El quinto álbum de MARS RED SKY, ‘DAWN OF THE DUSK’ es un trabajo conceptual en el que a través de ocho fascinantes canciones hábilmente diseñados, el trio francés nos invita a un viaje a través de atmósferas cambiantes, impredecibles en un universo sonoro que es un auténtico tour de forcé. Un territorio en el que la psicodelia que viene ofreciendo desde hace años con completa maestría se adorna con momentos de post-metal y pasajes que se inclinan a lo progresivo. Una esfera creativa única y cautivadora enriquecida de hermosas melodías como solo ellos saben hacer. Porque MARS RED SKY son una de esas bandas que son fácilmente identificables tras escuchar unos pocos acordes de cada una de sus canciones. La distintiva voz de Julien se va acompañada por las voces de su bajista Jimmy en una de las canciones, así como las aterciopeladas de Helen Ferguson en otra de las pistas recuperada de su anterior EP ‘MARS RED SKY & QUEEN OF THE MEADOW’ (reseña aquí). Esa languidez vocal es una de las señas de identidad de una banda especial que no renuncia a ritmos atronadores que son aderezado con drones y varios efectos de kraut y post-metal. Las atmósferas y los escenarios están finamente elaborados y unidos por la voz de Julien aportando esa deliciosa postración mas propia de una banda de pop. Ese uso de la melodía hace que la exuberante y contundencia de sus riffs, así como sus nebulosas atmosféricas, se vean enriquecidas una vez más para ofrecer al oyente bellas canciones pesadas y etéreas a partes iguales. Quizás encontremos más elementos progresivos de los habituales, lo que refleja un cierto cambio de rumbo en busca de nuevos alicientes para hacer que su música sea más rica en matices. ‘DAWN OF THE DUSK’ mantiene el ambiente melancólico de la banda, pero lo hace de una manera especial, y por momentos diferente, lo que no implica renunciar a su esencia, porque este nuevo álbum sigue siendo un álbum 100 % MARS RED SKY, pero también es un álbum que se abre a nuevas y estimulantes dimensiones sonoras.
MARS RED SKY son:
Julien Pras: voz, guitarra
Jimmy Kinast: bajo
Matgaz: batería
‘DAWN OF THE DUSK’ está disponible vía Mrs Red Sound Records y Vicious Circle Records.
Los golpes de riffs heavy-psych con vocación doom habituales en el trio francés se manifiestan a las primeras de cambio en ‘Break Even’. La etérea voz de Julien pone la dulzura en una pista rugosa y cruda que mantiene el poder lisérgico de MARS RED SKY. Todo un mundo ensoñador con cautivadoras melodías y unos riffs que se quiebran aportando su fuerza habitual. Una hermosa canción que cualquiera podría identificar como propia de una banda peculiar y claramente reconocible. El corte cuenta con elaborados pasajes psico-progresivos que definen el carácter de los galos.
Con delicados acordes en su introducción ‘Maps Of Inferno’ evoca el sonido que ha hecho característico al trio de Burdeos. Una fuerte base rítmica ejecutada lentamente y los devaneos de la guitarra de Julien nos sumen en un trance en el que la psicodelia aromatizada colorea cada acorde. Desarrollan la canción sobre una melancólica los golpes de pesadez doom van manifestándose sin premura. La dulce y seductora voz de Helen pone el contrapunto a la rugosidad del sonido creando un espacio de romanticismo y oscuridad sumamente fascinante. En ese espacio los elementos progresivos aparecen entre pasajes de dark-folk, bajo un tono suave y sugerente. En la pista encontramos una persistente penumbra psicodélica que hace que el corte transmita esa sensación de melancolía.
‘The Final Round’ mantiene el tipo con robustos y crujientes riffs de vocación doom. Situándonos en un escenario lleno de épica, la guitarra y el descomunal bajo van construyendo un relato misterioso y con gran tensión. En esta ocasión, la voz de su bajista Jimmy Kinast aporta un matiz nuevo en esta nueva exploración psico-progresiva. Sus pasajes sinfónicos asoman de una densa neblina en un fascinante viaje con tinte cinematográficos en el que el trio plasma su más profundo carácter modulándolo con elementos innovadores sin que por ello, se aparten de su verdadera esencia. La banda mantiene esa atmósfera melancólica habitual en sus canciones. El corte demuestra que la banda sabe cómo sorprender con un suntuoso viaje Bowiesque
El psycho-doom más ortodoxo aparece sin rubor en ‘A Choir of Ghosts’. Los riffs monumentales son ejecutados con una pasmosa lentitud y pesadez creando un entorno sonoro aturdidor e inquietante a partes iguales. Efectos y pedales complementan esta sólida y contundente pista en la que la psicodelia pesada mantiene su presencia y en la encontramos algún hueco para el post-metal entre su narcótico neblina cósmica.
‘Carnival Man’ es otra de esas canciones en las que el peculiar sonido de los franceses se manifiesta en todo su esplendor. La lánguida y aterciopelada voz de Julien nos acaricia con toda su dulzura entre sus inquietantes pasajes lisérgicos y sus golpes de pesadez. Melódico y plomizo, el corte avanza sin mirar atrás en su exploración por esos insondables entornos sonoros tan habituales en la banda. En su parte central la pista desciende a plácidos pasajes instrumentales en los que el sinfonismo progresivo aparece en medio de sus monumentales riffs.
A modo de interludio, ‘Trap Door’ esa una breve pista acústica de menos de un minuto de duración, que sirve como extraña introducción al siguiente corte.
Las hostilidades se desatan con la majestuosidad de ‘Slow Attack’. El doom, el post-metal y la psicodelia cósmica se alían entre efectos y drones. Manteniendo el equilibrio entre la dulzura vocal y la rugosidad de sus riffs, el relato de la banda se manifiesta en otra canción impactante y melancólica en la que las fascinantes melodías adornan un entorno siempre turbador y amenazante. Esto hace que el oyente pueda navegar en diferentes aguas para llegar sano y salvo a puerto. No faltan los brillantes desarrollos de la guitarra mágica de Julien, bien acompañada por sus compañeros de travesía en otra canción turbia y mágica.
Enlazada desde la canción anterior, el cierre del álbum nos ofrece la suave ‘Heavenly Bodies’. El final de este tortuoso y onírico relato se decanta por lo celestial con coros etéreos y una instrumentación rica en matices progresivos. No busques aquí riffs monolíticos ni golpes de post-metal, ya que la dinámica del corte varía ostensiblemente para mostrar una atmósfera paradisiaca a lo largo de tres minutos que concluyen con un zumbido aturdidor que se desvanece en el cosmos infinito.