Todavía con la resaca de lo vivido en DesertFest Berlín, y sin darnos un respiro, llegaba una de las citas mas importantes del año en Madrid. El pasado sábado se celebraba la 10ª edición del festival Kristonfest, organizado por la promotora Noise on Tour. A diferencia de la última edición, dividida en dos jornadas, en esta ocasión el festival de celebró un único día en la madrileña Sala La Paqui (antigua Sala But, para los nostálgicos). Con un apetecible line-up en el que cabían diferentes estilos, todo auguraba que sería una gran noche, y, ¡vaya si lo fue!.

La presencia de una de las bandas nacionales mas en forma como son los alicantinos ROSY FINCH, la presencia de la psicodelia espacial de vocación doom de los franceses MARS RED SKY, las leyendas del doom THE OBSESSED por fin tocando en España, con el legendario Wino a la cabeza, y los puntales escandinavos del blues psicodélico de inspiración vintage GRAVEYARD, era una apuesta ganadora.
La maratoniana jornada comenzaba para mí alrededor de las cinco de la tarde. A esa hora puede asistir a la prueba de sonido de mis queridos ROSY FINCH, y me bastaron unos segundos para comprobar que el trio venía cargado con todo arsenal. Pasadas las seis de la tarde ya se podía comprobar como los aledaños de Tribunal se iban llenando de melenudos tatuados ávidos de una buena descarga de rock pesado.

Con la Sala recibiendo los primeros grupos de gente, ROSY FINCH salían al escenario. Ya sabemos lo remolones que somos en estas ocasiones, ya que mucha gente no llega a tiempo a ver a la primera banda, pero desde luego los que madrugaron se llevaron una gran sorpresa. El trio tenía clara su apuesta. Así lo corroboraba la loma que custodiaba la espalda de la batería de Juanjo. Con el tenebroso logo de banda, y el escenario envuelto en las tinieblas del infierno con un rojo penetrante, creaban la atmósfera perfecta para su ritual pagano. Un ritmo ceremonial de tambores, daba el pistoletazo de salida al salvaje aqueelarre que nos esperaba. ‘Oxblood’ era la canción elegida para desatar una tormenta de crujientes y rudos sonidos sludge, con un claro espíritu alternativo de inspiración 90’s.

La banda sonaba sucia, cruda lo que ensalzaba su aguerrida apuesta sonora. Estaba claro que tras la numerosa presencia de la banda en afamados festivales europeos, su madurez y saber hacer, son innegables. Si la fuerza y el desasosiego del tema de su álbum ‘SCARLET’ había revolucionado la Sala, sin salir de la oscuridad, la banda interpretaba ‘Inferno’ una canción de su último EP ‘Seconda Morte’. En un tono más atmosférico, seguían su particular sortilegio entre tinieblas y terroríficas vos salidas de la garganta de Mireia. La banda sorteaba algunos problemas de sonido que no les permitían sentirse cómodos sobre el escenario, pero, aun así, se metían al público en el bolsillo con su crudo y pesado sonido desbordante de rabia. Dos nuevas canciones de ‘Scarlet’ hacían avanzar su actuación, ‘Amaranto’ y ‘Lava’ activaban la palanca del headbanging entre los presentes. En una fusión de sorpresa y de satisfacción, las caras del personal reflejaban que estaban muy satisfechos con lo que estaban viendo sobre el escenario. Los ecos grunge hacían mutar el sonido a un escenario más alternativo, pero la atención del público no cedía, sino todo lo contrario. La descarga de energía y rabia culminaba con ‘Alizarina’, con la que ponían fin a una actuación impactante y con la que la banda sigue poniendo muescas en su revolver. ¡Grandes! Sin duda, la organización no habrá echado en falta a INTER ARMA, banda en principio programada para tocar en Kristonfest.
Con la Sala recibiendo mas gente, el breve descanso entre bandas servía para reponer fuerzas e intercambiar saludos e impresiones con muchos conocidos. Mientras, MARS RED SKY preparaban sus instrumentos antes de invitarnos a uno de sus particulares viajes cósmicos.

Si gran parte de la audiencia se había sorprendido con el buen hacer de ROSY FINCH, con los franceses la cosa estaba algo más complicada. Sus voces armoniosas y sus paisajes sonoros ensoñadores pueden resultar algo aburridos para una parte de la audiencia, y a lo largo de su actuación, así me lo corroboraba algún conocido. Sustentando el sonido de la banda en la múltiple variedad de resonancias que salen del arsenal de pedales que habitualmente utiliza Julien (probablemente sea el guitarrista de la escena que más pedales usa) la banda iba desgranando un repertorio que recoría gran parte de su discografía con canciones como ‘Apex III’, con la que abrían una actuación empapada en psicodelia sideral empaquetada entre gruesos riffs doom. Canciones como ‘Collector’ o ‘Crazy Heart’, mostraban el lado más sosegado de la banda con la anémica voz de Julien susurrando nuestros corazones. ‘Maps Of Inferno’ ‘Marble Sky’ y ‘Strong Reflection’ completaban una actuación que tampoco había estado exenta de algún problema de sonido, que martirizaba al inquieto Julien. Desde luego, es lo que se puede esperar de una banda así, solidez, y psicodelia pesada, empapada de polvo cósmico y melodías celestiales. Aun así, habiendo ofrecido un show solvente, los franceses no convencieron a todos.
Llegaba uno de los momentos esperados por todos. Ya con una sala luciendo una entrada cercana al lleno, el escenario se preparaba para recibir al legendario Wino y sus THE OBSESSED. La banda de Maryland era un sueño para muchos, pero también una cierta incógnita. A veces cuando ves a una banda dos veces en la misma semana, tratas comparar las dos actuaciones, pero con THE OBSESSED yo sabía que la apuesta era segura. Sin ser una gran fan de la banda, y habiéndoles visto por primera vez en el Desertfest Berlin, allí me dejaron claro que son una banda que sabe de esto.

