Reseña: ACID MOON AND THE PREGNANT SUN.- «Speakin’ Of The Devil»

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«SPEAKIN’ OF THE DEVIL» es el álbum debut de la banda de Tel Aviv (Israel) ACID MOON AND THE PREGNANT SUN, una especie de supergrupo formado por Aviran Haviv y Omer Haviv bajista y guitarra de THE GREAT MACHINE en unión con diversos músicos de la escena israelita. Un cuidado y delicado trabajo en el que no vas a encontrar riffs poderosos y esa actitud punk que caracteriza a la banda, sino que te vas a embarcar en un túnel del tiempo a la California mas florida de finales de los sesenta, a las vastas praderas en las que la banda sonora es la música country y americana, al rock ácido de los primeros 70’s entre exóticos aromas mediterráneos de psicodelia colorista, o la los momentos garage rock más primitivos. Su evocadora portada, es una invitación a explorar un contenido al que hace justicia. Siempre ofreciendo el lado más melódico en canciones que rezuman sentimientos y que inevitablemente nos evocan épocas pasadas. Siempre es agradable ver a unos músicos saliendo de la zona de confort del estilo que les hace populares para, sin ataduras experimentar con otras vibraciones que nunca han visto la luz. En esta ocasión, se percibe a una banda llena de frescura, una banda que se mueve como pez en el agua por estilos que probablemente nunca nos hubiéramos imaginado, pero que a la postre, supone todo un regalo para el oyente. Son distintas las influencias que podemos encontrar en estos surcos, desde un sonido evocador de Jefferson Airplane, hasta momentos de loner-folk, más propios de un híbrido entre Johnny Cash, Marc Benno o Tom Waits. Puede parecer algo demasiado meloso, pero por el contrario el groovy contagioso de los primeros Rolling Stones también aparecen para brillo a alguno de los temas. Unas canciones que también tomas prestados los sonidos tradicionales de su tierra, para adornar unas canciones bien construidas. La participación de gran numero de músicos israelitas más habituados a distintos estilos, solo hace que enriquecer a este proyecto llamado ACID MOON AND THE PREGNANT SUN. La pregunta es: Después de este sobresaliente álbum, ¿La banda tendrá continuidad con nuevos trabajos?? Como decía Bob Dylan: «La respuesta está en el viento….»

El álbum abre con los sonidos americana de «I love you», aderezados con psicodelia aromatizada de tonos orientales. Entre armonías garage-rock el tema nos traslada al espectro mas underground de los 60’s. Cuidadas melodías con bordes ásperos y primitivos. un tema ondulante y envolvente que guarda un espacio para atmósferas lisérgicas que lo hacen cambiar de aspecto. Un tema fresco y pegadizo que supone una magnífica carta de presentación de este nuevo proyecto. 

Con una apertura mas rockera, «Speakin’ of the devil» se viste con el sonido de los 70’s. Evocando ambientes rurales los aromas sureños arropan una quebrada sobre medios tiempos. En un escenario casi country la desgarradora voz se balancea entre acordes acústicos. Un bello tema con olor  a brisa campestre por una senda que me evoca a Marc Benno o Delaney Bramlett. Evidentemente estamos ante un sonido alejado del que practica THE GREAT MACHINE, por lo que no salgo de mi asombro. En una nueva pirueta controlada, la parte final se desarrolla en ritmos boogie rock más dinámicos entre buenos solos de guitarra. 

Juegos de percusión nos introducen en «Creatures of the abyss» para hacernos flotar en algodonadas atmósferas sureñas con acolchados prados. Con los teclados y la percusión como protagonistas y entre arrancadas y parones, el tema coquetea con elementos jazz, folk, y hasta progresivos para ofrecernos una cara distinta de la que comenzó. Ornamentos exóticos dan dar brillo a otro notable tema lleno de calidad.

