Reseña/Crónica: ECSTATIC VISION.- ‘Live at Dunajam’

Casi un año después de su épica actuación en el mítico Dunajam, ve la luz el álbum que recoge la esencia de aquel salvaje concierto que ECSTATIC VISION ofrecieron en el mágico evento. En esta ocasión, me pareció más importante, narrar lo sucedido como si de una crónica se tratara, en lugar de reseñar como tal el álbum, ya que es mucha la curiosidad que despierta en la mayoría del público de la escena un evento como el Dunajam, y poca la información y certeza que sobre él se tiene. Esperemos que estas palabras sirvan para poner luz a tanto mito. Pero comencemos desde el principio. Hace casi cinco años, la banda de Filadelfia aterrizaba por primera vez en el Dunajam, donde ejecutaban el primer show de su gira europea de aquel año. Aquel concierto sobre la arena de la playa fue definido por la propia banda como ‘El show mas loco que hemos dado en nuestra vida’. Para los afortunados que pudimos presenciar aquel concierto, esas palabras tenían toda credibilidad, ya que, efectivamente fue un concierto loco, loco, loco, y absolutamente memorable. La banda venía con las energías intactas y no se dejó nada guardado, dándolo absolutamente todo. Varias ediciones después, ECSTATIC VISION repetían visita en el idílico evento. La ubicación era diferente, en esta ocasión el lugar en el que se desarrolló su actuación se encontraba al pie de un hermoso acantilado. Lo suficientemente alejado de cualquier núcleo urbano para que la soledad del entorno nos brindara un espacio acogedor, donde poder vivir esta sensacional fiesta. En una tarde calurosa y con algo de viento, el personal iba llegando sin prisa al lugar, algo frecuente en este evento. Tras recorrer una distancia a pie desde el sitio en el que se podían dejar los coches, los presentes íbamos aprovisionados de comida y sobre todo bebida, para vivir otro momento inolvidable. La propia banda trasladaba su equipo en sus manos durante varios cientos de metros hasta llegar al lugar señalado para su actuación. Allí, tres pallets de madera en el suelo, y unos altavoces a los laterales,  era el escenario en el que desarrollarían su actuación. Teniendo en cuenta que la hora del evento estaba diseñada como cada día, para poder disfrutar del ocaso del sol, y contemplar como se escondía en el horizonte, regalándonos un cielo lleno de colores, el mejor juego de luces con el que una banda podría soñar. El espíritu del festival es el de disfrutar de grandes bandas en entornos paradisiacos en un ambiente de armonía y camarería total. La banda llegaba con la lección aprendida, y sabía a la perfección como enfocar su actuación. Por otro lado, los que ya habíamos estado presentes en su anterior visita, teníamos la certeza de que algo grande iba a suceder, como a la postre así pasó. ECSTATIC VISION lo habían vuelto a hacer.

En el Dunajam todo sucede sin prisa, con la calma suficiente para que la fiesta sea sumamente gratificante, y los preparativos previos a la actuación que ahora ve la luz en disco, sucedían con calma. El lugar requería una logística mayor, ya que, en cada actuación, los cables que van desde la mesa de sonido al astero escenario, eran enterrados bajo la arena de playa, siendo marcada su presencia con algún elemento visible, para que nadie sufra ningún percance. Junto al acantilado, no hay arena, sino tierra y rocas, lo que hacía mas laborioso dejar es espacio preparado para el comienzo del show. También como en cada actuación, las bolsas para la basura que generan los asistentes son colocadas con un palo largo completamente visible desde cualquier sitio. De esta manera, cuando dejamos el lugar, este queda en el mismo estado en el que se encontraba antes de que llegáramos los asistentes a él.  

