SKRAECKOEDLAN, la banda sueca formada en Norrköping, en 2009, y cuyo nombre es una referencia a ‘Godzilla’ en sueco, es una de las bandas más ambiciosas, originales y multidimensionales surgidas en Escandinavia en los últimos años, y con su nuevo disco lo deja claro.
Un gran talento para construir nuevos mundos a partir de los bloques de construcción de la psicodelia pesada y rock progresivo con un brillante resultado en «EORPE» (Traducido: ‘Tierra’). Su primer álbum en más de tres años, que ve la luz via Fuzzorama Records mostrándonos su cara más progresiva.
«Guldåldern» abre con calmadas atmósferas progresivas, primero con sutiles acordes, e inmediatamente, sobre una potente instrumentación envolvente, con nebulosas de la que salen rayos de luz en forma de cálidas voces. Fusionando elementos progresivos con momentos de psicodelia, generan un compacto y grandilocuente tema.
Recuperando sonidos stoner, «Kung Mammut», a golpe de batería y efectos, un implacable bajo nos golpea con fuerza mientras los tambores nos van señalando el camino. Un entorno lleno de elementos progresivos que se van introduciendo con sutileza entre la poderosa base rítmica. Creando espacios para que las guitarras salpiquen de efectos los límites de la linde en la que se mueven los suecos.Tras una locución en sueco, misteriosos bosques lisérgicos aparecen ante nosotros. Unos árboles progresivos crecen en esos campos ayudados por una guitarra que cada vez se muestra más ácida entre la maleza hard-progresiva. Voces folclóricas y teclados se van intercalando entre la brumosa y espesa instrumentación, convirtiéndose en pastosa en su parte final.
Al margen de la trama progresiva, existen elementos de fuzz en temas como «Creature of Doggerland», en el que un gruñido, desata las hostilidades más metálicas de la banda, con una espiral de riffs, stoner-metal. Tras la eclosión, el retorno a los entornos progresivos con una plácida transición que no hace que pierdan un ápice de fuerza.Una fuerte batería, unida a momentos de post-metal se va tornando para enfilar ecos heavy-progresivos en los que los desarrollos de guitarra adquieren todo el protagonismo. Ocho minutos de intensidad plena.
SKRAECKOEDLAN, tuvo la colaboración del autor de ciencia ficción Nils Håkansson, quien escribió la historia que inspira el álbum. La trama está ambientada en 1920 en medio de un misterio cargado de influencias Lovecraftianas y matices filosóficos. Como explica la banda, “Esta es, con mucho, nuestra obra de arte más ambiciosa hasta ahora. Ha sido un verdadero desafío hacer justicia a la historia de otra persona, al mismo tiempo que las canciones se unen y se mantienen firmes por sí mismas. Tomó mucho esfuerzo, pero hemos hecho justamente eso «.
La ampulosidad progresiva queda patente en temas como «Angelica». Un torbellino inicial que deja paso a grandilocuentes desarrollos post-metal, con constantes giros en los que las voces suavizan la intensidad, sin renegar de su fuerza y poder. Finalmente los momentos más progresivos aparecen en su parte final, en la que encontramos pasajes vocales cercanos a E.L & P, herederos de los ecos de la escena progresiva setentera.
Los momentos más introspectivos se producen en temas como «Mammutkungens barn» o «Angra Mainyu». Sobre fornidos sonidos, con ornamentos psico-progresivos esparcen de fuzz una instrumentación que se eleva impulsada por voces progresivas. Las melodías ganan espacio dejando una estela con más modulación. Lo suaves acordes de las guitarras nos introducen en difusos espacios psych que evolucionan a majestuosas nebulosas que se disipan con el impulso de vientos arenosos y brisas progresivas. Mas cercanos a escenarios de metal melódico, el tema se debate en un torbellino de fuzz entre la contundencia y la suavidad. una lucha desigual que acaban cayendo del lado de los sonidos pesados.
Con una estructura aparentemente mas sencilla, «Elfenbenssalarna», con unos acordes acústicos en su inicio nos lleva a un jardín del Edén, en el que los floridos espacios psych conviven con momentos doom. Una fusión que acaba convirtiéndose en un objeto de deseo de bellos momentos de psicodelia pesada con un aura de efectos y distorsiones. Unas intensas voces corales se tiñen de multicolores solos de guitarra en su ondulante canto.
No faltan los momentos de heavy-progresivo como en «Tentakler & betar». un tema que se debate entre arrojarse al doom o la calma sinfónica. Siempre con un intensidad faraónica.
En el último tema de «EORPE», «Peggys sång» retoma algún bello momento de folk del pasado, con apariencia psico-progresiva, en el único corte del disco, no nos apabulla con su densidad instrumental. de esta forma, la banda consigue un sólido trabajo gustándose en la alternancia de luces y de sombras, en un tortuosos peregrinar.
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