En un espacio más progresivo y con reminiscencias freak «Wide», rezuma sabor a west-coast y a bandas como TRAFFIC. Olor a marihuana y flores en el pelo con ecos de JEFFERSON AIRPLANE por los cuatro costados. Con buenos momentos psicotrópicos la canción es un caleidoscopio multicolor. Ritmos hipnótico y pegadizos que nos sumen en un viaje ácido de mucha calidad.  Sintetizadores y efectos completan un tema que cualquiera, tras su escucha, dataría en la California de 1967. ¡¡¡Absolutamente brutal!!!

Latiendo con acordes acústicos «Brith sky at night» nos seduce con su bella melodía y la calidez de una voz que denota melancolía. Otra bella canción sencilla y llena de sentimientos con cuidados y delicados acordes de gran sencillez.  Una armonía repetida entre sutiles ritmos que acaba atrayéndome de nuevo. 

Instalados en esas apacibles atmósferas, los israelitas construyen «Save me». Nuevamente los ecos west-coast con ritmos stonianos van construyendo otro espacio colorista con sabor a 70’s. Un tema que van moldeando con cuidado usando distintas influencias sonoras. siempre con pincelas, consiguen moldear un tema que conjuga elementos eléctricos y acústicos entre guitarras coloristas y riffs mas propios del dúo RichardsJagger en los primeros años de los Stones. Una canción envuelta en un atrayente manto vintage. 

A modo de epílogo «Sparrow», nace de sosegados acordes de tonos rurales llenos de melancolía. El folk triste de voz aguardentosa entre Johnny Cash y Tom Waits fluyendo entre armonías con ecos sureños con desgarrador relato de añoranza y melancolía pone el epílogo a un sorprendente y sobresaliente trabajo. 

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Reseña: ASIMOV AND THE HIDDEN CIRCUS.- «Flowers»

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Todo un trance devocional por atmósferas de psicodelia pesada con exóticos aromas orientales el que nos ofrecen los portugueses ASIMOV en su cuarto álbum «FLOWERS». Un fascinante trabajo lleno de espiritualidad construido sobre bellas melodias cautivadoras. En esta ocasión el trío incorpora a Joana Guerra para un determinante trabajo con el violonchelo y a Peter Wood en la segunda guitarra lo que hace que todos los temas adquieran dimensiones épicas. El álbum conjuga la psicodelia de bandas como LAMP OF THE UNIVERSE o YAHOWA 13 junto a otros elementos más propios de la escena stoner dotando sus ritmos tribales de gran fuerza. Aquí todo es bello, sólido y a la vez liviano y sugerente. Todo un canto seductor que invita a la meditación con momentos west-coast y atmósferas de gran acidez con una lisergia amortiguada por ese mágico sonido del cello y unas voces y coros completamente seductores. La versatilidad nos lleva a encontrar ecos mediterráneos en una apuesta que explora el exotismo entre brumosas atmósferas con olor a incienso. Los riffs pesados complementan los vaporosos momentos psicotrópicos creando un apacible y logrado caleidoscopio sonoro  para conseguir un espacio meditativo y reflexivo que nos aleje de lo terrenal. Los temas se balancean entre cuidadas melodías de las que aflora toda la fuerza unas poderosas guitarras que consiguen introducirnos en un agujero negro de confort narcótico. Sin duda, «FLOWERS» es el mejor trabajo de una banda con un década de trabajo a sus espaldas, en la que no ha dejado de madurar huyendo de cualquier estereotipo y sin titubear a la hora de enriquecer sus temas con distintas texturas e influencias.  

«FLOWERS» está disponible vía Irene Records Vinil Experience 

El trabajo parte con «People of the mountain sermon», Un tema presidido por la psicodelia con aromas orientales. Entre hipnóticos ritmos el misticismo de la voz aireada con exóticos vientos pseudo arábigos los portugueses crean un mantra sonoro de proporciones monumentales. Un tema gratificante y lleno de magnetismo, una de esas canciones que tras la primera escucha te ha atrapado en unos surcos llenos de una belleza meditativa ideal para la introspección. Relajante y sanador cada uno de sus acordes sirve de terapia anti estrés bajo sus bellas melodías con olor a incienso.  

