Reseña: MOURA.- ‘Axexan, espreitan’

Los gallegos MOURA lo han vuelto a hacer. Si con su primer álbum nos sorprendieron, ahora con su segundo trabajo ‘AXEXAN ESPREITAN’, vuelven a dejarnos estupefactos. ‘AXEXAN ESPREITAN’ es un mapa del patrimonio inmaterial del pueblo gallego elaborado a base de recuerdos personales, costumbres populares, ritos como elemento social y la presencia de espíritus de los que ya no están. La banda nos observa y nos vigila en un sentido protector; y forman parte de nuestro ser, desdibujando la delgada línea entre el mundo de los vivos y el de los muertos. Una banda tan particular como MOURA, no renuncia a nada. Si la tradicional del folk celta está muy presente en esta nueva entrega, ésta se enriquece con brillantes desarrollos progresivos como ya hicieron sus paisano NHU décadas atrás. Pero los gallegos no se quedan ahí, ya que se atreven sin ningún rubor, y por el contrario con sumo acierto, a sumergirse en ritmos kraut, para llevarnos a un viaje cósmico del que no sé muy bien si quisiera regresar. Pinceladas jazz, psicodelia ensoñadora envuelta en atmósferas rebosantes de misticismo, y rock pesado. Porque estos chicos se las ingenian para que cada nueva excursión hacia un estilo resulte sumamente placentera para el oyente. Cualquier convencionalismo está alejado del contenido de ‘AXEXAN ESPREITAN’. Esto hace que, a pesar de alejarse de la ortodoxia de los sonidos más underground, su propuesta resulte sumamente gratificante. Hay quién pudiera pensar que MOURA tratan de abarcar un espectro sonoro demasiado amplio, pero una vez escuchado el álbum, estos pensamientos se diluirán, ya que las canciones, con sus oscilaciones estilísticas están compuestas con destreza, para que todo se muestre ante el oyente de una forma natural, sin que nada resulte impostado. Este es uno de los grandes avales de esta fantástica banda de druidas, unos hechiceros que saben cocinar a la perfección su extasiante ‘poción mágica’.

‘AXEXANM ESPREITAN’ fue grabado durante el verano 2021 en una casa de la parroquia de Moruxo (Bergondo) en las afueras de A Coruña por J. Gutiérrez (quien también trabajó en la producción junto a la propia banda); para posteriormente ser mezclado por el propio productor en Cangas (Pontevedra) en otoño del mismo año y masterizado por Álvaro Gallego en Agmastering; yestá disponible vía Spinda Records.


MOURA son: Diego Veiga (voces, guitarra, órgano), Hugo Santerio (guitarras, voces), Fernando Vilaboy (teclados, theremin, sintetizadores, voces), Luis Casanova (batería y percusión), Pedro Alberte (bajo) y Belém Tajes (voces y percusión).


‘Alborada do alén’ nace entre efectos y sintetizadores de vocación espacial. Con un génesis lleno de épica con el que los gallegos nos introducen en la siguiente canción.

Con la tradición celta muy presente y como continuación del tema de apertura, ‘Romance de Andrés d’Orois’ se nutre de voces folk entre su envolvente ambientación psico-progresiva. Elementos tradicionales unidos a delicados acordes psicodélicos van tejiendo este maravilloso tema. Violines, un cálido bajo, un ritmo tenue y una guitarra sencilla arropan los versos que beben de la tradición celta. La combinación resulta completamente fascinante, proporcionando un hechizo sonoro de grandes dimensiones. Susurrante por momentos, pero rico en matices, el corte deambula entre la niebla de la cornisa cantábrica con la mirada puesta en los ancestros. Una gratificante forma de introducirnos en este fantástico trabajo. Una de las canciones de un álbum repleto de alicientes para aquellos que abren su mente a sonidos no demasiado habituales en la escena pesada. Coros celestiales y el legado de la magia de los pueblos del norte son el argumento de estos druidas del siglo XXI.

