Cuidando sobresalientemente las melodías, el trio de Colonia refleja una evolución y madurez en su sonido más propio de una banda veterana. Si en su debut había apuntado maneras, aquí, las canciones psycho-doom se adornan con un mayor protagonismo de la cautivadora voz de su bajista y cantante Pardis Latifi , algo que marca este fascinante y solvente álbum. Porque los hechizos de esta sublime sacerdotisa del doom, y la destreza de Caspar a las seis cuerda,s junto a la fuerza de los tambores de Moritz , convierten a DAEVAR en una banda a tener muy en cuenta, porque el trio ha llegado para quedarse. Una banda tocada por la varita mágica de alguna divinidad de las tinieblas y que siguiendo el guion de su álbum debut, introducen elementos innovadores que con los que hacen brillar con luz propia unas canciones con una impecable producción. Esto hace que las voces se perciban limpias en este mar de densa oscuridad en la inmensidad de sus ritmos. Una penumbra que se cubre la inquietante y relajante sensualidad de unas cuidadas y cautivadoras melodías que acaban por sumirnos en sueño devocional en el que lo ocultista domina la escena. A veces vistiéndose casi de dark-folk, el álbum continúe suficientes pasajes psicodélicos como cautivar a los amantes del género tanto como a los doomers mas exigentes. Porque ‘AMBER EYES’ no solo gravita en la órbita del doom más tradicional, sino que en sus surcos afloran elementos grunge y una lírica tan impactante como sus lentos y monolíticos riffs. La mano de DAEVAR vuelve a apoderarte del alma de sus oyentes en un trabajo monumental que no te dejará indiferente a pesar de que en él encuentres elementos familiares. Una fantasmal propuesta sonora en línea de bandas como KATATONIA o PARADISE LOST, pero sobre todo de WINDHAND, con unos brillantes arreglos nacida de la sencillez, pero también del buen gusto. ‘AMBER EYES’ es uno de esos álbumes capaz de hechizar al oyente hasta sumirle en un plácido sueño en el que la psicodelia pesada y el doom más oscuro y tenebroso unen fuerzas en busca de un objetivo común, fascinar al oyente Así lo convierten a su causa con un álbum llamado a perdurar en el legado del psycho-doom.
DAEVAR son: Pardis Latifi (bajo y voz), Moritz Ermen Bausch (batería) y Caspar Orfgen ( Guitarras).
‘AMBER EYES’ fue grabado en el estudio de Jan Oberg (EARTH SHIP, SLOWSHINE y GRIN) usando viejos altavoces de la Oanikorchester de UDO Lindenberg , cuenta con portada de Caspar Orfgen y está disponible a través de The Lasting Dose Records.
‘Lilith’s lullaby’ abre el álbum con una lenta y misteriosa introducción en la que la seductora voz nos invita al oscuro ritual de los alemanes. Una piedra de toque del contenido que nos encontraremos en las siguientes canciones. Psycho-doom ocultista bañado de sensualidad y misterio en pura línea Windhand. La pista contiene riffs monolíticos y suaves melodías en un contrapunto que funciona a la perfección. Con los tres miembros ejercicendo su rol a la perfección, la pista nos ofrece increíbles solos lisérgicos entre su brumosa y tenebrosa pesadez.
Embutidos en ese tradicional doom, lento y parsimonioso, ‘Pay to pray’ se desarrolla en una neblina psicodélica asentada en un misterioso entorno sonoro en el que algunos tópicos del género se unen. Con un relato fluido y una impecable producción, la fuerza vocal y la fuerza de sus riffs, llevan en volantas este paquidermo sonoro en forma de canción. Siguiendo la fórmula de la pista anterior, en su parte final la acidez de la guitarra se manifiesta en solos virtuosos que aportan luz a una canción que jamás desfallece.
‘Caliban and the witch’ dobla la apuesta con sus atmosféricos pasajes ceremoniales en un susurrante ritual sonoro. En un inquietante entorno mas propio del dark folk, los silenciosos pasajes dominan la primera parte de la pista para romper el ritmo con unos tambores tribales que hacen eclosionar esta monumental canción de mas de ocho cautivadores minutos. Su lentitud acaba por traducirse en un fluido relato en el que la épica hace acto de presencia.
En un tono ortodoxo, su grunge-doom alcanza el éxtasis en ‘Amber eyes’, la canción que da nombre al álbum. Mas intenso y dinámico que el resto de las canciones del álbum el corte cuenta con melodías vocales capaces de seducir al más frio de los mortales. Un ejemplo de que estos chicos tienen una inspiración en los ecos de los 90’s, pero también saben como convertir estas vibraciones a su propia semejanza y propósito. Sin duda sus pegadizos estribillos y la contundencia de sus riffs, hacen de la canción una pista fundamental que levantará a sus seguidores en sus conciertos.
‘Lizards’ se envuelve en ese manto melancólico custodiado por voces altísimas y unos riffs que derretirán tu cara con su contundencia y lentitud. La canción se dorna con atmosféricos pasajes impregnados en una oda lisérgica que narcotiza al oyente. La crudeza y la placidez arropados por una armonía cautivadora y una voz que vuelve a brillar con luz propia. La pista oscila a lo largo de su desarrollo con lentos y silenciosos momentos atmosféricos y con la crudeza y rugosidad de unos riffs abominables a la vez que colosales.
El sortilegio sónico de los alemanes culmina con una pista de mas de diez minutos. ‘Grey in grey’ mantiene la esencia con la contundencia y la lentitud entre seductoras melodías. Golpeando una y otra vez con la misma nota, la banda estira la goma para dejar que aflore la excelencia de la voz de una cantante tocada por la varita mágica de alguna divinidad de las tinieblas.