Con todos estos preámbulos, el cuarteto de Filadelfia, se colocaba sus instrumentos y tras una breve presentación, arremetía con la fuerza sideral de ‘You got it or you don’t’. El tema del año 2017 incluido en su álbum ‘RAW ROCK‘ FURY’ se convertía en una bacanal sónica, con el saxo diabólico y solos de guitarra ácidas completamente salvajes.  Así la banda iba directa a la yugular de los presentes, con una canción asesina que marcaría el camino de su actuación.

Sin mucha pausa, era el turno de los sintetizadores chirriantes en la apertura de ‘Times up’, una canción de su álbum ‘ELUSIVE ‘MOJO’ que conjuga el espíritu de Hawkwind y la rabia de The Stooges, en la particular visión intergaláctica de la banda. Con su cantante y guitarra Doug, alentando al personal, y dejándose la garganta en cada estrofa. El vendaval se desataba con Doug y Kevin revolcándose sobre el suelo con sus instrumentos sin dejar de tocar. metiéndose entre el público, ya en esos momentos, todo el mundo rodeaba el escenario, porque ECSTATIC VISION hacen que sus actuaciones sean interactivas, haciendo que la gente participe junto a ellos. Con el micrófono sujeto sobre su mano y caminando de espaldas, Doug recorría las inmediaciones del escenario seguido por Kevin tocando el saxo. Esto ya no tenía vuelta atrás. En esos momentos las apuestas se centraban en cuanto tiempo iba a pasar hasta que se encaramara a lo alto del altavoz, porque aquello, no habría duda que sucedería como sucedió cinco años atrás.

La locura estaba desatada y ‘The electric step`’ comenzaba a sonar con un turbador sonido de sintetizadores. Los ritmos krauts aparecían por si se necesitaba mayor poder hipnótico. Una intensa versión del corte con su cantante vomitando cada estrofa, y una intensidad completamente esquizoide.

La fiesta continuaba con ‘Deathwise’, un nuevo corte salvaje y trepidante con el que no bajan el pistón. La tarde iba llegando a su final y tras el escenario, la vista había cambiado. El cielo se tornaba más rojo con la llegada del ocaso, lo le daba otro tono al entorno, y por ende, a la actuación. En esos momentos ya nadie se mantenía quieto, los bailes desenfrenados y las interacciones con la banda se sucedían en una audiencia enfervorecida. Encarado a lo alto del altavoz, se repetía la estampa icónica que habíamos vivido hace cinco años y que documenta la foto de portada del álbum.

‘Tv eye’ daba paso a una bacanal en la que ya nadie tenía el poder sobre lo racional, A partir de aquí, cualquier cosa podía pasar. El caos se adueñaba del Dunajam para gozo de los presentes. Porque una actuación tan desenfrenada no es fácil vivirla, y mucho menos en ese entorno escenario con las olas rompiendo a poca distancia de nosotros.

Para cerrar el álbum ‘Come together’ documenta otro de los momentos más locos. Con absolutamente todo el mundo dejándose llevar por las distorsiones y los ritmos de la banda, estos, ofrecían sus instrumentos a los presentes, todo valía ya. Algunos grababan con su móvil este momento histórico y el propio Doug cogía estos teléfonos para enfocar hacia el público y que se comprobara el descontrol y la fiesta por todo lo alto que estaba sucediendo. Ya no había músicos y público, todos estábamos unidos por la misma misión, hacer que aquella tarde, fuera absolutamente inolvidable.

‘LIVE AT DUNAJAM’ recoge toda la esencia de una actuación que, si bien fue mas larga de lo que se ha registrado en el disco, fue absolutamente irrepetible y sensacional como reflejan estos surcos que ahora ven la luz vía Heavy Psych Sounds. Personalmente es un placer para mí haber tenido la oportunidad de estar allí, viviéndolo desde dentro, y también de haber colaborado con la banda con parte de mi material gráfico grabado aquel día,  para que este álbum y dvd puedan ser posibles.

