Reseña: LAMMPING.- ‘Stars we lost’

‘STARS WE LOST’, el nuevo EP de los canadienses LAMMPING, contiene seis canciones empapadas de fuzz en las que el legado de los 70’s se conjuga con elementos de psicodelia, blues, rock clásico, indie, kraut, incluso pinceladas pop de confitería, para lograr un sonido personal y fuera de convencionalismos. Logrando expandir su sonido hacia nuevos territorios sonoros, su apuesta alternativa logra el objetivo, proporcionando al oyente media hora fantástica, divertida y llena de alicientes. Todo un arco iris multicolor en el que todo vale y en el que cada oyente encontrará sus propias referencias sonoras. Puede que a priori parezca difícil insertan influencias tan dispares en un mismo trabajo, pero cada una de las pistas, se presenta cohesionada y con los suficientes alicientes como para hacerte permanecer enganchado a su escucha. La variedad estilística que encontramos en sus temas no resulta nada forzada, sino que por el contrario, el resultado de una magnífica ejecución. Estamos ante un nuevo soplo de aire fresco en una escena que no deja de sorprendernos. ¿Atrevidos?, si, por supuesto, pero el resultado resulta sumamente satisfactorio. En el álbum encontramos canciones campestres, en contraste con los sonidos futuristas de otros cortes en los que la psicodelia y los ritmos hipnóticos se balancean en un puente que nos lleva a los 60’s. Un tránsito en el LAMMPING se recrean en el paisaje de este viaje sonoro, recolectando aquellas vibraciones que pueden serle útiles para enriquecer sus canciones. Eclécticos, pero resultones, los canadienses consiguen un trabajo solvente con muchos alicientes, en unos surcos con fascinantes líneas vocales asentadas sobre guitarras atmosféricas e hipnóticos ritmos de vocación kraut. 

LAMMPING fue fundada por el cantante y compositor Mikhail Galkin y el baterista Jay Anderson. Al reunirse en un concierto donde las bandas anteriores de Jay y Mikhail compartían cartel, conectaron rápidamente sobre sus gustos musicales, aprovechando su amor por todo, desde el boom-bap de mediados de los 90 hasta Tropicalia y la música de biblioteca. Completan la formación Matt Aldred a la guitarra y Scott Hannigan al bajo. La banda se inició como un intento de unir varias influencias e ideas musicales bajo un paraguas de psych-rock, expandiendo las posibilidades de la música pesada. Reflexionando sobre el nombre de la banda, Galkin reconoce: “Lammping vino de «Cold Lamping With Flavor», una canción de Public Enemy. Supongo que era nuestra forma de decir que el hip hop es una influencia para nosotros. Añadimos una “m” extra para darle un toque original. Un amigo mío dijo que sonaba como una banda de garaje de la era de los Nuggets, así que funcionó, supongo”.

STARS WE LOST’ está disponible vía We Are Busy Bodies. 

Con suaves melodías ‘Everlasting moor’ camina por un escenario de rock clásico entre pinceladas blues.  Con una combinación de sonidos difusos y un alma más pesada, el tema no pasa la frontera de la estridencia en su sonido. Una estela de fuzz parece imprimir fuerza a una canción en la que las voces mantienen el control.

Con aura casi de vodevil ‘Never Phoenix’ navega en un escenario alternativo en el que un recurrente ritmo contiene la contundencia. Un extraño sustentado en los registros vocales, pero en el que no faltan elementos psicodélicos hábilmente salpicados. La parte final ofrece buenos pasajes de guitarra que se ven seducidos por el blues en una mezcla que funciona.

Con tonos más propios de música ‘americana’ ‘Home of shadows’ es como un susurro del viento en vastas praderas. Suave, pero conteniendo guitarras afiladas, los canadienses crean una canción colorista con distintos elementos florales y golpes de fuzz y wah wah con los que logran salir de esos pasajes más propios del rock de confitería.