Entre acordes acústicos y riffs heavy-psych se va cocinando «The seeker».  Un corte con aroma a west-coast lleno de una espiritualidad heredera de bandas como YAHOWA-13 en el que no faltan los solo ácidos y corrosivos. De aspecto frágil pero con unas entrañas sólidas fluye con toda su fuerza entre su vocación mística. 

«Until the morning comes» levita entre hipnóticos acordes sobre coros chamánicos para elevarse sobre un escenario más stoner sin renunciar a sus genes psicodélicos.  Sin duda su misticismo sigue latente entre riffs que se elevan ofreciendo una dimensión algo más pesada.

En una línea parecida, «Shaman sacrifice», aporta intensidad con sis prietos riffs. Un tema con cadentes ritmos que nos invita a un paseo por boscosos parajes entre tambores tribales que auguran que algo va a suceder. En esa espesura psicotrópica se desarrollan momentos ensoñadores de gran fuerza en una combinación efectiva y atractiva. Huyendo de los mantras, los portugueses experimentan con sonidos que no abandonan la psicodelia colorista en la que se mueve todo el trabajo. El tema es el escenario para el desarrollo de buenos solos entre una cuidad y compleja instrumentación. 

Bajando la intensidad y dejándose llevar por un nuevo mantra, «Shadows of the summer» con sus cadentes ritmos nos va guiando por una nueva ruta psicodélica. Coqueteando con los sonidos heavy-psych más ortodoxos construyen un tema lleno de hipnotismo. Partiendo de la calma el tema evoluciona lentamente a un entorno más ácido en el que las guitarra van creando una bacanal con sus punzantes y humeantes solos entre exóticos pasajes que mantienen esa mística oriental. 

Bajo acordes acústicos con un cierto aroma mediterráneo nace «The merchant».   otro tema con olor a especies en el que los aromar de oriente colorean unos ritmos atractivos y espirituales. Seducidos por el misticismo oriental, los elementos folclóricos aparecen entre coros de tonos arábigos entre una intoxicante neblina psicotrópica. Entre violines y el sonido del cello, el tema nos traslada a momentos medievales en un relato de cuentos y leyendas del pasado alejándose de los ritmos pesados y tomando elementos más tradicionales.  

«The healer» cierra el álbum por una senda mas pesada que los temas anteriores. Sin perder la espiritualidad predominante en «FLOWERS» los repetitivos riffs soportan los chamánicos coros creando un espacio hipnótico y ritual que atrapa al oyente.  Un espacio turbio y narcótico que se colorea con el cello en un ritual magnético y cautivador. Un escenario casi kraut que no ceja en su empeño de crear un atractivo tapiz colorista que sucumbe al espacio espiritual que hace que nos alejemos de la realidad para entrar en un mundo mágico. 

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Reseña: MAGIC BUS.- «The Earth Years»

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Manteniendo ese espíritu hippie de finales de los 60’s, los británicos MAGIC BUS liberan «THE EARTH YEARS». Un álbum bañado en colorista cuadro vintage en el que los ecos del rock progresivo y el sonido Cantenbury están muy presentes conjugándose con vientos llegado del verano del amor y el sonido west-coast. Un pequeño viaje a través de un particular túnel del tiempo en el que las melodiosas voces herederas de The Beatles nos iluminan en un trance espiritual con una visión hippie del mundo más propia de bandas como Grateful Dead.  Si en sus anteriores trabajos ya dejaron clara cual es su propuesta musical, ahora continúan por esa senda en la que la campiña británica está muy presente en muchos de sus temas. Una particular versión del rock progresivo experimental nacido a principios de los años 70’s y que en pleno siglo XXI sigue vigente con apuestas como ésta. Sus acarameladas melodías en ese ambiente rural hace que cada tema sea una terapia contra el estrés de los tiempos modernos. Fuertemente influenciados por ese pilar que es el sonido Canterbury, «THE EARTH YEARS» es un álbum que hará las delicias de los amantes tanto del rock progresivo, como de la psicodelia más floral gracias a esos vientos folk que aparecen con sutileza en estos atractivos temas vintage llenos de bucolicos pasajes entre armonías acolchadas que nos acarician con delicadeza.

