Reseña: THE SONIC DAWN.- ‘Phantom

‘PHANTOM’ es el quinto álbum de los sofisticados abanderados de la psicodelia vintage danesa THE SONIC DAWN. Un caleidoscopio sonoro con canciones que gratifican el alma invitándonos a un viaje a través de diez pistas conmovedoras que absorben las impresiones de un mundo enloquecido. El trio, ahora reconvertido en cuarteto para la ocasión, con la incorporación a los teclados de su antiguo colaborador Erik ‘Errka’ Petersson enriquece su sonido mostrando el que probablemente sea el álbum mas pesado hasta ahora. Unas canciones ricas en texturas en las que la psicodelia vintage se viste con sus mejores galas. Elegantes y sofisticadas pistas que no abandonan las atmósferas psicodélicas, sino que consiguen que estas nos lleven al éxtasis. Fusionando sus influencias de acid rock, blues, rock progresivo y folk logran una hermosa pieza musical de temática oscura pero cautivadora. El exquisito trabajo en el uso de la voces y coros, y un espíritu que siempre transita por acolchados y almibarados pasajes lisérgicos, son suficientes argumentos como no resistirse a este apetecible manjar sonoro. THE SONIC DAWN son una banda particular que desde sus comienzos tenían claro su guion. Esa honesta revisión de los sonidos psicodélicos de los 60’s en los que la tendencia pop estaba muy presente, resulta elocuentemente atractiva al dotarla de buenas dosis de blues, rock y elementos progresivos, siempre transitando por el lado mas amable y elegante de la psicodelia contemporánea. Este híbrido dual en el que lo ‘vintage’ y lo modernista caminan de la noche a la mañana para ir tejiendo un caleidoscópico tapiz sonoro rebosante de belleza. Si, bien podemos decir que THE SONIC DAWN lo han vuelto a hacer, ellos son una fuente inagotable de reverberaciones psicodélicas moduladas con un tono melódico que siempre resulta exitoso.

Reflexionando sobre los temas del álbum, el cantante y guitarrista Emil Bureau señala: “ Cuando cantemos sobre máquinas asesinas en el cielo y el blues del siglo XXI, creo que muchos podrán identificarse. Estamos aquí para decir que la humanidad tiene un futuro en este planeta si así lo queremos. » Él añade, «Cada canción, línea y solo se entrega con intención e intensidad. Espero que la gente lo reciba como lo pretendemos. Es decir, como auténtico rock ácido de una banda con mensaje. » 

THE SONIC DAWN son:
Emil Bureau: Guitarras y voz
Jonas Waaben: Batería
Niels Bird: Bajo

Acompañados por Erik ‘Errka’ Petersson – órgano y teclados.

‘PHANTOM’ está disponible vía Heavy Psych Sounds.

Jugando con el nombre de la famosa canción de King Crimson, ‘21st Century Blues’ no sitúa en una cabaña de madera sobre algún humeral sureño. Psicodelia empapada de blues ejecutada a ritmo suave y con unas entrañas rugosas. Sus almibaradas melodías se cubren de guitarras ácidas y un ritmo cambiante. Así consiguen que su relato nos envuelva en una nube lisérgica tras su sonido dual. Una oda a los pioneros de la psicodelia mas psicotrópica.

En un tono mas briosos ‘Iron Bird’ se desarrolla en una atmosfera caleidoscópica. La cautivadora voz y el órgano penetrante marcan la ruta de otra canción psicodélica. Una de esas pistas coloristas a las que nos tiene acostumbrados los daneses y en la que dejas su parte más pesada haciendo que el sonido orgánico fluya libremente. Así consiguen esa sensación vintage que les viene acompañando desde sus inicios.

‘Think It Over’ es un blues suave con delicadas melodías y sencillos acordes que repiten su armonía. Los daneses rompen con voces y ritmos de tintes soul. Así ponen la garra a las almidonadas melodías. Jugando constantemente con cambios, consiguen que la canción se muestra fresa y divertida., sin perder su esencia blusera.

En un tono más girs y melancólico, la sutil ‘Nothing Can Live Here’ sigue bebiendo de la fuente del blues. Y en eso The Sonic Dawn son unos maestros, hacer de la sencillez virtud en hermosas y relajantes canciones que gratifican el alma. En la parte central la canción se vuelve más alocada y aparentemente desestructurada, mutándose así su carácter a un entorno más bucólico. De nuevo las etéreas notas de los teclados aportan un tono especial a un pista que acaba convirtiéndose en un corte de ácido y mas rockero.

