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ISAIAH MITCHEL (EARTHLESS)
KRAM AM BACH FESTIVAL 2.018

THE GRAND ACID.- «The grand acid»

Un compacto trabajo nos ofrecen los berlineses THE GRAND ACID en su debut. Con potentes sonidos que nacen de ecos blues y psicodélicos sin renunciar a las melodías. Unas vigorosas jams sobre brumosos entornos vintage con origen setentero y alguna vibración progresiva. Si seguimos aquella máxima que usábamos décadas atrás de fijarnos en la portada del disco para intuir su contenido, en este caso, el arte de la misma puede reflejar a la perfección lo que encierran sus surcos, y, sin duda, aquí, aquella máxima se cumple.
Sobre tonos de hard setentero construyen «Yeast», un corte en el que el sonido del órgano toma un gran protagonismo. Sobre sus surcos revolotean ecos de Wishbone Ash en los que no faltan agradables momentos psico-progresivos sobre una espesa neblina grisacea.
Con un ritmo cadente, la banda va salpicando solos de guitarra elevándose sobre la cadencia rítmica. sin estridencias, construyen un gran tema que nos invita a seguir indagando en el interior de este trabajo.
Más poderos y sobre una base retro-rock, «Thick as a brick» nos ofrece una visión distinta de su propuesta. Dinámicos riffs que se repiten, con una bateria y bajo insolentes, se van sucediendo los solos de guitarra en una espiral sónica que acaba convirtiéndose en una auténtica maraña de reberveraciones psicotrópicas y difusas. una complejidad ejecutada desde esquemas sencillos con la que alcanzan un tema tan espeso como su nombre.
La vitalidad hard-rock se presenta en «Neptune«, nuevamente sobre una densa instrumentación con sabor añejo, en la que se clavan desarrollos de guitarra ácida. El viaje a momentos de esplendor del rock en sus primeros setenta está conseguida con brillantez, sin artificios innecesarios pero con la suficiente creatividad como para que el resultado sea muy apetecible.
Finos y elegantes acordes de guitarra coquetean con el blues en «Back at the wheel». Sobre un ambiente calmado que recuerda a algunos momentos lisérgicos de bandas como Ten Years After, se van sucediendo angelicales coros que transmiten una calidez y cercanía al oyente, haciéndose que nos sentamos inmersos en la composición como si fueramos una parte más de ella. Una masaje sutil que nos va acariciando poco a poco, atrayéndonos a su espacio de lisergia. Una profundidad entre el blues y la psicodelia no exenta de fuerza.
Haciendo un pequeño giro, la banda se interna en espacios más arenosos sin olvidarse del blues en temas como «Bull». otro tema que bebe del néctar de los setenta para adaptarse con habilidad al siglo XXI. Un implacable ritmo de bajo y una posterior avanzadilla a territorios hostiles de heavy-psych en los que los momentos fuzz humeante van ondulando en un auténtico viaje psicotrópico. Ciertamente no estamos ante nada nuevo, pero la habilidad de la banda va más allá de ser una copia de nadie, lo que siempre es de agradecer. estamos antes sonidos que no nos resultan desconocidos, pero que difícilmente podríamos decir que sean un clon de nadie.
Si la apuesta principal de THE GRAND ACID nace, como he comentado antes de los ecos de los setenta, en temas como «Lost», los ecos Hendrix son más que evidentes. Unos desarrollos de guitarra incisiva con mucho fuzz en sus cuerdas y una energía hard-rock bien transmitida por el groovy vocal de Friedrich Finkenwirth hacen el resto. siendo capaces de reprimir su furia y descienden a cavernas de calmada y humeante psicodelia en la que los acordes nos van narcotizando poco a poco con las resonancias blues llegando de la lejanía. Relax y calma que contrasta con el ímpetu inicial. Casi diez minutos con los que, si no lo habían hecho hasta ahora, el trio alemán te reclutará para su causa con momentos de una jam cannabinoide que aplacará tus sentidos con sus reverberaciones. En su parte final la batería de Stefan Kaiser arrrastra al bajo de Norman Sander mientras Friedrich se pierde en su interior con interminables solos propios del mismísimo Alvin Lee en un puro viaje psicotrópico.
El disco, acaba con un diabólico tema de hard-blues como es «Manta». un riffs que se va repitiendo hasta el infinito con una inquebrantable base rítmica en un frenesí implacable que acaba por dejarnos exhaustos. Una especie de stonerización de resonancias del pasado a toda velocidad que destrozará cervicales.
