EARTHLESS.- “BLACK HEAVEN” (Nuclear blast)

earthless black

Ya llegó el día tan esperado. Por fín podemos disfrutar del nuevo trabajo de los californianos EARTHLESS.

Casi cinco años después, cerca de 40 minutos de locura y buen hacer musical.

En está ocasión el contenido no sólo se trata de jams instrumentales. Cuatro de los seis temas con voces, lo que supone una cierta novedad en cuanto a lo que nos tenían acostumbrados.

Sin perder la esencia ácida, tenemos temas más asequibles para los no acostumbrados a la lisergia contenida en sus anteriores trabajos.

“Gifted by the Wind” abre con unos solos de guitarra distorsionada, para dar rienda suelta a riffs y ritmos sólidos. El espíritu de Hendrix, siempre presente en la banda, se reinventa en el siglo veintiuno.  Un corte con ahora añejo, con una modulación vocal que brilla sobre estructuras de stoner contemporáneo. Los efectos de la guitarra de Isaiah Mitchell,  envuelven el ambiente, emulando al genio de Seattle. Mario Rubalcaba, aporrea la guitarra cual autómata enfurecido, quedando el trabajo de Mike Eginton como un consistente soporte de sus compañeros.

El sonido consigue el objetivo de la banda. Sonar como lo hacen en sus directos. De hecho, tal y como nos contaba Isaiah en su entrevista de hace días concedida  DenpaFuzz, la banda grabó las tomas de “BLACK HEAVEN” al unísono en el estudio, habiendo editado solo determinados pasajes.

Tras el pepinazo de “Gifted by the Wind”, el siguente corte, “End to End” se muestra más enérgico si cabe. Un viaje psicodélico al hard-rock de  finales de los sesenta o primeros setenta, con toques de blues-rock. Los efectos fuzz suenan aguzados, creando un clíma de locura que golpea sobre nuestros cabezas.

El tema más largo del álbum, “Electric Flame”  repite el esquema. En esta ocasión con riffs más pegadizos. Una épica retro, en la que la repetición de riffs sirve de antesala al despliegue de unos solos  de guitarra que son custodiados por una batería infernal. Un ir y venir, de la calma a la enajenación contenida. Un gran equilibrio entre la melodía y la armonía.

Las cabalgatas de guitarra parecen no tener fin, acentuadas por las mazas que Mario tiene en sus manos. La distorsión se apodera de un tema que comenzaba apacible, lo cual es un sello de identidad de EARTHLESS.

Nuevamente los sonidos vintage, hacen acto de presencia en un corto tema de sólo dos minutos escasos. El frenesí sonoro es dueño de “Volt Rush” con siertos aires stoner.

El zeppeliniano comienzo de “Black Heaven”, tema que da nombre al disco, y que sirvió de aperitivo a la publicación completa del mismo, mantiene la esencia del trio. En esta ocasión el sonido del bajo adquiere un mayor protagonismo. Las reminiscencias Sabbath, son compartidas con la brillantez de la guitarra y la potente batería que figura presente en todos los temas. Fieles a su estilo, prescinden de las voces en esta ocasión. Efectos espaciales se entremezclan, con  acordes más dulcificados aparentemente, en lo que es una nueva bacanal sónica.

“Suden end”, cierra este maravilloso “BLACK HEAVEN”, con una calma inicial poco habitual. A modo de relajación, la banda suena más dulcificada rescatando ecos del siglo veinte. Un apaciguado tema en el que las voces corales le dotan de una cercanía al oyente. El aura de nostalgia que aparece lo hacen unos de las piezas más accesibles para todo tipo de oídos. El pasado interactúa con el presente a base de efluvios caleidoscópicos.

Una vez finalizada la escucha, hay que mencionar que los agoreros que vaticinaban que EARTHLESS perdería su esencia al fichar por una compañía como Nuclear Blast, estaban completamente equivocados. La producción de “BLACK HEAVEN” es impoluta, y la incorporación de los registros vocales en la mayoría de los temas no resta un ápice de fuerza ni calidad al trabajo.

