Reseña: RAY TEMPLE.- ‘II’

Si con su primer álbum homónimo (reseña aquí) los alemanes RAY TEMPLE ya me sorprendieron, con su nuevo trabajo ‘II’, corroboran las buenas sensaciones de su debut. Con su álbum debut, plantaron unas semillas que ahora dan sus frutos en seis canciones lisérgicas empapadas de blues pantanoso. Porque RAY TEMPLE saben construir canciones con cautivadoras atmósferas, a las que dotan de pesadez con golpes de Stoner-doom y un divertido tono de garage-rock. Siempre con mesura y sin estridencias, los cortes fluyen entre boscosos caminos que nos llevan a un mar de psicodelia pesada vigilado por altas dunas construidas a base de arenosos riffs stoner. Un antídoto contra la monotonía, ya que los alemanes siempre se las apañan para dotar a sus canciones de pinceladas de una amplia gama cromática, lo que hace que las mismas, resulten siempre divertidas y de fácil digestión. Manejándose a la perfección en atmósferas psicotrópicas, pero también en tormentosas sendas en las que la contundencia de sus riffs arenosos es nublada por buenas dosis de fuzz; parece que RAY TEMPLE no quieren etiquetarse ni caer en convencionalismos, o más bien, tratan de reflejar en estas seis fascinantes pistas, todas sus influencias musicales, que son variadas. Porque si unes el rock del desierto, el blues, la psicodelia, el garage rock, y el hard rock de aroma vintage, probablemente el resultado sea algo parecido a este álbum. Por poner una pega al mismo, la media hora de duración de ‘II’, sin duda sabe a poco. Pondremos esto en el ‘debe’ de la banda, para que nos compense en su próxima entrega.

Los pesados riffs de vocación doom de ‘Wave The Grave’ nos ponen en una senda que tendrá una fisonomía cambiante a lo largo del álbum. Tras la apertura los efluvios lisérgicos del blues más pantanoso toman los mandos de la canción. Fuzz difuso sobre desarrollos heavy-psych llevan a la canción a un bosque humeante en el que la neblina y una cautivadora y cálida voz nos seducen bajo un grovvy cadencioso. Hipnóticos pasajes que se ven asediados por golpes de pesadez van guiando al corte a una atmósfera chamánica llena de magnetismo. Allí, la guitarra ácida va alternando el protagonismo con un bajo contundente y seco y un ritmo lleno de gancho.

Con un tono más setentero el hard-rock y los dictados del Stoner se fusionan en ‘No. 2 is doing well’. Una canción con sabor a desierto con guiños skifle y voces garageras poniendo la nota de color. Una atmósfera añeja con unas entrañas de fuzz y divertidos pasajes más propios de finales de los 60’s, en una atrevida combinación que acaba por funcionar yendo directos al grano en algo menos de tres minutos.  

‘Naked B’ bebe del legado de los 70’s entre ritmos contagiosos y una combinación de garage rock macarra y atmósferas psicodélicas. Mas pronto que tarde, los riffs desérticos aparecen en escena para llevar la canción a una especie de caos en el que se amontonan las vibraciones estilísticas. Con momentos más propios de Nebula, la canción serpentea tanto por espacios desérticos como por laderas pantanosas en las que la psicodelia encuentra su mejor lugar.  

Dejándose llevar por los dictados del Stoner y la psicodelia pesada, ‘Golden hanju’ recupera esa combinación de entornos chamánicos con las arenas de las dunas del desierto más caluroso y estéril. Los cautivadores pasajes vocales se adornan de una fluida narrativa que sube y baja constantemente su intensidad. Como siempre, en la misma canción cada oyente encontrará pinceladas de su estilo favorito, porque RAY TEMPLE se las apañan siempre para sus cortes no resulten monótonos. Embestidas de riffs rugosos, con un frenético ritmo que contrasta con los riffs headbanding que volarán tu cabeza. Pero también el corte contiene pasajes psicotrópicos más propios de un placentero viaje de peyote.

