Reseña: RUFF MAJIK.- ‘The Devil’s Cattle’

THE DEVIL’S CATTLE‘ es el nuevo álbum de los sudafricanos sludge n rollers RUFF MAJIK y primero con su nuevo sello Mongrel Records. El álbum es a partes iguales Johni Holiday y Evert Snyman y se grabó a finales de 2019 en el estudio de Evert en Johannesburgo. Desde que les vi hace unos años arrasar con sus riffs en la piscina del festival Sonicblast supe que RUFF MAJIKK es de esas bandas que quieres tener en cualquier festival. Ahora con su nuevo confirman que son una banda que te deja exhausto, como te dejará su nuevo álbum ‘THE DEVIL’S CATTLE’. Toda una locura de trabajo que te lleva en volandas entre una alfombra mágica de fuzz que transita a toda velocidad por autopistas que atraviesan desiertos narcóticos.  Como la propia banda describe, ‘Piensa en montajes de zombies, cabarets demoníacos, persecuciones de coches con drogas, riffs claustrofóbicos, freak-outs de psychobilly y sonics hipnóticos en dúo empaquetados en una rebanada muy fluida de rock and roll de alta velocidad’. No me atrevo a rebatir esta afirmación ya que la gran locura sónica del álbum impide una calificación certera. Desde el Stoner más contundente, algunos momentos sludge, mucha psicodelia subliminar, blues, soul y puro rock and roll, sus temas se suceden sin dejarnos tomar aliento. Puede ser un tópico y pecar de poco original, pero creo que este es su mejor álbum hasta el momento.
Un álbum pesado, lleno de ritmo y acertados juegos vocales entre melodías bien construidas es toda una invitación que no debes rechazar. Aquí puedes encontrar 50 minutos intensos que se te pasarán volando en este viaje a toda velocidad por una autopista demoníaca en la que todo puede suceder. Olor a gasolina y a bourbon, pero también a marihuana entre cegadores tornados arenosos. Siempre con la habilidad para llevarnos al blues de los 70’s y aparecer sin darnos cuenta en el Seattle de los noventa. Un viaje lleno de sorpresas desde el Detroit de finales de los 60’s con temas proto-punk, para arribar en los desiertos californianos de los noventa. Esos desiertos en los que el fuzz es el dueño del asfalto y en los que el legado de QUEENS OF STONE AGE está presente. En ‘THE DEVIL’S CATTLE‘ es la perfecta banda sonora para conducir a toda velocidad, aquí no hay tiempo para el descanso, todo sucede con gran ímpetu, y desde luego, con él, no te aburrirás.

THE DEVIL’S CATTLE‘ está disponible vía Mongrel Records así como también en vinilo vía Black Farm Records.

‘All you need is speed’ abre sin contemplaciones. Puro biker-rock frenético que nos deja una estela de fuzz grasiento a su paso. Todo un tornado que nos arrolla dejando tumbados a los cactus a su paso dejando patente la pesadez Stoner de banda en su tramo final.

Con un bajo difuso y voz pantanosa, ‘Swine tooth grin’ retumba entre estribillos y voces precisas. Un corte plomizo, denso, crudo, pero a su ágil que se adorna de psicodelia en su parte final.  

Toneladas de fuzz nos invitan a oscilar nuestros cuerpos en ‘Shurg of the year’. Stoner ortodoxo que se apodera del trío entre ecos 70’s. Poderoso y contundente el bajo vuelve a golpear con fuerza entre aroma de blues humeante en segundo plano. Aparentemente simple los registros vocales con su particular vibrato consiguen un resultado óptimo en contraposición con los crujidos de sus riffs. Al igual que el tema anterior parece disminuir su pegada en su ocaso.

Con una actitud punk, ‘Heart like an alligator’ chirria entre una tormenta arenosa de dimensiones descomunales antes de mutar en un viaje a los 90’s entre melodías más cuidadas. Voces alternándose entre la espesura de sus riffs para aparecer casi celestiales con las voces más seductoras. Sus desgarradores aullidos parecen pausar la orgía sónica que nos engulle como un tornado.

