La banda danesa GRUSOM regresa como el Ave Fénix siete años después de haber publicado su segundo álbum. Y lo hace más talentosa que nunca con ocho canciones que hará despertarse de su letargo esos viejos rockeros amantes de los mejores sonidos del heavy rock vintage que afirman que ya no se hace música la de antes. Porque sí, esto es música como se la que se hacía antes, música con alma y con fuerza, envuelta en un relato de fantasía. Esta joya del rock vintage viene acompañada de voces trabajadas que te cautivan arropadas por coros de ensueño y un aroma a cuentos legendarios aderezados con un órgano pastoral irresistible. Canciones bien construidas que consiguen un relato conexionado con unos sensacionales arreglos. A pesar de la intensidad, GRUSOM no sabe de estridencias y el resultado es un álbum genial que parece rescatado de algún lugar perdido en los tiempos. Manteniendo su esencia, la banda se renueva con melodías aún más cautivadoras, riffs aún más pesados y unas letras sombrías. ‘III’ es un trabajo que rezuma honestidad en cada acorde, en cada estrofa, en cada canción, y eso lo hace un álbum único y especial. Porque si su sonido evoca al rock que conociste hace décadas, ese rock de los 70’s GRUSOM lo ejecuta abriéndose en canal, para darnos una enorme alegría a los que amamos aquellas vibraciones vintage. No esperes una copia revival de retro-rock, porque ‘III’ puede soñar añejo, pero su calidad lo convierte en una gema pulida que te enamorara con su personalidad y fuerza unido a sus arreglos contemporáneos. Estas sólidas composiciones exploran las profundidades de la vida y la muerte a través de relatos sombríos e historias reales. Deja que su sonido te guíe en un viaje inolvidable e inquietante hacia el más allá, ya que ‘III’ es una pequeña obra maestra del género que merece de un disfrute pleno. Ojalá pueda ver en directo pronto a esta talentosa banda, mientras tanto, seguiré escuchando este auténtico tesoro sonoro.
‘III’ está disponible vía Kozmik Artifactz.
GRUSOM son:
Voz – Nicolaj Jul
Guitarra – Thomas Ulrik
Guitarra – Dennis Warburg
Teclados – Peter Partner
Bajo – Søren Olesen
Batería – Peter Østergaard
‘Shadow Crawler’ la canción de apertura nos traslada directamente al corazón del mejor hard progresivo de los 70’s. Hermosas melodías rebosantes de épica bajo el domino de unos teclados cautivadores arropadas por coros siempre efectivos y una atmosfera vintage salida de un órgano soberbio. Pocas dudas debería haber de como se manejan estos chicos en ese ambiente retro, pero esta canción lo deja meridianamente claro.
El relato épico prosigue en ‘Hell Maker’. La canción presenta una lograda alternancia de guitarra y órgano bajo un tono sosegado. Con una voz cálida y quebrada unida a estribillos pegadizos el cuento prosigue explorando sonidos setenteros como si el tiempo de hubiera detenido.
‘Le Voyage’ brota invadida por un tono melancólico en un desgarrador relato oscuro, pero placido. Una especie de balada atormentada que parece llorar tragedias pasadas. Desgarradora, hermosa, pero sobre todo emotiva.
Susurrante y con un ritmo cadencioso, en ‘Euphoria’ la banda mantiene el tono en otra pausada canción en la que los elementos psicodélicos afloran con sutileza en su talante progresivo.
La impresionante ‘Night Hunters’ se muestra más luminosa que las pistas precedentes, el relato prosigue sin salirse del camino por el que transita el álbum al completo. Hechizantes melodías vocales de un cantante que no posee la mejor voz del mundo, pero que la exprime y la usa sacando toda su alma, resultando absolutamente fascinante. Maravillosa.
‘Fatal Romance’ es una nueva joya progresiva que transita por caminos rodeados de prados evocadores de tiempos pasados. Su sonido sinfónico y la brillantez de sus guitarras destacan en una nueva pista monumental en la que la épica y la fantasía están presentes.
Caballeros, castillos y princesas se reflejan en ‘Memories’, otra suave y cohesionada canción con algunas aristas. En ella los daneses abren una puerta para que entren rayos de luz en su tenue y melancólico relato consiguiendo un brillante resultado. El heavy-rock de bandas como Hällas o Tunga Moln cobra vida nuevamente en una versión acolchada pero eficaz.
Un órgano pastoral nos introduce en la oscura ‘Mortal Desire’. La canción bien podría ser el resumen perfecto de este magistral álbum. Sustentada en esa cálida voz y sus melancólicas melodías en un brillante trabajo de órgano, sus ocho minutos son el cierre perfecto a uno de los mejores álbumes del año. Desgarradora
