Reseña: DOZER.- ‘Drifting in the Endless Void’

Mas de una década después de la publicación de su último álbum, los padrinos del stoner rock escandinavos, resurgen como Ave Fénix con su nuevo álbum ‘DRIFTING IN THE ENDLESS VOID’. Un disco con el que consiguen mantenerse en el Olimpo de los pioneros del desert-rock europeo y en el que una masa gravitatoria repleta de ritmos viajan por el espacio entre lodos masivos y psicodélicos ojos rojos. Así reafirman su estatus, no solo como progenitores de todo un movimiento, sino también como campeones de la energía volcánica y la pura adoración del riff. Una experiencia que no debería perderse ningún amante de las vibraciones desérticas ni del Stoner tradicional, ya que sus canciones mantienen la fuerza de siempre con un enfoque a su vez, innovador. Si la banda parecía dormitar cuando su líder TOMMI HOLAPPA se dedicaba a tiempo completo con GREENLEAF, ahora despiertan de ese letargo para recordar al mundo todo su poder. Sus siete impactantes canciones se impulsan con fuzz de alto octanaje entre ritmos llenos de groovy y un sonido turbio que pone a prueba las cervicales del oyente. Sabiendo como componer melodías pegadizas con las que cautivar al oyente, la veteranía y madurez de DOZER queda patente en la fuerza de unas composiciones crudas, turbias y lo suficientemente psicodélicas como seducir a cualquiera de sus fans de siempre. Porque ‘DRIFTING IN THE ENDLESS VOID’ es un trabajo crudo, pesado, que contiene ganchos lisérgicos y ese groovy del que te será difícil poder escapar. Sustentando sus canciones en una fórmula en la que las paradas y arrancadas se suceden en cada corte, los suecos consiguen mantener al oyente siempre enganchado a su relato. Guiños al hard-rock de los 70’s, afloran en un álbum de stoner rock a la vieja usanza, con un sabor fresco y gratificante.

DOZER son:
Fredrik Nordin – Guitarra y voz
Tommi Holappa – Guitarra
Johan Rockner – Bajo
Sebastian Olsson – Batería

‘DRIFTING IN THE ENDLESS VOID’ está disponible en la serie PostWax del sello Blues Funeral Recordings.

El sonido difuso de ‘Mutation-tranfo’ nos recuerda a la banda en sus mejores momentos. Golpes de fuzz creando un sonido monumental nos acechan sin remisión. Fuertes tabores y riffs monolíticos dejan espacio a pasajes vocales oscuros y llenos de rabia. El rock del desierto escandinavo de los 90’s aparece de nuevo en plano siglo XXI. Una canción gruesa y monumental con un tono psicodélico que no rebaja su fuerza cegadora. La larga duración del corte, con sus casi ocho minutos, permite devaneo que hacen mutar su fisonomía de unos riffs monolíticos custodiados por pasajes psicodélicos y golpes de metal.

En un espacio de puro desert-rock ‘Exhuman, now be’ nos arrolla como una manada de búfalos en las vastas praderas arenosas. Esto es stoner rock en su más pura expresión. Si a eso unes unas melodías pegadizas llenas de gancho, la tormenta perfecta está servida. El grave sonido de sus riffs se amortigua con un cierto manto psicodélico sin que su carácter mute por esto. Destaca la tronadora base rítmica que acaba por aturdirnos entre las tormentas arenosas que contiene sustancias psicotrópicas que se traducen en sus ácidos solos de guitarra. Un corte descomunal.

‘Dust for blood’ eclosiona en una sucesión de riffs pesados y melodías más propias de los 90s. con un tono pausado DOZER golpea con fuertes tambores y con sus ganchos vocales característico en una canción fornida en la que el fuzz mantiene su presencia.  Una forma brillante de componer un tema melodioso y no restar un ápice de fuera a su sonido. En la pista encontramos esas pausas tan características en los suecos. Sustentado sobre una sencilla estructura armónica el corte contiene estribillos contagiosos con los que cautivar al oyente.