JAKETHEHAWK.- «To Build a Fire»
La banda de Pittsburgh, publicó el pasado 10 de noviembre su segundo trabajo «TO BUILD A FIRE». Un álbum que transita por los derroteros del heavy-rock, el stoner más desértico, la psicodelia pesada incluso doom, y en el que la banda no escatima en potentes riffs humeantes así como incursiones en sosegados momentos progresivos con flirteos post-metal.
Las cuatro partes en las que está dividido «To Build a Fire», transitan por espacios de stoner-metal, y heavy rock y la psicodelia pesada. Siempre rezumantes de nebulosas aturdidoras, «We Kill All The Lawyers», la primera de ellas, voces y coros son violentados por desarrollos de guitarra en las que los dedos recorren de arriba a abajo el mástil en contundentes riffs. Mucho más calmados en el segundo episodio, «Parting Glass», recorren esa fina línea entre stoner y la psicodelia pesada, con nebulosas lisérgicas que van evolucionando incluso a momentos narcóticos en los que a través de la guitarra suavizan su euforia introduciéndonos en el siguiente episodio, «Recluse». En un descenso a espacios psico-progresivos en los que aparecen momentos acústicos entre solventes solos de guitarra. Tras esa caída el tema se embrutece y eleva sobre poderosos riffs custodiados por una batería hueca para un nuevo descenso , esta vez en agua teñidas de post-rock. Riffs densos de puro sonidos desértico intercalados con ampulosidad post-rock en una ampulosidad que refleja su versatilidad en «Geotasis», a última parte del tema.
Tras ese periplo, los efectos y distorsiones de vocación espacial de «Carcosa» son arropados por calmadas voces en una instrumentación que va ondulando vertiginosamente desde momentos doom a espacios progresivos, un cuadro, que se enmarca con marco de psicodelia. Momentos de gritos guturales contrarrestados con apacibles voces recostadas en un sillón lisérgico. con acordes acústicos, la banda introduce «Holy water». un espejismo en un tema de firme vocación doom. Poderosos riffs nos elevan a altas montañas con rasgeos que se relajan para devolvernos suavemente a confortables laderas en las que los sonidos psico-progresivos ocupan un espacio importante. Intensidad y quietud combinadas nuevamente con notable acierto. Un versatilidad que vuelven a ofrecernos en «The silk road». Ahora sonando mucho más nitidamente pesados, construyen una pista que trasmuta en cada uno de sus riffs a escenarios de pura psicodelia, fuzz y stoner que se trasvisten de momentos progresivos. Una brisa fresca que se convierte en viento gélido sin que nos percatemos.
En «Strand», la fusión de sonidos vuelve a ser nítida. Sobre la calma de la cálida voz van recorriendo caminos doom, psicodélicos, hard rock, post-metal. todo muy difuso y ancho. Un relato de misterio con numerosos giros argumentales.
Lanzado a través de BlackSeed Records, la formación de JAKETHEHAWK está compuesta Jordan Lober (batería), Justin Lober (bajo), John Huxley (guitarras y voces) y Jake Ferranti (guitarra)
Crónica THE VINTAGE CARAVAN, WUCAN & BLACK MIRRORS en Nazca Live (Madrid)
Terrorífica noche de Hallowen la que nos dieron THE VINTAGE CARAVAN, WUCAN y BLACK MIRRORS en la Sala Nazca Live.
Mucha expectación por ver en un mismo cartel a tres bandas de éste nivel. En el caso de WUCAN, en su primera visita a España, y en el de BLACK MIRRORS, su primera ocasión en Madrid después de la gira que hicieron la pasada primavera y en la que no recalaron en la capital. En el caso de los islandeses ya habían comprobado como es el público madrileño con anterioridad.
Con un horario atípico para eventos de este calibre, la posterior apertura de la Sala para su actividad habitual a partir de las doce de la noche, hacía que las puertas se abrieran a las siete de la tarde, para con una puntualidad matemática comenzara su show a las siete y media de la noche. Ésta circunstancia hizo que una gran parte de los asistentes se perdieran el show de los belgas BLACK MIRRORS, Llegando una gran parte de los asistentes al comienzo del show de los alemanes WUCAN.
El cartel con tres bandas que gustan de potentes sonidos pero con una clara herencia del rock de los setenta en sus composiciones.