‘’21 interlude’ es un extraño interludio voces con fuertes golpes de bajo y leves acordes de guitarra entre cadentes ritmos.

Usando un sonido denso en el que los graves golpean con contundencia, ‘Beyond the veil’ contiene aterciopeladas voces herederas de la psicodelia pop de finales de los 60’s.La versatilidad de su sonido admite buenos pasajes de guitarra salpicados con prudencia y una acaramelada melodía. De nuevo, la poderosa línea de bajo nos empapa con cada nota. Una curiosa conjunción de pop con pinceladas de sonidos más contemporáneos en un mestizaje, cuando menos original.

‘Golem of garbage hill’ se muestra como uno de los temas más pesados. Siempre con atractivas y originales voces, el tema incorpora una densa capa de fuzz que le sirve como impulso para su desarrollo. Un nítido aroma vintage impregna la divertida melodía mientras su difuso sonido muestra un carácter más contundente. Difícilmente clasificable, este epílogo se erige como una de las canciones más atractivas de todo el EP, ya que la canción contiene logrados pasajes de psicodelia colorista llena de aromas intensos.

Lammping

We Are Busy Bodies

Reseña.- ANUSEYE.- «3:33.333»

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Tercer álbum de ANUSEYE, una banda nacida en Bari y que nos presenta un álbum de psicodelia y stoner creado desde un punto de vista personal. Ritmos prietos y pesados que conjugan momentos de atractiva psicodelia, ejecutada de una manera alternativa. Con momentos que van desde ritmos poderosos, pasando por momentos kraut para coquetear con escenarios indie. Todo siempre envuelto en magnetizantes pasajes lisérgicos. Desde la orilla más underground de un genero cuyo dominios son vastos, el cuarteto va construyendo su propio edificio sonoro.  usando título lleno de simbolismo, «3:33.333» trata de reflejar los conflictos entre el bien y el mal. Ocho temas que con un denominador común pero que tienen sus propias particularidades. Distintos enfoques sonoros que toman prestadas variadas influencias para converger en el personal sonido psicodélico del cuarteto. De lo que no adolecen nunca es de la intensidad aportada por sus hipnóticos y aturdidores riffs en contraposición con un buen uso de las melodías.

«Sycamore red», sobre ritmos y riff stoner van incorporando armonías heavy-psych. Las cálidasvoce (toda una constante en el disco) aportan un matiz distinto a un tema fornido en el que la pesadez se torna de lo mas alternativa. Asimismo, los ecos neo-psicodélicos tienen un gran importancia en el tema.

En una vena mucho más kraut, un potente bajo a modo de introducción, deja paso en «Meet the mudman» a aturdidores momentos hipnóticos. Misterioso y oscuro, el tema tiene un toque chamánico. Nebulosas que custodian un aquelarre místico y alienante con bellas melodías entre los impactantes ritmos fuzz.

Mas cerca de postulados stoner, «The blend» cabalga al galope sobre humeantes y difusos pasajes en los que la neo-psicodelia aparece en los registros vocales. Con una cadencia alternativa de lo mas underground, los de Bari repiten el riff sobre el que construyen el tema, adornándolo con algún ornamento lisérgico.

En una cambio de registro respecto de los tres primeros temas, «3:33.333» se desarrolla por insondables espacios de misteriosa psicodelia al uso. Logrando con suma facilidad crear la atmósfera pretendida, el magnetismo de sus acordes unido a la pausa logra un inquietante ambiente sobre el que hacen transitar el corte. Psicodelia del siglo XXI en su orilla más tenue. Al ralentí logran uno de los temas más oscuros y penetrantes del álbum.

«The syrup» supone la conjunción entre los sonidos más alternativos, el stoner, y la psicodelia más indie. Usando como herramienta sonidos kraut, consiguen pulir las aristas del tema.

Si de armonías se trata la cosa, «Armored» nace de la parte más dulce y suave de ANUSEYE. Con una voz que por momentos toma momentos de Lou Reed, el tema trata de atraparnos en sus surcos con gran magnetismo.