Cuatro álbumes en diez años probablemente no se una gran producción, pero desde luego, ese detalle deja patente que estos chicos no tiene prisa y se toman las cosas con calma, lo que se refleja en un nuevo álbum en el que todos los detalles están perfectamente cuidados para que surja la magia.  

“Easy on” abre el paseo por campiña con tonos progresivos y una voz heredera del la psicodelia freak de finales de los sesenta. Las acarameladas melodías pop se van modulando hasta llevarnos a un escenario progresivo más propio del entorno de Canterbury. Con ecos freak y pop colorista los sonidos vintage se apoderan de un tema con subidas y bajas en las que se fusionan elementos hard-progresivo con la psicodelia beat más colorista.

Con ramalazos Zappa “Inca trail» nos devuelve a esos espacios vintage a través de un tema con una cuidad composición en las que las melodías adquieran gran protagonismo. Ese legado a caballo entre Zappa y Gong se conjuga con elementos más propios de la west coast.  Tejiendo su propio tapiz, el folk se une a esta fiesta de colores con olor a frutos silvestres. Alguna guitarra de aspecto elegante aparece entre brisas con aroma sureño para dar otra vuelta de tuerca al tema. Un corte optimista con sus momentos más tenues que acaba trasladándonos a un entorno psico-progresivo con aromas exóticos.

“Settin sun” evocando la campiña británica con reminiscencias Jethro Tull en su faceta más campestre, salpican de bellas y masajeantes melodías otro apacible y bucólico tema. Acariciando cada nota con suavidad, todo fluye con la naturalidad con la que la primavera eclosiona en una explosión de colores. Un entorno amable y rural en el que parecen sentirse cómodos y que de alguna manera es su hábitat natural. El tema concluye por armonías más propias de Poco en su faceta más melódica.    

Un sonido de órgano pastoral envuelve la apertura de “The road to Mezquita”. El sonido Canterbury se muestra en toda su plenitud bajo la cálida y ahogada voz que nos susurra con coros angelicales. La banda experimenta con los sonidos llevando el tema a una evolución en su intensidad. Insuflando energía a cada acorde giran en el camino para modular la armonía sin perder el rumbo en este intento.  Mas fornido y crujiente en sus riffs, el corte no pierde su objetivo.

Con acordes acústicos “New day” nos traslada a la West Coast. Su sonido folk entre una explosión de color transmite ese aroma a flores frescas.   En un segundo plano el órgano nos envuelve con su sonido vintage entre juegos malabares y unas gotas de reconfortante psicodelia. Nubes de algodón dulcifican la una atmósfera que va tornándose más hacia los sonidos hard-progresivos herederos de bandas como Camel. Serpenteando con armonías seductoras van creando una ceremonia colorista para retomar la bucólica estampa campestre gracias a los acordes sureños que fluyen de un guitarra dulce y delicada. Una muestra de la versatilidad de los británicos, una banda que no se encorseta en sus composiciones.

Un sonido mucho más ampuloso e inquietante no sorprende en “Barleycorn”. Una atmósfera más oscura y psicodélica sestea entre inquietantes efectos y una acústica pseudo-ocultista, bajo acordes acústicos que beben del néctar de unos hongos mágicos el ambiente en una atractiva combinación que a buen seguro puede hacer las delicias de de los amantes de hard y el folk-progresivo. Siempre bajo pinceladas sinfónicas y gotas de euforizante psicodelia. Un clímax de relax que toma muchos elementos psico-progresivos herederos del sonido Canterbury.