Si muchas veces se ha comparado el estilo de tocar de Isaiah Mitchell con el mismísimo Jimi Hendrix, en esta ocasión hay que decir que sus voces tienen una cierta similitud con él. No estamos ante el mejor cantante de la historia, no. Pero lo cierto es que el tono de su voz lo hace reconocible, efectivo y particular, al igual que lo hizo con Hendrix.

El trabajo de Mario Rubalcaba a la batería no baja ni un ápice lo ya demostrado por él en sus discos predecesores. ¡Un animal de las baquetas!!.

La pregunta que me viene a la mente ahora es: ¿Estamos ante el disco de la semana?. La respuesta sin duda es que SI. ¿Es el disco del mes?. La competencia con la producción musical de este 2.018 es mucha por lo visto en lo que va de trimestre, pero sin duda, es un firme candidato a copar el pódium del año. Un DISCAZO en toda regla, que podremos degustar próximante en el marco de sus shows en Europa. Y tal y como nos desvelaba Isaiah, aún quedan fechas por confirmar. Ojalá España se encuentre entre ellas. 

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HUMBLE PIE “SMOKIN” 1972 (A&M)

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Banda formada en 1969 por Steve Marriot (vocalista y guitarra) (ex –Small Faces) y Peter Frampton (vocalista y guitarra) (ex-Herd), junto a Greg Ridley (bajo) (ex-Spooky Tooth) y Jerry Shirley (batería) (ex – Little Women), y que había publicado 4  discos hasta que grabaron durante su gira americana un doble directo en el Fillmore, que disparó su popularidad.

A partir de ese momento Peter Frampton   inició su exitosa carrera como solista, siendo reemplazado por Dave Clempson (ex-Colloseum).

Con estos mimbres publican en marzo de 1972 “SMOKIN”, con el que consiguen llegar al número 6 de las listas de ventas, cuando sus anteriores trabajos no habían pasado del puesto 32 de dichas listas.

La gran asiduidad a tocar en directo catapultó el prestigio y fama de la formación.

HUMBLE PIE, en aquellos años, ofrecía shows casi todos días de la semana. La energía y fuerza de su directo, asentó su prestigio. Esa potente mezcla de rock and roll, soul, blues. La carismática voz de Steve Marriot hacía el resto. Todo un animal de escenario.

La salida de Frampton de la banda, vino motivada por la cada vez más insistencia de los sonidos de blues-rock asesino en sus composiciones. No se sentía útil al perder protagonismo el lado más acústico que el aportaba a la banda. Lo cierto es que unos años después con su fantástico “Frampton Comes Alive”, cosechó el éxito que no había obtenido, ni obtendría nunca HUMBLE PIE. El disco de Peter Frampton a día de hoy sigue siendo el álbum en vivo más vendido de la historia.

SMOKIN’” cuenta con dos colaboraciones de lujo. El mismísimo Alexis Korner, uno de los popes del blues inglés y el tejano Stepehn Stills, le dan un empujón al álbum con sus aportaciones.

He de reconocer que pese a que sea su álbum más popular, considero que no es el mejor disco de los ingleses. Lo cierto que estamos ante su disco más conocido y que más aceptación tuvo en su momento.

Básicamente un disco de hard-rock, que consigue transmitir la fuerza que demostraban sobre el escenario. Con grandes influencias de soul, góspel y el omnipresente blues-rock, destacan especialmente los temas más fuertes del mismo.

El disco se abre con “Hot’n’nasty”. Desde los primeros acordes el tema nos recuerda a FREE. Un órgano envolvente y un afilado solo de guitarra, dan paso a la desgarrada voz de Marriot. El ritmo blues se entremezcla con el soul y el hard más dinámico. Los instrumentos van tomando paulatinamente el protagonismo, con un invitado de excepción a las teclas y coros. Stephen Stills, parece calmar la acidez de la interpretación. Una buena carta de presentación para un disco que reserva sus tesoros para más adelante.