Sobre ritmos más coloridos, las guitarras fuzz de «Dominant eye» se acompañan de un sonido de órgano de tintes retro. Un tema pegadizo y bailable de tonos vintage que los devuelve a caleidoscopios llegados de década atrás.

El álbum cierra con el tema más largo, «Vaacum time unit». En él, una locución inicial de  Alan Watts, gurú de la apología del ácido lisérgico en la década de los sesenta. Suaves melodías que se recuestan en pasajes folk van describiendo bucólicas estampas. Aquí desaparecen los ritmos pesados para construir un corte psicodélico con mucha influencia sesentera.

Un interesante trabajo para conocer una parte de la escena alternativa italiana que cada vez nos ofrece más apuesta de este tipo, llenas de originalidad y personalidad.

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Reseña: VICE VERSA.- «Naoborot»

a0159935056_10Coincidiendo con el equinocio de invierno, el trío ruso VICE VERSA acaba de publicar «HAOBOPOT». Una banda que me sorprendió  con sus anteriores trabajos y que ahora, vuelve a sorprenderme con un gran disco en el que vuelven a dejar patente su sello personal añadiendo algún nuevo elemento para engrandecer su sonido. Presididos por la cautivadora y particular voz de  Igor Titov, esa atractiva mezcla de psicodelia garagera que en algunos temas se emborracha en guateques beat o que cabalga en corceles de rock sureño cuyos cabellos se mecen por vientos de momentos pop. La banda no falta a su cita con aquellos ecos del proto-punk con tonos indie, ni a las  armonías blues. Puede resultar paradójico que esas vibraciones provengan de Moscú, pero esto es algo que no debe de sorprendernos ya que desde tierras rusas cada día nos llegan más  y más bandas que nacen de su prolífica escena underground. VICE VERSA, sin duda está en el pelotón de cabeza de todas ellas.

Por la senda de la psicodelia susurrante y espiritual, una pulsante línea de bajo abre «On the waves». Con sensuales voces y un transfondo desértico en un corte de neo-psicodelia en el que el sosiego de la guitarra de  Nikolay Podpryatov nos mece con sus apacibles solos. En una línea parecida «Paranoia» ésta vez bajo ritmos kraut, exóticas resonancias lisérgicas giran y giran con sus múltiples matices bajo la mirada de la cálida y seductora voz de Igor. Con una vocación del underground alternativo de finales de los ochenta juegan con las guitarras en distintos estratos incorporando algún viento jazz e incluso funk. Uno de los cortes más versátiles del todo el trabajo.

La faceta más pop la encontramos en temas como «Feel the beat» en el que coros con «flasetes» nos trasladan a la california surfera en su faceta mas indie. «Round the corner» es otro tema en los que el pop se fusiona con la psicodelia en un mestizaje atractivo. Con toda la naturalidad y frescura ciertos acordes funkies más haciendo cambiar el sentido de un tema con giros bien construidos que te situan en distintos escenarios sin que notemos el cambio, lo cual dice mucho de la creatividad compositiva del trío ruso.

Su cita con el garege-punk psicodélico aparece en «Tonight». A un ritmo frenético una batería diabólica y rústica arrastra a unas guitarras que van tornándose en sus piruetas entre una especie de garage desértico con unos coros poppies. Afilados solos de esas guitarras nos llevan hasta remansos de psicodelia con aroma blues en otro versátil tema. 

