Reseña: CHILD.- ‘Soul murder’

Ha pasado demasiado tiempo sin tener un álbum de una de las mejores bandas de heavy-blues del siglo XXI, pero finalmente, el mundo está hoy de enhorabuena con la publicación del tercer álbum del trio australiano CHILD. El álbum fue grabado a finales de 2018, pero han tenido que pasar mas de cuatro años para que estas magníficas grabaciones vean por fin la luz. Un álbum cautivador que combina la garra, con la belleza en unas canciones que transitan por la senda lisérgica del blues, pero que no dudan en tomar prestados elementos de rock clásico y soul. ‘SOUL MURDER’ es un álbum elegante, psicodélico, embriagador, introspectivo, con desgarradoras canciones rebosantes de sentimiento y fuerza, con las que CHILD nos acarician proporcionándonos estimulantes sensaciones. No solo de riffs monolíticos vive la escena, y como ya dijo el gran MUDDY WATERS: ‘El blues tuvo un hijo y lo llamaron rock and roll’, y bandas como CHILD, rinden pleitesía a los ancestros, a esos culpables de toda la música rock que escuchamos, los músicos de blues. Sería interesante conocer la opinión de esos pioneros  sobre una banda como los australianos, porque su música es auténtica, y capta la esencia del blues de siempre, con un tono contemporáneo, algo que no todos consiguen. Si la mayoría de las canciones del álbum, transitan por una senda pausada, las mismas contienen también riffs poderosos que hacen de su escucha, un manjar para cualquier fanático gourmet del heavy blues. Con constantes referencias a Paul Rodgers y a los FREE de sus comienzos, cada corte es una invitación a una orgía de hechizantes sonidos ácidos. ‘SOUL MURDER’ nace de la desesperación y sus desgarradores canciones, nos invita a apretar el botón de pausa, y a evadirnos de los malos rollos, para degustar unas impresionantes pistas que rebosan calidad y que contienen sentimientos profundos. ‘SOUL MURDER’ es de estos álbumes que para su disfrute completo, requiere ponerse cómodo, bajar la intensidad de la luz, descorchar una botella de buen vino, encender un canuto de buena hierba, y dejarse llevar a un mundo repleto de gratificantes sensaciones, en el que el blues es el Rey. Sin duda, el mundo es hoy más feliz con la publicación de una de mis bandas favoritas contemporáneas, una banda por la que hace años recorrí 2.000 kilómetros para verla en directo, y aquella actuación, todavía queda en mi corazón.

«Cuando uno básicamente se acepta la responsabilidad de las cosas que no hiciste, algo muere dentro de ti. Usted es el que sostiene la estaca y el que lo conduce a su propio corazón. Permitiste que otros te convencieran de que lo hicieran. Como el rutero de la basura que renuncia a luchar por su parte. Por un corto tiempo fingí ser una oveja y fui cegado por la espesa lana negra que me escondió de la vista. ¡El lobo proverbial con ropa de oveja que también tenía la lana sobre sus ojos! Hambriento de hambre en medio de un banquete. Si eres un lobo, nunca te disfrazes como oveja. Si eres lobo, sé un lobo porque ser un lobo es mejor que ser una oveja. Al menos sabrás lo que eres ”. ‘SOUL MURDER’ (Mathias Northway, guitarra y cantante de CHILD)

No volverá a suceder … El lobo vive. CHILD vive

‘Free and humble’ nos recuerda a las primeras de cambio el espíritu de los australianos. Blues empapado en psicotrópicos para aliviar el alma. Solos de guitarra acida y una voz profunda nos trasmite el sentimiento de una banda impresionante que se muestra en plena forma un tiempo después. Golpes de hard y nota de blues humeante componen este cálido corte.

En una línea más ortodoxa Trouble With A Capital «T»’ es un corte pantanoso lleno de magia. Sus suaves líneas de guitarra y la voz desgarrada nos trasladan a humerales en lo mas profundo del bosque. El espíritu de bandas como FREE, se refleja en una canción pausada, pero llena de sentimiento. Acompasando las melodías vocales con los pasajes de guitarra, la pista nos empapa de ese blues nacido de ciénagas en las que parece haberse vertido una toneladas de sustancias narcóticas.

