Tres meses después de la publicación de su último álbum ‘Sangre de otros Mundos’ (disco que ocupó el número 1 del ranking nacional 2020 de Denpafuzz) la formación asturiana ACID MESS podía finalmente presentarlo en directo. El sello Spinda Records, con el que había salido el trabajo, había organizado una sesión doble en la Sala Moby Dick de Madrid. Mucho tiempo había pasado desde la última vez que había podido asistir a un evento en vivo, y la ilusión por recuperar esas vibraciones que transmite la música en directo era alta. El concierto servía como punto de encuentro para los habituales de la escena en vivo madrileña, que tras meses sin poder asistir a ningún concierto, hacían que los rencuentros y saludos se sucedieran entre el personal que llegaba a los alrededores de la sala. Las sensaciones que todos teníamos eran las mismas, por un lado la ilusión de retomar lo que nos gusta y por otro la incertidumbre de cómo podría desarrollarse el concierto. Comentarios como ‘jo, ¡¡cuánto tiempo!!, ¡Ya era hora!, ¡Por fin! o ¡se hace raro a estas horas! se repetian. Debido a las restricciones del toque de queda vigente en la capital, la sala había tenido que programar el primer pase a las 5 de la tarde. Una hora inusual para este tipo de eventos, lo que hizo que el aforo de éste primer pase no se completara, teniendo en cuenta, tanto la existencia de un segundo show, como los recelos que todavía tiene mucha gente a asistir a eventos públicos por miedo a posibles contagios.

Aún así y con todos estos condicionantes tanto la Sala Moby Dick como la promotora Spinda Records, habían trabajado incansablemente para que todo se desarrollara teniendo en cuenta la seguridad de los presentes y para que se cumplieran las medidas de seguridad necesarias para el desarrollo del evento con todas las garantías. Con un aforo máximo de 80 personas, la sala se encontraba con sillas repartidas con la misma agrupadas de dos en dos y el personal de Moby Dick ubicaba a los presentes teniendo en cuenta si venían juntos para situarlos en el mismo espacio. Con mascarilla de seguridad obligatoria durante todo el concierto para evitar cualquier peligro de posible contagio en el caso de alguno de los presentes fuera portador del jodido virus, hacían que, a pesar de lo raro de la situación todo se desarrollara sin ningún incidente. Evidentemente no es la mejor forma de ver un concierto, pero al menos de esta manera, se puede retomar una actividad que lleva sufriendo durante el último año, la mayor dureza de las restricciones. Cualquier voz que se alce diciendo que la cultura no es segura, debería pasar por la Sala Moby Dick, uno de los pocos reductos de música en directo, que sigue programando conciertos a pesar de todas las adversidades, lo cual merece todo mi elogio. Todos estos condicionantes, así como la extraña sensación de asistir a un concierto de rock sentados y sin poder levantarnos durante la realización del mismo, no era impedimento para poder disfrutar de una gran banda.

ACID MESS se había tomado esta presentación como algo grande, y así lo corroboraba la puesta en escena que nos tenían preparada. Los asturianos se presentaban con su formación con la que llevan años pateando los escenarios, con Antonio a la batería, Borja al bajo y Misha a la guitarra, los que hace un tiempo se les unió Juan a los teclados como un miembro mas de la banda, lo que da una mayor riqueza a su sonido. Pero ahí no quedaba la cosa, ya que el sonido de su último álbum había sido enriquecido con voces flamencas y percusión, algo que trasladaron a su show con la presencia de Aurora Salazar (Auri) a las voces y quejios y la percusión de Sergio Pevida. Dos grandes músicos que a la postre hicieron que sus shows fueran fantásticos con su presencia. De esta manera, encontrábamos a seis músicos en el escenario para ofrecernos una gran tarde de rock psicodélico. Programado para las 5 de la tarde, el primer show no completaba su aforo, lo que hacía que fuera algo desangelado, por contra, los presentes tenían toda la comodidad para disfrutar de esa magnifica puesta en escena, siendo en el segundo de los shows donde el calor de un público ardiente hacia que la fiesta adquirieran dimensiones descomunales. En cualquier caso, ambas actuaciones fueron sobresalientes.