No sólo de neo-psicodelia viven VICE VERSA, el blues que ya intuíamos en el tema anterior es otro de los elementos que siempre aparece en alguno de sus temas, bien de forma calmada, como en «Midnight blues»; un tema que con su nombre ya nos indica por donde van los tiros. Blues pantanoso y humeante con una voz que me recuerda a los comienzos del mismísimo Dylan, en el que cuentan con la colaboración a los teclados de Sam Morgunoff. Una banda rusa ejecutando un estilo que nació en los campos de algodón de Norteamérica,  y en donde se quedan para componer «River». Aquí cambian las matriuscas por sonidos sureños de finales de los ochenta.  Los herederos de Allman Bross en aquella década se ven reflejado en otro tema con el blues como bandera. Poco a poco el tema va transformandose en una especie de versión de The Long Ryders en plan ácido para convertirse en corte de hard-rock sureño mientras la voz de Igor sigue mostrando su herencia del Detroit más subterráneo de finales de los sesenta. 

En la parte final, «Elevator» e «If the rain», usando su lengua materna, y en tonos calmados, ofrecen una composición en la que los acordes de guitarra custodian pasajes recitados en ruso. En el primero de ellos, caminando por el blues y el soft-rock  en «If it rain», en el que encontramos ecos sesenteros bajo hirientes solos de guitarra nuevamente caracterizados por humeantes blues pantanosos en una actualización a melodías contemporáneas de los mismos.

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Reseña.- KAMALA.- «Your sugar»

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Nacidos en la floreciente escena artística y musical de Leipzig, el quinteto alemán publica vía Tonzonen Records su tercer álbum “YOUR SUGAR”. Un sello que nos tiene acostumbrados a propuestas que se salen de modas y convencionalismos, lo cual es de agraceder. Su nacimiento en esa cuna creativa, da como resultado un álbum fresco que combina y toma prestados elementos que van desde la psicodelia, el swing, el kraut, las vibraciones Funky, por supuesto el rock y sobre todo el jazz. Tomando el legado de algunos sonidos de los setenta, KAMALA tiene su estilo propio como reflejan los siete temas incluidos en “YOUR SUGAR”. Ritmos divertidos y optimistas que palpitan en una amplia gama de melodías que transitan desde los sonidos más underground hasta momentos de melancolía. Todo envuelto en una vestimenta elegante y refinada.

Con un estilo personal y creativo sus siete temas son un soplo de atrevimiento y excelencia creativa. Desde la complejidad hasta la más absoluta sencillez, los temas fluyen con dinamismo. Delicados y versátiles, la incorporación del sonido del saxo les aporta un aire distintivo.

En temas como el que abre el disco como “Morning Sighs” o “Chronic Burden”, podemos encontrar una cadencia vocal que me recuerda al Zappa de los ochenta. Utilizando sonidos de fusión jazzística, llenas sus sonidos de luz sin renunciar a buenos solos de guitarras. Los temas van moldeándose con agilidad, con giros hacia escenarios rock e incluso algún momento cercano a dictados progresivos. Una cadencia exquisita y elegante en todas sus composiciones.

La ternura con la que transita “The sunshine of your love”, se acompaña de cadentes ritmos que se van tornando cada vez mas sugerentes. Aterciopelados y elegantes, el tema nos ofrece alguna guitarra que evoca algunos momentos del Santana más cercano a la fusión.

KAMALA logra combinar distintos ritmos en cada instrumento, si la batería sigue acordes jazz o kraut, podemos encontrarnos guitarras que transitan por el rock o la psicodelia sin que esto desluzca el tema, sino todo lo contrario. De esta manera la parte final del tema contiene uno de los momentos más intensos del disco.

Un refinamiento que denotan cortes como “Azucena” Ese rock elegante que hace décadas ejecutaron bandas como Steely Dan, y que, de alguna manera se ve ahora reflejado aquí. Las guitarras, bajo un aura de melancólica vocal coquetean con el funky y el swing, pero sin renegar del rock clásico.

En una línea más jazzera, “Country dog” o “Absorver” con los sonidos de vientos, vuelve a vestirse de etiqueta y pajarita. Cortes aterciopelados con reminiscencias de música de club selecto, avanzan divertidos y profundos.