Una breve y pausada introducción es el preludio de una nueva tormenta de riffs desérticos en ‘Andromeda’. Voces ecualizadas tomando un carácter chamánico se van alternado con las descargadas de pesadez de la banda. Un sonido contundente con un cierto tono melódico que no resta fuerza a otra canción que serpentea en su intensidad ofreciendo momentos de calma tensa que siempre son el preludio de un vendaval de riffs que llegan a coquetear con un escenario doom.

La inquietante ‘No quarter expec’ parece inclinarse a un entorno experimental sin salir de las oscuras atmósferas con momentos de stoner-metal llenos de garra y fuerza. Balanceándose sobre esa cuerda, DOZER encabrita su sonido llenándolo de una épica imponente. Un turbador corte con pasajes de psicodelia pesada, impulsados por una base rítmica completamente atronadora.

‘’Run, mortals, ru’ parece sustentarse en un entorno más propio del hard rock adornando con momentos de stoner. Su sucio sonido de guitarras y las melodías aterciopeladas son un contraste atractivo para una canción densa y fluida en la que la pesadez está presente.  Si la fórmula funciona, ¿para qué cambiar nada? Eso deben pensar DOZER y así construyen otra canción a semejanza de ellos mismos con una cautivadora melodía llena de épica y un sonido aturdidor. El flujo rítmico se cuida al detalle con los habituales descansos en esas hordas de fuzz intoxicante que tan bien ejecutan los suecos.

Missing’ es el corte más largo del álbum con sus cerca de nueve minutos. Cociendo la canción a fuego lento, van construyendo sus armonías entre una neblina psicodélica en un ambiente de calma tensa. Pausadas voces van enseñando el camino de una canción que cuida su aspecto melódico respecto del resto de cortes. El lado más amable de DOZER parece aflorar entre pasajes psicodélicos y momentos de vibraciones desérticas de altos vuelos.

DOZER:
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Blues Funeral Recordings:
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Reseña: KRAZARK.- ‘Fireflake’

En un atractivo cruce entre el ‘Rey Lagarto’ y los Rednecks más rudos, los stoners madrileños KRAZARK, se consolidan como una banda a tener en cuenta con la publicación de su primer álbum, ‘FIREFLAKE’. En el álbum encontramos al cuarteto más sólido y maduro que nunca, manejándose con solvencia entre arenosos riffs pesados , pero también ofreciendo cuidadas melodías en las que se perciben las influencias también del rock y el metal americano de los 90’s. Cualquiera que los haya visto en directo en sus múltiples shows durante estos últimos años, reconocerá la fuerza de sus canciones y de la propia banda, pero también encontrará una evolución en la faceta lírica, lo que hace que la escucha de ‘FIREFLAKE’ resulte sumamente estimulante y divertida. Con claras referencia al legado de THE DOORS, alguna de las pistas profundiza en pasajes psicodélicos, algo que le da brillo a las mismas y abre aún mas, un horizonte con el que ya habían coqueteado en su EP debut, pero que ahora parece mucho más nítido. Pero KRAZARK son una banda pesada, y los guiños a las sacudidas plomizas de los 90’s, quedan plasmadas en canciones en la que se perciben vibraciones más propias de bandas como sus amados CLUTCH. El cuarteto no se queda ahí, aportando contenido a unas letras que hablan del dogmatismo ideológico, el desamor, la alienación de las redes sociales; el sexo como saludable bálsamo para afrontar la existencia y cierto hedonismo nihilista, en ocasiones trágico y en otras desenfadado, pero que siempre reclama una llamada a la acción. Así FIREFLAKE’ emerge como contraposición al término ‘snowflake’, empleado para catalogar a las últimas generaciones como frágiles, vulnerables y suspicaces. La canción, que da nombre y cierra el disco, lejos de ser una crítica a los millenials y la generación Z, es la invitación a un «alegre nihilismo y a la autodestrucción», en un mundo decadente que nos expulsa y relega a un segundo plano donde toda capacidad de acción es «inocua y estéril». Sus diferentes temáticas resuenan con dinamismo definiendo el mundo agridulce en el que vivimos, como una lejana letanía que nos recuerda que aún estamos vivos, aunque quieran enterrarnos bajo toneladas de miedo y ansiedad. Sus ocho ásperas y estimulantes canciones consiguen el objetivo de activar al oyente. Con su fluida narrativa llena de ganchos, te zarandearán, pero a la vez, causarán un efecto balsámico gracias a sus ‘viajes’ instrumentales. Pero no te confíes, porque cuando menos te lo esperes, la ‘bestia’ te sacará del letargo con esa alentadora forma que hacer que las cosas no resulten aburridas. ‘FIREFLAKE’ pone a los madrileños en la rampa de salida para la conquista de nuevos fans mas allá de las fronteras españolas, algo que ya ha comenzado esta semana, con sus primeros shows en el centro de Europa.

