscuras y tétricas son el escenario natural en el que se desarrolla la trama del álbum, y así lo refleja «Children of the night». Tonos vintage en entornos pseudo-progresivos en el marco de la latente oscuridad  que tratan de obtener la luz con unos estribillos pegadizos que van modulando su tonalidad hacia una mayor calidez sobre los vivaces y repetitivos ritmos. La banda sonora de una película de misterio que poco a poco sucumbe a la melancolía con ramalazos de tétricas penumbras. Una especie de Sabbath progresivos con solos de fuzz desbordante que vuelven a elevar el tema antes del regreso a la penumbra. 

En esa linea progresiva en la que parecen instalados, «Dancing with the dead»  con voces más cálidas y reconfortantes, sucumbe a un sinfonismo en tonos melancólicos que acarícian las melodías bajo un soporte rítmico contenido. Un relato del pasado en el que destaca la cadente batería de Tiger mientras los solos de guitarra ondulan apacibles sobre un gran trabajo de bajo  para construir el tema más melódico. 

«Poison» muestra a la banda mas contundente y tenebrosa. Lúgubres pasajes bajo una implacable batería acercándose a Rush (en versión light) con las tinieblas como testigo. Voces desgarradoras y cambios de ritmos elevan el tema como si de un canto de esperanza se tratara. constantes parones y arrancadas. Lamentos entre luces y sombras y atmósferas psico-progresivas completan el corte. 

Con mucho mas fuzz y guitarras psicodélicas, «Demons in my mind» da lugar a una espiral diabólica que poco a poco se transforma con melodías hard & heavy de aspecto vintage. Un trasfondo sólido en el que los efectos y pedales se sosiegan cayendo en las tinieblas con la sombra de Sabbath en el horizonte. Oscuros y misteriosos bosques, mucho fuzz y la sensación de que cada instrumento va a su libre albedrío para acabar cohesionándose entre la espesura rítmica. Un corte, a pesar de todo que contiene gran dinamismo. 

«Saturnales» es una pseudo-balada en la que los efectos y los sintetizadores describen oscuros paisajes de una forma calmada e inquietante. 

El álbum se cierra con el tema mas largo y elaborado. «Long forgotten song» avanza por los mismos territorios que se desarrolla el resto del álbum. Lento pero a su vez pesado y grueso, la senda del hard-progresivo es transitada con amago de elevarse en su intensidad. Un simple espejismo que nos devuelve la sombríos pasajes con melodiosas voces que describen bellos y tristes pasajes. Susurrantes y magnéticos KADAVAR  acaban construyendo un tema que en otros tiempos pudiera convertirse en un himno.

Solo nos queda esperar como se desarrollan estos temas en directo en la próxima visita que nos harán el próximo mes junto a Hällas (con los que este trabajo tiene bastantes similitudes) y Mars Red Sky.

 

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Reseña.- ARROWHEAD «Coven Of The Snake»

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Nacidos algo más de hace diez años de la lava más incandescente del vigoroso volcán de la escena pesada australiana, ARROWHEAD publican vía Ripple Music su tercer álbum «COVEN OF THE SNAKE». Estos chicos se toman las cosas calma, tardamos cinco años en tener su segundo álbum, y ahora la espera ha sido de tres, pero ha merecido la pena. Posiblemente hayan endurecido su sonido, y en éste último álbum se sumergen en vibraciones stoner mas ortodoxas con pesados riffs de las que habían usado anteriormente. Una completa descarga de fuzz  que a buen seguro hará las delicias de los puristas del género. «COVEN OF THE SNAKE» es una colección de canciones que no te dan tregua. Rock del desierto que toma prestados elementos hard & heavy  ofreciendo siempre un sonido difuso, rudo, sin sutilezas. Estructuras que se repiten con el fin de aturdirnos en su bacanal de fuzz humeante formando nebulosas psicotrópicas que anulan nuestros sentidos y activan nuestro cuerpo. El cuarteto aunque nos golpea duro, no se olvida de incorporar la melodía a sus voces de tonos heavy-rock. Un torbellino envolvente se cierne sobre nuestras cabezas con este nuevo trabajo de los australianos. Cuidando la cadencia rítmica logran temas que nos aplastan como una auténtica apisonadora sin frenos.

Desde el imponente inicio de «Coven of the snake», el tema que da nombre al álbum, la vocación hard-retro sigue presente, pero ya notamos que las revoluciones han subido. Una cadencia rítmica arrolladora  nos arrastra a la espiral de fuzz que construyen, algo que es una constante que se repite en el resto de los temas. Un derroche de dinamismo y energía sin marcha atrás.

Recuperando momentos mas propios del heavy-rock de los ochenta, «All seeing eye» avanza con un caminar cansino. Pesado y repetitivo, la banda lo modula con los registros vocales mas propios del proto-metal. Casi cayendo en escenarios doom, el stoner y las melodías su unen a una fiesta en la que de descorchan botellas de fuzz espumoso.

Bajando las revoluciones y la pesadez, «Ceremony of skull» con una cadencia mas pausada, mantiene la vocación stoner fuzz, sin faltar a los pesados riffs, incorporan voces mucho más chillonas, combinándolas entre el humo cannabico que consige cegarnos.  Por momentos, recordándome a algún momento Elder, ARROWHEAD construyen un tema que camina por senderos a caballo entre las vibraciones heavy-psych, y el doom más lisérgico y oscuro.

Entre polvorientos caminos desérticos, «Ghost ship» utilizando esas voces heavy-rock, construyen otro tema en el que el desert-rock más rugoso hace acto de presencia. Una firme batería y algún momento psych en el que los efectos aparecen, los riffs pegan profundas caladas de humo adormecedor para conseguir un despliegue brutal de fuzz. 

«Root of evil» recupera de alguna manera parte del sonido al que nos habíamos acostumbrados en sus discos anteriores. Utilizando tanto elementos blues, con el hard-rock setentero más siniestro, consiguen un tema que constantemente parece que quiere anunciarnos algo. Creando la sensación de que algo va a pasar, y haciendo que la voz de Brett Pearl brille mucho más, van retrocediendo al hard rock más clásico en su sonido. Una regresión a los ochenta en la que los efectos fuzz no faltan a su cita.

Con estribillos efectivos y herencia Sabbath, «Dopanaught» mantiene el nivel de intensidad sobre repetitivos riffs en tonos más ácidos.

Aunque estamos ante una apueste netamente stoner, se puede apreciar que el cuarteto a mamado del néctar de los sonidos mas pesados de los setenta. Así «March of the Reptiles»  se nos presenta con aspecto heavy-rock bajo un a tormenta de arena del desierto.

Sin embargo, ARROWHEAD nos pone la guinda al final con «Golden thunderhaw». Mas pausa y lisergia en detrimento de la pesadez consiguen el tema más psicodelico de todo el álbum. Pausado pero firme y con una cadencia rítmica contenida usan voces ecualizadas para conseguir ese aspecto borroso entre un nuevo derroche de stoner fuzz y heavy-rock.

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