Entre brumas psych y voz pantanosa el blues aparece con coros negroides ‘Gregory’ cambia el registro tras el agotamiento producido por el corte anterior. Juegos armónicos de voces que coquetean con el soul y el blues en una atmósfera lisérgica de lo más atrayente. Llevándonos en volandas en una flotación psicotrópica que nos conduce a un túnel de fuzz intoxicante sin ninguna prisa.

En un escenario casi proto-punk ‘The devil’s cattle’ arranca con ímpetu antes de un frenazo a golpe de riff, lento pero pesado. Con vestigios setentero el corte avanza hacia el desierto entre gruesas vibraciones y tambores implacables. Encontrando el equilibrio con las voces y coros nos invitan a viaje entre el Detroit de finales de los 60’s y los desiertos californianos de los 90’s

‘Jolly Rodger’ activa las articulaciones a golpe de rock and roll. Vocecillas agudas y tonos más propios de David Bowie danzan entre sus poderoso y enardecidos riffs. Insaciable e infatigable el ritmo vuelve a hacernos sentir el viento en nuestra cara con ese constante viaje a lo largo de largas rectas entre cactus y garitos llenos de Harley’s Davidson en su exterior. Otra perfecta banda sonora para conducir por el desierto.

Una nueva orgía de fuzz nos nubla en ‘Who keeps score’. Sin bajar las revoluciones vuelven a tomar elementos 70’s con rock directo y vacilón. El crujiente e infatigable bajo sigue generando toneladas de fuzz cegador entre los pegadizos estribillos crean una humareda aturdidora en su borrachera del Stoner más lisérgico. Me resulta de lo más gratificante los juegos y registros vocales que nos llevan a otra estancia distinta tras un breve stop en su bacanal.

Con acordes de piano llenos de un cadente ritmo ‘Lead pills and thrills’ nos devuelve a un extraño trance de blues antes de iniciar la marcha por la eterna autopista de fuzz. Lleno de subidas y bajadas se vuelven más cabareteros y riffs claustrofóbicos y bajadas lisérgicas.

En una especie de Stoner-billy ‘Trading blows’ retoma los crujidos entre armonías bien trabajadas y olor a gasolina y bourbon. Una constante repetida pero no por ello aburrida. Con una cortina de fuzz crujiente tras nosotros, los serpenteantes momentos se suceden entre unos tambores llenos de rabia. Esparciendo sustancias narcóticas en ese aturdidor entorno ponen la salsa a un tema vibrante que serpentea sin cesar entre distintos estilos ofreciéndonos momentos de doom y psicodelia pesada de lo más inquietante.

‘Born to be bile’, con sus mas de siete minutos va a ser el escenario más acogedor para que los sudafricanos usen melodías más propias de los noventas entre los incesantes riffs parsimoniosas y pesados.  Siempre cegadores y atronadores se aceleran con riffs que se repiten y que acaban mutando con una precisión que hace que no nos demos cuenta de que nos llevado a un escenario distinto. El tema remite en su fuerza y en la orgía desértica para relajarse en atmósferas llenas de narcótico humo cannabico. Una vez que nos tienen en sus manos, sacan el sludge de alcantarilla y caverna mugrienta para amenazarnos con sepulcrales voces y locuciones vintage. El espacio de mayor oscuridad de un álbum en el que todos sus temas se desarrollan en soleados y sudorosos espacios.

Decididamente a modo de bálsamo los primeros acordes acústicos de ‘God knows’ nos invitan a un ritual chamánico en medio del desierto. Piano y voz seductora a la luz de la luna y con la compañía de seductores coros femeninos. Con una roma a brisa de los setenta el tema se robustece entre pasajes psych y voces que se elevan en un canto redentor. Aquí tenemos la cara más psicodélica de una banda que no deja de hacer oscilar su registro incorporando distintos estilos.