‘Sidemen’ vuelve a mirar al pasado con su crudo y cautivador sonido. Pero de reojo, RAY TEMPLE también mira a los 90’s y a esos pioneros del desert-rock. Desgarradores pasajes que transmiten un tormento a semejanza de como lo hacía Jim Morrison. Fuzz y un trepidante ritmo,  acelera el corte dejando una espesa polvareda. De nuevo consiguen que todo fluya y se desparrame por un amplio espacio de vibraciones, tanto Stoner como hard-rock, y sobre todo psicodélicas.

Con un nombre como ‘Dark Forest’, no es difícil intuir el contenido de sus surcos. Un corte que navega entre remansos psicodélicos, torrentes Stoner y meandros de blues. Con un flujo constante, desde su cautivadora apertura de blues lisérgico, la canción parece contonearse por momentos en un baile seductor, gracias a la calidez vocal, para desmelenarse entre riffs rugosos y de inequívoca vocación desértica en un frenesí rítmico. Una montaña rusa llena de pasajes chamánicos pero también de partes agrestes en las que todo se vuelve más pesado. Es destacable el buen uso de unas voces que saben transmutar para transmitir variadas sensaciones en otra canción que no se limita en su entorno estilístico y en la que nuevamente podemos encontrar distintas referencias sonoras.

Ray Temple

Reseña: SANTO ROSTRO.- ‘Después no habrá nada’

Los jienenses SANTRO ROSTRO dan un paso adelante con su nuevo álbum ‘DESPUÉS NO HABRÁ NADA’. En esta nueva entrega, la banda nos presenta cinco pesadas y desgarradoras canciones que habitan en la oscuridad. Sus largos desarrollos instrumentales gravitan en lúgubres atmósferas psico-progresivas construidas con múltiples efectos y sintetizadores, provocando un sonido turbio y aturdidor. Fluctuando en su intensidad, cada una de ellas contiene aterradores pasajes que arrollan al oyente con una narrativa fluida, en la que sobre los elaborados impulsos progresivos, la banda nos golpea con riffs imponentes y una rabia descomunal. Manteniendo intacto su espíritu alternativo, el trio evoca el sonido que años atrás ejecutaran bandas como VIAJE A 800. Con canciones llenas de giros y meandros, nos ofrecen un sonido que gratificará a los amantes de bandas como MASTODON, ORANSI PANUCI o RUSSIAN CIRCLES, en su particular versión andaluza. Porque SANTRO ROSTRO han cuidado mucho el legado de los pioneros del rock andaluz, incorporando elementos llenos de ‘duende’ con los que atraer al oyente a un viaje al corazón de Al Andalus, en el que los sonidos pesados y las vibraciones psicotrópicas nos enajenan sin posibilidad de escape. Todo un derroche de adrenalina ejecutado a la velocidad de la luz que te dejará completamente exhausto. Sabiendo como dejar pasar los rayos de luz, sus cortes habitan en un lúgubre y terrorífico espacio que no te dejará indiferente. Sin duda ‘DESPUÉS NO HABRÁ NADA’ es el trabajo más descomunal que ha nacido de la escena pesada española en los últimos tiempos, un álbum que no te da respiro y que necesitarás volver a él una y otra vez, para deleitarte con la amplia gama de matices que contiene sus surcos. Estamos ante el álbum más maduro y elaborado de una banda veterana que lleva una década dándonos grandes alegrías, pero que este, su cuarto álbum, se ha superado.

El álbum ha sido producido por SANTO ROSTRO; grabado y mezclado por Raúl Pérez en La Mina (Espartinas, Sevilla); y masterizado por Mario G. Alberni en Kadifornia Mastering (El Puerto de Santa María, Cádiz) Y cuenta con un artwork de The Braves Church, basado en fotografías de Manu Rosaleny.

‘DESPUÉS NO HABRÁ NADA’ está disponible vía Discos Macarras, LaRubiaProducciones & Spinda Records.

‘Telarañas’ abre el álbum de manera magistral y arrolladora. Con un sonido evocador de ‘VIAJE A 800’ la banda nos presenta un corte denso y pesado con multitud de matices en su sonido. La oscuridad y la rabia como principal característica de un corte que explora momentos progresivos con inequívoco espíritu alternativo.