“Squirrel” me evoca a Camel en su faceta más campestre. Con sutiles elemento jazz se acercan a ese sonido ofreciendo una faceta más sencilla, pero no por ello menos brillante. Como sucede en muchos de los temas del álbum, unos inicios progresivos acaban convirtiéndose en espacios donde la psicodelia se mueve como pez en el agua.  Aportando aires místicos, el tema parece dividirse en tres partes diferenciadas. La canción va cambiando de aspecto y de propuesta musical. Los reflejos de las delicadas guitarras palpitan entre acordes de un bajo con un profundo e impactante sonido entre platillos chispeantes.  Con sus siete minutos y siendo el corte de mayor duración del álbum, acaba convirtiéndose en una oda psico-progresiva de grandes dimensiones. Su gran belleza nos sirve de efecto terapéutico prescindiendo de los arrullos de la voz para dejar todo el protagonismo a unos instrumentos bien interpretados.

Cerrando el álbum “We are one” retoma la campiña con delicadas melodías vocales sobre una atmósfera de folk progresivo entre el manto del órgano protector. Bucolismo entre armonías acolchadas que nos acarician con delicadeza.

 

Reseña: ABSTRACCIÓN.- «Abstracción»

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«ABSTRACCIÓN» es la ópera prima de esta joven banda que explora los sonidos de la psicodelia de finales de los años 60 y principios de los 70. El rock, el folk y las influencias de la música progresiva así como pinceladas soul o jazz se entrelazan bajo la capa lisérgica que domina estas composiciones llenas de color y un aroma místico lleno de exotismo. El álbum es un collage de emociones, pensamientos y recuerdos, un vórtice de colores y sonidos que se van tejiendo con delicadeza y maestría para convertirse en la esencia de la banda. Sus temas son toda una invitación a la estimulación de los sentidos y sensaciones con dulces y mágicas melodías sobre sencillas y apacibles estructuras que inciden en los dictados de la psicodelia más aromática y el rock progresivo más reconfortante. Las siete canciones que contiene el álbum son una oportunidad para sacar nuestros demonios y dejar que aflore en nosotros nuestro lado más sensual y humano. Un mundo de ensueño donde todo fluye con la calma necesaria para entrar en ese mundo paralelo alejado de lo cotidiano, y sumergirte en el mantra que cada tema nos ofrece. Estimulante, sensorial, dulce y placentero, este debut nos ofrece veinticinco minutos mágicos en los que los aromas orientales se funden con el folk medieval, en flotantes atmósferas de psicodelia en las que los elementos jazz, soul, west-coast y fundamentalmente el rock progresvivo están muy presentes.  

Existe un viaje cuyo punto de partida es el «ahora» y el «aquí» y puede llevar al  individuo hasta la mismísima singularidad de la existencia. Un viaje que redefine la concepción que las personas tenemos del universo, que va más allá de lo que las leyes físicas, nuestros sentidos y nuestro raciocinio nos pueden mostrar.
A este viaje la banda lo llama «ABSTRACCIÓN». 

ABSTRACCIÓN cobra vida en 2018 de la mano del guitarrista madrileño Luis Monge y la vocalista argentina Catalina Requena, residente en Mallorca. La formación la completan el teclista y productor onubense Pablo Bermejo, el multiinstrumentista madrileño Pablo Abarca a la flauta travesera, y los músicos cordobeses José Gálvez, al sitar, la guitarra acústica y la percusión; Rafa «Chico Jr.» Paredes, al bajo y Paco García, a la batería y percusión.

«Abstracción» dando nombre al álbum, es solo un breve tema instrumental con místicos pasajes de psicodelia en tonos exóticos bajo un aura vintage que nos indica por donde va el contenido del resto del álbum. 

Sin apartarse ni un momento de ese deambular por atmósferas psicodélicas, «Asinergia» conjuga vibraciones progresivas en las que el penetrante sonido del órgano se  complementa con la dulce y seductora voz de Catalina. A caballo entre el folk y el sonido west-coast. La flauta toma sus cotas de protagonismo en este tema lleno de matices y estilos incrustados en sus surcos. Todo un apacible y gratificante paseo psico-progresivo por reconfortables espacios que toman elementos del Siglo XX para mostrarse con un sonido contemporáneo y alternativo a pesar de su cuerpo «vintage».

