Långfinger, Electric Valley y The Manflows en Madrid (Sala Barracudas) (Noirax Producciones/Red Sun Barcelona)

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El próximo viernes 16 El trío sueco Langfinger vuelve para presentar su tercer larga duración “Crossyears” (Small Stone Records), uno de los discos a tener en cuenta de estos últimos años. Con un pie en los setenta y otro en la actualidad, y además apadrinados por The Soundtrack Of Our Lives. El trío nos propone un viaje en el que Grand Funk, Graveyard o The Hellacopters tienen su sitio reservado. Pero donde Langfinger brilla con más fuerza es sobre las tablas. La banda giró por la península el año pasado y puso patas arriba todas las salas por las que pasó. Shows enérgicos cargados de buenos riffs, fuerza descontrolada y ambiente festivo. Si te gusta el rock sueco no te los puedes perder. Explosivos!

Estarán acompañados de las bandas madrileñas ELECTRIC VALLEY y THE MANFLOWS en lo que promete ser toda una fiesta en la Sala Barracudas de Madrid.

 

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INA MAKA “PRAYING ON SATELLITTES” (Australia) (28/02/2018) (Pepper Shaker records)

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Nuevo proyecto musical de Frank Attard (MOTHER MARS, FROZEN PLANET….69, LITTLE BIG WOLF). El prólifico musico australiano nos sorprende a los seguidores de los sonidos psicodélicos de las bandas en las que milita con un exquisito trabajo musical.

El de Sidney, se pone el frac y la pajarita para regalarnos un disco elegante, lleno de sensualidad. En un ejercicio de fusión, a través de composiciones de smooth soul-jazz, blues, soft rock, salpicados por ciertas dosis de blues y de la psicodelia con aroma experimental que siempre ha estado presente en sus discos. Acompañado para la ocasión de la brillantísima cantante Opal Maka AM, Ray Ledesma (guitarra), Simon Kay (bajo), su compañero de viaje en MOTHERS MARS Y FROZEN PLANET… 69 Paul Attard (guitarra), encargándose él de la batería, percusión, teclados y bajo en alguno de los temas.

“PRAYING ON SATELLITES” se abre con una intro con efectos sintetizados de un minuto escaso, que nos deja confundidos de por dónde va a ir el disco.

Inmediatamente la primera sorpresa nos llega con los primeros acordes de “The Core”. Un suave y melódico tema con una cálida voz femenina con registros de jazz y soul, llena de elegancia. Ritmos jazz en la batería y el bajo. Nada parecido a lo conocíamos del australiano. Tras la confusión y estupefacción por los sonidos que saltan del disco a nuestros oídos, el sosiego y sensualidad de la voz de Opal Maka AM se apodera de nosotros en todo goce musical.

Esta línea se mantiene durante todos los temas del disco, aderezado de nuevos y variados elementos compositivos. “Kingdom maker” junto a la sensual voz llena de sentimiento, el resto de los instrumentos se contagian de ese registro vocal, mostrándose con una suavidad y tranquilidad propia de esos momentos de intimidad con uno mismo o con la persona querida. Ideal para veladas románticas. Con todo ello, no estamos ante un disco jazz  tradicional. La formación, se permite ejercicios en los que la guitarra transmite humos psicodélicos, sin que estemos hablando propiamente de una psicodelia pesada.

Sonidos con un acento de jazz más marcados aparecen en “Praying on satellites”, el corte que da título al disco. La batería y el bajo marcan el comienzo de un tema en el que la fusión entre el jazz y el soft-rock es evidente.  Un tema para amantes de los californianos Steely Dan, pero bajo un humo lisérgico, con una parte final en la que los instrumentos dominan la escena en un insistente ejercicio de experimentación.

Gratificantes acordes de guitarra acústica abren “Bird on a wire”. De nuevo la sensualidad vocal custodiada por una tranquila base rítmica, y un mayor protagonismo de la guitarra.

Si antes comentaba que no estamos hablando de un disco de stoner, ni siquiera de heavy-psych. Estemos hablando de un disco de jazz, y por si había dudas, “Carry me home” es la prueba de ello. La voz más “negra” hace acto de presencia, Como si estuviéramos escuchando a Billy Holiday el tema, va cabalgando hacia terrenos blues con un brillante solo final de guitarra.

Estamos ante músicos que viven entre psicodelia, y eso se nota en alguno de los pasajes de “Over the moon”.  Un bajo poderoso, y un acompasado ritmo de batería se mantienen durante los ejercicios lisérgicos que transmite la guitarra.

Acordes que se repiten como soporte y ritmo a un trabajado y estructurado tema en el que las guitarras más ácidas toman el protagonismo. Toda una delicia.

Si antes mencioné que estábamos ante un ejercicio de experimentación, “GGantija es prueba de ello. Sonidos tropicales se entremezclan con la psicodelia en un aparente caos espacial, lleno de efectos dónde cada instrumento se ejercita a su placer.