Con un sonido denso y plomizo ‘Carcasa Digital’ arremete con fuerza y un sonido turbio del que se asoman las desgarradoras melodías vocales. Efectos y un tono oscuro tono psicodélico es la base en la que sustentan sus devaneos alternativos con aroma andaluz. Una bacanal sónica no exenta de pesadez que acaba crear un corte monumental en el que incluyen momentos de tensa calma. Con un carácter hipnótico la canción oscila en su intensidad con arrancadas y paradas.  Todo un tira y afloja que tiene sus frutos.

En un ambiente progresivo, los primeros acordes de ‘Aire’ evocan su Andalucía natal en una fusión de elementos progresivos y tonos alternativos teñidos de una psicodelia turbia y amenazadora.  Sus amenazantes pasajes vocales se amortiguan con melodías ensoñadoras en una combinación sumamente efectiva. Armonizando algunos acordes acústicos con acordes eléctricos, la esencia andalusí aparece entre lúgubres estrofas con un carácter aterrador. Su desgarrada historia oscila en un balanceo con el que consiguen un cautivador equilibrio sonoro. Los interminables desarrollos de guitarra se estiran entre tambores volátiles y una densa neblina presente en otro corte oscuro y esquizoide por momentos.

‘Matriz’ se recrea en desarrollos que me recuerdan a Viaje 800 con una fuerza arrolladora. Un sonido turbio que se ornamenta con numerosos efectos envolventes y que es ejecutado a toda velocidad. Un frenesí frenado en su empuje por guitarras que nos llevan a un espacio lisérgico. Su espíritu alternativo es dotado de una épica que hace que la canción se muestre aturdidora y monumental. Los complejos desarrollos muestran a la banda en todo su esplendor. Combinando diálogos de bajo y guitarra la pista no ceja en su empuje siempre avanzando sin mirar a atrás. Una huida hacia adelante que pasa por distintas fases para tomar aliento sin perder su grandilocuencia. Con voces trascendentales y un persistente zumbido consiguen crear una maraña sónica enajenadora. Un final netamente psicodélico pone el culmen a una canción arrolladora e hipnótica.

Con casi doce minutos ‘Después no habrá nada’, la canción que da nombre al álbum, nos ofrece el mismo frenesí sónico con tambores atronadores, riffs ásperos y una vibración envolvente que turbia cada acorde de la misma. Virulenta por momentos, la guitarra impregna los surcos de psicotrópicos entre efectos y complejos desarrollos con una fuerza descomunal. Todo un torrente ensordecedor que va tornándose progresivo en algunos de sus pasajes sin desfallecer en su ímpetu. En su parte central, la canción se vuelve más psicodélica con una sucesión de efectos que crean una aterradora cortina sónica que es ejecutada con cierta parsimonia consiguiendo un efecto de que algo enorme nos aplasta con toda su fuerza. En una nueva huida hacia adelante las guitarras se superponen en una espiral ácida de proporciones descomunales. Un caos controlado que nos arrastra a un submundo lleno de terror y oscuridad. SANTO ROSTRO nos sacan de ese estado catártico con suaves acordes acústicos que ponen la pausa a un implacable frenesí. Riffs densos y una atmósfera pastosa nos van sacando a un final en espera de que la luz y la esperanza se muestre antes nosotros. En esta nueva dimensión sensorial la razón es nublada con pasajes heavy-psych de altos vuelos y unas guitarras que se retuercen en solos extenuantes mientras la base rítmica mantiene la tensión entre leves aromas andaluces. El epilogo lo ponen unos bellos acordes acústicos superpuestos.

Santo Rostro

Spinda Records

LaRubiaProducciones

Discos Macarras Records

Reseña: STONED JESUS.- ‘Father light’