Enlazado con el tema anterior, ‘Pelerinaxes’ la combinación de guitarra con sonidos de viento de vocación jazz, crea un espacio sonoro por momentos inquietante.  Aquí los elementos progresivos se fusionan con pinceladas folk, (presentes en casi todas las canciones). Posiblemente en los tiempos que vivimos no abunden propuestas como la de MOURA, pero su existencia es todo un regalo para cualquier buen melómano. Loa co0mplejidad de su melodía parece querer abarcar un amplio espectro de vibraciones estilísticas. Aquí, la intensidad viene marcada por una guitarra que se contonea en solos profundos, mientras la base rítmica no cesa en su empeño por ofrecer una composición compleja, pero realmente brillante.

Cambiando el sonido de los temas precedentes, ‘Baile do dentón’ nos invita a un viaje cósmico a través de ritmos kraut envueltos en efectos persistentes. Manteniendo ese espíritu psico-progresivo y el misticismo de sus voces, MOURA crean un corte de gran hipnotismo con el que consiguen un fascinante contraste entre las reminiscencias tradicionales y una armonía mucho más pesada y magnética. Teclados y sintetizadores adquieren un mayor protagonismo en una canción con altas dosis psicodélicas y riffs más pesados. El claro ejemplo de que estos chicos no se ponen barreras a la hora de componer sus canciones. La canción trata sobre la historia del comercio de cornezuelo, un hongo de centeno del que posteriormente se sintetiza el LSD, y sobre los delirios y alucinaciones que causaba entre los campesinos en la elaboración del pan. ¿Te imaginas la escena?

En el siguiente tema, ‘Alalá do Abellón’ regresan los efectos entre coros pastorales que beben de la tradición galaica. Sustentado en esas voces corales, construyen un extraño corte con elementos drone y multitud de disonancias. Finalmente, los cantos tradicionales se adueñan de este enigmático y experimental tema.

‘Cantar do liño’ contiene bellas melodías progresivas en un cierto tono melancólico. Una nueva fusión de la tradición galaica con desarrollos más elaborados en los que los acordes de guitarra se vuelven a enriquecer con una cálida armonía de corte progresivo. Otro fiel reflejo de la fusión de los gallegos.

‘Encontro cunha moura fiadeira en Dormeá’ coquetea con elementos jazz y suaves ritmos coloristas entre sus pasajes psicodélicos. La alternancia de voces masculinas y femeninas logra un gratificante resultado.  Balsámico, ensoñador y sumamente relajante, el corte es otro claro ejemplo de que no hay límites en la creación compositiva de MOURA. Aterciopelado y dulce, el corte es toda una mirada al pasado con un carácter innovador y rebosante de creatividad.  Afiladas guitarras se unen a esta fiesta multicolor aportando gratificantes momentos psicodélicos. Por otro lado, los teclados vintage van dando forma a otro buen ejemplo de psicodelia-progresiva por parte de una banda que no parece querer renunciar a nada para dar brillo a sus canciones.

Para cerrar este segundo álbum, ‘Lúa vermellla’ nos devuelve a los sonidos tradicionales. Embutido en romanticismo clásico, el corte y su espíritu folclórico escarba en el pasado con su narrativa folk. Si nueve minutos de canción suele dar para mucho a la mayoría de las bandas, para alguien como MOURA, es un perfecto escaparate para dejar patente toda su creatividad y amor por la tradición.  Sumergiéndonos en una oscura atmósfera, la parte central se central en pasajes sinfónicos con sus delicados acordes. De ahí, el tema evoluciona a un escenario más rock sin perder las ensoñadoras voces corales aportan esa mística innata en la mayoría de las canciones de la banda.

MOURA

Spinda Records

Reseña: DOCTOR SAX.- ‘Vol. IV’

TXUS, el cantante de ARENNA publica ‘VOL. IV’, bajo su proyecto personal DOCTOR SAX. Un álbum que contiene 3 + 1 canciones robadas al viento en las que deja patente su particular y maravilloso estilo de componer. El propio Txus dice que «fueron robadas al viento (porque las canciones vienen del viento y al viento vuelven)». Lo que está claro que Txus se divierte haciendo música con su experimentación de distintos géneros, y deja patente una vez más, que lo importante no es el destino, sino el recorrido que hacemos hasta él. En este su nuevo álbum nos presenta tres largos temas en los que no solo nos ofrece su faceta de trovador del siglo XX, sino que inspecciona en los sonidos del folk progresivo. Ofreciendo canciones eléctricas y vibrantes con fuerte inspiración en el sonido de Neil Young, sin renunciar a su última andadura como loner-folk contemporáneo. Con bellas melodías acústicas arropadas por instrumentos de viento, explora los sonidos del folk progresivo de inspiración tradicional, ofreciendo su lado más florar, dotándolo de un sinfonismo hechizante. Siempre aportando su propio estilo, incluso nos ofrece un tema cantado en castellano, algo no demasiado habitual. Mas de media hora en la que la magia revolotea con una brisa cargada de bellas melodías susurrantes sobre la que flotan sus sentimientos, logrando transmitir variadas y gratificantes sensaciones al oyente. Este no es un álbum pesado, pero sí es un álbum fantástico y lleno de belleza.