Ecstatic Vision 

HEAVY PSYCH SOUNDS

Reseña: DEAD SHRINE.- ‘The Eightfold Path’

Una de las figuras más reputadas de la escena underground de Nueva Zelanda, el multi-Instrumentista CRAIG WILLIANSON, artífice de bandas como DATURA, ARC OF ASCENT o LAMP OF THE UNIVERSE, regresa con su nuevo proyecto DEAD SHRINE. En esta ocasión, apartado de los sonidos transcendentales de sus últimos trabajos, con ‘THE EIGHTFOLD PATH’ nos trae una tormenta de rock pesado a semejanza de los pioneros de los 70’s. Un rock crudo y primitivo, en el que las embestidas de rabia se contrarrestan con atmósferas lisérgicas en canciones turbias impregnadas en fuzz. Rock ácido sin demasiados aditivos, que cabalga a lomos de un corcel proto-metal sobre caminos labrados por riffs Stoner, y una atmósfera evocadora del sonido de los primeros años 70’s. Renunciando parcialmente a sus canciones devocionales y a ese misticismo que aparece en los trabajos bajo el nombre de LAMP OF THE UNIVERSE, Craig retoma los impulsos pesados de sus comienzos en DATURA. Sin duda Craig es un músico talentoso e inquieto que no puede quedarse anclado y con DEAD SHRINE revitaliza sus composiciones para que se muestren monumentales. Narcóticas y aturdidoras, la contundencia de sus riffs, los tambores estruendosos y una línea de bajo impactante, consigue crear un agujero negro en el que no se atisba el final. Todo un coctel explosivo en el que caben los ecos proto-metal de antaño, la psicodelia más acida y corrosiva, el blues, por su puesto la psicodelia más impactante que puede llegarnos de las antípodas. ‘THE EIGHTFOLD PATH‘ es una espiral sónica con zumbidos constantes, sus habituales voces místicas, y un sinfín de vibraciones reconocibles, que se inclina a un precipicio angosto, en el que la pesadez es la protagonista. Toda una ceremonia catártica en la que las vibraciones heavy-psych se nutren de plomizos riffs ejecutados a cámara lenta, creando un espacio ensordecedor, presidido por canciones que parecen sacadas de un laboratorio de drogas alucinógenas. 


The formless’ nos presenta un espacio de hard-rock stonerizado con un innegable sabor a 70’s. Su crudo y turbio sonido evoca momentos de rock primitivo. Con una poderosa línea de bajo el corte cruje nutriéndose de una pesadez inusitada. Los vestigios de bandas como los primeros WHITESNAKE aparecen en una canción potente.

Manteniendo ese sonido crujiente ‘Kingdome come’ transita entre hordas de heavy-rock y riffs stoner a un paso cansino y plomizo. Incorporando embestidas de rabia, y un aroma a blues humeante, el corte sale de la monotonía sin perder un ápice de fuerza y rabia.  Aquí encontramos toda una cortina sónica que hace que la canción se muestre turbia y borrosa. Su fuzz narcótico le dota de un aire diferente que nos lleva a una combinación bastante solvente y efectiva.

‘As pharaohs rise’ nos sitúa en un espacio a caballo entre el proto-metal y las vibraciones stoner. Con riffs distorsionados y un aroma a 70’s, el corte transcurre con un tempo cansino para inclinarse a un espacio más psicodélico. EL uso de voces ecualizadas le dota de ese espíritu lisérgico que se ve complementado por pedales fuzz en la guitarra. Mientras el soporte del tema se muestra turbio y aturdidor.

Con casi ocho minutos, ‘Enshrined’ es otro tema pesado que habita en una atmosfera psicotrópica auspiciada por una gran guitarra. Tratando de buscar el equilibrio entre el hard-rock de antaño y las modernas vibraciones heavy-psych, la canción retumba entre pausadas estrofas vocales. Alejado de cualquier atisbo del misticismo predominante en los trabajos anteriores de Craig, los elementos blues y hard-rock crudo y primitivo afloran entre efectos envolventes y pasajes ácidos. Como decimos en España ‘la cabra tira al monte’, y la canción se siente seducida por un entorno sonoro netamente psicodélico en una evolución bien manejada.