Dejando patente que no son unos principiantes, y sin demasiados alardes THE OBSESSED van al grano y a lo importante. Seguramente Wino ya no sea tan irreverente como lo fue años atrás, que ahora sea un tío más maduro, pero nadie puede discutir que su carisma y buen hacer, siempre van a ser su mejor aval. Acompañado a la batería por Brian Constantino y con Chris Angleberger al bajo y Jason Taylor en la segunda guitarra, THE OBSESSED hicieron cumplir la frase de ‘menos es mas’. Sin alardes de puesta en escena y ataviados como se puede esperar de unos viejos rockeros, el cuarteto dejaba patente porque son considerados unos de los pioneros del doom metal. Canciones crudas, pesadas, ejecutadas lentamente se iban sucediendo mientras la temperatura en el recinto iba subiendo cada vez más. Con repertorio que miraba al pasado, pero que también lo hacía al presente canciones como ‘Sodden Jackal’, ‘Sacred’, ’Punk crussed’,‘Brother Blue Steel’,‘Streetside’, o ‘Tombstone Highway’ hacían que los presentes cayéramos rendidos ante una actuación solvente y de puro rock and roll a la vieja usanza, sin artificios. La banda fue despedida con una sonora ovación que reconocía el buen trabajo que habían hecho. Porque, aunque en Berlín habían sonado más potentes, (ya decía antes que era difícil no hacer comparaciones), la esencia de su actuación había sido similar, un show de alto voltaje.
La noche iba llegando a su fin, pero todavía quedaba la actuación de la banda probablemente mas deseada, y a la vez cuestionada. GRAVEYARD visitaban de nuevo a Madrid, y la mayor incógnita era saber si su actuación iba a ser como siempre, o íbamos a ver a los suecos destapando su tarro de las esencias. Siempre que he visto en directo a GRAVEYARD, me he quedado con un sabor de boca agridulce. En todas las ocasiones, aún habiendo realizado buenas actuaciones, me he quedado con la sensación de que su potencial es mucho mayor del que suelen ofrecer. Bien sea por los problemas vocales de Joakim o no sé porque o por la frialdad sueca, pero cada vez que vuelvo a concierto suyo me digo ¿Será este?

Esta sensación coincide con la que me transmiten numerosos amigos y conocidos, ellos también se han quedado en ocasiones con un mal sabor de boca. Pero, en la pasada edición de KRISTONFEST, los suecos brillaron como nunca, y dejaron patente lo magnífica banda que son, y no solo en disco, sino con un impresionante directo. Dando un repaso a numerosos de sus clásicos como ‘Hisigen blues’ o ‘Pease don’t , el cuarteto destilaba su blues psicodélico entre riffs profundos y una sensación de que la banda lo estaba dando todo. En una actuación para enmarcar, bajaban las revoluciones con temas como ‘Uncomfortably Numb’, para retomar ritmos mas rockeros y hacer que el público tarareara gran parte de sus canciones. En la Sala almas con cara de satisfacción, otros entregados al baile, y todas las cabezas balanceándose al son de los suecos. Algo mas de una hora que se pasó a la velocidad de la luz, porque GRAVEYARD nos hicieron olvidar todos aquellos conciertos en los que no habían estado a este nivel. La espiral concluía con ‘The siren’. Un clásico que era coreado por todo el público y que siempre aparece en sus actuaciones. Con él, ponían el punto y final a una actuación soberbia y emotiva, con la que conquistaron los corazones de los presentes.

La fiel legión de seguidores españoles pudo quedarse congraciada por haber visto a una de sus bandas favoritas derrochando todo su potencial, que es mucho. Pero estaba claro que la noche no podía terminar así, y aunque la banda se retiraba recibiendo una sonora ovación, nadie se movía de allí. Todos esperábamos que salieran de nuevo al escenario para poner el broche de oro a una jornada fantástica. Así tras unos minutos haciéndose los remolones, regresaban al escenario siendo recibidos con una enorme algarabía, y a su vez, agradeciendo el cariño recibido y ofreciéndonos dos canciones mas, ‘Walk on’ y ‘Aoin’t fit t olive here’, Y ya sí, definitivamente se despedían de Madrid, y usando un término taurino, ‘saliendo por la Puerta Grande’. Sin duda habíamos vivido un momento de esos que quedan para siempre en el lado mas dulce de nuestra memoria.
Si durante mas de cuatro horas habíamos vividos un ritual diabólico, las fuerzas de la naturaleza parece que quisieron unirse a la fiesta, descargando un aguacero de grandes dimensiones. Una tormenta primaveral en toda regla que impidió que las conversaciones post concierto se pudieran producir ya que el personal se refugiaba bajo las marquesinas para no ser engullido por el diluvio que inundaba la noche madrileña.
Sin duda, la organización, a pesar de todas las adversidades, había conseguido casi colgar el sold-out en lo que fue una jornada perfecta, una, en la que todo había salido de la mejor manera posible, y que solo se vio empañado por esos pequeños problemas de sonido que afloraron en algunos instantes de cada banda. Desde aquí mando mis felicitaciones a NOISE ON TOUR por el buen trabajo hecho y por todas las facilidades que me dieron para poder contaros de la mejor forma posible todo lo sucedido. Ya solo nos queda esperar a la próxima edición de un festival que aguanta como los galos defendiendo su aldea, en estos tiempos convulsos para la organización de eventos. Ya queda menos para KRISTONFEST 2023.