El dúo francés compuesto por Jérémy Payan (guitarras, teclados, bajo y batería) y Lucas Serra (guitarras y voces), THUS LIVE HUMANS, acaba de publicar el volumen segundo de su álbum ‘LIGHT OF ANCIENT TIMES’. Un esperanzador álbum que transmite un viaje entre pesadillas y esperanzas de que brille una nueva luz, a través de delicadas canciones que beben del manantial de la psicodelia. Pausados tragos que se enriquecen con buenos momentos de blues y ocasionales embestidas Stoner., así como ciertos coqueteos con el jazz. Desde su cálida y reconfortante voz, hasta los solos de guitarra incluidos en sus canciones, nos llevan a ese viaje tan repetido a lo más profundo de los 70’s. Sus cuidadas melodías sirven de plácido susurro al oyente entre duelos de guitarras y excursiones a otros entornos estilísticos en los que se visten de gala para ofrecer un sonido sofisticado. Húmedos pasajes de blues pantanoso conviven con pasajes más propios de Pink Floyd en contraste con las montañas de fuzz y overdrive rebosantes de fuerza. Hard rock con medios tiempos en un conjunto de cautivadoras canciones llenas de magnetismo. Incluso podríamos hablar de un ‘verso libre’ dentro de la escena pesada francesa, pero precisamente eso es lo que les hace tan fascinantes. THUS LIVE HUMANS componen sus canciones con una estructura sencilla heredera del rock clásico, pero saben como moldearlas para que se muestren seductoras. ‘LIGHT OF ANCIENTE TIMES’ es un álbum que se digiere bien, y que contiene oscuros momentos Sabbath y un tema final, en el que a lo largo de 15 minutos nos ofrecen su mejor versión como banda, imprescindible.

El blues pantanoso abre el álbum con ‘Bring the night’ y sus pausados y húmedos pasajes vocales. Susurrante, va evolucionando entre suaves melodías, riffs punzantes y un bajo crujiente, hasta convertirse en un corte de rock clásico.
‘The run’, con sus casi siete minutos, se muestra más oscuro y pesado. Con elementos del Stoner rock y una cautivadora voz, el tema oscila contoneándose. Seduciendo al oyente con un tempo ágil, oscuro pero cautivador, nos lleva a un espacio psicotrópico. Allí, los solos guitarra reparten su acidez en una orgía lisérgica, arropada por un fuerte ritmo stoner.
Mas elegante y sofisticado, la conjunción con acordes acústicos y ese denso bajo de ‘What’s in your mind’ nos invita a un espacio en el que el blues y jazz aparecen con sutileza. Acolchado, pero con una base sólida, el corte contiene buenas melodías y coros. Al igual que en los cortes anteriores, el lucimiento de la guitarra aparece en la segunda parte de la canción. Siempre con ese fantástico groovy, el tema concluye con bellos acordes de guitarra acústica en tonos clásicos.
‘Hear my prayers’ vuelve a hechizarnos con una lograda apertura de bajo. Blues con unas dosis de psicodelia humeante entre riffs hard-rock 70’s. Absorbiéndonos con ese groovy cautivador, su sonido difuso nos envuelve en un cautivador entorno sonoro.
El blues regresa con más fuerza en ‘The wake’. Con un sonido ortodoxo, pero algo endurecido, el tema avanza contoneándose entre seductoras y cálidas voces. Con riffs crujientes elevando la intensidad, el tema oscila entre los chamánicos momentos de psicodelia y la aspereza de las vibraciones Stoner. Sin duda, su cautivador groovy hace que tus articulaciones oscilen en un gratificante balanceo.
El álbum cierra con una canción que por sí misma, hace que este ‘Vol. 2’ merezca la pena. Los quince minutos de ‘‘Light of Ancient Times’ con el misticismo de su apertura,sus inclinaciones floydianas, y ese aroma a blues pantanoso son todo un regalo final para un álbum notable. Acordes de blues acústico con envolventes sonidos de folk medieval y esa susurrante y cálida voz van construyendo una atmósfera cortesana más propia de siglos pasados. Cinco minutos mágicos que dejan paso a una especie de hard-progresivo con suaves melodías. Optando por la calma construyen un relato de cuentos y leyendas de fácil digestión. Ya hemos comprobado como el dúo se toma su tiempo para hacer explotar sus temas, aquí, tras diez minutos de atmosféricos pasajes, el corte explota entre riffs pesados y solos asesinos. Todo un espejismo que no hace cambiar la vocación sosegada del tema, ya que éste, retoma ese espacio de calma. Alterado brevemente por un final más esplendoroso.