De nuevo los ensoñadores pasajes lisérgicos hacen acto de presencia en ‘Dreams of Change . Una visión líquida entre pasajes melancólicos y un persistente zumbido narcótico. Y lo que comenzó como algo mágico se va tornando más hipnótico. Ideal para dejar que tu mente viaje, la pista transmite un efecto balsámico al oyente en su espiral de reverberaciones psicodélicas.

 Con un ritmo más bailable y modernista, ‘Pan Am’ conjuga la esencia de la psicodelia de los 60’s y sus tonos casi garageros, con la neo-psicodelia del momento. Con una columna vertebral completamente retro, la pista serpentea con guitarras coloristas y la habitual neblina emanada por el órgano.


Vistiéndose de etiqueta, la sofisticada ‘Transatlantique’ luce sus mejores galas con tonos jazz en un ambiente elitista y relajado. Una serena ejecución hace que la cautivadora pista se la perfecta banda sonora para una noche a la luz de las velas. Hermosa. La elegancia convertida en canción.

En ese ambiente sosegado, ‘Scorpio’, nos mece con delicadeza con sus delicadas y colchadas melodías, enriquecidas con unas gotitas de blues. Creando una cálida atmósfera, la pista va despertando del letargo inicial para esparcir sus esencias psicotrópicas sobre el oyente. 

Sumergidos en los sonidos de finales de los 60’s y primeros 70’s ‘Micro Cosmos In A Drp’ borbotea con un ritmo que te invita al baile. La banda sabe cómo poner pimienta a una canción y con está dejan plasmada toda su fuerza y garra. Una canción echa para animar las noches de cualquier garito humeante en una noche de sábado.

Como colofón a este fabuloso y entrañable trabajo ‘Friend’ nos brinda una fusión de elementos Beatles con sofisticados y relajantes pasajes de inclinación jazz. Manteniendo su esencia THE SONIC DAWN tocan la música que les sale del alma, y además esta música es preciosa, como así lo corrobora esta hermosa uy relajada canción.

THE SONIC DAWN:
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HEAVY PSYCH SOUNDS:
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Reseña: STONERHEAD.- ‘Running high’

Casi 6 años después de su debut, los alemanes STONERHEAD presentan su esperado segundo álbum ‘RUNNING HIGH’. Seis canciones irresistibles y rebosantes de energía que gravitan entre los poderosos riffs Stoner y el crudo sonido comienzo de los 70’s de bandas como STEPPENWOLF, con la que no puedo quitarme de la cabeza, la vibra de su cantante, Phil, similar al registro de John Kay. Porque si bien STONERHEAD son una banda Stoner, su música bebe de la fuente inagotable del hard-rock más primitivo y salvaje. Si a eso unes sus paisajes sonoros psicodélicos, exploraciones doom, y un poco de blues, la pócima infalible está lista. Un sonido auténtico ejecutado de una forma honesta y con unos resultados inmejorables. ‘RUNNING HIGH’ nos trae un caleidoscopio de emociones envueltas en canciones pesadas con un gran poder de atrapar al oyente en un sonido narcótico, crudo, amortiguado con buenas voces y melodías sorprendentes. A pesar de algunos cambios de formación, la banda ha mantenido su energía y creatividad originales reforzando su sonido con la incorporación de un segundo guitarrista. Teniendo como punto fuerte una capacidad camaleónica para conjugar diferentes elementos, el cuarteto no ciñe a un guion y explora distintos géneros, y todos con gran acierto.  Con canciones que fluyen ágilmente STONERHEAD son capaces de introducirnos en bosques empapados de dietilamida, pero también se defienden a la perfección majando solos épicos y pesados. Esto, junto al carisma de sus voces, hacen que sean un plato muy apetecible de degustar para cualquier amante de los sonidos pesados psicodélicos.

STONERHEAD son:

Voz, guitarra –  Phil
Guitarra – Christian
Voz, bajo – Anna
Batería – Igor

Sin contemplaciones Someone Please’ nos inunda con sus crudos ritmos hard rock setentero envuelto en una presencia Stoner. Con un riff que te taladra la cabeza la pista oscila constantemente proporcionando al oyente la energía suficiente para el desenfreno. La contundente apertura remite con un groovy vacilón que invita a la fiesta.  Usando las voces y coros con acierto, convierten la pista en un puente que une el Stoner más áspero con los sonidos primitivos de comienzos de los 70’s.