Para ello se rodea de los de siempre: Koldo & Jabolo de Sagasound Studios , en la producción, grabación, mezcla y masterización; David Bad Karma en el artwork; Jesús Cortés en la fotografía; y una lista de infarto en las colaboraciones musicales: Andoni Ortiz: batería en ‘Ellis’, David Sagastume: cello en ‘Carroll’, ‘González’ & ‘Porchia’; Asier Fernández: guitarra eléctrica en ‘Ellis’; Joseba B. Lenoir: guitarra eléctrica en ‘Ellis’; Illán Arribas: guitarra eléctrica en ‘Ellis’; Imanol Martínez Hervias: viola, percussion en ‘Carroll’ y ‘González’ & ‘Porchia’; DOCTOR SAX: bajo y voces ; Coro Deast Ahotsak en ‘Carroll’

‘VOL. IV’ está disponible en formatos digital, compact disc y en una triple edición en vinilo limitada a 300 copias de la mano de Spinda Records y Cosmic Tentacles (quienes ya estuvieron detrás de sus dos últimos trabajos) junto a La Familia RevoluciónBandera Records y Monasterio de Cultura (solo en vinilo); Quebranta Records (solo en compact disc); y el propio Txus, a través de su sello Olarizu Records.

Spinda Fest

‘Ellis’ abre el álbum con sonidos atmosféricos que de inmediato se embarcan en un espiral de rock atemporal en línea Neil Young. Cadentes tambores y una protectora línea de bajo arropan largos desarrollos de guitarra ácida. Aportando ciertas dosis lisérgicas la espiral de las seis cuerdas se enmaraña en un sonido potente tomándose su tiempo para entrar de lleno en tema. Si en los últimos tiempos se había inclinado por los sonidos acústicos, aquí no pierde su esencia de trovador, pero electrifica su sonido creando un tema profundo y sólido. Midiendo los compases, el tema ondula sobre su armonía principal evocando los sonidos de la América de los 70’s. Rock en estado puro con un aroma psico-progresivo incorporado con sutileza aportando distintos matices que dotan la canción de una gran frescura. Sin duda se nota que Mr. Young es una fuente de inspiración para Txus, algo que queda reflejado en esta magnífica canción. Los ecos y la cadencia rítmica del mítico ‘Rocking in a Free World’ se perciben en cada acorde, adoptándolos a su propio estilo de juglar del siglo XXI. La canción contrasta con el resto del álbum ofreciendo la faceta más eléctrica de un músico talentosos y versátil.

Cambiando por completo su propuesta sonora, los ecos folk de ‘Carroll’ nos devuelven a un escenario campestre. Percusiones y elementos acústicos soportan un tema plácido en el que refleja sus sentimientos desde la sencillez. Recuperando ese espíritu de loner-folk, consiguen crear una atmósfera acogedora. Aquí los elementos progresivos aparecen para acariciarnos con bellas melodías. Con un trasfondo sinfónico el tema se ve invadido por el sonido de la viola y el violonchelo para crear una estampa bucólica con connotaciones del sonido de la campiña británica. Coros celestiales y el susurro de su armonía nos sumerge en un entorno de gratificante dulzura. La canción se empapa de espiritualidad.