‘Rainbow child’ insiste en esos rudos sonidos vintage. Aquí se destapa el tarro de las sustancias psicotrópicas para impregnar una canción de hard-rock con un envoltorio pesado y lisérgico. Un elemento común en gran parte del álbum, ya que esa mirada al pasado se dota de fuertes pasajes narcóticos más propios de un poderoso viaje de ácido. Con esto se consigue un sonido pesado, pero sumamente narcótico en una atmósfera retro, perfectamente diseñada.  Toda una espiral aturdidora de la que es difícil escapar en la que los solos de guitarra se estiran hasta el infinito.

Con un cadente y turbio ritmo, las vibraciones retro afloran en ‘Through the constell’. Desgarrador a la vez que ácido, el corte controla su intensidad empapada de psicodelia pesada y vibraciones proto-metal de los 70’s. con cada riff y cada acorde ejecutado lentamente, el corte avanza como un enorme y cansino paquidermo, arrasando con todo a su paso. Sutiles pinceladas de blues entre sus entrañas hacen que la canción adquiera un tono peculiar. La desagarrada voz pone el resto para que el corte se muestre tosco, crudo y pesado.

Jugando con los efectos, ‘The blackest sun’ crea otra bacanal lisérgica entre poderosos tambores y guitarras que se desdoblan. Su carácter chamánico hace que el ímpetu frene por momentos. Esto contrasta con los crujientes riffs de vocación doom.  Su sencilla armonía sirve de sustento a los distintos devaneos en los que se mueve. Otra curiosa y fascinante mezcla de sonidos de antaño con los ecos más pesados del momento.

‘Incantations’ parece recuperar el sonido que lleva caracterizando a LAMP OF THE UNIVERSE durante años. Borroso y con un carácter devocional, la canción gravita entre múltiples efectos y un ritmo atronador y lento. La voz retoma ese carácter místico en contraste con la monumentalidad de un corte aturdidor y balsámico a partes iguales. Un cierto tono hipnótico se palpa entre coros celestiales y plomizos riff de un marcado carácter doom. Personalmente, se trata de mi canción favorita de un álbum rugoso y sumamente psicodélico. En esta ocasión (como en otras muchas canciones) DEAD SHRINE consigue crear un espectro cegador que envuelve al oyente entre embestidas de efectos atmosféricos que revolotean constante mente. El corte contiene buenos pasajes de guitarra impregnada en sustancias ácidas.  

Dead Shrine

Shiny Beast

Reseña: DEER LORD.- ‘Dark Matter Pt. 1’

Con canciones directas que mantienen una producción limitada en detrimento de su fuerza intrínseca, los californianos DEER LORD publican su segundo Lp dividido en dos entregas, ‘DARK MATTER PT. 1,’, y una segunda parte que se publicará a lo largo de 2023. En esta primera entrega nos presentan seis canciones repletas de riffs de guitarra estruendosos, atmósferas de ciencia ficción masivas y baterías poderosas repletas de ritmos contagiosos. Rudas y poco ortodoxas, pero con los suficientes elementos como para que su versatilidad no las haga caer en convencionalismos. Si en su anterior entrega el rock and roll se erigía en protagonista en esta nueva entrega, ofrecen un sonido más crudo y primitivo. Sus atronadores golpes graves y sus densas atmósferas lisérgicas se sustentan en unos ruidosos tambores y riffs masivos así como ciertos guiños al blues más salvaje y arcaico. Rememorando esos salvajes sonidos de los pioneros del hard rock y el proto-metal de los 70’s, DEER LORD golpean con fuerza poniendo a prueba la capacidad neural del oyente con canciones ácidas en las que encontramos descargas de fuzz intoxicante, solos abrasivos, y una rugosidad que abofeteará tu cara. El álbum fluye con facilidad entre oscuros pasajes doom,  impulsados por un sensacional groovy, que gratificará a cualquier amante de las rugosos vibraciones arenosas, pero también a esos viejos rockeros habituales de garitos de mala muerte en los que el alcohol y el humo de la hierba campan a sus anchas. No se cual será el contenido de esa segunda parte que nos espera, pero este primer capítulo de ‘DARK MATTER’, es capaz de proporcionarnos una experiencia inmersiva ya que sus surcos, son sumamente atractivos y están llenos de garra. Una fórmula que la banda cree que permitirá mas tiempo para saborear cada nota de sus canciones.