‘Standing on my tail’ se desarrolla entre agradables pasajes en los que el soul aparece susurrante y acogedor.  Pinceladas de rock clásico pro el lado más acolchado con calidad voces y una instrumentación pausada y contenida. El blues en su lado más sensual bajando las revoluciones para demostrar que estos chicos no se circunscriben a un solo registro.  Una bella canción caminando por el lado más sosegado del trio.

Detenidos en esa vertiente suave, ‘Feels Like Hell’ nos ofrece esa maravillosa combinación de blues y soul con la que tan cómodos se sienten. Tiempos medios, y fantásticos solos de guitarra, soportan los devaneos de una voz almibarada y sumamente cautivadora. No puedo evitar nuevamente recordar a Paul Rodgers en sus mejores tiempos. La canción se recrea en ácidos pasajes con golpes de riff que se acercan al Stoner, sin salirse de la senda del blues. Esta combinación de lo viejo y lo nuevo resulta sumamente atractiva y gratificante.

El corte que da nombre al álbum, ‘Soul murder’ mantiene la esencia del blues sobre cautivadoras melodías vocales en las que el soul aparece mostrando su faceta mas sensual. El hipnótico bajo consigue atrapar al oyente en este pozo de blues ácido lleno de emociones. Con algunos riffs mas pesados el corte eclosiona en una espiral acida elevando la intensidad notablemente.

‘Moment in time’ no baja el nivel de calidad de este superlativo álbum. Desarrollándose desde la pausa, cada nota, consiguen llevar a las terminaciones nerviosas del oyente con aplastante facilidad. Profundo y sensual, el corte, sabe como seducirnos antes de evolucionar a un espacio más fuerte en el que los sonidos del pasado se presentan ante nosotros en todo su esplendor. Su cedente ritmo es el soporte perfecto para que su melodía se eleve a un entorno más rockero sin eclosionar plenamente. Desgarrador por momentos, el tema contiene afiliados solos de guitarra que llegan hasta el alma.

Para cerrar el álbum CHILD reserva el corte de mayor duración. ‘Coming Up Trumps’ con sus narcóticos 8 minutos pone el broche de oro a un álbum superlativo en el que el blues es el rey. Una susurrante apertura en la que los acordes de guitarra preparan el terreno y una voz cautivadora, van dando forma a una canción llena de magia. Manteniendo la tensión, la canción va elevándose lentamente. La prisa no existe para estos chicos, ellos se toman las cosas con la calma que requiere sus fantásticas canciones. El tema se desarrolla en una atmósfera más oscura y densa que las canciones precedentes, y en ella, encontramos embestidas de pesadez. Siempre con sutileza, CHILD sabe como mover los hilos tocando la nota justa en cada momento.

CHILD

Reseña: WESTING.- ‘Future’

SLOW SEASON pulsaban el botón de reinicio a finales de 2021 para dar un nuevo comienzo a la banda. Así tras el cambio de nombre a WESTING, e incorporando a la banda al guitarra de ALL THEM WITCHES, Ben McLeod publican su primer álbum ‘FUTURE’. Un álbum inspirado en la imprudencia de la raza humana en el mundo distópico en el que vivimos, y con canciones que suenan a la música que a la banda le gustaría escuchar.  Si hace unos años SLOW SEASON nos sorprendían con un sonido inspirado en LED ZEPPELIN, ahora, sin renunciar a ese estilo nacido a comienzos de los 70’s, encontramos a la banda mucho mas madura. Sus ocho emocionantes canciones rezuman rock clásico, boogie-rock, blues ácido y hard-rock atemporal. Siempre con una calidez reconfortante, sus canciones se construyen sobre tonos cálidos dulces melodías y un groovy infeccioso con el que de inmediato logran atrapar al oyente. Impregnado esas vibraciones del rock clásico de los 70’s con buenas dosis de fuzz, hacen que sus canciones proporcionen al oyente una escucha divertida. Porque a veces nos olvidamos que el rock es algo lúdico, y en este álbum eso resulta evidente. Las canciones del álbum nos ofrecen un amplio repertorio de brillantes guitarra, cuidadas melodías y un sinfín de matices con el que consiguen que las mismas resulten cautivadoras y llenas de ritmo. Ese groovy se complementa con pinceladas de rock progresivo, psicodelia y por supuesto el blues y el boogie para que la fiesta sea monumental. Con un agradable aroma sureño, cada pista se presenta como un regalo para cualquier amante del rock de siempre, un rock que con bandas como WESTING, sigue vivo y con un ‘futuro’ esperanzador. La escena necesita más bandas así, porque estos chicos son el hard-rock en estado puro.