Las cosas parecen calmarse con ‘Obsession’. Partiendo de un plácido escenario psicodélico el corte se eleva poderoso en un frenesí más propio de bandas como STEPPENWOLF en versión desértica. Manteniendo un cierto tono chamánico, sus poderosos riffs golpean una y otra vez en una alternancia en la que caben momentos de narcótica psicodélica. 

Instalados en ese sueño narcótico ‘Super Mario’ abre con una hipnótica línea de bajo para introducirnos en un escenario puramente heavy-psych. Nuevamente me vienen a la cabeza momentos más propios de Steppenwolf aderezados con pasajes lisérgicos más propios de cualquier banda desértica. Esto es uno de los grandes atractivos de este álbum. Seguramente estemos ante la pista más psicodélica del álbum y en sus ocho minutos los alemanes consiguen sumirnos en un sueño narcótico presidido por una atmósfera inquietante. La pista nos ofrece brillantes solos de guitarra ácida entre su aura psicotrópica.

Las aguas vuelven al cauce arenoso con ‘Need Some Time’. Otra canción que pondrá a prueba tus cervicales con esos riffs potentes y empapados de fuzz. Pero STONERHEAD no son una banda aburrida, y en cada una de sus canciones insertan valles psicodélicos en los que la magia aflora. Un constate ir y venir que jamás da pistas de adonde nos llevará. La crudeza en su máxima expresión en una pista llena de garra en la que el blues y hard-rock más arcaico se unen a la particular fiesta de los alemanes.  El tema se encabrita en su parte final en una huida hacia un rocoso barranco sonoro.

‘Running Low’ mantiene el nivel a golpe de hard-rock stonerizado y una vibra vacilona y macarra. La contundente pista golpe con insistencia con sus riffs mientras las desgarradas melodías vocales vomitan toda la garra de la banda. Este sonido crudo se adorna con un tempo oscilante consiguiendo que la pista funcione.

El álbum cierra con su pista más larga. Los diez minutos de ‘Tweaky Mind’ son un espacio para el desarrollo de las inquietudes psicodélicas de los alemanes. Partiendo de una pausada introducción la voz de su bajista Anna nos empapa de blues chamánico. Una seductora de forma de llevarnos a las entrañas del sonido de la banda. Lentamente la pista engrosa su sonido manteniendo su esencia lisérgica a base de riffs lentos y pesados que elevan el tono. Así la voz aumenta su intensidad hasta que un crescendo monumental desata las hostilidades. Todo un torbellino se cierne sobre el oyente envuelto en una nebulosa narcótica y un sonido que se enturbia por momentos. Su ritmo incesante impulsa el corte a un escenario sonoro más doom, en el que su pesado ritmo se moldea con elementos psicodélicos puliendo de alguna forma su crudeza.

Stonerhead

Reseña: NO MAN’S VALLEY.- ‘Chrononaut Cocktailbar’

El nuevo álbum de la banda holandesa Psych Rock / Alternative Rock viene con doble título y doble arte en una sola portada. De esta forma, NO MAN’S VALLEY dejan patente el contraste entre su espíritu post-punk mas propio de bandas como NICK CAVE & THE SEED y la psicodelia de formaciones como THE DOORS. Dividido en dos caras completamente distintas, y con canciones escritas por separado en la época pandémica, la banda nos presenta en la primera mitad del álbum canciones más propias del rock gótico de los ochenta en un ambiente oscuro y melancólico en el que se siente la tristeza. Canciones cortas guiadas por una cálida y cautivadora voz con la que logran transmitir el desasosiego. Mientras, la otra cara del álbum viene ocupada por una pista monumental de dieciocho minutos que se sumerge en un espacio completamente psicodélico en el que los ecos chamánicos se manifiestan con brillantez. Así, NO MAN’S VALLEY encuentran la paz consigo mismos en un álbum dual sin estridencias. Como la propia banda comenta, aquí se reflejan los dos lobos que hay en la banda: a un lobo le gusta escribir canciones con estructura y melodía sólidas, mientras que al otro lobo le gusta volverse completamente loco cuando se trata de creatividad psico-progresiva.