Las semillas de ‘DARK MATTER’, se plantaron hace casi cinco años cuando McOmber aún estaba aprendiendo sobre el proceso de grabación y prestando mucha atención a escribir canciones que fueran simples y divertidas versus complejas y perfectas. En lugar de buscar heroicidades de rock progresivo-difíciles, la banda se esforzó por crear canciones que los músicos jóvenes disfrutarían tocar y los maestros de riffs experimentados,  disfrutarían tocando la cabeza en la máquina de discos.

DEER LORD son: Sheafer McOmber (guitarra/voz), Jared Marill (bajo) y Ryan Alderman (batería).

Ambas partes de ‘DARK MATTER’ fueron grabadas y mezcladas por McOmber y el baterista Ryan Alderman en Northern Buffalo Studios en Santa Rosa, CA. El proyecto fue masterizado de manera experta por Hamish Simpson en Silly Scotsman Studios en Windsor, CA, y la carátula del álbum fue ejecutada magistralmente por Mirkow Gastow en Berlín, Alemania La grabación y mezcla correspondió a  Sheafer McOmber y Ryan Alderman, con una masterización a cargo de Hamish Simpson (Silly Scotsman Studios) y una obra de arte de Mirkow Gastow.

‘Ego’ es un corte pesado en el que los riffs stoner de vocación doom se alternan con algunos elementos lisérgicos impulsados por una fuerte presencia de fuzz. Su diabólico ritmo se desboca en una espiral desértica de grandes proporciones. El resultado es un corte crudo y turbio con un sonido difuso y primitivo con alguna reminiscencia de los ecos proto-metal de los 70’s.

‘’Hippie girl’ se construye sobre una sólida base de una línea de bajo excelsa. Voces salvajes se unen a una fiesta de sonidos desérticos con un cierto tono vintage. Una combinación de hard-rock potente y vibraciones stoner con una presencia bastante interesante. La canción pasa por momentos de intensidad, pero también contiene pasajes atmosféricos en los que la psicodelia aflora entre las grietas de su potente sonido. En su parte final, el tema se torna más dinámico y pegadizo.

Envueltos en una orgía sónica, ‘Planet earth’ se empapa de ritmos contagiosos y un aura psicotrópica. Con estribillos que se superponen entre nebulosas arenosas, la canción gravita en un ondulante espacio desértico.  El corte toma algún elemento proto-metal en su narcótico deambular entre dunas y cactus, sin perder su tono cósmico.

‘Psychedelic roadkill’ palpita entre fuertes tambores y golpes de riffs ásperos. Con un indudable espíritu más propio del hard rock primitivo, la gruñona voz parece vomitar una canción llena de fuerza. Cruda y con las dosis suficientes de fuzz, el corte contiene algunos de los elementos más ortodoxos del género, ejecutados con un groovy sumamente contagioso. La canción se basa en la historia de terror de un accidente de motocicleta a alta velocidad mientras (lo adivinaste) bajo fuertes drogas psicodélicas.