WESTING son: Daniel Story Rice (voz, guitarra, teclados), Ben McLeod (guitarra) Hayden Doyel  (bajo) Cody Tarbell (batería).

‘FUTURE’ esta disponible Riding Easy Records.

‘Back in the twenties’ es un claro ejemplo del sonido que SLOW SEASON nos presentaron hace años. Teniendo muy presente el legado de LED ZEPPELIN, la canción gravita entre vibraciones de la banda británica, momentos sureños y psicodelia. Guitarras que llenan de luz la atmósfera se van sucediendo en una dualidad sumamente atractiva. Con parones y arrancadas, la canción adquiere un cierto tono doorsiano en su faceta más cálida y sugerente. Un claro ejemplo de la evolución de una banda que no se ciñe al legado de Robert Plant y sus huestes exclusivamente, sino que muestra sus cartas sin rubor. Y la jugada es ganadora sin ningún género de dudas.

A golpe de blues ácido y hard-rock crudo ‘Nothing new’ parece embarcarnos en un viaje con destino a los primeros años de la década de los 70’s. Melodías seductoras, guitarras empapadas de fuzz y un tono colorista, van ensamblando las piezas de una canción brillante y repleta de matices.  Si en el corte de apertura pudimos intuirlo, en esta ocasión queda mucho más palpable que las guitarras son uno de los mejores argumentos de la banda, pero también el uso de los registros vocales le sacan de cualquier encasillamiento. Los momentos de ortodoxia blusera contrastan con unos riffs que se vuelven turbios y difusos en un juego instrumental ciertamente fascinante.

En tonos atmosféricos ‘Lost riders intro’ es un interludio psicodélico instrumental que sirve de introducción al siguiente tema.

‘Lost riders’ palpita en un espacio de rock clásico con una cierta inclinación progresiva. Aquí la banda se muestra más contenida en una canción con las aristas pulidas y un sonido suave. Sustentado en atractivas melodías vocales las guitarras aparecen con cautela mostrando su lado más seductor. En un tono más cercano al ‘arena-rock’, WESTING optan por alejarse de estridencias en una canción colorista y una composición bien cuidada.

Los ecos Zeppelin aparecen en los primeros riffs de ‘Big trouble (in the city of love)’. Una nueva canción que recupera el registro vocal que popularizó Robert Plant en los 70’s. Un perfecto ejemplo del sonido de una banda que no tiene complejos en seguir la estela de su referente sonoro. Combinando estribillos y coros, el corte se muestra con un gancho efectivo para atrapar al oyente. Un claro ejemplo de rock atemporal que reivindica un sonido sin complejos ni florituras excesivas. Desde la sencillez, componen otra buena canción.  

Empapada por el bucolismo, la suavidad de la melodía de ‘Artemisa coming down’ nos ofrece un gratificante espacio sonoro en el que la dulzura aflora entre luminosas estrofas y delicados pasajes electro-acústicos. En ese ambiente campestre el corte se muestra como un gratificante bálsamo sonoro ideal para poder la pausa en un álbum que no se ciñe a un único estilo. Una hermosa canción en la que no faltan a la cita los brillantes desarrollos de guitarra

Instados en ese calmado escenario, ‘’Silent shout’ mantiene su tono acústico para empaparlo con embriagadoras pinceladas psicodélicas. En esta ocasión la banda incorpora un tono sinfónico en detrimento de riffs más ruidosos.