‘González….Porchia’ vuelve a contar con el cálido sonido del violonchelo y la viola. Aquí la guitarra acústica acompaña las estrofas en castellano de Txus. El folk progresivo en estado puro nos traslada a un entorno medieval en el que este juglar de los nuevos tiempos narra sus historias. Los ecos de la música tradicional sirven de inspiración para este relato que se divide en dos partes divididas por una pausa en el que la ausencia de notas puede descolocarnos. La segunda parte del tema, ‘Porchia’ refleja la melancolía a través de la guitarra acústica y cantos ensoñadores. Una nueva estampa bucólica con el trinar de los pájaros al fondo va construyendo ese + 1 tan particular. El folk y lo sinfónico unidos en una brisa sonora que nos acaricia suavemente. Cantando en inglés como suele ser habitual Txus, retoma lo campestre para relajar nuestros sentidos desde la sencillez. Una sencilla melodía que se adorna de los elementos sinfónicos nuevamente para arrullarnos. El lado más florido y hippie vuelve a mostrarnos su esencia dejando que las notas de sus canciones regresen al viento que las vio nacer. Un tema de sentimiento que varía su intensidad para volverse más incisivo en su sonido. Jugando con la experimentación vocal y tomando un formato más teatral la atmosférica instrumentación que acompaña los acordes de su guitarra hace que el tema se enriquezca su folk-progresivo lleno de color.

Spinda Records

Quebranta Records

Cosmic Tentacles

La Familia Revolución

Monasterio De Cultura

Reseña: LUCID SINS.- ‘Cursed!’

Siete años después de su álbum debut, el dúo psico-progresivo escocés LUCID SINS vuelve convertido en una bestia más grande y ambiciosa para crear su segundo álbum ‘CURSED!’. Al invitar a varios músicos de su séquito a subirse al tren, LUCID SINS gana en matices, solidez y versatilidad para crear un pequeña obra maestra del rock vintage contemporáneo. Explorando los sonidos hard-progresivos nacidos en los 70’s, los escoceses crean un álbum cálido, excelso y brillante. Sus oscuros y sedosos temas caminan por una senda que ya recorrieron los alemanes KADAVAR en sus últimos álbumes, si bien aquí, los ecos Progresivos son mucho más evidentes, convirtiéndose en el leit-motiv de ‘CURSED!’. Un álbum en el que todo fluye sin estridencias, con suaves melodías, pero que ocultan un trasfondo rítmico de gran solidez en el que la psicodelia aporta su granito de arena. Las canciones siempre nos ofrecen giros inesperados que cambian su aspecto sonoro; esto finalmente, resulta un acierto que hace al oyente estar en todo momento enganchado a las canciones, no sabiendo en que encrucijada en la que se apartarán del camino. Seguramente aquellos amantes del sonido progresivo ortodoxo de los años setenta se van a ver fuertemente atraídos por este trabajo, pero a su vez, otros no iniciados en este género, también encontrarán alicientes suficientes para sumergirse en su sonido orgánico e intrínsecamente más progresivo. Impulsado por una dosis embriagadora de teclados y violines, riffs de dedos líquidos y a veces con tintes de jazz, los ecos folk también están presentes en el álbum. Sus voces sobre-grabadas, se remontan a artistas como Wishbone Ash, Blue Öyster Cult o incluso The Doors en sus meandros más fascinantes, sin que por ello LUCID SINS pierdan sus genes progresivos mas propios de bandas como Jethro Tull, Camel, o de la escena de Canterbury. Si su debut ‘OCCULTATION’ resultó ser un álbum magistral, me atrevo a afirmar, que con ‘CURSED!’ incluso, se han superado. Un álbum que nos ofrece un rico tapiz sonoro lleno de bellos ornamentos inspirados en lo tradicional con sus momentos folk, pero sabe nadar con destreza en las aguas del hard-progresivo de los 70’s.

Con una obra de arte surrealista del ilustrador británico de principios del siglo XX, Alan Odle, ‘CURSED!’, lo convierte en una pieza imprescindible del rock progresivo de los 70. El álbum está disponible vía Totem Cat Records.
LUCID SINS son Andreas Jonsson (voces y guitarra) y Ruaraidh Sanachan (guitarra, bajo, teclados y percusión) y en ‘CURSED!’ estuvieron acompañados por Joe Gallagher (guitarra), Martin ‘Eggy Beard’ McKenna (Violin), Sondre Berge Endegal (bajo) y Stuart Coleman (teclados). Grabación adicional por Clark Neville. Ruaraidh Sanachan y Andreas Johnsson, son los jefes que trajeron una psicodelia explosiva de forma libre a la escena en vivo de Glasgow a través de su primera banda Moon Unit. Con su debut ‘Oscillation’ de 2005, sin mencionar su versión estelar de «Black Wizard» de Medusa, el dúo escocés llamó la atención sobre su marca teñida de oscuridad de la psicodelia de los setenta y el rock clásico, haciendo una irrupción entre sus artistas. compañeros de proto-metal Uncle Acid & The Deadbeats, Witchcraft o Dead Meadow. ‘Oscillation’ se envolvió en una impresionante manga Alasdair Grey, que marcó la pauta para sus aventuras impulsadas por el ocultismo.