El quinto álbum del trio ucraniano STONED JESUS bien cargado de canciones que navegan en diferentes aguas, siendo manejadas con la maestría del mejor Lobo de Mar. ‘FATHER LIGHT’ es una álbum maduro, y en palabras de su líder, cantante y guitarra Igor Sydorenko, su mejor álbum hasta el momento. Lo cierto es que, para alguien como yo, que no he profundizado en exceso en sus trabajos previos, me parece un álbum exquisito y sobresaliente. Si a STONED JESUS se les conoce por su pesadez, por sus riffs difusos, y por esas líneas de bajo magnético, en esta ocasión, esos ingredientes adoptan un carácter progresivo como no habíamos visto antes. Unas cautivadoras canciones que van mutando en si mismas con una facilidad pasmosa, para situarnos en un estilo complemente diferente en cada giro de sí mismas. Por que sí, esos riffs monolíticos tan habituales en la banda siguen estando aquí, pero los pasajes contenidos de carácter psico-progresivo, y unas cuidadas melodías vocales, toman un mayor protagonismo. Esto hace que el conjunto del álbum resulte un tapiz multicolor en el que caben distintos estilos y en el que las melodías se expanden y mutan. Desde pasajes acústicos hasta madrigueras de conejo empapadas en sustancias psicotrópicas, todo se ejecuta con unas transiciones que pasan casi desapercibidas para el oyente, lo que nos lleva a cambiar de escenario, sin que nos demos cuenta. Esto es el punto fuerte de un álbum emotivo y pausado, cuyo interior es sólido como una roca.  He de coincidir con el propio Igor, y afirmar que estamos ante el mejor álbum hasta la fecha de STONED JESUS, un álbum intenso y que supone la primera parte del ambicioso proyecto de la banda de un ciclo de cinco años en desarrollo, y el preludio del siguiente álbum , que se llamará ‘MOTHER DARK’, que nos traerá canciones mas relajadas, mas hipnóticas y tendrá un carácter todavía mas introvertido. Estaremos atentos, pero de momento, disfrutemos de esta maravilla llamada ‘FATHER LIGHT’, disponible vía Season of Mist.

El álbum comienza con los acordes acústicos de ‘Father Light’, una canción sencilla llena de sentimiento en la que la voz de Igor es acompañada por campestres pasajes como si de un canto de esperanza se tratara. La antítesis de los pesados riffs de los ucranianos en una hermosa pista que nos sorprende a las primeras de cambio.

En un tono completamente diferente los riffs monolíticos nos introducen en ‘Season of the Witch’. Una larga canción con casi doce minutos en los que los dictados Stoner-doom se cubren de un manto de oscuridad entre voces melancólicas y pinceladas psicodélicas. En un giro inesperado el corte parece renunciar a la pesadez para atravesar un agujero de conejo que nos traslada a un mundo hipnótico en el que los elementos psicodélicos se suceden. En otro nuevo cambio de aspecto se produce una mutación a un espacio progresivo con unos desarrollos comedidos y un tempo pausado. La canción es todo un catalogo de los territorios por los que transita el trio ucraniano, con distintos estilos enlazados en un circulo que culmina en el punto de partida con esos riffs rugosos de vocación netamente doom. Impresionante.

‘Thoughts and Prayers’ se desarrolla en un espacio progresivo más propio de los 70’s. Como si un relato de cuentos y leyendas se tratara, la canción cabalga suavemente sobre una melodía retro y una atmósfera gris. La sencillez de la canción es precisamente su mayor aval para seducir al oyente bajo tonos de melancolía a los que los ucranianos incorporan pasajes más propios del proto-metal.  

Una magnética línea de bajo nos introduce en ‘Porcelain’. Una canción oscura que describe tensión en una atmósfera psico-progresiva alejada en su apertura de la pesadez a la que los ucranianos nos tenían acostumbrados. Pero estamos ante STONED JESUS y los riffs monolíticos no tardan en hacer acto de presencia. Con desgarradores golpes de fuerza transmiten la tensión, antes de que desaparezcan y nos suman en una exploración psicodélica en la que la tensión e palpa. Un corte que mantiene la línea argumental en bellos pero inquietantes psicodélicos a los que se les asesta pinceladas de riffs más rugosos sin que el corte pierda su esencia psicotrópica e hipnótica.  


La dinámica ‘Con’ galopa briosa auspiciada por unos inquebrantables tambores. Su pegadizo riff principal cala en el oyente tanto como los juegos de voces y coros. Nuevamente los espacios psico-progresivos son el escenario en el que desarrollan un corte fresco y fluido. Su divertida melodía aflora de una espesa cortina de sonidos difusos que se diluyen en detrimento de los estribillos.  El corte contiene algunos elementos más propios del math-rock.