Sacando nuevamente del cajón el legado de Zeppelin ‘Stanley wu’ se empapa de blues y rock clásico en una atmósfera más propia de los 70’s. El tema se desarrolla en un escenario en el que los aromas del sur aparecen para llenar de luz una canción equilibrada y de fácil digestión.

‘Coming back to me’ cierra el álbum a ritmo de rock and roll, boogie-rock y blues. Sin estridencias, y con una armonía sencilla WESTING muestran que el rock de siempre sigue estando vivo y coleando. 

Westing

RidingEasy Records

Reseña: DEAD SHRINE.- ‘The Eightfold Path’

Una de las figuras más reputadas de la escena underground de Nueva Zelanda, el multi-Instrumentista CRAIG WILLIANSON, artífice de bandas como DATURA, ARC OF ASCENT o LAMP OF THE UNIVERSE, regresa con su nuevo proyecto DEAD SHRINE. En esta ocasión, apartado de los sonidos transcendentales de sus últimos trabajos, con ‘THE EIGHTFOLD PATH’ nos trae una tormenta de rock pesado a semejanza de los pioneros de los 70’s. Un rock crudo y primitivo, en el que las embestidas de rabia se contrarrestan con atmósferas lisérgicas en canciones turbias impregnadas en fuzz. Rock ácido sin demasiados aditivos, que cabalga a lomos de un corcel proto-metal sobre caminos labrados por riffs Stoner, y una atmósfera evocadora del sonido de los primeros años 70’s. Renunciando parcialmente a sus canciones devocionales y a ese misticismo que aparece en los trabajos bajo el nombre de LAMP OF THE UNIVERSE, Craig retoma los impulsos pesados de sus comienzos en DATURA. Sin duda Craig es un músico talentoso e inquieto que no puede quedarse anclado y con DEAD SHRINE revitaliza sus composiciones para que se muestren monumentales. Narcóticas y aturdidoras, la contundencia de sus riffs, los tambores estruendosos y una línea de bajo impactante, consigue crear un agujero negro en el que no se atisba el final. Todo un coctel explosivo en el que caben los ecos proto-metal de antaño, la psicodelia más acida y corrosiva, el blues, por su puesto la psicodelia más impactante que puede llegarnos de las antípodas. ‘THE EIGHTFOLD PATH‘ es una espiral sónica con zumbidos constantes, sus habituales voces místicas, y un sinfín de vibraciones reconocibles, que se inclina a un precipicio angosto, en el que la pesadez es la protagonista. Toda una ceremonia catártica en la que las vibraciones heavy-psych se nutren de plomizos riffs ejecutados a cámara lenta, creando un espacio ensordecedor, presidido por canciones que parecen sacadas de un laboratorio de drogas alucinógenas. 


The formless’ nos presenta un espacio de hard-rock stonerizado con un innegable sabor a 70’s. Su crudo y turbio sonido evoca momentos de rock primitivo. Con una poderosa línea de bajo el corte cruje nutriéndose de una pesadez inusitada. Los vestigios de bandas como los primeros WHITESNAKE aparecen en una canción potente.

Manteniendo ese sonido crujiente ‘Kingdome come’ transita entre hordas de heavy-rock y riffs stoner a un paso cansino y plomizo. Incorporando embestidas de rabia, y un aroma a blues humeante, el corte sale de la monotonía sin perder un ápice de fuerza y rabia.  Aquí encontramos toda una cortina sónica que hace que la canción se muestre turbia y borrosa. Su fuzz narcótico le dota de un aire diferente que nos lleva a una combinación bastante solvente y efectiva.

‘As pharaohs rise’ nos sitúa en un espacio a caballo entre el proto-metal y las vibraciones stoner. Con riffs distorsionados y un aroma a 70’s, el corte transcurre con un tempo cansino para inclinarse a un espacio más psicodélico. EL uso de voces ecualizadas le dota de ese espíritu lisérgico que se ve complementado por pedales fuzz en la guitarra. Mientras el soporte del tema se muestra turbio y aturdidor.