“Red man blue star” Es una lograda mestizaje de estilos que conviven en armonía. Sonidos retro se fusionan con el funk, la psicodelia, el soul y el jazz en un tema lleno de ritmo subliminal.

“A million years” nos devuelve al jazz lisérgico, en otro logrado tema.

Evidentemente, nos encontramos ante un grandísimo disco que sorprenderá a muchos. Seguramente éste no es el disco más indicado para los amantes de los sonidos más pesados, ni para muchos fieles seguidores del stoner. Pero la calidad contenida en “PRAYING ON SATELLITTES” está fuera de toda duda. Hay una frase que suele estar en mi boca con frecuencia…. “mente abierta a nuevos sonidos”. Y esto es lo que recomiendo para disfrutar de INA MAKA.

Un álbum, en el que en una escucha detenida, van apareciendo matices sonoros que la primera audición seguramente habrán pasado imperceptibles. Es de los discos que cuanto más escuchas, más te gustan. Y eso significa algo…….

 

KILLER BOOGIE “ACID CREAM” (Heavy Psych Sounds)

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La formación italiana compuesta por Gabriele Fiori (BLACK RAINBOWS) (guitarras y voces), Luigi Costanzo (batería) y la incorporación de Nicola Consentino (bajo) nos presenta su segundo trabajo tras su debut de 2.015 (DETROIT) de la mano de Heavy Psych Sounds.

El trio comenzó a trabajar en “ACID CREAM” en la primavera de 2.017. El proceso de grabación incluyó pistas en vivo exclusivas no editadas anteriormente, tratando de recoger la crudeza de su directo en una atmósfera alegre.

Una gran portada de la mano del prolífico artista sueco Robin Gnista, sirve de perfecto envoltorio para esta colección de lisergia y jams que rinde tributo de alguna manera a bandas de la escena de Detroit de finales de los sesenta, como MC5 y THE STOOGES.

“ACID CREAM” se abre con “Superpusher‘69”. Una introducción de apenas un minuto y medio llena de efectos de distorsión. A continuación “Escape from reality”. Tres minutos de rock and roll stonerizado con un estribillo pegadizo y repetitivo. La aspereza hace acto de presencia desde el primer momento.

El disco nos ofrece en su conjunto una colección de riffs crudos, con una atmósfera vintage, recreando la locura de finales de los sesenta con dosis de stoner, guiños proto-punk, proto-metal, todo ello aderezado con ácido.

Los ritmos stoner-retro como los contenidos en “Atomic race” son una tónica a lo largo del disco. Fuertes ritmos junto a riffs repetitivos y pegadizos.

Killer-Boogie

“Am i demon” sigue la línea de los sonidos retro, esta vez con un portentoso trabajo de batería. High energy!!!!! Los registros vocales evocan sonidos del siglo pasado con gran acierto.

A través de “Let the birds fly” KILLER BOOGIE se toma un respiro con una pseudo-balada en la que los medios tiempos dominan el corte, con un subyacente órgano de fondo que le da sabor añejo al tema.

Si antes señalaba que en su conjunto, estamos ante un disco lleno de energía, el respiro del tema anterior sirve para retomar las fuerzas en otro tema en el que  hard rock más arcaico llena el ambiente con primitivos riffs, y un estribillo vacilón. “Dino-sour” recrea fielmente momentos setenteros.

La herencia de la escena de Detroit se pone de manifiesto en “Brother in time”. El toque proto-punk de los MC5 sirve para encadenar riffs repetitivos y asesinos, con una batería machacona.

Los italianos se toman otra pausa en un nuevo interludio de un ridículo minuto de guitarra blues en “Mississipi”.

Como si de una apisonadora se tratara, “The black widow” nos aplasta. A paso lento pero firme el ritmo machacón golpea nuestra cabeza solo amortiguado con una sucesión de solos de  guitarra que silencian por momentos la base rítmica de batería y el bajo para desembocar en una bacanal sonora llena de riffs, antes de quedar exhaustos en la parte final en la que tanto las voces como las instrumentos se calman en un lisérgico final en el que el órgano aparece de nuevo en la lejanía.

Si la escena de Detroit, tenía su punto macarra, KILLER BOOGIE también lo tiene. “The day of the melted ice cream”  suena sesentero, descarado, vacilón. Los coros tienen gran culpa de ello. Un sonido STOOGES menos revolucionado y con guitarras más limpias. La cadencia de la batería en el tema está acorde con las voces.

Para cerrar “ACID CREAM”, volvemos a un corte retro, con tintes lisérgicos. “I wanna a woman like you” mantiene a partes iguales el tono hard con los ecos proto-punk., con guarnición de creama ácida.

Un trabajo que por momentos puede parecer lineal, pero que en sus surcos contiene una diversidad de estilos que se entremezclan entre sí manteniendo un tono alegre y rítmico que lo hacen un disco divertido.

 

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