OCULT HAND ORDER, la banda originaria de Lyon, lucha con una dualidad en la que la apacible y hermosa psicodelia se enfrenta a las tenebrosas simas doom, Dos mundos sonoros enfrentados que encuentran en el segundo álbum del trio y un espacio perfecto para convivir en armonía. Porque ‘SILENCE BY THE RAGING SEA’ es un álbum compuesto con una receta en la que la psicodelia pesada y el doom luchan por su espacio entre hermosos devaneos post-rock en una oscura atmósfera ocultista con tonos devocionales. Al escuchar su sonido, seguramente te venga a la cabeza, los ecos de sus paisanos MARS RED SKY, pero también encontrarás momentos más propios de THE CULT OF LUNA. Sus secciones meditativas, la lentitud con la son ejecutadas las canciones, los constantes cambios de registro, las hermosas melodías vocales, y los momentos más psicotrópicos, hacen de ‘SILENCE BY THE RAGING SEA’ un verdadero catálogo de psycho-doom ocultista contemporáneo. Con paisajes sonoros sofocantes, oscuros, pero también poéticos y fascinantes. Su meticulosa atención a los detalles y una estética realmente llamativa hacen que jueguen con el aspecto apocalíptico de su música, reflejando una ansiedad abrumadora, a veces paralizante. A falta de una solución, la violencia y la oscuridad ofrecen una salida obvia. Como olas lentas e impetuosas, cada pista ofrece una belleza hipnótica o demoledora en paisajes sonoros estimulantes, aderezados con riffs espectaculares y patrones rítmicos aplastantes. Estamos ante un álbum ruidoso, pero también, y sobre todo, jodidamente encantador. Uno de esos álbumes mágicos de psicodelia pesada para escuchar una y otra vez, a pesar de que su tempo y complejidad no será del gusto de todos. OCCULT HAND ORDER bien podría definirse como una nave interestelar dedicada a transportar bloques de cemento de un planeta brumoso a otro. Los tonos cósmicos, la pesadez y el esoterismo colorean riffs doom, sludge y stoner, acompañados con intensas armonías vocales que aportan un misticismo mágico a las canciones.
OCULT HAND ORDER son:
Hugo Zepah: voz, bajo
Nico Fabre: guitarra
Tony Duvillard: batería
‘Sink’, la canción de apertura bien podría definir a la perfección el sonido del trio del Lyon. Un cadente ritmo y unos acordes cautivadores van narcotizando al oyente hasta tenerle en el punto justo. En ese espacio de calma psicodélica la pista arranca impulsada por golpes de fuzz para situarnos en un espacio completamente desértico. Una vez aquí, las dunas adquieren un tono cósmico entre el polvo cegador. Como si traspasáramos un umbral sideral, las voces chamánicas aparecen entre delicados y bellos pasajes psicodélicos de vocación post-rock. Un universo esotérico arropado por bellos pasajes y voces etéreas. Su cantante y bajista Hugo Zepah nos detalla: «Se trata de seres humanos que creen que entienden y que son capaces de lidiar con fuerzas poderosas, más allá de su control. Queremos centrarnos en nuestros propios fallos: la envidia, la codicia y la indiferencia. especialmente respecto de los horrores que nos azotan sin que podamos detenerlos. Hundirse es la caída: hundirse en abismos oscuros y fríos».
De nuevo la calma chamánica nos introduce en ‘Sailors’. Una pista que se va armando lentamente entre ensoñadores pasajes y esas algodonadas voces celestiales. Con un ritmo más dinámico, la guitarra nos sume en un pozo lisérgico con largos solos impregnados en sustancias psicotrópicas. El tema se torna más metálico por momentos, sin perder su esencia heavy-psych. Cambios constantes de ritmo, dan color a un corte que transita por una montaña rusa de emociones. Estos altibajos acaban por descender a un mundo mágico en el que la fragante psicodelia de los franceses se muestra en todo su esplendor. Pero aún hay más, ya que la pista desciende a las oscuras profundidades mostrado su lado más crudo y tenebroso.
Partiendo de ese punto ‘Pyre’ contiene los riffs mas rugosos del álbum. Desde su apertura doommy, el corte golpe con plomizos riffs y tonos devocionales. Con una sensación que me recuerda a MARS RED SKY, la conjunción de ensoñadores pasajes con momentos de auténtica pesadez, culmina con una pista dual que bien podría definir el auténtico sonido del trio. Etéreos momentos en los que la melancolía se adorna con hermosos acordes y una sensación de misterio en esa oscura atmósfera, dan consistencia a una pista a la vez, hermosa y terrorífica.
Sin salir de ese escenario devocional, ‘Fever’ abre con coros ceremoniales antes de golpear con una inusitada crudeza psycho-doom. Contundente en su máxima expresión, la canción mantiene esa fórmula que tan buenos réditos les da a los franceses. Suavidad psicodélica, y golpes de riffs ásperos y pesados, en esta ocasión sin adornarlo con esas cautivadoras melodías vocales. Una pista más turbia y menos narcótica.
‘Tidal Waves’ es otro reflejo de la parte más delicada de OCULT HAND ORDER. Ahora si las melodías vocales alcanzan altas cotas de protagonista de otra oscura y psicodélica canción. Desarrollando la pista en una turbia atmósfera, su sonido se va inclinando a un escenario doom en su parte central, antes de regresar a los oscuros pasajes psicodélicos. Con voces robotizadas, aportan el tono cósmico a una pista que transita de un estilo a otro con facilidad. De sus brillantes momentos psicodélicos, pasa por simas doom, monumentales pasajes mas propios del post-rock y una sensación de tristeza persistente.
Con once minutos ‘Golden Bones’ se erige en la pista más larga del álbum. OCULT HAND ORDER ponen el epílogo a este álbum con otra canción que habita en la oscuridad. La misma magia que nos habían mostrado las pistas anteriores, ahora se repite en una versión extendida. Lentamente las melodías psicodélicas se ornamentan con elementos post-rock en contraposición con los turbios y amenazantes riffs doom. El despertar de la bestia que es calmado con las hermosas fragancias de unas voces celestiales que acaban por aletargarla. Esos tonos ocultistas se nutren de momentos corales que flotan en un ambiente que se torna terrorífico e inquietante. La dualidad persiste a lo largo de la canción que ondula constantemente en estos territorios tan aparentemente contradictorios.