BLACK MIRRORS aparecían en el escenario y desde el minuto uno, la banda no hacía concesiones, y dejaba claro cual era su apuesta. Un sonidos desbordante y lleno de energía, con ciertos genes bluseros pero en una contundente apuesta de los mismos con mucho acento stoner. riffs de alto voltaje se repartían en una sala que a pesar de ser una discoteca tradicional cuenta con un magnífico sonido, lo que siempre es de agradecer.

Con su gran cantante Marcela Di Troia al frente con sus habituales colores de guerra, el cuarteto repartía estopa. sus registros y su continuos bailes sobre el escenario contagiaban a un personal ávido de y predispuesto a recibir la andanada de los chicos de Bruselas Los registros blues herederos de cantantes como Janis , se conjugaban a la perfección con los poderosos riffs de Pierre Lateur y el potente bajo de Loïc Videtta. Con su reciente disco bajo el brazo, la banda conjugó material nuevo con temas del pasado en los que los riffs retro ponían patas arriba una sala que todavía se encontraba con bastante aforo por llenar.
Balanceos y bailes contagiosos que hicieron que la banda completara un gran show con una particular y potentísima versión de «Kick out of the jam» de MC 5 para sorpresa de un servidor. Una actuación en su conjunto que gratificó a muchos de los presentes que desconocían a la banda.

Tras el pertinente descanso para tomar energías el siguiente envite de la noche estaba a punto de comenzar. Mucha expectación se notaba entre la concurrencia por ver como se las gastaba Francis y sus compañeros sobre el escenario.

Con la cara maquillada para la noche de Hallowen, Francis aparecía con un llamativo pantalón rojo y una camisa plateada que brillaba con la luz de los focos. Sus colores de guerra y su actitud presagiaban un show lleno de terror. Poses desafiantes y su voz en plena forma unido a los riffs de Tim completaban el potencial. La versatilidad de su lider, Francis, quedó patente a lo largo del show.
Guitarra, flauta, theremin, pandereta, sus bailes su voz, su energía y su clásico recitar escritos de filosofía zen como ya el que escribe comprobó el pasado verano con gran sorpresa. WUCAN, al margen de interpretar su nuevo tema «Night to fall», publicado hace un poco más de una semana, en el que se muestran más enérgicos que en su anterior trabajo y en el que no falta el sonido de la flauta de Francis y su potente voz, interpretaron especialmente temas de su último disco, sin faltar a alguno de sus ya clásicos cortes del principio de su carrera.


Con un público entregado, y unos músicos repartiendo simpatia e interactuando con los presentes, completaron una actuación de altísimo nivel, con un sólo pero. La escasa hora de actuación fue a todas luces insuficiente para comprobar todo el potencial que WUCAN atesoran. Sólo un tema en el que el theremin tomaba el protagonismo ante muchas miradas atónitas, es insuficiente para disfrutar de una gran banda como son ellos. Personalmente fue como un rayo su actuación para mí, en cuanto finalizaron, me decía a mí mismo, ¿ya? ¡No puede ser!. una banda que me apasiona y que su show se me pasó volando, no hacía que me sintiera muy gozoso, pero, desde luego su poco tiempo sobre el escenario me satisfizo completamente.

Había llegado la hora de los cabezas de cartel, otra banda que venía con nuevo disco debajo del brazo, y con el que presumiblemente llenarían gran parte de su show.

Si THE VINTAGE CARAVAN esta considerada como una banda a caballo entre el retro-rock y el stoner, en su último trabajo retomaban los ecos del rock más clásico, donde personalmente creo que brillan más que lo hacían con los temas de su anterior disco, en el que la banda se mostraba mucho más cercana a postulados de metal incluso. Pues bien, lo cierto es que esos mismos temas, en la puesta en directo que ofrecieron el pasado miércoles fue absolutamente brutal.
Un sonido grueso y pesado que se combinaba a la perfección con su esencia como banda de tintes setenteros. Los islandeses hicieron que no hubiera uno solo de los asistentes que no contoneara su cuerpo a golpe de sus poderosos riffs. Temas como «Reset», con sus pegadizos estribillos hacían las delicias de la concurrencia.
Con su batería Stefán, ataviado con un terrorífico maquillaje acorde con la noche, y con Óskar, con un atuendo casi de colegial consistente en un peto vaquero corto y sin camisa, emulando a Angus Young, (por hacer una mala comparación)

complementando los riffs de su guitarra y sus voces con muecas y poses que sembraban el pánico. Seguramente el momento más álgido de su show fue cuando interpretaron su clásico «Babylon» que fue coreado por el conjunto de los presentes, que casi llenaban la sala, pero tal concurrencia no impedía que nos sintiéramos cómodos en un concierto que por la calidad de su cartel tenía que haber agotado la totalidad de las localidades, pero bueno, ya sabemos como ésto de la escena underground.

Una noche completa de rock and roll sin complejos, en un ambiente completamente festivo, y que para muchos, fue solo el aperitivo de la noche más terrorífica del año.