Si las huestes stoners pueden sentirse identificadas con ‘Ride away’, los amantes del rock más macarra y pesado encontraran su espacio aquí también. Turbio, pero lleno de ritmo, los estribillos y unos riffs crujientes conforman este mole sonora. Un tema que invita al baile y a poner a prueba tus cervicales.  Denso y pesado, a la vez que narcótico en alguno de sus pasajes, el corte es una estampida arenosa que cegará tu mente para permitir que tu cuerpo se manifieste.  La parte final es una invitación al desenfreno y a pogos descontrolados.

‘Witches brew’ con sus más de siete minutos, cambia la dinámica del resto de canciones. Inspirado en la historia de un vagabundo en las montañas que se encuentra bajo el hechizo de una bruja psicodélica, después de besar sus labios cubiertos de LSD en la cima de la montaña, el corte cambia de alguna manera la dinámica del álbum. Si en el resto de las canciones DEER LORD toman la vía recta, en esta ocasión la banda se toma su tiempo para perfilar la esencia del tema. Una introducción atmosférica nos llena de sustancias lisérgicas para evolucionar a un entorno que coquetea con el doom. Lento en su avance, el corte se nutre de efectos y crujientes riffs de los que afloran pasajes vocales mucho más sosegados y chamánicos.  Con esta dualidad consiguen un equilibrio satisfactorio y muestran la capacidad compositiva dejando fluir sus ideas en un espacio humeante.  La última parte contiene unas melodías más digeribles con las que logran transmitir el ritmo entre borrosos riffs empapados en psicotrópicos.

Deer Lord

Reseña: HEAVY BLANKET.- ‘Moon is’

Regresando después de un paréntesis de diez años, el atípico J Mascis, publica con su proyecto heavy-psych HEAVY BLANKET su nuevo álbum, ‘MOON IS’. Un tesoro lisérgico compuesto por seis fascinantes canciones impregnadas en sustancias psicotrópicas. Todo un alijo de riffs pesados a la vez que ácidos, a los que el creador y custodio del noise J. MACIS, los viste de vibraciones malhumoradas de proto-metal y rock de baja fidelidad. Un álbum que puede hacer las delicias de los acólitos de DINOSAUR JR., pero que conquistará a todo aquel que se tope por primera vez con HEAVY BLANKET. Ritmos contagiosos, fragancias penetrantes envueltas en nebulosas atmósferas y unos solos de guitarra majestuosos, completan un álbum para enmarcar. No se si supera en calidad las entregas anteriores, pero puedo decir, que desde que hice la primera escucha, ‘MOON IS’ me ha atrapado en sus fauces. Porque es un álbum anárquico por momentos, al margen de estereotipos, pero también es un álbum en el que el ADN de los pioneros del proto-metal aparece en sus surcos. Agolpando los elementos y los instrumentos, las canciones fluyen impulsadas por vientos de psicodelia pesada. Por momentos sencillo, la composición de los temas parece no poderse barreras, ya que, desde la sencillez, consiguen canciones monumentales y llenas de gancho. Completamente instrumental, ‘MOON IS’ no necesita de la voz para difundir su magia, sus desarrollos, se las apañan por si mismos con suma solvencia. Un álbum vertiginoso, y absolutamente recomendable para cualquier amante de la psicodelia pesada

‘MOON IS’ está disponible a través de Outer Battery Records y se puede reservar  aquí.

‘Danny’ parte de un ritmo contagioso, con una guitarra floreada reglándonos una magnífica melodía. Un espacio en el que la psicodelia aromatizada es reflejada con un resultado sumamente convincente. Con los tiempos perfectamente marcados, la canción se desarrolla repitiendo su armonía entre solo ácidos y un tempo incesante. Ceñido a una atmósfera heavy-psych de altos vuelos, el corte se manifiesta esplendoroso, dejando una sensación de que algo importante está por venir en el resto de las canciones.  Su milimétrica estructura y el cuidado de los detalles hacen que estemos ante una canción ganadora.  