‘Hymn nº 5’ pone cierre al álbum con una apertura doom. Riffs golpeando con contuncencia y nuevamente los registros vocales entre locuciones mas propias de un relato de los años 50’s. Viento cavernoso entre murallas sludge y ecos del Alice Cooper más tenebroso complementan este cuadro tétrico.

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Reseña: RED MESA.- «The Path to the Deathless»

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Como ya es habitual todos los viernes, recibimos una avalancha de nuevas publicaciones. Entre los álbumes publicados en el día de hoy destaca el nuevo trabajo de RED MESA. La banda de Alburquerque libera «THE PATH TO THE DEATHLESS», su tercer trabajo. Este álbum es un registro conceptual sobre la muerte y el más allá. La muerte es una dura realidad de del mundo físico, pero el alma y el espíritu viven a través de lo «inmortal». Un álbum que gravita entre temas que profundizan en una particular apuesta en la que los ritmos stoner se salpican de crudos y ásperos temas sludge como el chamánico «Ghost Bell» y sus ritmos doom, la psicodelia pesada de «The Path To The Deathless», sobre unas atmósferas más trascendentales, así como «Revelation» en la misma línea, Al ingual que «Disharmonious Unlife», tema en el que colabora Scott «Wino» Weinrich, con su susurrante voz. No faltan salvajes momentos stoner herederos del heavy-rock de Motorhead como «Desert moon», con la colaboración de Dave Sherman  (Spirit Caravan). Entre medias de sus gruesos sonidos encontramos la rural y acústica «Death i am», un cálido tema que baja la intensidad del álbum, para recostarse sobre armonías más amables. La fuerza y carácter sludge de cortes como «Swallowed By The Sea» se conjuga con espacios ensoñadores y sinfónicos sobre atmósferas tenebrosas en una original combinación. 

El resultado es un álbum ecléctico que se debate entre los ritmos desérticos del stoner stoner con una intrinsica vocación sludge bajo espacios en los que la psicodelia pesada nos arropa con un manto lisérgico de tintes transcendentales que por momentos explora espacios más propios del metal progresivo.  

El álbum fue grabado, diseñado y producido por Matthew Tobias en Empty House Studio (que ha grabado álbumes de (OM, AL CISNEROS, SUPERGIANT) en enero y febrero de 2020, y fue masterizado por John McBain (guitarrista original de Monster Magnet). 

Para los fanáticos de Kyuss, Truckfighters, Monster Magnet. La banda mezcla la psicodelia de Pink Floyd y The Doors con el riff del heavy metal clásico de bandascomo Black Sabbath, Motorhead, y agrega un toque de Metal progresivo mas propio de Isis o Tool.

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Reseña: ROSY FINCH.- «Scarlet»

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Con una serie de cambios en la banda, «SCARLET» el nuevo álbum de ROSY FINCH, trata de aspirar a ser más y hacer más. Se trata de la idea de que nada eliminará el dolor, pero nada puede detenerlo. Seguramente es su álbum más crudo y directo, un trabajo en el que se dejan llevar por sus instintos más primarios y salvajes. Su álbum más pesado y lodoso con una brutal combinación de voces melódicas y verdaderos desgarros que habitan entre sucias líneas de bajo en oscuras y tenebrosas cavernas sludge. Jugando con los ecos de los noventa y el metal más áspero, nos ofrecen un álbum perturbador e inquietante. La sangre está presente en temas que se desangran en una hemorragia de rugosos riffs y ritmos plomizos. Un álbum conceptual con el rojo como protagonista; ese color que siempre ha representado peligro, lujuria, pecado, culpa, sangre … «, tal y como dice su vocalista y guitarra  Mireia: «Cada canción en Scarlet tiene un color rojo en el título y representa diferentes historias de diferentes personas (desde la fantasía hasta la vida real) que siempre van desde el amor hasta la violencia». Un álbum equilibrado en su parte vocal, con sensuales melodías en contraposición con desgarradores aullidos. Una conjunción muy efectiva que acaba convirtiéndose en uno de los activos del álbum. 

