CHURCH OF MISERY no han sido nunca una de mis bandas favoritas, pero en esta ocasión iba con mi mente mas abierta que nunca para dejarme seducir. Con una particular puesta en escena, su cantante Hiroyuki Takano recorriendo el escenario con una particular danza y extraños movimientos de sus brazos que alternaba con arengas al público. Constantes muecas y caras de sorpresa contrastaban con la solidez del sonido de los japoneses. Una vez mas comandados por las fuertes lÃneas de Tatsu Mikami y su particular forma de tocar ese bajo endiablado. Sin duda, la pesadez doom presidÃa una actuación notable. En esta ocasión me sentà mas cómodo con la banda en una actuación a la altura de lo que se puede esperar de CHURCH OF MISERY.
La jornada iba llegando a su final, pero todavÃa nos quedaba la fiesta en la que los israelitas THE GREAT MACHINE convierten cada una de sus actuaciones. Me daba cierto temor el pensar como arderÃa el segundo escenario con la presencia del trio. Los pogos y bailes desenfrenados son una constante en cada uno de sus conciertos, y en esta ocasión no iba a ser menos. Con su guitarra Omer ataviado con una pintoresca maya a rayas, el trio salÃa al escenario como entra un elefante en una cacharrerÃa. Desde el primer minuto la cosa no tenÃa marcha atrás, saltos, bailes interpelaciones a un público embravecido eran las notas predominantes en una actuación caliente, muy caliente. Evidentemente no faltaron los vuelos sobre las cabezas del personal de Aviran y Omer. Esa actitud irreverente y punk que siempre imprimen a sus shows, no podÃan faltar en un lugar como Desertfest.
TodavÃa con la resaca de lo vivido en DesertFest BerlÃn, y sin darnos un respiro, llegaba una de las citas mas importantes del año en Madrid. El pasado sábado se celebraba la 10ª edición del festival Kristonfest, organizado por la promotora Noise on Tour. A diferencia de la última edición, dividida en dos jornadas, en esta ocasión el festival de celebró un único dÃa en la madrileña Sala La Paqui (antigua Sala But, para los nostálgicos). Con un apetecible line-up en el que cabÃan diferentes estilos, todo auguraba que serÃa una gran noche, y, ¡vaya si lo fue!.
La maratoniana jornada comenzaba para mà alrededor de las cinco de la tarde. A esa hora puede asistir a la prueba de sonido de mis queridos ROSY FINCH, y me bastaron unos segundos para comprobar que el trio venÃa cargado con todo arsenal. Pasadas las seis de la tarde ya se podÃa comprobar como los aledaños de Tribunal se iban llenando de melenudos tatuados ávidos de una buena descarga de rock pesado.
Con la Sala recibiendo los primeros grupos de gente, ROSY FINCH salÃan al escenario. Ya sabemos lo remolones que somos en estas ocasiones, ya que mucha gente no llega a tiempo a ver a la primera banda, pero desde luego los que madrugaron se llevaron una gran sorpresa. El trio tenÃa clara su apuesta. Asà lo corroboraba la loma que custodiaba la espalda de la baterÃa de Juanjo. Con el tenebroso logo de banda, y el escenario envuelto en las tinieblas del infierno con un rojo penetrante, creaban la atmósfera perfecta para su ritual pagano. Un ritmo ceremonial de tambores, daba el pistoletazo de salida al salvaje aqueelarre que nos esperaba.  ‘Oxblood’ era la canción elegida para desatar una tormenta de crujientes y rudos sonidos sludge, con un claro espÃritu alternativo de inspiración 90’s. Â
Con la Sala recibiendo mas gente, el breve descanso entre bandas servÃa para reponer fuerzas e intercambiar saludos e impresiones con muchos conocidos. Mientras, MARS RED SKY preparaban sus instrumentos antes de invitarnos a uno de sus particulares viajes cósmicos.
Si durante mas de cuatro horas habÃamos vividos un ritual diabólico, las fuerzas de la naturaleza parece que quisieron unirse a la fiesta, descargando un aguacero de grandes dimensiones. Una tormenta primaveral en toda regla que impidió que las conversaciones post concierto se pudieran producir ya que el personal se refugiaba bajo las marquesinas para no ser engullido por el diluvio que inundaba la noche madrileña.
Sin duda, la organización, a pesar de todas las adversidades, habÃa conseguido casi colgar el sold-out en lo que fue una jornada perfecta, una, en la que todo habÃa salido de la mejor manera posible, y que solo se vio empañado por esos pequeños problemas de sonido que afloraron en algunos instantes de cada banda. Desde aquà mando mis felicitaciones a NOISE ON TOUR por el buen trabajo hecho y por todas las facilidades que me dieron para poder contaros de la mejor forma posible todo lo sucedido. Ya solo nos queda esperar a la próxima edición de un festival que aguanta como los galos defendiendo su aldea, en estos tiempos convulsos para la organización de eventos. Ya queda menos para KRISTONFEST 2023.