“The fixer”, con un cadencioso riff inicial se presenta potente y versátil. A ritmo pausado de bajo, salpicado por los platillos de una firme batería. Un clásico tema de hard setentero, con un compás lento pero sólido en el que la guitarra de Clempson suena afilada como un cuchillo.

La calma hace acto de presencia en “You’re so good for me”. Los registros rurales de soul al estilo DELANEY AND BONNIE copan un tema con melodías más acústicas. Las voces quitan protagonismo a un corte que musicalmente baja la intensidad. Ecos de la California más florida aparecen con una mayor intensidad.

Uno de los puntos a destacar de “SMOKIN’” es la incendiaria versión que contienen sus surcos del clásico del rocker Eddie Cochran. Contundente versión que recoge la fuerza del directo en la banda con la quinta esencia del rock and roll, hablo de  “C’mon everybody”. Esto es una nota predominante en todo el disco. Ese intento de reflejar en él las vibraciones que HUMBLE PIE regalaba en sus conciertos.

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“Old time feelin’” sería uno de los temas menores del disco si no fuera por la presencia del gran Alexis Korner. El protagonismo de las voces pasa a su poder, sin la presencia de Marriot en un lento blues, en el que la armónica de Korner suena brillante. Acompañada de sonidos mandolina y un piano clásico de blues.

Si por algo debemos de recordar “SMOKIN’”, es por “30 days in a hole”.   La improvisación de los coros en la grabación en el estudio entre risas abre una canción compuesta por Steve Marriot en la que se lamenta por haber sido detenido con pequeñas cantidades de distintas drogas. Cocaína, marihuana de altísima calidad y potencia, hachís libanés y nepalí así como algo de heroína. La cárcel de menores de Borstal es la protagonista de esos “30 días en el agujero”. Unos coros con evidente carácter soul, acompañan a Marriot en un tema de blues-rock que contiene dosis de ROLLING STONES o de FREE nuevamente. El pegadizo estribillo hizo en su momento que la popularidad del grupo tocara cotas que antes no había conocido. Un tema que se convirtió en un clásico de la formación, versioneado múltiples veces posteriormente por bandas como MR. BIG, GOV’T MULE, etc..

Un típico blues de carretera es el siguiente de los temas. “Road runner/road runner’s ‘G’ jam”. De nuevo con la colaboración de Stephen Stills. Se trata de uno de los temas menos creativos del disco. Poco que aportar en lo que prácticamente es una jam de blues.

Otra cuestión bien distinta es  “I wonder”. Un corte que sirve para el lucimiento de los registros vocales de Marriot en las lides bluseras. Se trata de un tema que intercambia grandísimos momentos de blues con ciertos pasajes posiblemente demasiado anodinos. Más de 8 minutos en los que el blues se tiñe de acidez a tempo lento con grandísimos solos de guitarra que levantan unas expectativas que no llegan a cumplirse debido a esos lapsos en los que la banda se deja llevar por una deriva que en realidad no conduce a ningún sitio. Un gran tema, al que lo sobran minutos.

El cierre nos devuelve a la energía en “Sweet peace and time”. Clempson deja patente su buen hacer en un ejercicio de

virtuosismo guitarrístico. Un boogie-rock con mucho wah-wah, que ensombrece los ejercicios vocales de Marriot.

                       

A partir de este momento, los discos posteriores de HUMBLE PIE no tuvieron la repercusión ni la calidad de “SMOKIN’”. En el proceso de grabación el estrés derrotó a un Steve Marriot agotado.

Él mismo quiso encargarse del proceso de producción lo que hizo que los médicos recomendaran su descansa debido al nerviosismo generado.

En 1973 publicaban un nuevo disco doble, con una cara en directo, para después de dos registros más desaparecer de la escena hasta cinco años más tarde, en los que Marriot reformó la formación sin demasiada fortuna.

Sin lugar a dudas, estamos ante uno de los cantantes más brillantes de la escena británica, que supo sacar partido a una impresionante voz negroide. Esos registros vocales consiguieron que la banda, aparte del blues-rock más enérgico, y el rock and roll, explorar terrenos mucho más soul, convirtiéndose en uno de los referentes de ese estilo.