Toda la ejecución se produce con una naturalidad que hace que pasemos del sonido de un saxo profundo a suaves pasajes de guitarra que ejecutan solos de psicodelia atractiva en la que el wah-wah hace acto de presencia enseñándonos la vena más psicodélica de los alemanes. Siempre luminosos, en «Absorver” se muestran algo más experimentales y versátiles todavía, con constantes cambios de registro en su creatividad.

“Losing it sometime” nace a partir de un bajo nítidamente jazz, mientras las armonías pop-rock y la profunda voz parecen ir por otro lado, cuando la realidad que el cuadro que generan tiene todo el sentido. Un oleo multicolor en el que los instrumentos aportan un grado de protagonismo suficiente como que el resultado sea de lo más apetecible con las guitarras más profundas e incisivas de todo el trabajo.

KAMALA está formado por:  Christian Kämper (voces), Henry Mitko (batería), Hannes Gernot Peter Gröschner (bajo), Theo Johannes Maria Rolfs (guitarra), Eric Glatze (guitarra) , acompañados por el saxo de Jörn Kleinbrahm

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BLACK HEART DEATH CULT.- Black heart death cult LP»

a0687448233_16Otros representantes salidos de la prolífica escena psicodélica australiana que se visten de largo para presentarnos su primer LP. Las buenas sensaciones percibidas en su EP «BLACK RAINBOW», hace año y medio  quedan confirmadas con este álbum publicado por Oak Island Records. Nueve temas envolventes que ejercen de verdadero mantra psicodélico embutido en un caleidoscopio  narcótico en el que las vibraciones más coloridas de los sesenta están presentes. Los momentos drone se visten con ropajes llenos de melancolía entre agradables y lánguidas brisas aterciopeladas.

Los sonidos propios de la neo-psicodelia aparecen de manifiesto en «Setting sun». Una vocación hipnótica como una supernova llena de efectos y voces indie con vestigios sesenteros. Bajo una envolvente atmósfera los australianos nos deleitan con algún viento oriental de las manos del sonido del sitar.

Las vibraciones psicodélicas de los años sesenta están muy presente en los temas del álbum . Con ésta premisa, «She’s believer» cabalga entre la década prodigiosa y los noventa sobre un corcel de espesa instrumentación. Los tonos lánguidos de las voces contrastan con una difusa instrumentación en forma de espiral envolvente. Un contraste efectivo de buena digestión.

Si la apuesta del quinteto por este tipo de reverberaciones está clara, ésto no es un obstáculo para que exploren territorios cercanos al post-rock en «Black Rainbow», alejándose de alguna manera de su principal propósito, al igual que en «The magic lamp», donde los tonos acústicos con aires folk nos transmiten calma gracias a la brisa oriental que nos proporciona el sonido del sitar.

El sonido de BLACK HEART DEATH CULT puede estar inspirado, o al menos asimilarse al de THE BLACK ANGELS. Un cóctel en el que la suave ambientación indie se conjuga con agujeros negros difusos y envolventes. Una nebulosas aturdidoras y a su vez, magnetizantes. Como podemos comprobar en «Aloha from hell» o «Rainbow machine». Éste último más sinfónico, e introduciendo efectos de corte pseudo-espacial que nos trasladan a un mundo futurista. Una frialdad en la que coros celestiales se vislumbran entre la brumosa instrumentación.

«Davidian dream bean» incide en el magnetismo hipnótico entre las lánguidas voces. Una triada pop, psych y kraut hace que sus perturbadores efectos nos castiguen neuronalmente mientras los acolchados registros vocales sirven de bálsamo a dicho aturdimiento. Lo destacable es la habilidad para conjugar estas sensaciones que posee el sexteto.

La amalgama de sensaciones nos invita a tántricos momentos en «Seven Gods». Elementos folk se incrustan en el aire lisérgico que nos hace respirar el tema. Los drones futuristas generan fríos espacios sonoros en atmósferas en las que resulta difícil respirar, pero que finalmente consiguen que no acabemos ahogados en ellas. 

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