«SCARLET» fue grabado por Lluís Más (batería), Elena García (bajos) Mireia Porto (voces, guitarras y bajos) y Oscar Soler (voces). La nueva formación de ROSY FINCH está compuesta en la actualidad por Mireia Porto (Voces y Guitarras), Oscar soler (Domo/Pyramidal) (Voces y Bajos) y Juanjo Ufarte ( Dry Mouths/Bäläte/Grajo) (Batería).
«SCARLET» ve la luz a través de Lay Bare Recordings, en disco compacto a través de La Rubia Producciones y en cassette vía Spinda Records

Sobre en bajo grueso y crujiente «Oxblood» el fuzz coquetea con el metal. Una voz desgarrada y chillona con coros más melódicos crean un contraste entre la aspereza intrínseca del tema Por un lado los sonidos huecos y chisposos y por otro las sugerentes melodías vocales. Rabia y fuerza pseudo-ocultista entre los rugosos riffs sludge y el stoner-metal en una ambientación tenebrosa y oscura. 

«Lava», el tema que anticipó la banda, transcurre por una autopista de heavy-rock y stoner-metal. Sus turbios riffs crean el camino sobre el que la ahogada y desgarrada voz de Mireia se retuerce entre el asfalto de los noventa y las vibraciones contemporáneas más pesadas. El metal más alternativo y el sludge fusionados bajo terroríficas voces y momentos de fuzz. 

Cambiando de alguna el registro, «Vermillion» con esas melodías vocales casi indie, tratan de seducirnos entre una estampida borrosa de stoner.-metal. en esta ocasión los de alicante dejan un mayor protagonismo a pasajes más lisérgicos siempre ambientados en oscuras y tenebrosas simas. 

Con vertiginoso ritmo de vibraciones stoner-metal, «Amaranto» incide en la dualidad entre lo sensual y la rabia. Pesado, plomizo la dualidad de los tonos ocultistas y la rabia hace que ROSY FINCH se sientan cómodos explotando desgarradores alaridos sludge en un corte que nos regala numerosos momentos terroríficos e inquietantes. Pocos sutilezas y un ritmo oscilante y borroso construyen la zona de confort de los alicantinos con sus plegarias al viento sobre tétricos pasajes.

Una inquietante introducción abre «Gin fizz», todo un paseo psicodélico en intoxicantes atmósferas que hacen aflorar la sensualidad entre los descarnados momentos en los que el terror nos acecha. A modo de ritual las plegarias y las desgarrada y atormentada voz van describiendo todo un ceremonial dedicado a las fuerzas salidas de las tinieblas. 

Los ecos del metal regresan con fuerza en «Ruby». Pesados y monolíticos riffs entre mugrientos tonos sludge del que emergen hechizantes coros que tratan de seducirnos con adormecedores y sensuales pasajes.  Envolviéndonos en una tela de araña, traspasamos el umbral para encontrar inquietantes y oscuras estancias pych recorridas con sigilo. El corte se deja llevar por el fuzz más intoxicante. 

«Alizarina» es un frenético torbellino de heavy-rock stonerizado con voces y coros celestiales. Un canto eclesiástico entre vibrantes y pesados riffs metálicos. Fuerza y pesadez salpicadas de un cierto aura ocultista. 

Con un torbellino de fuzz y rápidos ritmos, «Scarlet», el tema que da nombre al álbum juega con las melodías más propias del grunge alejándose de los momentos de oscuridad. 

El álbum cierra con «Dark cherry» a golpe de bajo poderoso y huecos sonidos post-metal que van tornándose más sludge,  Melodías pegadizas aplacando la furia de unos riffs mas contenidos. Cantos de sirena flotando entre las olas con momentos en los que el silencio deja paso al fornido bajo para proteger a la divinidad de las tinieblas.

 

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