Con casi ocho minutos, ‘Enshrined’ es otro tema pesado que habita en una atmosfera psicotrópica auspiciada por una gran guitarra. Tratando de buscar el equilibrio entre el hard-rock de antaño y las modernas vibraciones heavy-psych, la canción retumba entre pausadas estrofas vocales. Alejado de cualquier atisbo del misticismo predominante en los trabajos anteriores de Craig, los elementos blues y hard-rock crudo y primitivo afloran entre efectos envolventes y pasajes ácidos. Como decimos en España ‘la cabra tira al monte’, y la canción se siente seducida por un entorno sonoro netamente psicodélico en una evolución bien manejada.

‘Rainbow child’ insiste en esos rudos sonidos vintage. Aquí se destapa el tarro de las sustancias psicotrópicas para impregnar una canción de hard-rock con un envoltorio pesado y lisérgico. Un elemento común en gran parte del álbum, ya que esa mirada al pasado se dota de fuertes pasajes narcóticos más propios de un poderoso viaje de ácido. Con esto se consigue un sonido pesado, pero sumamente narcótico en una atmósfera retro, perfectamente diseñada.  Toda una espiral aturdidora de la que es difícil escapar en la que los solos de guitarra se estiran hasta el infinito.

Con un cadente y turbio ritmo, las vibraciones retro afloran en ‘Through the constell’. Desgarrador a la vez que ácido, el corte controla su intensidad empapada de psicodelia pesada y vibraciones proto-metal de los 70’s. con cada riff y cada acorde ejecutado lentamente, el corte avanza como un enorme y cansino paquidermo, arrasando con todo a su paso. Sutiles pinceladas de blues entre sus entrañas hacen que la canción adquiera un tono peculiar. La desagarrada voz pone el resto para que el corte se muestre tosco, crudo y pesado.

Jugando con los efectos, ‘The blackest sun’ crea otra bacanal lisérgica entre poderosos tambores y guitarras que se desdoblan. Su carácter chamánico hace que el ímpetu frene por momentos. Esto contrasta con los crujientes riffs de vocación doom.  Su sencilla armonía sirve de sustento a los distintos devaneos en los que se mueve. Otra curiosa y fascinante mezcla de sonidos de antaño con los ecos más pesados del momento.

‘Incantations’ parece recuperar el sonido que lleva caracterizando a LAMP OF THE UNIVERSE durante años. Borroso y con un carácter devocional, la canción gravita entre múltiples efectos y un ritmo atronador y lento. La voz retoma ese carácter místico en contraste con la monumentalidad de un corte aturdidor y balsámico a partes iguales. Un cierto tono hipnótico se palpa entre coros celestiales y plomizos riff de un marcado carácter doom. Personalmente, se trata de mi canción favorita de un álbum rugoso y sumamente psicodélico. En esta ocasión (como en otras muchas canciones) DEAD SHRINE consigue crear un espectro cegador que envuelve al oyente entre embestidas de efectos atmosféricos que revolotean constante mente. El corte contiene buenos pasajes de guitarra impregnada en sustancias ácidas.  

Dead Shrine

Shiny Beast

Reseña: SIENA ROOT.- ‘Revelation’