Difuso e impregnado en fuzz, ‘Get What You Deserve’ refleja la pesadez de los ucranianos en su introducción. Salvada esta, la canción desciende a un bello entorno psico-progresivo custodiado por crujientes riffs y una turbia atmósfera. Sabiendo como jugar con los ornamentos, la canción ofrece claros y oscuros siguiendo la estela de las hermosas melodías. Esto hace que sus formas vayan mutando en ese espacio gris en el que la melancolía aparece. Otro claro ejemplo de que la banda sabe cómo manejar la melodía para contrarresta la pesadez de sus portentosos riffs. Pasajes palaciegos de fuerte inspiración progresiva construyen un relato monumental en el que la guitarra juega un papel fundamental. Equilibrado en su ejecución, el corte trasmite un estado casi depresivo con alguna ventana abierta a la esperanza.  

Stoned Jesus

Season of Mist

Reseña.- WOLVES OF SATURN.- ‘The deserts echo and the peyote delusion’

Durante la pandemia, los tres miembros de WOLVES OF SATURN cortaron cualquier conexión con el mundo y se encontraron juntos en un búnker de la Segunda Guerra Mundial en un pequeño pueblo alemán. Muy por debajo de la superficie, entre el silencio masivo del underground, crearon y auto-grabaron las canciones de su primer LP, que ahora ve la luz bajo el nombre de ‘THE DESERT ECHO AND THE PEYOTE DELUSION‘. Como estas canciones aspiraban a abrirse paso hasta el suelo y desplegarse, un desierto podría ser el lugar adecuado para sumergirse profundamente en ellas. Seis largos cortes en los que los ecos del desierto se impregnan de peyote para caminar por un viaje sensorial a través de desoladas dunas arenosas. Un álbum inspirador con el que consiguen abrir la mente del oyente a gratificantes y psicotrópicas sensaciones. Pesado, y sumamente psicodélico, sus impactantes riffs se amortiguan con pasajes ensoñadores que hacen explotar tu cabeza. Sin bajar el listón, en el álbum no hay una canción mala, ya que todas ellas transmiten una innumerable cantidad de sensaciones. Sin prisa para ejecutar cada canción, WOLVES OF SATURN se dejan llevar por la creatividad de su encierro abstrayéndose del mundo, para crear su propio espacio sonoro. Un mundo narcótico que logra penetrar en las neuronas del oyente para proporcionarle un estado sensorial sumamente fascinante. Guitarras pesadas, tambores atronadores, y una sensación lisérgica, son suficientes argumentos como para caer rendido a sus pies. Si a eso añadimos una ejecución pausada y una atmósfera vintage, y esos tonos chamánicos de inspiración doorsiana, y algún guiño a NEBULA,  el circulo se cierra con un resultado cautivador. Prepara tus sustancias psicotrópicas favoritas, relájate, y déjate llevar por este maravilloso viaje a una nueva dimensión sensorial. No te arrepentirás. A partir de aquí, solo queda esperar nuevas entregas de una banda joven con un potencial superlativo.

‘THE DESERT ECHO AND THE PEYOTE DELUSION está disponible en vinilo a través de Clostridium Records.

Una inquietante locución nos introduce a ‘Wolves Of Saturn’. Profundos riffs heavy-psych impulsan la canción a un territorio en el que los ecos del desierto se empapan de sustancias psicotrópicas en un auténtico viaje sensorial. Narcótico y chamánico, el corte contiene elementos stoner en su pausado gravitar por dunas cósmicas. Con un tempo pausado, la canción se recrea en insondables espacios lisérgicos con brillantes desarrollos de guitarra. Con visiones de peyote en sus surcos el corte evoca un viaje tras la ingesta de sustancias psicotrópicas

‘Eye Of The Buffalo’ nos trae el blues ácido con un carácter 70’sEse espíritu vintage se manifiesta entre ritmos vivaces y guitarra distorsionas. Ondulando en su intensidad el corte es una montaña rusa de riffs que oscilan constantemente. Poco a poco la canción se sumerge en aguas lisérgicas con solos empapados de fuzz. Ralentizando todo, la banda prosigue su transitar por esos espacios más propios de otros tiempos con un groovy más contenido y vacilón.