 

WILDCHILD “GATES OF EXPRESSIÓN”

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Salvaje banda compuesta por Stefy Popa (voces y guitarra), Emil Dorian (guitarra), Nicu Baciu (bajo) y Dragos Diaconu (batería).

Primer trabajo de cuatro jóvenes de Rumania que no llegan a la veintena pero que se manejan en los terrenos de stoner y el blues rock como si llevaran años de carretera a sus espaldas.

Amantes del stoner y de bandas como BLUES PILLS, éste es vuestro disco.

Una amalgama y potente mezcla de blues-rock y stoner, con una vocalista que nos recordará a Ellin Larson.

“I Won’t fall” es el tema encargado de abrir ”GATES OF EXPRESSION” con ritmos cadentes de stoner rock, y riffs bluseros, con una voz femenina que llena de sentimiento.

La enérgica fórmula es repetida en “Stormblues”. Done encontramos unos buenos solos de guitarra arropados por rudos ritmos y una voz llena de fuerza.

Los registros vocales se suavizan en “Flowerchildren”, el soul se entremezcla con el blues en una dulce voz que contrasta con la fiereza de una contundente base rítmica que se retira a un segundo plano en los momentos más dulces de Stefy, intensificándose cuando la tensión vocal crece. Los solos de guitarra transitan por zonas calmadas o por torrentes desbocados, a lo largo del corte.

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WILDCHILD no reniega de ritmos retro de los hard-rock setentero, como vemos en “I’m not to blame”.

Ciertos elementos psicodélicos se vislumbran en el corte que dá nombre al álbum. “Gates of expresión”, en lo que es enérgica y vibrante surtido de stoner y hard rock.

“The riser” combina ritmos de heavy-rock tradicional con una ambientación psicodélica que transcurre misteriosa por desfiladeros sinuosos que concluyen en floridos valles en los que se intuyen sonidos de órgano en la lejanía.

El trabajo se cierra con el corte más cuidado en cuanto a su estructura. “Rebel queen” parte de repetitivos riffs 70’s para adentrarse en terrenos blues-rock llenos de magia, con una vocalización más sutil y elaborada.

Los rumanos nos dejan claro que la juventud no es un obstáculo para crear un trabajo sólido. Un álbum lleno de fuerza, potente. Un disco de que te atrapa por la vitalidad que estos chavales ponen en lo que hacen. La sensual y grave voz de Stefy ayuda mucho a darle brillo a unos temas que parten del stoner y se van entrelazando con el blues.

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FUZZ FORWARD “OUT OF NOWHERE”

fuzz forward

Debut de la banda barcelonesa nacida a mediados de 2016 como trio y compuesta por Jordi (bajo), Edko (guitarra) y Marc (batería), a los que se unió a primeros de 2017 Juan (voz).

Banda que se ha movido sobre los escenarios de la zona de Barcelona, y que ha acompañado a bandas como SASQUATCH, MAMMOTH MAMMOTH, NECROMANCERS, DEADLY VIPERS o ELECTRIC MONOLITH.

FUZZ FORWARD nutre sus sonidos del grunge de los noventa, del hard-rock setentero así como del stoner actual.

“Despairs” transita a paso lento pero firme por territorios desérticos sin olvidarse de ése aura grunge del que mamaron en su juventud. Esto se nota a lo largo de los nueve temas que componen “OUT OF NOWHERE”, especialmente en las voces de Juan. Cambios de ritmo con un sonido pesado, pero a su vez contenido.

La frescura que aparece en “Summertime Somersaults” evoca los tiempos de florecimiento de los sonidos alternativos noventeros. Un tema con equilibrio entre los guitarra y la base rítmica, un estribillo efectivo. El corte pasa de la calma a la vigor con acierto.