A estas alturas ya nadie podrá dudar de lo que nos pueden ofrecer los puntales del retro-rock sueco SIENA ROOT. Una banda en constante evolución y en la que los fundadores Sam Riffer y Love Forsberg, recuperan la dulzura de sus composiciones (si es que en algún momento la había perdido) con la sensibilidad de su cantante Zubaida Solid, para erigirla en una parte muy importante de este, su octavo álbum. Un trabajo con canciones que trasmiten buenas vibraciones susurrándonos y acariciándonos con delicadeza. Esto no quiere decir que no haya momentos intensos en los que los suecos rebosan garra y fuerza, Gravitando en una atmósfera retro, los ecos del Verano del Amor’ aparecen en unas composiciones llenas de sensibilidad y magia. Sus esplendorosas y bellas melodías se nutren del mejor rock creado en los 70’s, para convertirlas en canciones atemporales que nos invitan a un gratificante viaje lleno de alicientes y versatilidad. El blues, los ecos de la West-Coast, el hard-rock, los pasajes progresivos y acertadas dosis de psicodelia, se fusionan en hermosas y aterciopeladas canciones rebosantes de color. Un aroma de melancolía y guiños jazz complementan unas pistas brillantes con las que consiguen que el denominado ‘rock vintage’ adquiera unas altísimas cotas de calidad. Esta claro que los suecos no son una banda anquilosada, pero si son una banda fiel a un estilo, que siempre saben como reactualizar para que se muestre cautivador ante sus múltiples fans. En ‘REVELATION’ también aparecen esos sonidos exóticos que les caracterizaron en sus comienzos y a los que nunca han renunciado, pero que ahora se sienten con una mayor presencia. Los hechizantes sonidos del sitar nos envuelven en una atmósfera mística y reconfortante en alguna de sus canciones, en contraste con otras en las que el sonido de su penetrante órgano vintage nos seduce con sus atractivas melodías. El álbum rezuma frescura y ratifica a SIENA ROOT como auténticos abanderados del rock atemporal en estado puro, algo que no todas las bandas pueden conseguir, sin que parezcan una copia, porque los suecos se mantienen fieles a su esencia, una particularidad que sigue regalándonos fantásticos álbumes como este casi tres décadas después de su nacimiento como banda. ¡¡Larga vida a SIENA ROOT!!. 

SIENA ROOT son:
Zubaida Solid – voz, teclados
Johan Borgström – guitarras
Sam Riffer – bajo
Love Forsberg – batería

Músicos invitados: Erik “Errka” Petersson (Clavinete), Stian Grimstad (Sitar) y
Lisa Isaksson (Flauta).

Las once canciones de ‘REVELATION’ fueron grabadas de manera analógica en Silence Studio en Koppom, Suecia y Root Rock Studios en Estocolmo, Suecia, donde también se mezcló. La masterización se llevó a cabo en el Cutting Room de Estocolmo.
‘REVELATION’ está disponible vía Atomic Fire Records.

Como si de un viaje en el tiempo se tratara ‘Coincidence and fate’ nos traslada al corazón de los 70’s. Marcado por esa magnética línea de bajo con brillantes guitarra y un aroma vintage, la canción parece nacer de los tiempos del Verano de Amor para enriquecerse con elementos progresivos aportados por un órgano comedido pero presente. Las melodías vocales se muestran esplendorosas aportando un brillo especial a una canción de rock atemporal que acaba por recostarse en bellos pasajes psico-progresivos en su parte final.

 La colorista ‘’Profesional procrastinator’ contiene tanto pasajes de blues ácido, como momentos de hard-rock clásico. Dinámico y con un ritmo vivaz, el corte mantiene la esencia del combo sueco. Ondulante y con numerosos efectos, la intensidad aumenta por momentos en un ir y venir hacia un espacio hard-prog lleno de fuerza. Cualquier cosa menos aburrida, aquí se pone de manifiesto el portento vocal que posee su cantante Zubailda.

Contundente y rebosante de fuerza ‘No peace’ con sus solos afilados y ese carácter blusero, índice en un escenario sonoro en el que SIENA ROOT saca a relucir todo su potencial y en el que la banda se siente cómoda. Jugando con los momentos de protagonismo cada instrumento tiene su momento de gloria. Un corte directo en el que el blues desgarrador acaba por sentirse seducido por vibraciones más acolchadas.

Algo más psicodélica ‘Fighting gravity’ se llena de color sobre tapizadas melodías en un tono suave. Buenos pasajes de guitarra aportan brillo a un tempo pausado y contenido, en otro nuevo balanceo de vibraciones vintage, más propias del pasado siglo.

En un tono más bucólico, ‘Dusty roads’ se nutre de acordes acústicos y un ambiente campestre. Sacando su registro más sensual, Zubaida nos enamora con cada estrofa, con cada verso, mientras los delicados acordes de una guitarra mágica afloran entre pausados ritmos. Sumidos en la melancolía y con unas gotas de psicodelia aromática, SIENNA ROOT consiguen una hermosa canción. Un manto de terciopelo que nos acaricia suavemente entre el olor de las flores. La parte final nos ofrece una mayor intensidad con riffs retro y una voz más atormentada.