El show comenzaba con una introducción atmosférica que se acompañaba de la voz de Auri dándole un tono andalusí al comienzo del show, algo que ya nos había sorprendido en algunos de los temas del álbum, y que en esta puesta en escena, hacía que el sonido de la banda adquiriera una dimensión especial dotando a los temas de un mayor sentimiento y magia. Tras unos minutos de ambientación los magnéticos acordes de la guitarra nos enlazaban con ‘El reflejo de tu piel’. Con un silencio sepulcral en la sala y el personal con sus sentidos puestos en las magnéticas vibraciones que salían del escenario, ACID MESS comenzaba a desgranar los temas del disco que estaban presentando. El show repasó los siete temas del álbum modificando el orden para ir creando un hilo conductor en el show. Desde los magnéticos momentos psicodélicos del citado ‘Reflejo de tu piel’ en una versión que se extendía hasta la explosión final en la que los ecos andaluces explotaban entre el sonido del órgano de Juan aportando un tono vintage que veríamos en varios momentos del show. Esto hacia que el personal despertara del trance inicial para ponerse en modo ‘concierto’. El gran trabajo a la percusión de Sergio hacia que el tema adquiriera una dimensión monumental. Una gran ovación estallaba a la finalización de la canción con el público entregado desde el primer momento. A continuación, la suave introducción de ‘Futuro sin color’ daba paso a la descarga de energía, mostrando el lado más contundente de la banda. La voz de Borja desataba el lado más alternativo mientras el público no dejaba de mover sus piernas en sus asientos al ritmo de los riffs que salían del escenario. Envueltos entre la batería de Antonio, situada inusualmente a la izquierda del escenario tras Borja, y el amplio despliegue de la percusión de Sergio en el lado derecho del mismo, hacía que aquello explotara en un carnaval de ritmos, mientras Misha nos hechizaba con su guitarra en el centro del escenario. Llegaba el momento de la presentación de los invitados con una nueva ovación de un público completamente entregado Entre sonidos alternativos los tonos flamencos hacían acto de presencia, ‘Salvaje historia’ nos llevaba a esa fusión con las mil y una noches gracias a los magnífico coros de Auri, está vez llenando de exotismo el sonido que nos envolvía en la Sala.
Indudablemente ACID MESS son una de las bandas con más calidad del panorama nacional y eso quedaba patente con los constantes cambios de registro que ofrecían en su show. La fusión de ritmos con la dualidad de batería y percusión hacía que ‘Infierno gris’ se adornara de sonidos caribeños entre sus fornidos riffs en una nueva explosión sónica que dejaba al personal extasiado. Entre sonidos progresivos de carácter monumental ‘Hechicera’ terminaba de hipnotizar a aquellos que todavía no lo estaban. Pasajes en los que el rock progresivo nos envolvía entre el sonido vintage del órgano y riffs que explotaban constantemente conjugando calma y fuerza. Si bien el público permanecía en sus asientos, el personal de la Sala estaba siempre pendiente para servir las bebidas en las localidades que cada uno ocupábamos evitando así que el personal abandonara sus sillas para ir a la barra, lo cual en estas circunstancias es algo tremendamente acertado y por otro lado necesario para el buen desarrollo del show. Con un Borja poseido, su voz alternativa y la hipnótica línea de su bajo nos trasladaban a los noventa con ‘Hijos del Sol’.
El sonido de la banda resultaba completamente equilibrado, sin estridencias ni incidentes que deslucieran un show enérgico pero hechizante con el que conquistaban al personal. Estaba llegando la hora del final de la actuación, con la banda agradeciendo al público su presencia y apoyo y mostrando su alegría por esta extraña vuelta a los escenarios. Solo quedaba por repasar ‘Fuego al templo’, tema con el que iban a cerrar su actuación antes de la sorpresa final. Un explosivo homenaje a The Beatles con una brutal versión de ‘She so Heavy’ pone el epílogo a una tarde mágica en la que el rock and roll volvía a renacer en un escenario cual Ave Fenix. Comentarios como ‘son la bomba’, ‘brutal’, ‘conciertazo’ ‘bolarrazco’ salían de las bocas de un público con ganas de seguir la fiesta, pero que debía regresar a casa con un cierto sabor agridulce por las circunstancias pero con los corazones plenos de felicidad por el show vivido.
Solo cabe hacerse la pregunta de cómo hubiera sido la presentación de este disco en unas circunstancias normales. Porque si con todos los condicionantes y adversidades ACID MESS ofreció un show sobresaliente, seguramente en aquellos tiempos de ‘normalidad’ sus dos actuaciones del pasado viernes en la Sala Moby Dick hubieran sido probablemente épicas.
En cualquier caso pudimos vivir en nuestras carnes la prueba de que LA CULTURA ES SEGURA, porque tanto la organización por parte de Spinda Records, como la Sala Moby Dick, se esforzaron para que ninguna medida de seguridad faltara y para todo fuera lo mejor posible. Desde aquí, mi agradecimiento a ambos por las facilidades dadas para poder cubrir este evento y por hacer que pudiéramos retomar aquello que mas nos gusta, que no es otra cosa que LA MÚSICA EN VIVO. Esperamos que dentro de poco podamos volver a vivir un nuevo concierto, a pesar de que es algo que no parece demasiado probable tal y como se están desarrollando los acontecimientos en los últimos tiempos, pero, en cualquier caso, no hay que perder la fe.
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