KRAZARK son: Esteban (voz), Kiara (guitarra), Andrés (bajo y Joan (batería).

‘FIREFLAKE’ está disponible vía La Rubia Producciones.

‘Free my power’ abre el álbum con una estampida de sonidos desérticos y toda la rabia stoner del cuarteto madrileño. Oscilante y con un tono cegador, lar hordas de fuzz se sustentan entre ritmos contagiosos que invitan a la fiesta y el desenfreno. Poderoso en su sonido, el corte cabalga a toda velocidad llevando sus estribillos contagiosos a sus lomos. Con pasajes chamánicos de inspiración doorsiana, el tema se inclina a una ladera más psicodélica sin perder su espíritu indómito. Envuelto en una densa estela arenosa, en su parte final se encabrita para galopar brioso, pesado y amenazador.


Con una hipnótica línea de bajo, ‘Get fuck of my face’ se balancea con su grave sonido por hechizantes pasajes que bien pudieran describir un viaje de peyote por dunas custodiadas por los cactus. Una apertura lenta y pausada que no tarda en eclosionar entre gritos y un torbellino de riffs stoner. Desgarrador por momento, el corte se balancea entre narcóticos pasajes con ese tono doorsiano en la voz de Esteban. Manteniendo la tensión todo parece augurar que este estado no durará mucho, y ciertamente, el corte se rearma en golpes de stoner-metal envueltos en una cegadora niebla. Alternando los afilados solos de guitarra con una base rítmica densa y pesada, la canción sortea las adversidades entre embestidas de riffs rompe-cuellos.

‘Free show’ se desarrolla en un escenario más metálico con guiñosa bandas como CLUTCH y a los sonidos más alternativos nacidos en los 90’s. Vibrante y arrollador, el corte mantiene un groovy contagioso en su endiablado transitar por rectas arenosas. Aquí la banda refleja su lado más alternativo, sin renunciar a los aromas del desierto, tan presente en sus canciones. Creando un sonido borroso, la voz vomita una canción cruda impregnada en aturdidores pasajes que definen el legado de los pioneros.

Evocando el sonido que les vio nacer como banda, ‘Nothing lasts forever‘ se impregna de unas gotitas de blues y un tono doorsiano. Buenos pasajes de guitarra y desgarradores momentos mantienen una tensión que se adorna con golpes de riffs densos y pesados. El lado más lisérgico de la banda aparece en una canción contenida en la que la voz modulada por el habitual megáfono aporta el ambiente chamánico hasta la explosión final. Con canciones así, KRAZARK bajan las revoluciones sin que eso perjudique su verdadera esencia, porque de alguna manera, este sonido también forma parte de ellos.

‘Rockin’ my world’ parte de un contagioso ritmo que se envuelve en una neblina cannabica que pronto nos saca a la pista de baile. Un sonido espeso y pesado que conjuga el legado del desierto con el espíritu sureño que tanto le gusta a la banda. Jugando con esos momentos en los que el espíritu del Rey Lagarto parece vestirse con ropajes stoner, el corte vuelve a impregnarnos de narcóticas sustancias desérticas entre las polvaredas arenosas. Manteniendo la tensión, la canción baja las revoluciones en un trance contenido, de fuerte carácter magnético. Pero ellos son KRAZARK, una banda ruda que siempre golpea con fuerza, algo queda patente en su rabioso y apoteósico final cegador.