En una atmósfera envolvente auspiciada por el sonido del órgano y los efectos, ‘Escape To Mars’ explora un espacio psicodélicoen el que podemos encontrar algún elemento progresivo. Todo un trance psicotrópico presidido por la calma en el que las sustancias narcóticas nublan la mente del oyente haciéndole partícipe del ‘viaje’. Explorando insondables espacios a través de los teclados, WOLVES OF SATURN crea otro corte de innegable carácter vintage prescindiendo de las voces en esta ocasión. Siempre con elementos cambiantes, la canción mantiene la tensión y proporciona una agradable escucha.

Chile’ nos ilumina con sus sonidos campestres demostrando que la banda no se circunscribe a un estilo únicamente. Tomando un tono sureño la guitarra aflora entre un ritmo de tiempos medios más propio del rock clásico de los 70’s. nueve minutos dan para mucho esto hace que la canción explore distintos escenarios sonoros. Refrescante y rebosante de luminosidad, el corte se torna más experimental dejando fluir toda la creatividad. En la parte central los elementos psicodélicos hacen acto de presencia ´custodiados por una magnética línea de bajo que es complementada con bellas melodías. Con pasajes recitados en español con un particular acento la banda hace eclosionar el corte por un sendero más propio del rock desértico. La canción es un magnífico termómetro para medir el potencial de una banda, cuando menos, prometedora.

En este versátil trabajo también encontramos canciones como ‘Fragile’, un corte lleno de fuerza alternativa más propio de bandas como Nebula. Un torrente de fuzz y una dinámica más intensa. Ecos de los 90’s se conjugan entre golpes de distorsiones y riffs ásperos, en una pista cegadora que recupera la rabia y que nos empapada de vibraciones arenosas con un contagioso tono macarra.  Al igual que la mayoría de las canciones del álbum, a lo largo de su desarrollo, va mutando su aspecto para explorar diferentes vibraciones inspiradas en el sol abrasador que ilumina las dunas. En su parte final la canción se torna más psicodélica y chamánica con pasajes recitados y una guitarra que exhuma acidez, en lo que parece un guiño doorsiano.

‘Enceladu’ nos devuelve a la calma lisérgicaInsondables desarrollos instrumentales con el protagonismo de la guitarra y un sobresaliente trabajo de bajo nos sumen en un trance en el que la psicodelia pesada más luminosa se une a la fiestaAportando alguna pincelada progresiva, sus pasajes psicotrópicos nos invaden mostrando de lo que son capaces estos chicos. Una canción solvente y sólida llena de alicientes y en la que no aparecen las voces, algo que se mantiene en todo el trabajo. Una alternancia que hace que cada canción se muestre con su propia identidad ante el oyente.

Wolves Of Saturn

clostridiumrecords

Reseña: WESTING.- ‘Future’

SLOW SEASON pulsaban el botón de reinicio a finales de 2021 para dar un nuevo comienzo a la banda. Así tras el cambio de nombre a WESTING, e incorporando a la banda al guitarra de ALL THEM WITCHES, Ben McLeod publican su primer álbum ‘FUTURE’. Un álbum inspirado en la imprudencia de la raza humana en el mundo distópico en el que vivimos, y con canciones que suenan a la música que a la banda le gustaría escuchar.  Si hace unos años SLOW SEASON nos sorprendían con un sonido inspirado en LED ZEPPELIN, ahora, sin renunciar a ese estilo nacido a comienzos de los 70’s, encontramos a la banda mucho mas madura. Sus ocho emocionantes canciones rezuman rock clásico, boogie-rock, blues ácido y hard-rock atemporal. Siempre con una calidez reconfortante, sus canciones se construyen sobre tonos cálidos dulces melodías y un groovy infeccioso con el que de inmediato logran atrapar al oyente. Impregnado esas vibraciones del rock clásico de los 70’s con buenas dosis de fuzz, hacen que sus canciones proporcionen al oyente una escucha divertida. Porque a veces nos olvidamos que el rock es algo lúdico, y en este álbum eso resulta evidente. Las canciones del álbum nos ofrecen un amplio repertorio de brillantes guitarra, cuidadas melodías y un sinfín de matices con el que consiguen que las mismas resulten cautivadoras y llenas de ritmo. Ese groovy se complementa con pinceladas de rock progresivo, psicodelia y por supuesto el blues y el boogie para que la fiesta sea monumental. Con un agradable aroma sureño, cada pista se presenta como un regalo para cualquier amante del rock de siempre, un rock que con bandas como WESTING, sigue vivo y con un ‘futuro’ esperanzador. La escena necesita más bandas así, porque estos chicos son el hard-rock en estado puro.