Engrosando su sonido, ‘Crushed’ nos arrolla con una fuerza descomunal. Desde la rugosidad de sus riffs crean un corte difuso y sumamente psicotrópico. Difícil de encasillar por la variedad de elementos que se agolpan, la canción recrea un espacio colorista lleno de garra. Esto no impide que en su interior habiten pasajes ensoñadores que no restan dinamismo al tema. Un magnífico ejercicio de psicodelia pesada en el que la afilada guitarra no falta a su cita para mostrarse elegante, incisiva y poderosa.  Un torbellino de fácil digestión para el oyente.

En un tono más sosegado ‘Moon is’ nos arropa con un cálido y reconfortante sonido. Marcado por el ritmo de esa potente batería, el corte se muestra casi como una jam en la que la línea de bajo guía los devaneos lisérgicos de una guitarra que nuevamente se muestra brillante y seductora. Con una estructura sencilla, la canción se nutre de brillantes elementos con los que se refleja un virtuosismo que no apabulla al oyente, sino que lo hechiza. En el fondo el resultado da la sensación de corresponder a una canción inacabada, pero, aun así, con el suficiente gancho.

‘String along’ alarga su duración dejando que la banda explote todo su potencial con un sonido borroso por momentos, pero completamente atrayente. Expandiendo su sonido en múltiples capas, la guitarra se erige en protagonista de una canción impregnada en psicodelia. Una pesada canción en la que los instrumentos se amontonan en un caos controlado. La banda sabe salir del desconcierto con fascinantes melodías que ponen el brillo a la exuberancia de cortina sónica.

Con un sonido tosco y pesado, ‘Eyevoid’ parece sustentarse en la columna de los pioneros del proto-metal. Un sonido sucio y borrosos custodia los devaneos de una guitarra superlativa que ejerce de maestra de ceremonias una vez más. Su hipnótico y trepidante ritmo es usado como flujo de olas sobre el que surfear en un viaje lleno de emociones. El virtuosismo, una vez más, queda al descubierto en esta canción con forma de incesable torrente.

‘Say to you’ cierra el álbum partiendo desde la pausa. Oscuro y melancólico por momentos, el corte mira a los 90’s con su tenue y turbio ritmo. Una cortina cegadora con golpes de acidez, dejando claro que la psicodelia pesada es un territorio familiar para la banda. Una bella canción con la que prefieran narcotizarnos, en lugar de la excitación y energía transmitida del resto de canciones. Magnetismo y efectividad en otro buen ejemplo de la calidad de este proyecto.

Heavy Blanket

Outer Battery Records

Reseña: LORD MOUNTAIN.- ‘The Oath’

Desde la bahía de San Francisco, LORD MOUNTAIN rinde tributo a las grandes leyendas del proto-doom y el heavy-metal más clásico. Todo regalo para los amantes más ortodoxos del género. Enarbolando la bandera del heavy-metal legendario, las ocho canciones construyen un relato épico en el que el rey es el riff. Si, porque estamos ante canciones con una estructura sencilla, pero con un poder de persuasión y autenticidad, que no todos pueden conseguir. Sustentadas en un voz magistral, LORD MOUNTAIN consigue que sus canciones nos eleven al cielo para después descendernos a los infiernos a golpe de espada para liberar el Santo Grial del proto-doom con más alcurnia. Venerando a Sabbath, y con guiños a Pentagram o Pagan Altar, el cuarteto californiano desempolva los viejos estandartes del rock pesado más auténtico. ‘THE OATH’ invocará a las huestes durmientes del heavy-metal para que presten su juramento y se unan a la batalla para reivindicar que el género no está muerto. Desempolva tu chaqueta de cuero, adórnala con las mejores tachuelas, y regresa a la vida con un álbum que contiene todo aquello que amaste. Sus conmovedores solos de guitarra, y sus voces monolíticas, son un argumento suficiente como para explorar unos surcos que rebosan autenticidad. El cuidado tratamiento que LORD MOUNTAIN da a los tesoros más preciados del heavy metal de finales de los 70’s y de los primeros 80’s, hace que sus canciones resulten frescas, sin olor a naftalina. ‘THE OATH’ se postula como candidato a enarbolar el estandarte del doom y el heavy rock moderno, sin perder un ápice de autenticidad. ¡No rompas el juramento!