«Sueños de colores» nos acaricia con el mágico y místico sonido del sitar  para embarcarnos en un gratificante viaje a un mundo de ensueño sobre atmosféricas de psicodelia aromática y gratificante. Todo un calidoscopio de sonidos con delicadas melodías que nos arrullan para hacernos flotar en un mundo lleno de color. Distintas texturas con la flauta levitando entre brillantes y reconfortantes solos de guitarra ácida que convien entre el penetrante sonido de los teclados. Una canción plácida y fresca, en la que la banda experimenta con distintos sonidos para crear un tapiz multicolor. Llena de sensualidad, el tema podría resumir el mestizaje de estilos al que la banda no parece querer renunciar. Seis minutos mágicos que por sí mismos hacen que este álbum merezca la pena. 

En unos tonos más lánguidos, «Nudos ciegos», sin abandonar los escenarios psico-progresivos se apartar de los coloridos temas anteriores para transitar por estancias algo más lúgubres. Con una vocación más progresiva los elementos étnicos aparecen entre sonidos de sitar y flauta en una conjunción de lo más atractiva. Con esta ocasión con unos ritmos algo más inquietantes,el tema habita en oscuros espacios en los que el órgano vintage revolotea entre enigmáticos pasajes vocales. 

Con suaves y delicados acordes a modo de introducción en «Sendero de vuelta» encontramos otro apacible paseo sonoro con acarameladas melodías que juegan con elementos progresivos en otro serpenteante  caminar entre distintas influencias en un contraste entre lo liviano y susurrante con momentos más intensos.  

Con las guitarras como protagonistas «Caleidoscopio» combina los acordes acústicos con solos eléctricos entre la bruma de esos hechizantes teclados de la que aflora el dulce sonido de la flauta.  Mas instalados en un espacio más propio del folk progresivo la banda alcanza altas cotas de calidad con esa flauta de tonos medievales y su órgano pastoral.

El álbum cierra con un tema sin nombre en el que el misticismo reconfortante recibe el sonido del sitar para hacernos flotar junto a esa voces angelicales que sobrevuelan nuestras almas como si de espectros se trataran para arrullarnos con sus mágicos cantos creando todo un karma sensorial. 

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Reseña: THE THIRD MIND.- «The Third mind»

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THE THIRD MIND es el proyecto de dos veteranos músicos de la escena californiana como Dave Alvin (THE BLASTER, X) y el multinstrumentista Victor Krummenacher (CAMPER VAN BEETHOVEN, CRACKER, MONKS OF DOOM) a los que se unieron David Immergluck (CAMPER VAN BEETHOVEN, COUNTING CROWS, MONKS OF DOOM) y Michael Jerome (RICHARD THOMPSON, BETTER THAN EZRA). para crear esta maravilla de debut que ve la luz vía Yep Roc Records. Un álbum hecho con la máxima de «Juntémonos y hagámoslo» y que refleja la frescura de unos grandes músicos dejándose llevar por su libertad creativa recuperando la banda sonora de su adolescencia y que se criaron a la estela de los sonidos west-coast, algo que queda completamente patente en los cinco temas del álbum. Jams psicodélicas hechas con ternura y espontaneidad sobre versiones de músicos tan dispares como la cantante de jazz Alice Coltrane, el músico folk Fred Neil, o la maravillosa folky canadiense Bonnie Dobson, BUTTERFIELD BLUES BAND, Roky Erickson y sus 13TH FLOOR ELEVATORS, y la esencia de las versiones que de alguno de ellos hicieron GRATEFUL DEAD o IT’S A BEAUTIFUL DAY manteniendo el espíritu del verano del amor. Con Hendrix como referente y la libertad de ejecutar las canciones sin ataduras, ofrecen su particular visión lisérgica de estos temas, tiñéndola con pinceladas jazz o folk. Una alocada idea con un resultado exquisito. Las palabras para describirlo sobran, ya que estamos ante un álbum sencillamente MARAVILLOSO que lo que pide es escucharlo con atención y empaparse de toda la sensibilidad y calidad que contiene.