‘Joker dance’ seguramente es mejor tema que podían haber elegido los escoceses para abrir el álbum. Si fue el single que previamente habían presentado, no era por casualidad. Una canción pegadiza y seductora que refleja por donde va a transcurrir el devenir de este magnífico álbum. Hard-progresivo de estirpe setentera, con ritmos pegadizos, voces sugerentes y un tempo que te atrapa desde la primera escucha.

‘The serpentin path’ se desarrolla entre alegres armonías retro. Con el registro vocal emulando a Jethro Tull, el tema camina por la senda hard-progresiva predominante en todo el álbum. Sustentado en una sencilla armonía el tema evoca pasajes vintage transitados en los últimos tiempos por bandas como Kadavar. Descendiendo la intensidad, la canción se muestra menos rock en su parte central, lo que no impide que afloren algunos solos de guitarra que complementan sus plácidos pasajes progresivos. Momentos de belleza con el sonido en distintos niveles y el cálido bajo protegiendo el tema de una forma pausada. Tras oscuros pasajes con tonos misteriosos, el tema recupera el color inicial en su parte final con sus atrayentes melodías salidas de la dupla de guitarras.

Instalados en sonidos casi medievales, y emulando el canto de los juglares aparece ‘Sun and the moon’. Un relato de rock progresivo ortodoxo que se desarrolla en una atmósfera vintage. El órgano se siente más presente entre los constantes cambios de ritmo que el tema contiene. Pasajes pastorales en los que el sonido del hammond se erige en protagonista de una narración en la que aparecen ecos folk en forma de coros. Aportando un carácter luminoso al tema, la canción se alborota con resonancias aparente caóticas pero que ofrecen un magnífico resultado.

‘The devil’s sign’ se desarrolla con una orquestación sinfónica entre suaves acordes en tonos grises. Aires de melancolía y sonidos contenidos con voces manejables, que evocan nuevamente el último trabajo de Kadavar. El tema, se torna hard-rock tras sus dos primeros minutos, sin perder su alma progresiva. Aquí guitarras, brillantes y briosas conviven con un violín mágico pero histriónico que adquiere su cota de protagonismo. El tema tiene distintas pausas con las que la banda cambia la fisonomía del tema sin salir de esa tenue luz en la que se desarrolla a lo largo de cuatro minutos tristes.

El órgano pastoral abre ‘Cursed’, el tema que da nombre al álbum, y que con sus casi siete minutos sirve como escaparate del sonido de los escoceses. Acercándose a sonidos de fusión con un carácter más propia de los floridos sonidos west-coast o incluso de la campiña escocesa, mostrando un sonido más rural. Una perfecta combinación de un bajo denso y cálido con las guitarras tomando formas exóticas y un cadente ritmo van construyendo un tema progresivo de innegable carácter setentero. Pausa a mitad del tema y la oscuridad se hace dueña del entorno sonoro de LUCID SINS. La segunda parte del tema se construyen con la dualidad órgano guitarras, aportando una versatilidad bien ensamblada para que todo resulte compacto.

Una breve introducción a modo de banda sonora de película abre ‘Snake eyes’. Tras ella, los riffs más propios de una versión progresiva de Sabbath van avanzando entre voces misteriosas y teatrales. Con esto consiguen crear un aura enigmática a un tema en el que aparecen risas maléficas sin caer en lo fúnebre ni en lo tétrico. La riqueza de sus armonías contrarresta esos juegos vocales y sus repetidas oscilaciones y giros. Muy teatral, pero con buenas guitarras el tema resulta entretenido en su narrativa.