‘CHRONONAUT COCKTAILBAR / FLIGHT OF THE SLOTHS’ está disponible vía Tonzonen.

A modo de breve introducción ‘Chrononaut Cocktailbar’  se desarrolla entre ecos post-punk en una atmósfera oscura y melancólica.

Love’ combina ese espíritu gótico del post-punk con momentos de neo-psicodelia guiado por una cálida voz y un predominio de los teclados bajo un ritmo sencillo. Enturbiando su atmósfera la pista baja las revoluciones antes de retomar el punto donde nació. La melodía de los teclados resulta hipnotizante.

Con una mirada a los sonidos del siglo pasado Creepoid Blues’ es un blues suave empapado de chamánica psicodelia. Una especie de vodevil doorsiano que se desarrolla en un entorno sombrío presidido por la calma. Me viene a la cabeza el recuerdo del glorioso álbum debut de PHAMTON DIVINE COMEDY al escuchar su sonido y su vibra blusera.

‘Seeing Things’ no sale de ese entorno oscuro y melancólico. Pausado y con cálidos pasajes envueltos en ligeras nebulosas psicodélicas continúa en el punto donde lo dejo la pista anterior. El carisma de la voz recitando sus desgarradores versos junto a sutil instrumentación lo hace un corte relajante e introspectivo. Con sosegadas melodías salidas de la guitarra la pista adquiere unos tonos vintage en ese marco triste.

En un tono algo más progresivo en ‘Shapeshifter’ las cosas no cambian demasiado. Incorporando coros y voces oscilantes, su instrumentación transita por un espacio suave y psicodélico que enriquece su alma post-punk.

En un viaje a finales de los 80’s ‘Orange Juice’ mantiene la atmósfera lúgubre acompañada de un ritmo contenido y melodías cautivadoras. Su sencilla estructura es suficiente para mostrarse atractiva para el oyente.

El plato fuerte del álbum llega en la cara B. En los dieciocho minutos de ‘Flight of the Sloths’ encontramos a la banda en un ambiente completamente psicodélico en contraste con las pistas anteriores. Aquí el otro lado de la banda aparece para ofrecernos la psicodelia más compleja de los holandeses. Una suave apertura acústica con un aroma vintage nos pone en el camino de un pista compleja y llena de alicientes. Tomándose su tiempo la combinación de susurrantes pasajes nos va llevando un espacio sonoro en el que la psicodelia se manifiesta con un espíritu misterioso. Sin darnos pistas de la dirección que tomará, cultivadores acordes de guitarra acolchado registros vocales ejercen de bálsamo hasta llevarnos a un letárgico entorno en el que relajar nuestros sentidos. Ese espíritu chamánico impulsa el corte a un mundo lisérgico lleno de belleza. La desesperanza se nutre de pasajes ácidos en los que la psicodelia de NO MAN’S VALLEY adopta formas cambiantes con momentos intensos que contrastan con la calma generalizada del corte. Hermosa y oscura la canción acaba por cautivarnos con sus pausados y hermosos pasajes. Un lamento constante preside una pista sólida y absorbente que te llevará al otro lado.

No Man’s Valley

Tonzonen

Reseña: LITTLE ALBERT.- ‘The road not taken’

Alejado de las vibraciones psycho-doom de su banda MESSA, su guitarrista Alberto Piccolo nos ofrece un maravilloso álbum con su proyecto LITTLE ALBERT. Un trio que se zambullee en el blues del Delta entre ecos jazz, pasajes psicodélicos y golpes de música pesada. ‘THE ROAD NOT TAKEN’ refleja la habilidad para moverse entre estilos diferentes con canciones construidas con una absoluta solvencia. Si el trabajo de guitarra es notable, los registros vocales se muestran esplendorosos consiguiendo cautivar al oyente en un plácido escenario en el que el blues de Muddy Waters se mestiza con el sonido de bandas contemporáneas como THE BLACK KEYS. Abordando el concepto de elección el álbum se divide en una serie de reflexiones sobre el amor que salió mal, los arrepentimientos y la salud mental. Sin duda el ambiente a veces desértico y otras veces pantanoso, en el que se desarrollan las canciones supone un aliciente más para aquellos que todavía no se han dejado seducir por el blues más auténtico. Habiendo sido grabado con cinta analógica, el álbum irradia una vitalidad vintage que se enriquece y complementa con una vibra moderna más propia de la escena pesada del momento. Bien podríamos decir que ‘THE ROAD NOT TAKEN’ es como un pequeño paréntesis en la música pesada que Alberto ejecuta habitualmente en MESSA, y un verdadero regalo para aquellos que no tienen complejos en degustar un álbum, elegante, suave, sofisticado, auténtico, que se aleja del Stoner y el heavy rock, pero que no olvida sus raíces psicodélicas.

