HIGH PRIESTESS, en su debut, nos ofrece cantos sacerdotales llenos de mística, creando atmósferas misteriosas a través de sus plegarias a esas divinidades misteriosas y amenazantes a las que la Alta Sacerdotisa presta pleitesía. Una conjunción de doom con psicodelia pesada en la que las voces de la alta sacerdotisa nos inician en una religiosidad tenebrosa. Ripple Music, apostó por ellas con gran acierto, al publicar este brillante trabajo.
Ya la portada del disco nos da pistas de por donde va el sonido y las intenciones del trio compuesto por Katie Gilchrest (guitarras, voces y órgano), Mariana Fiel (bajo y voces) y
Megan Mullins (batería y percusión).
El trabajo se abre con «Firefly», con una introducción de reconfortantes y misteriosos pasajes psicodélicos que se van oscureciendo, mostrándose majestuosos. HIGH PRIESTESS crea un clima tenebroso, en el que las plegarias se elevan con voces que recuerdan cantos de sirena. Lo místico domina el enigma de esa divinidad a la que se profesa devoción. una sensualidad con rasgos orientales en la que los ecos heavy-psych retumban. Una batería que se acelera hasta el infinito marcando la ruta a los riffs doom. La lentitud y la contundencia contrasta con la aparente fragilidad de esas voces femeninas que invocan a su divinidad.
Este trío de Los Ángeles, juega con momentos de tensión creando pasajes de inquietud, así como con atmósferas de dulzura. «Despise» se incia con acordes de guitarra acústica que generan un espacio en el que la mística adquiere protagonismo. Las oraciones sacerdotales se alargan hasta describir entornos de temor. El poder se manifiesta amenazante ante los súbditos. Acehante tras ese halo de terror que genera el Dios desconocido custodiado por seres terrofíficos que se manifiestan con extraños gruñidos.
Esta combinación en se repite en «Banshee». ahora el doom adquiere un mayor protagonismo, cediendo el mismo a la ternura y dulzura de las plegarias que se desarrollan en esa ho´milía constante. En ese estado la tensión baja para renarmarse grandilocuente invocando todo su poder a través de pesados riffs.
Mas nebuloso, «Take the blame», camina por territorios stoner con un punto retro. ´sin perder la oscuridad, los registros vocales se muestran más animados y menos trascendentes. En el corte aparecen los momentos más brillantes de Katie a las seis cuerdas en una ejecución que básicamente usa sonidos heavy-psych.
La vuelta a vibraciones doom, con cierto carácter Sabbath, se produce en «Mother forgive me». A estas alturas no tengo claro si las chicas de los Ángeles gustan más del doom o de la psicodelia, pero lo más probable es que no quieran renunciar a ninguno de los estilos, lo cual es todo un acierto, ya que lo combinan con brillantez.
En el corte que cierra el trabajo, «Earth dive», la sutileza y la sensualidad ocupan todo el tema, siempre bajo una mirada psicodélica de gran belleza sonora.
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