Evocando la soledad del desierto ‘Leave it all behind’ se nutre de inquietantes acordes en su apertura para ponernos en situación. Tomándose su tiempo para hacer evolucionar el corte, los madrileños muestran sus cartas. La fiesta está aquí, y sin darnos cuenta las nebulosas arenosas van haciendo que la canción eleve su intensidad entre brumosos pasajes. Los pasajes recitados vuelven a poner la magia reivindicando el legado de The Doors en esta recreación de este a los ecos del stoner más rabioso e impactante.

‘Far away from sorrow’ nos arrolla con una fuerza inusitada. El lado más arisco de los madrileños aparece una canción fornida y llena de riffs diabólicos. Golpes que ponen a prueba las cervicales se enriquecen con pasajes difusos en los que los elementos psicodélicos se asoman a un corte de puro stoner. Estamos ante una pista arrolladora, llena de rabia, que contiene la esencia de una banda pesada que no se conforma con cualquier cosa.

El álbum cierra con la canción que le da nombre. ‘Fireflake’ se revela como una caótica huida a través de parajes en llamas y carreteras destruidas que nos alejan del dolor al que nos somete el mundanal ruido, inmersos en una vida cuyo único sentido es la infinita búsqueda de una esperanza que posiblemente nunca encontremos. Cociéndose a fuego lento, la parsimonia indicar se convierte en un torbellino que arrasa con cactus y dunas en su frenético transitar. Sin tiempo para la pausa, la pista se desarrolla toda velocidad con un sonido crudo y rugoso, entre desgarradoras voces. solos intoxicantes y un ritmo atronador.

KrazarK

LaRubiaProducciones

Reseña: SAMAVAYO.- ‘Payan’

Con las turbinas del fuzz a toda máquina, SAMAVAYO construye el que posiblemente sea su álbum más pesado, más progresivo y rabioso de toda su existencia. Con una actitud punk en alguna de sus canciones, el trio complementa sus embestidas desérticas. Mas de veinte años en la carretera y siete discos a sus espaldas, son un aval que les permite poder experimentar con nuevas vibraciones para sus canciones. Manteniendo el espíritu oriental en alguna de ellas (no en vano ‘Payan’ significa ‘fin’ en persa), su descarga desértica se engrandece con fantásticos arreglos y melodías, con las que consiguen fascinantes canciones. Un álbum con una magnífica producción y de alguna forma, diferente a sus predecesores, y en el que la aportación de grandes nombres como Igor Sydorenko (Stoned Jesus), Tommi Holappa (Greenleaf, Dozer), Nick DiSalvo (Elder) y Willi Paschen (Coogans Bluff) supone un plus de calidad y versatilidad en sus temas. Versando sus canciones sobre «el final» en términos de contenido en su nuevo álbum. El fin de lo malo, de lo bueno, el fin de la humanidad, el fin de la forma en que tratamos a nuestro planeta. Se trata de la destrucción de nuestro planeta, división, racismo, codicia, explotación, guerra, aislamiento, soledad. Pero todo fin significa al mismo tiempo un comienzo, un nuevo comienzo en el sonido de una banda ya veterana y asentada, que con ‘PAYAN’ parece haber encontrado su propio sonido.

SAMAVAYO son: Behrang Alavi (guitarra y voz), Andreas Voland (bajo, órgano y voz) y Stephan Voland (batería, percusión y voces)

‘PAYAN’ está disponible vía Noisolution.

Con la colaboración de Nick Di Salvo, ‘Afghan sky’ se contonea entre melodías vocales y un sonido difuso con el que los alemanes golpean en tu cara. Su sonido alternativo va mutando sin perder su verdadera vocación. Desde momentos pegadizos, a riffs difusos que nos recuerdan el espíritu desértico de la banda, el tema parece nacido de los 90’s. La marcada línea de bajo dirige un tema en el que la guitarra se luce con soltura en una combinación bastante atractiva y peculiar. 

