SPLENDIDULA es una banda belga nacida en 2.008, y que tras algunos cambios de formación, que hizo que su música. En su nuevo álbum “POST MORTEM”, publicado via Inverse Records, crean un paisaje sonoro con una intensidad post-metal, sludge y doom en el que riffs pesados y potentes ritmos de batería con alternados con pasajes atmosféricos. El hechizo de su vocalista Kristien y los duros gritos del guitarrista Pieter crean un contraste vocal único.
El disco se abre con una breve introducción de efectos llamada “Post”. Todo un atmosférico presagio de lo que se nos viene encima.
A continuación, los sonidos sludge inundan “Nami”. Una densa instrumentación apoyada en una voz femenina con tonos ocultistas, nos transmite una cierta espiritualidad. Oscuridad que se mezcla con algún registro gutural, sobre pesados riffs, en una huida hacia adelante. Voces atrayentes, nos sumergen en espacios terroríficos en una mezcla de dulzura y atrocidad. Más adelante el corte baja a estados narcóticos, con momentos drone, en los que la guitarra nos devuelve la calma. Unos desarrollos pseudo-acústicos donde angelicales voces aparecen para reconfortarnos con su mística. Arropada por bellos coros, el tema va elevándose a gracias a fornidos riffs que sirven de contrapunto al sosiego y la ternura vocal, para descender a entornos post-metal.
Los acordes de bajo, salpicados por una extraña locución, van acompañados de un cadente ritmo de batería antes de llevarnos a ampulosos momentos ocultistas en “Too close to me”. Una oscuridad latente, que soporta la narración vocal en momentos post-metal. Una lírica aterradora parte desde una cuenta atrás de Kristien Cools, para dar paso a momentos doom en los que fuerzas sobrenaturales se apoderan de las oscuras atmósferas en las que las plegarias sacerdotales se elevan entre tinieblas sobre momentos psycho, con giros inesperados en una trama de terror.
Los tambores rituales de “38” nos guían a impresionantes momentos doom. Riffs repetitivos sobre cantos ondulantes. Un descenso a los infiernos con misteriosos momentos, en los que la pesadez nos lleva a un agujero negro sin que nos percatemos de ello. La ceremonia, se complementa con llamativos cantos que se ven violentados por guturales voces sobre una densa instrumentación sludge. todo un aquelarre sonoro en una lucha entre el terror y la mística, en la que destacada una poderosa batería sobre la nebulosa instrumental.
Así, sobre esa senda de sonidos post-metal y post-doom, se van insertando pasajes calmados de guitarra con la densidad y ampulosidad de un ritmo fornido. No falta la ondulación creada por la voz ocultista en “Insanity”, ayudada por una guitarra, que en esta ocasión se inclina a momentos heavy-rock con solos virtuosos y gruesos riffs.
Posiblemente los momentos más dulcificados los encontremos en “Aturienoto”. Aquí, acordes de guitarra y bajo transmiten un narcotismo sobre coros angelicales que se elevan en una mística sobre la sutilidad de los acordes. La densidad desaparece en detrimento de la voz. la dulzura y la belleza nos eleva a un estado de éxtasis en los que la espiritualidad está presente. Recitando, los acordes poco a poco se diluyen antes de llevarnos a rincones de liturgia post-rock.
Unos oscuros efectos, preceden una elevación de tambores que van arrastrando una instrumentación grandilocuente en “Stream Of Consciousness”. la vuelta a los cánones post-metal se ponen al servicio del rock ocultista. Cantos coloreados por sugerentes acordes de guitarras en una equilibrio entre lo pesado y lo liviano, por territorios de psicodelia. Los aromas pseudo-orientales aparecen sutilmente en un tortuoso peregrinar entre la pesadez y la belleza sosegada.
A modo de epitafio, “Mortem”, se acompaña de sonido de violines, arropando una lenta y cadente batería, junto a acordes de guitarra acústica y efectos en un nuevo sortilegio en el que la calma está presente en contraposición a la intensidad del resto de los cortes. todo un réquiem para un versátil trabajo que se construye sobre esquemas de metal, pero dándoles un enfoque particular.
SPLENDIDULA lo forman: Kristien Cools (voz), Pieter Houben (guitarra y voz), David Vandegoor (guitarra), Peter Chromiak (bajo) y Joachim Taminau (batería)
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