El nuevo proyecto Peter Drag y Huibert der Weduwen batería y bajista de BISMUT respectivamente, junto a otro músico de su ciudad, Gerben Elburg de MT ECHO, en la guitarra, ve la luz bajo el extraño nombre de DUNDDW. Su primer álbum ’FLUX’, se compone de tres largas jams en la que reflejan su creatividad sin ningún tipo de límites. Creando oníricos espacios psicodélicos, los tres músicos dejan fluir sus instrumentos construyendo imponentes paisajes sonoros, en los que la experimentación va señalando el camino. Un fuerte bajo, unos tambores precisos, y una guitarra comedida, nos ofrecen 43 minutos de improvisación llena de hipnotismo. Desde la primera en la que predominan los suaves pasajes, pasando por una parte central de mas 20 minutos en los que la intensidad sube, hasta la jam final en la que los elementos heavy-psych habitan en un entorno presidido por la oscuridad. Tres cortes con su propia identidad, y con la libertad para ir cambiando el escenario sonoro según va avanzando la canción. Con momentos balsámicos y psicotrópicos, pero también con soplos de una locura que acaba sucumbiendo al caos. Hay reside parte de su encanto, el no saber nunca por donde va a transitar cada canción. Todo un ejercicio de imaginación con el que comparten sus instrumentos en busca de una causa común, pero manteniendo cada uno, su personalidad. ‘FLUX’ contiene numerosos elementos Stoner, progresivos, incluso de jazz, para enriquecer sus genes heavy-psych a través de vibrantes improvisaciones en las que no faltan tonos espaciales y los golpes de post-metal. Sin duda cualquiera que conozca a BISMUT o incluso a MT. ECHO, no tardarán en entender el contenido de este álbum debut. Todo un frenesí que suele nacer de largas introducciones, con tortuosos pasajes histriónicos en la parte central, que acaban muriendo en placido remanso en el que los efluvios psicodélicos nos envuelven en un gratificante trance como epílogo. Sus momentos caóticos contrastan con las buenas melodías que se asoman regularmente en cada canción, algo que le da mucho brillo cada una de ellas. Sin duda un álbum palpitante y brillante a partes iguales.

‘VII part. 4’ es una jam dirigida por una potente e hipnótica línea de bajo sobre la que se colorean con una amplia gama cromática diferentes acordes de guitarra en una atmósfera psicodélica, suave en su melodía el ritmo contenido de los tambores acompaña los devaneos lisérgicos. Creando ante nosotros un onírico y placentero mundo sensorial bellas fragancias se asoman a un narcótico espacio sonoro. Una forma libre de expresión que se sustenta en la libertad y la imaginación de unos músicos que se dejan llevar por sus instintos. Manteniendo la suavidad en todo su desarrollo, la jam pasa por momentos de placidez con susurrantes pasajes a un escenario más insondable. Aquí todo se vuelve más turbio y la melodía sucumbe a riffs más punzantes y gruesos en una elevación de intensidad que hace cambiar su fisonomía. Sonidos alocados e inconexos reflejan la libertad de tres músicos que sucumben a la experimentación bajo efectos de vocación espacial, disonancias y un acelerado ritmo de tambores. Su parte final es presidida por gotas de psicodelia pesada y un caos aturdidor.
Si la primera jam se desarrolla sobre once minutos, ‘VI – part.1’ se toma 22 minutos para su ejecución. Desde su inicio, los holandeses dejan patente que en esta ocasión la exploración psicotrópica toma tintes más virulentos. El impactante bajo y unos tambores más alocados van sirviendo de soporte a los desarrollos de una guitarra de la que emanan largos solos que no se sabe adónde nos van a llevar. Mucho más aturdidor en su desarrollo, los sonidos se superponen anárquicamente hasta que sus devaneos hacen que los instrumentos se encuentren en un punto en común. Una experimentación improvisada que nunca nos descubre donde encontraremos un nuevo giro en su trama narrativa. Entre efectos y distorsiones el corte parece ensamblarse en un torrente borboteaste y lleno de intensidad. Histriónico por momentos, el corte se nutre de elementos espaciales en una tortuosa travesía impulsada por la fuerza de unos tambores que se encabritan llevándonos a una bacanal psicotrópica presidida por caóticos momentos. Todo un frenesí que cede en su ímpetu en la parte final para devolvernos a un entorno más placentero guiados por una bajad de intensidad. Un espacio de misterio en el que la tensión se mantiene. Como si perdieran la energía, la jam acaba apagándose lentamente hasta concluir en un bello entorno de psicodelia aromatizada más cercana al primero de los cortes del álbum.
En el tercer corte, ‘VII-part.2’ DUNDDW incide en los insondables paisajes psicodélicos con un tono más experimental. Una cálida y poderosa línea de bajo, unos tambores contenidos y una guitarra agónica van entrelazando los hilos para tratar de tejer un tapiz sonoro con argumento. Sumidos en la oscuridad, todo parece desarrollarse a cámara lenta en su parte inicial. La repetición de elementos es una constante que lentamente va llevándonos al verdadero propósito del corte. Sus inconexos sonidos acaban por acoplarse en un ‘todo’ heavy-psych de grandes proporciones.