Empapado de fuzz ‘Shot shot shot shot’ con la colaboración de Tommi Holappa, refleja el lado más arenoso de SAMAVAYO. Fuzz desértico ejecutada a gran velocidad y nuevamente la cuidada combinación de estribillos y coros conforman un corte de Stoner ortodoxo. A la vieja usanza los alemanes resultan completamente efectivos. Por la vía directa, el tema abofetea al oyente con un carácter melódico, pero sin renunciar a sus riffs pesados y compactos. Siete minutos dan para mucho en una banda tan versátil como SAMAVAYO, y el tema contiene también momentos humeantes en los que la banda baja la intensidad. Un descenso que sirve para tomar impulso y activar nuevamente las turbinas del fuzz.

Igor Sydorenko, el guitarra de los ucranianos Stoned Jesus, deja su impronta en ‘Payan’. Un corte aromatizado con fragancias orientales que se incorporan a su descarga difusa. Cantando en persa el trio construye un corte lleno de exóticas vibraciones que beben de la tradición iraní, para fusionarse en un mestizaje de carácter progresivo que acaba por funcionar. Mas psicodélico que los cortes precedentes, el corte no pierde el ritmo en solo instante.

‘Transcend! Exceed’ se desenvuelve entre riffs difusos y esas melodías atractivas que tan bien sabe desarrollar la banda. Un gran trabajo de bajo lleva el tema en volandas dejando una importante estela de fuzz a paso. Una forma de salirse de los cánones del Stoner más ortodoxo, con giros constantes, devaneos de instrumentos y una base rítmica vivaz completan un corte sólido y bien construido.

Desarrollándose entre atmósferas psicodélicas ‘Prophecy’ baja la intensidad para mostrarnos un entorno ensoñador en el que la música de SAMAVAYO fluye con naturalidad y sosiego. Los efluvios lisérgicos acompañan acolchadas melodías vocales. El tema contiene vientos exóticos que se insertan en su psicodelia pesada, haciéndose un hueco entre sus gruesos riffs. La conjunción de elementos Stoner con ciertas pinceladas progresivas acaban por enriquecer la canción, dotándola de una mayor gama cromática.

Retomando los espacios de calma ‘Talagh’ se desarrolla entre golpes de riffs arenosos que son adornados vientos exóticos. Cantado nuevamente en persa, el tema se impregna de vibraciones orientales con la que consiguen un aspecto colorista y atrayente. Buenos ritmos y una instrumentación rica en texturas completan un corte que rápidamente conecta con el oyente. Con algunos golpes de metal, el tema coquetea con vibraciones más hieráticas sin perder su espíritu tradicional.  Un corte pegadizo y con mucho gancho gracias a esos elementos innovadores llegados de la tradición mesopotámica. Sin duda, la fórmula funciona.

‘The Mission’ cierra el álbum aportando nuevas dosis de fuzz intoxicante lleno de energía. Con la colaboración de Will Paschen (Coogan pluuf’) crean un corte sólido, pesado, metálico en el que la rabia se refleja en unas voces corrosivas y rabiosas que contrastan con los juegos de los coros y melodías. Todo un arco iris de influencias y sonidos se conjugan en un corte impactante y sólido, que pone el broche de oro a un notable álbum de desert-rock que escapa de algunos códigos del género sin perder su esencia Stoner-metal.

Samavayo

Noisolution

Reseña: STARGO.- ‘Dammbruch’

‘DAMMBURCH’ es el tercer álbum del trio alemán STARGO. Una banda que en su ADN ha tenido devoción por los extensos pasajes instrumentales, pero que ahora van más allá y crean un álbum completamente instrumental. La ausencia de voces hace que las canciones resulten más oníricas en su desarrollo, sin que esto, les reste un ápice de fuerza. Su particular tour de force de vibraciones Stoner -metal, se conjuga con delicados pasajes de psicodelia ensoñadora, y bellas pincelas en armonías más propias del post-rock. En las tres canciones del álbum, encontramos sus particulares odiseas cósmicas, en las que los efectos y sintetizadores juegan un importante papel, pero la emoción de sus canciones no se resiente en su fuerza. Alejados de algunos estándares, colorean un matiz multicolor con tonos que dan brillo a un sonido que a priori pudiera ser repetitivo, pero que acaba resultando atractivo para el oyente. Impulsados por ritmos explosivos y reverberaciones lisérgicas, los ecos del rock del desierto siguen presentes en estos tres cortes llenos de épica. Toda una erupción que nos lleva a un reino sublime y majestuoso en el que los riffs monolíticos golpean con fuerza. La versatilidad de las vibraciones que cada corte contiene hace que puedan resultan familiares para amantes de distintos géneros como el post-rock, el heavy-rock, la psicodelia y por supuesto el Stoner-metal. Este arco iris colorista de estilas insertados con sutileza, y su impulso directo, hacen de ‘DAMMBURCH’ un plato de fácil digestión.

