La banda de Pittsburgh, publicó el pasado 10 de noviembre su segundo trabajo “TO BUILD A FIRE”. Un álbum que transita por los derroteros del heavy-rock, el stoner más desértico, la psicodelia pesada incluso doom, y en el que la banda no escatima en potentes riffs humeantes así como incursiones en sosegados momentos progresivos con flirteos post-metal.
Las cuatro partes en las que está dividido “To Build a Fire”, transitan por espacios de stoner-metal, y heavy rock y la psicodelia pesada. Siempre rezumantes de nebulosas aturdidoras, “We Kill All The Lawyers”, la primera de ellas, voces y coros son violentados por desarrollos de guitarra en las que los dedos recorren de arriba a abajo el mástil en contundentes riffs. Mucho más calmados en el segundo episodio, “Parting Glass”, recorren esa fina línea entre stoner y la psicodelia pesada, con nebulosas lisérgicas que van evolucionando incluso a momentos narcóticos en los que a través de la guitarra suavizan su euforia introduciéndonos en el siguiente episodio, “Recluse”. En un descenso a espacios psico-progresivos en los que aparecen momentos acústicos entre solventes solos de guitarra. Tras esa caída el tema se embrutece y eleva sobre poderosos riffs custodiados por una batería hueca para un nuevo descenso , esta vez en agua teñidas de post-rock. Riffs densos de puro sonidos desértico intercalados con ampulosidad post-rock en una ampulosidad que refleja su versatilidad en “Geotasis”, a última parte del tema.
Tras ese periplo, los efectos y distorsiones de vocación espacial de “Carcosa” son arropados por calmadas voces en una instrumentación que va ondulando vertiginosamente desde momentos doom a espacios progresivos, un cuadro, que se enmarca con marco de psicodelia. Momentos de gritos guturales contrarrestados con apacibles voces recostadas en un sillón lisérgico. con acordes acústicos, la banda introduce “Holy water”. un espejismo en un tema de firme vocación doom. Poderosos riffs nos elevan a altas montañas con rasgeos que se relajan para devolvernos suavemente a confortables laderas en las que los sonidos psico-progresivos ocupan un espacio importante. Intensidad y quietud combinadas nuevamente con notable acierto. Un versatilidad que vuelven a ofrecernos en “The silk road”. Ahora sonando mucho más nitidamente pesados, construyen una pista que trasmuta en cada uno de sus riffs a escenarios de pura psicodelia, fuzz y stoner que se trasvisten de momentos progresivos. Una brisa fresca que se convierte en viento gélido sin que nos percatemos.
En “Strand”, la fusión de sonidos vuelve a ser nítida. Sobre la calma de la cálida voz van recorriendo caminos doom, psicodélicos, hard rock, post-metal. todo muy difuso y ancho. Un relato de misterio con numerosos giros argumentales.
Lanzado a través de BlackSeed Records, la formación de JAKETHEHAWK está compuesta Jordan Lober (batería), Justin Lober (bajo), John Huxley (guitarras y voces) y Jake Ferranti (guitarra)