THE ROAD NOT TAKEN’ fue grabado, mezclado y masterizado por Matteo Bordin en Outside Inside Studio en Volpago del Montello, Italia. Producido y arreglado por Alberto Piccolo, con letra de Alberto Piccolo y Sara Bianchin (pista 1, 2, 3, 4), y está disponible vía  Virgin MusicUniversal Music.

LITTLE ALBERT son: Little Albert (voz, guitarra, teclados), Alex Fernet (bajo) y Diego Dal Bon (batería, percusiones).

Por la senda del blues ortodoxo y con una vibra bandas como Black Keys ‘Still Alive’ nos acaricia con sus hechizantes acordes y una cautivadora voz que pone la guinda a una composición serena pero penetrante. Sus contagiosas melodías calan con facilidad en el oyente bajo su comedida instrumentación. El ritmo cadencioso aporta un groovy pegadizo con el que llevar al éxtasis al oyente. El tópico de menos es más se plasma una vez mas en una canción que también nos ofrece solos virtuosos de guitarra con los que completar el hechizo.

Escarbando más aún en el legado del blues del delta, ‘Demon Woman’ nos traslada a un entorno pantanoso en el que los efluvios del blues se tiñen de psicodelia. Con un gran trabajo de guitarra, la pista nos recuerda el legado de grandes como Muddy Waters en otra pista rebosante de sentimiento.

Sin salirse del guion, pero mostrando una pesadez superior, ‘See My Love Coming Home’, se desarrolla entre nebulosa lisérgicas y todo el aroma del mejor blues. Construida a partir de un riff, la pista se muestra firme y sólida con su cuidada instrumentación. La voz sigue ejerciendo su rol con un tono más dinámico que solo cede ante las embestidas de ese blues ácido que sale con solvencia de las cuerdas de la guitarra. Una pista con un sonido contemporáneo que transita por un espacio heavy-blues empapado de psicotrópicos.

 Reposando en un acolchado y gratificante espacio sonoro ‘Hiding All My Love Away’ parece acercarse al jazz para mostrarse sobrio y elegante. Una sofisticada pista con unos cuidados arreglos y versátiles elementos incorporados con acierto y sutileza. Si bien cada canción nos ofrece una visión distinta del blues, todas ellas contienen suficientes elementos como para conquistarnos.

Instalado en ese espacio sonoro en el que el blues se tiñe de jazz y psicodelia, la apacible ‘Blue and Lonesome’ mantiene el nivel con sus suaves pasajes. Tomándose su tiempo, la pista cuenta con delicados pasajes de piano acompañando una armonía sencilla que se repite entre partes vocales sumamente cautivadoras. En la parte central, la destreza de Albert a la guitarra queda patente una vez más.

En ‘Magic Carpet Ride’ seguimos descubriendo nuevas vías en la música de LITTLE ALBERT. Otro blues con elementos hard-rock y algún golpe de riffs Stoner hacen que la intensidad aumente en una pista que guarda el equilibrio entre la pesadez y el aroma del blues del siglo pasado. La pista so torna mas turnia gracias a su poderosa línea de bajo y a un ritmo más contundente.

En un álbum sin estridencias y con una línea argumental similar en sus canciones, ‘This House Ain’t No Home’ se nutre de sofisticados momentos jazz, que son insertados en su suave instrumentación entre golpes de riff mas contundentes que nos recuerda el origen pesado. Una canción ondulante que va y viene dejando espacio para la fuerza en sus sosegados pasajes. Otro corte elegante y sólido para cerrar un álbum brillante.

