Reseña: STONERHEAD.- ‘Running high’

Casi 6 años después de su debut, los alemanes STONERHEAD presentan su esperado segundo álbum ‘RUNNING HIGH’. Seis canciones irresistibles y rebosantes de energía que gravitan entre los poderosos riffs Stoner y el crudo sonido comienzo de los 70’s de bandas como STEPPENWOLF, con la que no puedo quitarme de la cabeza, la vibra de su cantante, Phil, similar al registro de John Kay. Porque si bien STONERHEAD son una banda Stoner, su música bebe de la fuente inagotable del hard-rock más primitivo y salvaje. Si a eso unes sus paisajes sonoros psicodélicos, exploraciones doom, y un poco de blues, la pócima infalible está lista. Un sonido auténtico ejecutado de una forma honesta y con unos resultados inmejorables. ‘RUNNING HIGH’ nos trae un caleidoscopio de emociones envueltas en canciones pesadas con un gran poder de atrapar al oyente en un sonido narcótico, crudo, amortiguado con buenas voces y melodías sorprendentes. A pesar de algunos cambios de formación, la banda ha mantenido su energía y creatividad originales reforzando su sonido con la incorporación de un segundo guitarrista. Teniendo como punto fuerte una capacidad camaleónica para conjugar diferentes elementos, el cuarteto no ciñe a un guion y explora distintos géneros, y todos con gran acierto.  Con canciones que fluyen ágilmente STONERHEAD son capaces de introducirnos en bosques empapados de dietilamida, pero también se defienden a la perfección majando solos épicos y pesados. Esto, junto al carisma de sus voces, hacen que sean un plato muy apetecible de degustar para cualquier amante de los sonidos pesados psicodélicos.

STONERHEAD son:

Voz, guitarra –  Phil
Guitarra – Christian
Voz, bajo – Anna
Batería – Igor

Sin contemplaciones Someone Please’ nos inunda con sus crudos ritmos hard rock setentero envuelto en una presencia Stoner. Con un riff que te taladra la cabeza la pista oscila constantemente proporcionando al oyente la energía suficiente para el desenfreno. La contundente apertura remite con un groovy vacilón que invita a la fiesta.  Usando las voces y coros con acierto, convierten la pista en un puente que une el Stoner más áspero con los sonidos primitivos de comienzos de los 70’s.

Las cosas parecen calmarse con ‘Obsession’. Partiendo de un plácido escenario psicodélico el corte se eleva poderoso en un frenesí más propio de bandas como STEPPENWOLF en versión desértica. Manteniendo un cierto tono chamánico, sus poderosos riffs golpean una y otra vez en una alternancia en la que caben momentos de narcótica psicodélica. 

Instalados en ese sueño narcótico ‘Super Mario’ abre con una hipnótica línea de bajo para introducirnos en un escenario puramente heavy-psych. Nuevamente me vienen a la cabeza momentos más propios de Steppenwolf aderezados con pasajes lisérgicos más propios de cualquier banda desértica. Esto es uno de los grandes atractivos de este álbum. Seguramente estemos ante la pista más psicodélica del álbum y en sus ocho minutos los alemanes consiguen sumirnos en un sueño narcótico presidido por una atmósfera inquietante. La pista nos ofrece brillantes solos de guitarra ácida entre su aura psicotrópica.

Las aguas vuelven al cauce arenoso con ‘Need Some Time’. Otra canción que pondrá a prueba tus cervicales con esos riffs potentes y empapados de fuzz. Pero STONERHEAD no son una banda aburrida, y en cada una de sus canciones insertan valles psicodélicos en los que la magia aflora. Un constate ir y venir que jamás da pistas de adonde nos llevará. La crudeza en su máxima expresión en una pista llena de garra en la que el blues y hard-rock más arcaico se unen a la particular fiesta de los alemanes.  El tema se encabrita en su parte final en una huida hacia un rocoso barranco sonoro.

‘Running Low’ mantiene el nivel a golpe de hard-rock stonerizado y una vibra vacilona y macarra. La contundente pista golpe con insistencia con sus riffs mientras las desgarradas melodías vocales vomitan toda la garra de la banda. Este sonido crudo se adorna con un tempo oscilante consiguiendo que la pista funcione.

El álbum cierra con su pista más larga. Los diez minutos de ‘Tweaky Mind’ son un espacio para el desarrollo de las inquietudes psicodélicas de los alemanes. Partiendo de una pausada introducción la voz de su bajista Anna nos empapa de blues chamánico. Una seductora de forma de llevarnos a las entrañas del sonido de la banda. Lentamente la pista engrosa su sonido manteniendo su esencia lisérgica a base de riffs lentos y pesados que elevan el tono. Así la voz aumenta su intensidad hasta que un crescendo monumental desata las hostilidades. Todo un torbellino se cierne sobre el oyente envuelto en una nebulosa narcótica y un sonido que se enturbia por momentos. Su ritmo incesante impulsa el corte a un escenario sonoro más doom, en el que su pesado ritmo se moldea con elementos psicodélicos puliendo de alguna forma su crudeza.

Stonerhead

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