En un tono más progresivo ‘Winter solstice’ coquetea con elementos de jazz mientras la flauta mágica esparce su aroma. Por el lado más folk, la banda completa una canción con múltiples estilos fusionados en algo menos de tres minutos.

Con un dulce sonido de flauta en su apertura, ‘Gaanglateen’ se envuelve en un manto vintage manejado por el cálido y penetrante órgano, para transitar por una senda psico-progresiva con tonos ancestrales. Su cadente rtimo hace que todo suceda con calma, desde los pasajes cercanos al jazz y el blues hasta los momentos más cálidos y progresivos. Bajo esa atmósfera retro, consiguen una canción instrumental, que lleva los genes de la banda.

Una de las características de SIENA ROOT es la capacidad para incorporar instrumentos y sonidos exóticos, En ‘Leaving the city’ el sitar nos invita a paseo meditativo entre bellas armonías y calmados ritmos llenos de magia. Un reflejo del verano del amor en su vertiente mística y espiritual. No solo de riffs pesados vive la escena, y la prueba es la capacidad de algunas bandas como los suecos, para conseguirlo, con la misma brillantez. Enciende el incienso y relájate en este hermoso mantra espiritual.

‘Little burden’ refleja apacibles espacios sonoros sobre su base acústica. Un corte delicado y en el que los ecos de la West Coast afloran con una ejecución certera y gratificante. Con un cierto tono soul la canción se eleva lentamente sin abandonar su esencia acústica. Un corte reflexivo e intimista con el que renuncian a la electricidad para sumergirse en un espacio folk.

Recuperando el sonido del sitar, ‘Madhukauns’ recrea su composición en una atmósfera mística mediante la cual parecen buscar una cierta experimentación.  Sustentado en esos acordes exóticos la canción refleja un carácter devocional al que la banda añade diferentes ornamentos. De nuevo en esta canción prescinden de las voces, creando un curioso corte instrumental con distintos capítulos en su desarrollo.

‘Keeper of the flames’ pone el broche de oro a otro gran álbum de SIENA ROOT sacando de la chistera toda la sensibilidad de una banda que ama las vibraciones del rock clásico de los 70’s. Desde la pausa la voz de Zubailda se erige nuevamente como protagonista de una canción en la que la instrumentación contenida soporta con maestría una canción suave y hermosa en la que el blues aparece en sus genes.  En la parte final el corte explota en un derroche de color reflejando ese amor por el rock de siempre, sin aditivos.

Siena Root

Atomic Fire Records

Reseña: MATHEW’S HIDDEN MUSEUM «Mathew’s Hidden Museum’

MATHEW’S HIDDEN MUSSEUM es la oferta musical de la mente abierta de Mathew Bethancourt. El veterano cantante y guitarra de JOSIAH, CHERRY CHOKE o KING OF FROG ISLAND busca la inspiración creativa en los espacios entre espacios, evocando una sensación de fornicación todo el tiempo. En su nuevo álbum, mantiene el amor por los sonidos mas primitivos de los 70’s, dotándolos de una capa de psicodelia envolvente y experimental. Con canciones que parecen salidas de la marmita de un druida, golpea la mente del oyente para sumirle en una catarsis liberadora. Un álbum lleno de sensaciones en el que abundan los ritmos tribales, las voces chamánicas las atmósferas lisérgicas, pero también los riffs difusos. Usando la repetición como elemento motivador, construye canciones impregnadas en sustancias psicotrópicas con un zumbido aturdidor que gravita en un espacio de rock ácido, que por momentos se torna espacial. Usando voces chamánicas construye su propio ceremonial redentor, un rito que no tiene reparos en trasladarse a la California mas soleada para empaparse tanto de sonidos coloristas, como de un cierto bucolismo. Quizás estemos ante un álbum con momentos extraños, en los que el músico se deja llevar por la experimentación, pero también ante fantásticas canciones construidas bajo atmósferas vintage, presididas por una psicodelia auténtica y sumamente ácida.  Este es uno de esos álbumes que te taladra las neuronas para conseguir expandir tu mente y entrar en un mundo sensorial, en el que todo puede suceder. ¿Quieres un billete para viajar al otro lado del espejo? MATHEW’S HIDDEN MUSSEUM te lo facilita.