‘By your hand’ es un tema más directo y ortodoxo de hard-progresivo. Guitarras crudas, pero con la suficiente armonía para resultar de lo más sugerentes. Sus ritmos contagiosos hacen que la canción adquiera un tono colorista en contraste con el tema anterior. Prescindiendo del órgano en esta ocasión, el tema resulta más pesado que los cortes precedentes. Sonidos vintage elaborados con unos moldes contemporáneos consiguiendo no sonar a copia de nada.

El paseo por los sonidos del siglo pasado tiene su última parada en ‘The Forest’. Con un carácter folclórico, y de nuevo con el órgano como invitado los ecos del pasado retumban entre aterciopeladas melodías vocales, más propias de bandas como Camel. Salpicando con pincelas de guitarra, y órgano van creando un tema denso pero atrayente en el que su sonido va mutando hacia un entorno más hostil. Allí el sonido se vuelve más denso, sin perder su espíritu retro. Recuperando sonidos tradicionales que se unen a un collage multicolor de reverberaciones coloristas, el tema serpentea entre distintos estilos haciendo que parezcan varias canciones distintas. La parte final sucumbe a acordes acústicos con un tono melancólico de firme vocación folk.

Lucid Sins

Totem Cat Records

Reseña: ACID MOON AND THE PREGNANT SUN.- «Speakin’ Of The Devil»

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«SPEAKIN’ OF THE DEVIL» es el álbum debut de la banda de Tel Aviv (Israel) ACID MOON AND THE PREGNANT SUN, una especie de supergrupo formado por Aviran Haviv y Omer Haviv bajista y guitarra de THE GREAT MACHINE en unión con diversos músicos de la escena israelita. Un cuidado y delicado trabajo en el que no vas a encontrar riffs poderosos y esa actitud punk que caracteriza a la banda, sino que te vas a embarcar en un túnel del tiempo a la California mas florida de finales de los sesenta, a las vastas praderas en las que la banda sonora es la música country y americana, al rock ácido de los primeros 70’s entre exóticos aromas mediterráneos de psicodelia colorista, o la los momentos garage rock más primitivos. Su evocadora portada, es una invitación a explorar un contenido al que hace justicia. Siempre ofreciendo el lado más melódico en canciones que rezuman sentimientos y que inevitablemente nos evocan épocas pasadas. Siempre es agradable ver a unos músicos saliendo de la zona de confort del estilo que les hace populares para, sin ataduras experimentar con otras vibraciones que nunca han visto la luz. En esta ocasión, se percibe a una banda llena de frescura, una banda que se mueve como pez en el agua por estilos que probablemente nunca nos hubiéramos imaginado, pero que a la postre, supone todo un regalo para el oyente. Son distintas las influencias que podemos encontrar en estos surcos, desde un sonido evocador de Jefferson Airplane, hasta momentos de loner-folk, más propios de un híbrido entre Johnny Cash, Marc Benno o Tom Waits. Puede parecer algo demasiado meloso, pero por el contrario el groovy contagioso de los primeros Rolling Stones también aparecen para brillo a alguno de los temas. Unas canciones que también tomas prestados los sonidos tradicionales de su tierra, para adornar unas canciones bien construidas. La participación de gran numero de músicos israelitas más habituados a distintos estilos, solo hace que enriquecer a este proyecto llamado ACID MOON AND THE PREGNANT SUN. La pregunta es: Después de este sobresaliente álbum, ¿La banda tendrá continuidad con nuevos trabajos?? Como decía Bob Dylan: «La respuesta está en el viento….»

El álbum abre con los sonidos americana de «I love you», aderezados con psicodelia aromatizada de tonos orientales. Entre armonías garage-rock el tema nos traslada al espectro mas underground de los 60’s. Cuidadas melodías con bordes ásperos y primitivos. un tema ondulante y envolvente que guarda un espacio para atmósferas lisérgicas que lo hacen cambiar de aspecto. Un tema fresco y pegadizo que supone una magnífica carta de presentación de este nuevo proyecto. 

Con una apertura mas rockera, «Speakin’ of the devil» se viste con el sonido de los 70’s. Evocando ambientes rurales los aromas sureños arropan una quebrada sobre medios tiempos. En un escenario casi country la desgarradora voz se balancea entre acordes acústicos. Un bello tema con olor  a brisa campestre por una senda que me evoca a Marc Benno o Delaney Bramlett. Evidentemente estamos ante un sonido alejado del que practica THE GREAT MACHINE, por lo que no salgo de mi asombro. En una nueva pirueta controlada, la parte final se desarrolla en ritmos boogie rock más dinámicos entre buenos solos de guitarra. 