«Journey in Satchidananda», Con momentos drone de pausada psicodelia teñida con borboteantes efectos a modo de introducción se va construyendo un tema en el que el cadente bajo camina lentamente entre una psicotrópica neblina. Con el jazz como argumento, la banda transforma el tema en un espacio para la experimentación lisérgica. Esto es una constante en todo el álbum. Los acordes se van sucediendo con una parsimonia completamente narcotizante.

Con esa misma vocación psicodélica, se atreven desde e un reconfortante sosiego a versionar «The Dolphins», tema de Fred Neil, versioneado previamente por  músicos de la calidad de Tim Buckley. Linda Ronstadt, o It’s a Beautiful day. Embarcándose en un viaje que recupera los bucólicos sonidos west-coast de los californianos con cálidos y reconfortantes registros vocales. Entre delicados coros angelicales, el manto psicodélico envuelve un tema de inequívoco carácter folk. Menos luminoso que la versión original, aquí los tonos grises predominan entre pinceladas coloristas. Lo cierto es que, aun manteniendo la esencia del original, consiguen transformarlo en un plácido paseo por la psicodelia más florida.

El siguiente tema, «Claudia Cardinale», original de la banda, mantiene la línea de los cortes precedentes. Con ecos de guitarra clásica evocadores del Concierto de Aranjuez y una guitarra con un sonido que me evoca a Carlos Santana en modo sinfónico, consiguen mantener el halo lisérgico entre pasajes sinfónicos. El corte supone un magnifico escenario en el que su guitarrista puede desarrollar toda su técnica entre tenues atmósferas.

Ahora tomando como referente a Grateful Dead, «Morning dew», el tema original de Bonnie Dobson. se viste de cálidas voces en vena folk para generan un susurro placentero con medidos acordes interpretados desde la pausa. Nuevamente el bucolismo más reconfortante nos acaricia con sus sedosas texturas. Una voz que no tiene nada que envidiar a grandes del folk como Joni Mitchel, o la misma Bonnie Dobson nos masajea con delicadeza entre brillantes solos de guitarra que vuelven a certificar el buen hacer de su guitarra. La belleza en estado puro sobre aterciopelados pasajes vocales. Ciertamente, al margen de la particularidad de la voz, el tema mantiene con acierto la esencia de los Grateful Dead en su dorada época del verano de amor con sus hecHizantes y mágicas voces y un crescendo que evoluciona con sosiego, sin prisa.

Con un aparente giro en su propuesta, Butterfield Blues Band son homenajeados con «East West». Dieciséis minutos en los que el blues se une a la fórmula psicotrópica que con tanto acierto ejecutan. Tomando el formato de una jam ácida la improvisación hace acto de presencia sobre cadenciosos y efusivos ritmos. La larga duración del tema deja espacio al desarrollo de una bacanal de alucionóigenos en la que los lisérgicos pasajes se adornan con el sonido de la armónica. Evidentemente estamos ante un tema de blues, y ese elemento no podía faltar aquí al ser una de las señas de identidad que dio gloria a Paul Butterfield en aquella aventura junto a Mike Bloofield. Este pequeño giro no es un obstáculo para que mantengan el listón en una ejecución rítmica implacable a la que nada le frena. Manteniendo esa vocación west-coast, el corte fluye entre las aguas del blues que su funden con corrientes psicodélicas muy en la línea de Grateful Dead.

Dando un nuevo salto al vacío, «Reveberation», el tema de 13th Floor Elevators«adquiere una dimensión más pesada. Con el blues en el horizonte se alejan del bucolismo mostrado en los temas anteriores para ofrecer un tema mucho más corrosivo. Sucios sonidos que nos intoxican en esa línea garaje-rock que mostraron los de Texas en sus tiempos de gloria.

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