Comenzando con la pista de 14 minutos, ‘Dammbruch’ sorprende constantemente al oyente con inesperados giros y vueltas, fusionando todos los elementos musicales diferentes como si fuera algo natural, sin perder nunca es un flujo irresistible. Con una apertura atmosférica es tema se va formando entre tormentas de riffs pesados y pasajes que ponen la pausa sobre un tapiz psicodélico. Su oscura épica se ejecuta tomando algunos estándares del género. Con una primera parte rugosa, áspera y pesada, el tema desciende a prados lisérgicos con suaves reverberaciones que se elevan con monumentales pasajes en una combinación efectiva y ortodoxa.  Finalmente, el tema se soporta en dos niveles de intensidad que conviven al unísono. Pinceladas de melodías casi post-rock, contrastan con los monolíticos riffs Stoner-doom de manual.

El segundo corte, ‘Copter’ despega entre efectos, y con las turbinas de la maquinaria alemana calentando motores. Con un ritmo mas vertiginoso, el corte explora por momentos territorios heavy-rock con crujientes riffs. El corte refleja los momentos más contundentes de los alemanes. Sin sutilezas, el sonido de tema resulta pesado y directo, concediendo breves espacios a la calma psicodélica. Una simple pausa para tomar fuerzas y volver a levarse brioso por territorios Stoner.

‘Batysphere’ cierra este trabajo con suaves pasajes de psicodelia asediados por efectos envolventes que revoloteas como espectros. Aportando distintas texturas, el tema prosigue su andadura a algún lugar remoto en el cosmos. Si bien la base de STARGO son las vibraciones Stoner, el trio, no duda en incorporar elementos más propios del post rock y sobre todo ofrecer alguna incursión metálica que dan cuerpo a sus canciones. La inclinación sideral de la banda los lleva a recorrer un espacio intergaláctico sin que por ello pierdan su esencia arenosa. Posiblemente en este corte, esas características queden aún mas patentes. Con un sonido que seguramente al oyente le sonará familiar según sus propias inclinaciones, ya que tanto los amantes del Stoner, como los de la psicodelia, como los de géneros como el post-rock o el metal, van a encontrar aquí su momento favorito.

Stargo

Reseña: KAL-EL.- ‘Dark Majesty’

El quinto álbum de los noruegos KAL-EL nos lleva a un desolado desierto cósmico en el que ejecutan el stoner-doom más contundente de su carrera. Publicado por el sello Majestic Mountain Records, ‘DARK MAJESTY’ es uno de esos discos llamados a aparecer en las listas de los álbumes más destacados del año. Haciendo que sus canciones den mil giros, consiguen atrapar al oyente con una apuesta sonora llena de atractivos. El glorioso universo sónico de la banda se compone de ritmos con graves pesados, guitarras distorsionadas y letras alucinantes. Los fuzzers noruegos dan rienda suelta a su disco más pesado y complejo hasta la fecha. Partiendo del legado Sabbath, construyen sus canciones haciéndolas transitar por hipnóticos espacios psico-progresivos; lo que no impide que sigan descargando sus monolíticos e intoxicantes riffs por la senda stoner-doom más contundente. El tono melódico de sus voces hace que las canciones muestren una dualidad fascinante, dando con la tecla correcta para acabar fascinando al oyente. He de reconocer que en una primera escucha el álbum no me sorprendió, pero cada nueva audición me ha seducido haciéndome degustar compulsivamente unos surcos llenos de magnetismo. El equilibrio logrado usando los vestigios proto-doom, con la psicodelia pesada contemporánea, hace que estemos ante una nueva vuelta de tuerca a un género que se resiste a quedar anquilosado, como así demuestra ‘DARK MAJESTY’.