Juegos de percusión nos introducen en «Creatures of the abyss» para hacernos flotar en algodonadas atmósferas sureñas con acolchados prados. Con los teclados y la percusión como protagonistas y entre arrancadas y parones, el tema coquetea con elementos jazz, folk, y hasta progresivos para ofrecernos una cara distinta de la que comenzó. Ornamentos exóticos dan dar brillo a otro notable tema lleno de calidad.

En un espacio más progresivo y con reminiscencias freak «Wide», rezuma sabor a west-coast y a bandas como TRAFFIC. Olor a marihuana y flores en el pelo con ecos de JEFFERSON AIRPLANE por los cuatro costados. Con buenos momentos psicotrópicos la canción es un caleidoscopio multicolor. Ritmos hipnótico y pegadizos que nos sumen en un viaje ácido de mucha calidad.  Sintetizadores y efectos completan un tema que cualquiera, tras su escucha, dataría en la California de 1967. ¡¡¡Absolutamente brutal!!!

Latiendo con acordes acústicos «Brith sky at night» nos seduce con su bella melodía y la calidez de una voz que denota melancolía. Otra bella canción sencilla y llena de sentimientos con cuidados y delicados acordes de gran sencillez.  Una armonía repetida entre sutiles ritmos que acaba atrayéndome de nuevo. 

Instalados en esas apacibles atmósferas, los israelitas construyen «Save me». Nuevamente los ecos west-coast con ritmos stonianos van construyendo otro espacio colorista con sabor a 70’s. Un tema que van moldeando con cuidado usando distintas influencias sonoras. siempre con pincelas, consiguen moldear un tema que conjuga elementos eléctricos y acústicos entre guitarras coloristas y riffs mas propios del dúo RichardsJagger en los primeros años de los Stones. Una canción envuelta en un atrayente manto vintage. 

A modo de epílogo «Sparrow», nace de sosegados acordes de tonos rurales llenos de melancolía. El folk triste de voz aguardentosa entre Johnny Cash y Tom Waits fluyendo entre armonías con ecos sureños con desgarrador relato de añoranza y melancolía pone el epílogo a un sorprendente y sobresaliente trabajo. 

https://www.facebook.com/acidmoonandthepregnantsun

 

 

 

Reseña: MAGIC BUS.- «The Earth Years»

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Manteniendo ese espíritu hippie de finales de los 60’s, los británicos MAGIC BUS liberan «THE EARTH YEARS». Un álbum bañado en colorista cuadro vintage en el que los ecos del rock progresivo y el sonido Cantenbury están muy presentes conjugándose con vientos llegado del verano del amor y el sonido west-coast. Un pequeño viaje a través de un particular túnel del tiempo en el que las melodiosas voces herederas de The Beatles nos iluminan en un trance espiritual con una visión hippie del mundo más propia de bandas como Grateful Dead.  Si en sus anteriores trabajos ya dejaron clara cual es su propuesta musical, ahora continúan por esa senda en la que la campiña británica está muy presente en muchos de sus temas. Una particular versión del rock progresivo experimental nacido a principios de los años 70’s y que en pleno siglo XXI sigue vigente con apuestas como ésta. Sus acarameladas melodías en ese ambiente rural hace que cada tema sea una terapia contra el estrés de los tiempos modernos. Fuertemente influenciados por ese pilar que es el sonido Canterbury, «THE EARTH YEARS» es un álbum que hará las delicias de los amantes tanto del rock progresivo, como de la psicodelia más floral gracias a esos vientos folk que aparecen con sutileza en estos atractivos temas vintage llenos de bucolicos pasajes entre armonías acolchadas que nos acarician con delicadeza.

Cuatro álbumes en diez años probablemente no se una gran producción, pero desde luego, ese detalle deja patente que estos chicos no tiene prisa y se toman las cosas con calma, lo que se refleja en un nuevo álbum en el que todos los detalles están perfectamente cuidados para que surja la magia.  