Little Albert

Universal Music Italia 

Reseña: OAKFARM.- ‘Oakfarm’

Saca tus pantalones de campana, ponte las botas camperas, viste con tu chaqueta de flecos, mueve la melena al viento y prepárate para una auténtica fiesta de rock vintage. Ese rock de antaño que tantos buenos momentos nos dio en el pasado y que con bandas como OAKFARM, sigue vigente en nuestros días. Tal y como describía la promo del álbum, este debut bien podría compararse con uno de esos vinilos olvidados de los 70’s que ha permanecido olvidado durante años en una vieja choza de madera de la que nunca has oído hablar. El trio alemán nos ofrece un soberbio álbum de rock vintage en el que el blues, la psicodelia y las melodías pegadizas cubren unas canciones que rebosar autenticidad. Si eres amante de bandas como Graveyard o Rival Sons, aquí tienes un tesoro por descubrir. Un álbum fresco y colorista que se recrea en los sonidos analógicos del pasado para ofrecer al oyente una experiencia única. Ocho canciones sencillas, sin artificios, y que van directas al corazón del oyente para hacerte el día mas agradable. Sin duda estamos ante uno de esos debut, que me hace presagiar un gran futuro para una banda que a pesar de recrear los sonidos de los 70’s, lo hace con honestidad y brillo. Un álbum con mucho blues, con hard-rock, con psicodelia, pero también con gratificantes momentos progresivos y con arrevatos de boogie contagioso.

‘OAKFARM’ está disponible vía Pink Tank Records.

OAKFARM son: Tobias LEMBERGER , guitarra y voz (también en SONS & PREEACHERS),  Dennis OELZE (batería) y  Arne DÖPPER , bajo (también en BONE MAN).

‘ What If’ brota entre acordes acústicos con una innata vocación vintage para convertirse en una canción colorista en la que los tonos retro se tiñen de pasajes progresivos y dulces voces que nos acarician con suavidad.  Evocando un entorno bucólico la pista transita por la senda del rock clásico sin estridencias y un con un riff principal que engancha al oyente con facilidad.

En un espacio ya transitado previamente por bandas como Graveyard, el blues y el hard rock de los 70’s son los genes de ‘Reason’. Un sonido retro con buenos pasajes de guitarra y una estructura oscilante que parece rescatar el legado de Zeppelin. El corte avanza entre paradas y arrancadas en una atmósfera ligeramente salpicada por tonos psicodélicos y un espíritu más propio de otros tiempos.

‘ The Way’ mantiene la esencia rockera en una pista vibrante que no traspasa la barrera,  pero que nos brinda buenos momentos de rock sin complejos. Ondulante en su desarrollo, la canción conjuga todos los elementos del rock de los 70’s. Guitarras asesinas, un bajo magnético, unidos a un ritmo contagioso y una voz con el suficiente carisma para seducirte. En la pista encontramos algunos elementos progresivos que le dota de sobriedad.

Bajando las revoluciones ‘Sombre Vita’ se nutre de acordes electroacústicos y una cautivadora melodía vocal. En un entorno gris, la pista se arma sin prisa para llevarnos a un espacio acogedor entre armonías oscilantes y golpes de hard-rock vintage. La canción también contiene buenos solos de guitarra que le dan cuerpo a sus tiempos medios.

La aterciopelada ‘Carry On’ contiene una cuidada melodía que inevitablemente nos recuerda tiempos pasados. Con una vibra entre el pop y el rock de finales de los 60’s y reminiscencias de The Beatles, la canción contiene unos magníficos arreglos con los que los alemanes consigas que se muestre como imponente y cautivadora.

Con un ritmo boogie rock ‘Friends’ es una invitación a la fiesta y al baile. Ecos west-coast y un espíritu hippie empapan de color esta canción campestre. La sencillez de su estructura es uno de sus avales. No se necesitan artificios para componer canciones que funcionen. Aquí tenemos un claro ejemplo con un corte aireado por vientos sureños, ecos de blues y un ritmo contagioso.

‘Let It Breathe’ es otra canción que bien pudiera haberse compuesto en los 70’s. Con una vibra más propia de bandas como The Who, se eleva con su espíritu libre por la senda del rock clásico. Otra canción que rezuma honestidad, sin poses, simplemente rock a secas, sin más. Con toda la energía los alemanes aumentan la intensidad incorporando afiladas guitarras que acompañan a su dinámico ritmo.

Recordándome nuevamente a Graveyard, ‘The Melody’ es una canción en la que el blues y las dulces melodías conviven en armonía. Evolucionando hacia un espacio más rockero, el corte se eleva prudentemente para mostrarse esplendoroso. La furia de desata en otra celebración colorista del rock clásico, ese rock que nunca muere y que seguirá con nosotros durante mucho tiempo.

Oakfarm

Pink Tank Records