‘THE OATH’ está disponible vía Kozmik Artifactz y King Volume Records .

Por la senda del heavy-metal más clásico ‘Well of fates’ nos invita a un viaje a finales de los 70’s o los primeros 80’s. Riffs de la vieja escuela, una poderosa voz,  y un ritmo cadencioso, impulsan el corte por un espacio vintage en el que el legado de bandas como PENTAGRAM está muy presente. Proto-doom añejo sobre una estructura sencilla, dejándonos un buen sabor de boca.

Escarbando en la oscuridad, ‘The giant’ viene cargado de guitarras virtuosas que se solapan entre golpes de heavy-metal lento y plomizo. Con ese peculiar registro vocal, el corte se torna más melódico, moldeando de alguna manera sus aristas. Dotando la canción de épica consiguen de cada riff, cada estrofa se convierta en un elemento de veneración. Salpimentado con algún elemento psicodélico nos sumen en una neblina densa y oscura con aroma del pasado. Sin duda, todos elementos de cualquier viejo rockero, se conjugan aquí con sobrada destreza.  

‘Beyond the frozen sea’ pone la pausa a modo de interludio acústico presidido por arpegios en una estancia invadida por la melancolía.

Pero está claro que LORD MOUNTAIN aman el heavy-rock en su pura esencia. Y eso precisamente es lo que demuestran con ‘The last crossing’. Una canción que contiene la esencia de los pioneros del género. Proto-doom ejecutado con unas buenas voces y una guitarra con los suficientes alicientes como para caer rendido a sus pies. Un espiral de riffs que invitan al balanceo cervical. Pero no solo eso ya que una pausa guiada por la línea de bajo cambia la fisonomía de la canción para evocar relatos guerreros llenos de emotividad. Un golpe de nostalgia que muchos agradecerán.  

Con las hostilidades desatadas, la dinámica ‘Chasm of time’ sirve de guía para añadir aceptos a su causa. Otra canción que suena a un pasado glorioso en el que las chupas de cuero y las tachuelas dominaban el mundo del rock. En esa fina línea en la que el hard y el heavy rock se fusionan, las melodías y estribillos contagiosos emergen entre solos que revolotean estirando una y otra vez las cuerdas.

‘The sacrifice’ es otra canción con la que, cumpliendo todos los estereotipos, los californianos salen airosos. Su autenticidad, la aleja de todas esas propuestas en la que se trata de homenajear a los grandes del pasado. Estos chicos tienen su propia identidad y parecen tener claro lo que hacen.

Sumiéndonos en la oscuridad, ‘Serpent temple’ refleja un sonido Sabbath en su mas pura expresión. Con el riff como argumento, las hordas se preparan para la batalla. Una batalla de guitarras pesadas y ritmos poderosos que dejaran sin aliento al más pintado. Sin duda uno de los principales avales de LORD MOUNTAIN queda de manifiesto. No es fácil encontrarse a bandas con buenos cantantes, y en esta ocasión, esa cautivadora y altísima voz, logra brillar como faro en el horizonte, haciendo que la tripulación rítmica lleve la flota puerto.

Cerrando el álbum “The Oath” es una canción sobre la guerra, el sacrificio y la lealtad incondicional: la voluntad de morir por el líder de uno sin ninguna consideración por la política o la razón. Compuesta hace un par de años, la banda utiliza el riff principal para ir enriqueciéndola con distintos elementos que recogen el legado del pasado para construir un nuevo relato lleno de épica.

 

Lord Mountain

Kozmik Artifactz

King Volume Records