Si en su anterior álbum ‘AKASHIC FIELD’ (reseña aquí) exploraba mas el hard de los 70’s con canciones mas rockeras. Ahora el multi-instrumentista y gurú de la psicodelia de las antípodas, Craig Williamson regresa con un álbum de melodías clásicas de LAMP OF THE UNIVERSE. Lleno de artefactos de la era original, incluido mellotron, guitarra fuzz, sitar, efectos giratorios y armonías vocales alucinantes, este álbum toca el alma psicodélica de cualquier amante del género. Siete nuevas canciones que recuerdan tiempos de antaño y también las ilimitadas extensiones del futuro. Sumérgete en este caleidoscópico viaje al interior de tu mente y disfrutarás de la psicodelia aturdidora y meditativa de LAMP OF THE UNIVERSE en esta puro. Entre exóticos pasajes devocionales Craig crea una densa y perturbadora neblina que somete al oyente a un trance hipnótico del que resulta difícil salir. Todo un nigromante de la psicodelia moderna de influencia oriental, que siempre envuelve sus canciones de múltiples elementos para crear esa dualidad entre lo cristalino y lo borroso. Así sus cautivadoras melodías vocales se entremezclan con una turbia atmósfera que acaba por hipnotizar al oyente. Esto puede hacer que no todos sepan sumergirse en ese trance sensorial, pero aquellos que lo hagan, verán recompensada la zambullida en este particular mundo sensorial. Un espacio repleto de coloristas sensaciones y con todos los ingredientes que puede desear un viaje psicodélico. Con unas canciones que te hacer percibir el olor del incienso y que logran transmitirte esas sensación de paz interior. Pero aunque el camino no siempre es fácil, el destino bien merece la pena. Baja la luz, relájate y déjate llevar por un sinfín de gratificantes sensaciones.
‘KALEDOSCOPE MIND’ está disponible vía Sound Effect Records.
Desde la introducción de ‘Ritual of Innerlight’ las cartas están encima de la mesa. Constantes efectos y extraños sonidos crean la atmósfera precisa para un viaje sensorial empapado de psicotrópicos. Los tonos devocionales de la voz de Craig, un ritmo ritual y los aromas exóticos nos sumen en un gratificante trance sensorial. Solos de guitarra sucediéndose entre un aturdidor entorno sonoro que acaba por narcotizarnos. A veces perturbador otras más balsámico, la sucesión de sensaciones se sucede a lo largo de sus magnéticos 9 minutos. Una buena forma de ponernos en el camino.
‘Golden Dawn’ se desarrolla en un exótico escenario en el que los aromas de oriente se sienten en el ambiente. Tomando elementos tradicionales la canción se va sumergiendo en un entorno más ácido con unos solo de guitarra realmente afilados. De nuevo el corte se cubre de una atmósfera turbia que parece nublar la dulzura de sus melodías.
En un entorno más ensoñador, la flauta nos introduce en ‘Codex Moon’. Con el sonido del órgano en la lejanía, sus tambores rituales realmente vivaces, y la chamánica voz, un nuevo ritual se aparece ante nosotros. Una pista colorista a pesar de nacer de un espacio tenue y meditativo.
En un giro a un espacio psico-progresivo ‘Procession’ camina lentamente envuelta en un manto de melancolía y alguna vibración vintage. Una combinación lo suficientemente atractiva como para caer rendido a sus encantos. No faltan los elementos folks en sus suaves y reconfortantes melodías.
‘Life of the Severing’ da una vuelta de tuerca más. Sin adornos la guitarra reverbera entre un hipnótico ritmo lisérgico. Un viaje cósmico a los confines del universo en una nueva exploración psico-espacial. No perdiendo nunca el tono meditativo, la intensidad y oscuridad de sus rugosos riffs se conjuga con el manto psicodélico con el que cubre la pista.
Los acordes del sitar nos invitan la espiritual ‘Immortal Rites’ un nuevo ritual en el que la tradición oriental se mestiza con la psicodelia del proyecto. Celestiales coros entre acordes exóticos con un gratificante efecto balsámico para el oyente. Una de esas canciones terapéuticas que bien podría servir de fondo en ejercicios de meditación.
Con unos tambores rituales y una entrada de órgano ‘Transfiguration’ se erige en la culminación de esta ceremonia psicodélica llegada de Nueva Zelanda. Todo un trance meditativo con momentos drone, solos explosivos, y por momentos un autentico caos. Pero del caos las energías contemplativas envueltas en ese psicotrópico escenario consiguen un efecto por momentos aturdidor. Como suele ser habitual, la guitarra se luce en pasajes psicodélicos de gran nivel, haciendo que nuestra atención salga de esa turbia atmósfera creada en cada canción.