«Ha sido un gran viaje llegar a este punto», explica Kal, el vocalista, Captain. “Hemos escuchado el disco, completamente masterizado; Hemos visto la obra de arte juntarse, ahora todo lo que queremos es que los fans le hundan el diente. Estamos orgullosos de este álbum, Esto es algo que hemos forjado a partir de la brujería interestelar y está listo para recolectar sus almas «.

‘Temple’ nos invita a través de sus más de once minutos a explorar la faceta más psicodélica de los noruegos. Una canción que evoluciona a un escenario más progresivo, en el que el fuzz intoxicante batalla con estándares doom, entre voces etéreas que le dotan de un tono épico. Una canción grandilocuente con una gran riqueza compositiva que por si misma hace que el álbum sea un bocado muy apetecible.

Tomando un camino más directo ‘Spiral’ bebe del heavy-rock y el proto-metal de los 70’s para arrollarnos con estruendosos tambores y un frenesí de riffs pesados. Su aura 70’s se manifiesta especialmente en sus estribillos y voces en un entorno de gran dinamismo.

‘Mica’ se construye entre riffs Stoner-doom, que dejan al descubierto el lado mas rugoso de los noruegos. Aún así, las voces siguen teniendo un papel importante en un tema que decae en espacios más lisérgicos sin perder su espíritu doomy.

Siguiendo con temas de largo minutaje, ‘Hyperion’ con una inquietante y misteriosa apertura muestra a la banda experimentando en un entorno psicodélico. Aquí l banda sabe moverse bien, pero enseguida retoman la pesadez proto-doom en una canción oscura. El legado Sabbath se siente en unas melodías y riffs que golpean con fuerza manteniendo el equilibrio. El tema siempre mira hacia adelante en su búsqueda de nuevas rutas sonoras a pesar de que el vehículo se sustenta en el legado de grandes nombres del desert-rock.

‘Dark majesty’ mantiene la formula. Si algo funciona, ¿para qué cambiarlo? Gruesos riffs Stoner-doom con sabor al siglo pasado construyen un corte monumental que es adornado con sus características voces entre una estructura clásica que moldean a su propia semejanza. Como muchas de las canciones del álbum, el tema no se queda anclado en un único estilo. Sin perder su espíritu pesado, desciende a bosques psico-progresivos en los que las melodías vocales juegan un papel fundamental. Un escenario más cósmico, en el que banda se siente como en casa. Toda una invitación a presenciar las aventuras de cinco cohetes que reúnen las ideas y los ecos sonoros de toda una carrera en una misión estelar. Una misión para poner la banda sonora a la colisión de mundos que pasan.

Devolviéndonos a la crudeza, ‘Comêta’ se sustenta en una estructura heavy-rock, aderezada con elementos desérticos. Aquí, los estribillos y el fuzz dan un paso al frente, para comandar el corte. Todo se torna más nebulosa según avanza la canción.

Una crujiente línea de bajo nos introduce en ‘Kala Mishaa’. Un tema que brota en tonos chamánicos. Diez minutos en los que la narcótica psicodelia pesada va tornándose más borboteante para acabar transitando un paisaje más pesado.  Entre riffs psycho-doom y solos lisérgicos el tema nos engulle en sus desarrollos con gran poder hipnótico.

Para cerrar, otro tema de larga duración como ‘Vimana’ nos muestra el poder Stoner-doom de los noruegos. Turbio, lento y pesado, el corte se toma su tiempo para eclosionar con sus hordas de fuzz polvoriento. Sus contagiosos ritmos no dudan en coger el legado de Sabbath para crear otro tema monumental. Todo un paquidermo que nos aplasta con una pesadez no vista hasta ahora en la banda. Melodioso, plomizo, pero también psicodélico, el tema nos hace atravesar una barrera sensorial, llevándonos al particular universo de KAL-EL.

Kal-El 

Majestic Mountain Records