MATHEW’S HIDDEN MUSSEUM está disponible vía Interstellar Smoke Records.

‘The Resurrectionist’ abre el álbum entre risas fantasmales y monolíticos riffs entre tambores ceremoniales. Una presentación a la altura de los reyes a modo de introducción al álbum en la que no faltan los efectos.

Naciendo de efetos inquietantes y asediado por riffs que golpean una y otra vez ‘Naked & Rolled In That Rotten Dirt’ nos aturde con su difuso sonido y su ritmo tribal. Con esa base, la guitarra se retuerce en solos imposibles duplicando su sonido hasta crear una atmósfera narcótica. Ecos de sonidos vintage parecen resucitar para salir de su tumba y mostrarse al mundo con toda su crudeza. Me resulta difícil poder describir en que estadio estamos, pero la avalancha de elementos que aparecen, crean un corte denso, magnético y muy muy psicodélico, envuelto en una nebulosa mas propia de otros tiempos.

Escarbando en polvorientos sonidos psicodélicos mas propios de los 60’s ‘Golden’, gravita en una armonía repetitiva y difusa enriquecida con una voz chamánica. Un corte que vuelve a aturdirnos con un sonido turbio y sucio así como un ritmo penetrante y repetitivo. Ese es precisamente su principal aval, la capacidad de narcotizar al oyente a base de una repetición sonora que acaba por aturdirte. Un ritmo incesante que se nutre de un efecto vintage con un sonido de órgano pastoral, oscuro y penetrante. Toda una cortina sonora en la que los instrumentos se agolpan en un estado de aparente anarquía y descontrol que nos precipita a un estado Histriónico y esquizoide.

Parece que las canciones del álbum se nutren de esa vocación aturdidora, y ‘The Voyage Of Psyche’ no iba a ser menos. Golpes de platillos, un órgano vintage da la bienvenida a brillantes solos de guitarra de vocación floydiana para crear un corte hermoso y psicotrópico. Una misteriosa vocación espacial habita en un escenario sonoro presidido por la oscuridad y los elementos pastorales. Un tapiz sonoro que parece pintado a brochazos inconexos, pero que acaba por tener sentido. Así transcurren siete minutos brillantes de psicodelia narcótica llena de encanto y misterio.

‘Echoes Flow’ se soporta en un zumbido perenne y voces etéreas que crean un celestial corte que flota sobre nosotros con su carácter angelical. Un suave masaje para los sentidos a través de bellas y discretas melodías balsámicas.

El siguiente tema, ‘Sinphony’, es un breve interludio sin nada que aportar.

Mucho más intenso y pesado que el corte anterior ‘Born On The 3rd Of July’ explora espacios heavy-psych con un cierto tono retro. Solos asesinos y unos turbadores tambores van tejiendo el tapiz en el que el corte de desarrolla. Su carácter hipnótico y aturdidor se conjuga con logrados desarrollos de guitarra y giros inesperados que nos sitúan en el corazón de los 70’s. Estamos ante un corte ácido y psicotrópico que juega con distintos elementos mostrándose aparentemente caótico.

‘Summer Rain (Will Fall)’ desprende color con un contenido que se sustenta en el sonido de raíces americanas. Un bucólico corte en el que se puede sentir el aroma campestre.

Instalado en las vibraciones de los 70’s, ‘All Of The Saints Will Sin Again’, coquetea con elementos folk en una atmósfera de apacible psicodelia floral. Dulces melodías fluyen con solvencia en ese ambiente de sosiego.

Emergiendo lentamente con una introducción atmosférica, ‘(Golden) Kiss Divine’, mantiene el carácter psicodélico del álbum. En esta ocasión entre efectos envolventes el corte adquiere un tono sinfónico auspiciado por el sonido de sintetizadores y drones. Ausente de voces, la canción es un nuevo bálsamo para el oyente con su reconfortarle sonido. Un corte extraño pero a su vez efectivo y meditativo.

Josiah

Interstellar Smoke Records