“Easy on” abre el paseo por campiña con tonos progresivos y una voz heredera del la psicodelia freak de finales de los sesenta. Las acarameladas melodías pop se van modulando hasta llevarnos a un escenario progresivo más propio del entorno de Canterbury. Con ecos freak y pop colorista los sonidos vintage se apoderan de un tema con subidas y bajas en las que se fusionan elementos hard-progresivo con la psicodelia beat más colorista.

Con ramalazos Zappa “Inca trail» nos devuelve a esos espacios vintage a través de un tema con una cuidad composición en las que las melodías adquieran gran protagonismo. Ese legado a caballo entre Zappa y Gong se conjuga con elementos más propios de la west coast.  Tejiendo su propio tapiz, el folk se une a esta fiesta de colores con olor a frutos silvestres. Alguna guitarra de aspecto elegante aparece entre brisas con aroma sureño para dar otra vuelta de tuerca al tema. Un corte optimista con sus momentos más tenues que acaba trasladándonos a un entorno psico-progresivo con aromas exóticos.

“Settin sun” evocando la campiña británica con reminiscencias Jethro Tull en su faceta más campestre, salpican de bellas y masajeantes melodías otro apacible y bucólico tema. Acariciando cada nota con suavidad, todo fluye con la naturalidad con la que la primavera eclosiona en una explosión de colores. Un entorno amable y rural en el que parecen sentirse cómodos y que de alguna manera es su hábitat natural. El tema concluye por armonías más propias de Poco en su faceta más melódica.    

Un sonido de órgano pastoral envuelve la apertura de “The road to Mezquita”. El sonido Canterbury se muestra en toda su plenitud bajo la cálida y ahogada voz que nos susurra con coros angelicales. La banda experimenta con los sonidos llevando el tema a una evolución en su intensidad. Insuflando energía a cada acorde giran en el camino para modular la armonía sin perder el rumbo en este intento.  Mas fornido y crujiente en sus riffs, el corte no pierde su objetivo.

Con acordes acústicos “New day” nos traslada a la West Coast. Su sonido folk entre una explosión de color transmite ese aroma a flores frescas.   En un segundo plano el órgano nos envuelve con su sonido vintage entre juegos malabares y unas gotas de reconfortante psicodelia. Nubes de algodón dulcifican la una atmósfera que va tornándose más hacia los sonidos hard-progresivos herederos de bandas como Camel. Serpenteando con armonías seductoras van creando una ceremonia colorista para retomar la bucólica estampa campestre gracias a los acordes sureños que fluyen de un guitarra dulce y delicada. Una muestra de la versatilidad de los británicos, una banda que no se encorseta en sus composiciones.

Un sonido mucho más ampuloso e inquietante no sorprende en “Barleycorn”. Una atmósfera más oscura y psicodélica sestea entre inquietantes efectos y una acústica pseudo-ocultista, bajo acordes acústicos que beben del néctar de unos hongos mágicos el ambiente en una atractiva combinación que a buen seguro puede hacer las delicias de de los amantes de hard y el folk-progresivo. Siempre bajo pinceladas sinfónicas y gotas de euforizante psicodelia. Un clímax de relax que toma muchos elementos psico-progresivos herederos del sonido Canterbury.

“Squirrel” me evoca a Camel en su faceta más campestre. Con sutiles elemento jazz se acercan a ese sonido ofreciendo una faceta más sencilla, pero no por ello menos brillante. Como sucede en muchos de los temas del álbum, unos inicios progresivos acaban convirtiéndose en espacios donde la psicodelia se mueve como pez en el agua.  Aportando aires místicos, el tema parece dividirse en tres partes diferenciadas. La canción va cambiando de aspecto y de propuesta musical. Los reflejos de las delicadas guitarras palpitan entre acordes de un bajo con un profundo e impactante sonido entre platillos chispeantes.  Con sus siete minutos y siendo el corte de mayor duración del álbum, acaba convirtiéndose en una oda psico-progresiva de grandes dimensiones. Su gran belleza nos sirve de efecto terapéutico prescindiendo de los arrullos de la voz para dejar todo el protagonismo a unos instrumentos bien interpretados.

Cerrando el álbum “We are one” retoma la campiña con delicadas melodías vocales sobre una atmósfera de folk progresivo entre el manto del órgano protector. Bucolismo entre armonías acolchadas que nos acarician con delicadeza.