WESTING son: Daniel Story Rice (voz, guitarra, teclados), Ben McLeod (guitarra) Hayden Doyel  (bajo) Cody Tarbell (batería).

‘FUTURE’ esta disponible Riding Easy Records.

‘Back in the twenties’ es un claro ejemplo del sonido que SLOW SEASON nos presentaron hace años. Teniendo muy presente el legado de LED ZEPPELIN, la canción gravita entre vibraciones de la banda británica, momentos sureños y psicodelia. Guitarras que llenan de luz la atmósfera se van sucediendo en una dualidad sumamente atractiva. Con parones y arrancadas, la canción adquiere un cierto tono doorsiano en su faceta más cálida y sugerente. Un claro ejemplo de la evolución de una banda que no se ciñe al legado de Robert Plant y sus huestes exclusivamente, sino que muestra sus cartas sin rubor. Y la jugada es ganadora sin ningún género de dudas.

A golpe de blues ácido y hard-rock crudo ‘Nothing new’ parece embarcarnos en un viaje con destino a los primeros años de la década de los 70’s. Melodías seductoras, guitarras empapadas de fuzz y un tono colorista, van ensamblando las piezas de una canción brillante y repleta de matices.  Si en el corte de apertura pudimos intuirlo, en esta ocasión queda mucho más palpable que las guitarras son uno de los mejores argumentos de la banda, pero también el uso de los registros vocales le sacan de cualquier encasillamiento. Los momentos de ortodoxia blusera contrastan con unos riffs que se vuelven turbios y difusos en un juego instrumental ciertamente fascinante.

En tonos atmosféricos ‘Lost riders intro’ es un interludio psicodélico instrumental que sirve de introducción al siguiente tema.

‘Lost riders’ palpita en un espacio de rock clásico con una cierta inclinación progresiva. Aquí la banda se muestra más contenida en una canción con las aristas pulidas y un sonido suave. Sustentado en atractivas melodías vocales las guitarras aparecen con cautela mostrando su lado más seductor. En un tono más cercano al ‘arena-rock’, WESTING optan por alejarse de estridencias en una canción colorista y una composición bien cuidada.

Los ecos Zeppelin aparecen en los primeros riffs de ‘Big trouble (in the city of love)’. Una nueva canción que recupera el registro vocal que popularizó Robert Plant en los 70’s. Un perfecto ejemplo del sonido de una banda que no tiene complejos en seguir la estela de su referente sonoro. Combinando estribillos y coros, el corte se muestra con un gancho efectivo para atrapar al oyente. Un claro ejemplo de rock atemporal que reivindica un sonido sin complejos ni florituras excesivas. Desde la sencillez, componen otra buena canción.  

Empapada por el bucolismo, la suavidad de la melodía de ‘Artemisa coming down’ nos ofrece un gratificante espacio sonoro en el que la dulzura aflora entre luminosas estrofas y delicados pasajes electro-acústicos. En ese ambiente campestre el corte se muestra como un gratificante bálsamo sonoro ideal para poder la pausa en un álbum que no se ciñe a un único estilo. Una hermosa canción en la que no faltan a la cita los brillantes desarrollos de guitarra

Instados en ese calmado escenario, ‘’Silent shout’ mantiene su tono acústico para empaparlo con embriagadoras pinceladas psicodélicas. En esta ocasión la banda incorpora un tono sinfónico en detrimento de riffs más ruidosos.

Sacando nuevamente del cajón el legado de Zeppelin ‘Stanley wu’ se empapa de blues y rock clásico en una atmósfera más propia de los 70’s. El tema se desarrolla en un escenario en el que los aromas del sur aparecen para llenar de luz una canción equilibrada y de fácil digestión.

‘Coming back to me’ cierra el álbum a ritmo de rock and roll, boogie-rock y blues. Sin estridencias, y con una armonía sencilla WESTING muestran que el rock de siempre sigue estando vivo y coleando. 

Westing

RidingEasy Records