Fuzz Forward - foto promocional

“While they corner” explora los sonidos desérticos con una combinación de vocal alternativa para sumergirse desde la densidad inicial en territorios lisérgicos. Usando elementos heavy-pysch nos encontramos con misteriosos y pacificados pasajes que se desmoronan en un torrente de psicodelia pesada.

Es indudable que los barceloneses se mueven bien en los espacios alternativos noventeros, pero a su vez le imprimen un toque de sonidos stoner actuales con guiños ácidos subyacentes.

Claro ejemplo de ello es “So fed” en el cual coquetean con sonidos espaciales a base de efectos y distorsiones, con un bajo denso y una batería contundente.

“Thorns in Tongue” repite la fórmula de la fusión del grunge con el stoner, aderenzándola con tibios apuntes psicodélicos.

En “OUT OF NOWHERE”. No falta la influencia del hard de los 70’s. “ Drained” se presenta como un tema con un groove añejo.

La aparente suavidad del inicio de “Torches” es solo un espejismo proporcionado por las voces, en lo que realmente es un corte denso, con pesados riffs, cantado con cierta sensualidad y tensión emocional.

FUZZ FORWARD cierra su debut a ritmo de batería viril con bajo demoledor. “Go crush” rezuma stoner del nuevo milenio, Estribillo setentero y la esencia alternativa que define a la banda, con tintes de psicodelia. Bien podría ser un resumen de la mezcla de estilos que les han influenciado en sus composiciones.

Un buen trabajo debut con un sonido limpio que no empaña la fuerza de los temas. Una buena producción en lo que es una conjunción de elementos sonoros. Una brillante forma de presentar su hacer musical.

“OUT OF NOWHERE” se encuentra disponible en la página de bancamp de la banda y próximamente en formado fisico a través de Red Sun Records

 

 

 

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CHILD “I” EP (2018 (Kozmiz artifactz)

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Hoy 14 de marzo nos despertamos con la sorpresa de nuevo material del trio australiano en forma de EP.

Los de Melbourne nos presentan en formato digital “I”. Un escueto nombre que contiene sólo tres temas, pero que los amantes de la banda, recibimos con alegría tras año y medio desde su anterior trabajo “BLUESIDE”.

Mathias Northway (guitarra y voz), Michael Lowe (batería y percusión) y Danny Smith (bajo), publican un trabajo que verá la luz en formato físico el próximo mes de mayo de la mano de Kozmik Artifactz.

Grabado y mezclado en una localización secreta el pasado 2017, corriendo la mezcla y masterización a cargo de Nao Anzai.

Un trabajo en el que el sonido que les ha caracterizado continúa presente.

“Age has left me behind” abre “I”, Un blues a ritmo lento, en el que los desarrollos de guitarra brillan con especial esmero. Una batería, cadente, con un bajo más grave que nunca, y unos registros vocales llenos de sentimiento. La acidez que ha caracterizado a la banda sigue presente. Los efectos y distorsiones de guitarra aparecen de una forma particular.

A continuación CHILD se atreve con una versión del tema de los californianos SPIRIT, que estaba incluido en su disco de 1975 “SON OF SPIRIT”. “The other song”, un tema compuesto originalmente por Randy California, Ed Cadssidy y Barry Keane. Un blues clásico que se inclina hacia registros de jazz en ambientes en los que el humo cubre el ambiente. Los solos de Mathias suenan incluso más incisivos que los que Randy California ejecutaba en el original. Es indudable que el sentimiento vocal ayuda a darle un carácter cálido y abrumador. Un bajo y una batería más típicas de músicos de jazz hacen el resto. El tema suena como si se hubiera grabado en una sola toma.

El cierre le corresponde a “Going down swiming” . Diez minutos en los que la banda ejecuta un blues-rock con tintes mucho más lisérgicos. La psicodelia que siempre estuvo presente en las composiciones de CHILD, se manifiesta con mayor presencia. Ritmos de boogie, le dan ritmo al corte. El uso de los pedales en los registros de la guitarra, se clavan en nuestros oídos. Todo un viaje sonoro a modo de jam.

La banda anuncia gira por su Australia natal como fiesta de presentación de «I»

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