Reseña. HEAVY TRIP.- ‘Liquid planet’

Acercándonos a la recta final de año y pensando ya en las listas de los álbumes más destacados del 2024, llega ‘LIQUID PLANET’ para rompernos los esquemas y ponerlo todo patas arriba. Si con su impactante debut homónimo ‘HEAVY TRIP’ (reseña aquí) consiguieron enamorarme, en esta nueva entrega el power trio canadiense vuelve con sus intricados desarrollos psicodélicos en forma de cuatro jams ácidas de altísimo nivel para confirmar que aquello no fue obra de la casualidad. Esta nueva orgía psicotrópica hará que todo salte por los aires en tu cabeza, ya que la fuerza y exuberancia de sus composiciones, consigue atrapar al oyente en un auténtico agujero negro rebosante de impactantes vibraciones lisérgicas. Dejando fluir su creatividad de una forma absolutamente libre, estos tres tipos consiguen ofrecer al oyente un álbum excesivo que alterará tus neuronas para llevarte a un singular mundo en el que los sonidos más expansivos te atraparán en un desenfreno más propio de bandas como EARTHLESS o TIA CARRERA. Todo un torrente de sensaciones comandados por una guitarra extenuante y virtuosa y una base rítmica salida de una fabrica de vibraciones pesadas e impactantes que golpean con fuerza demostrando que la improvisación no conoce de esquemas preconcebidos. ‘LIQUID PLANET’ es un álbum de esos que te deja exhausto gracias a sus bacanales sonoras en forma de cuatro largas pistas con un nexo común, pero con una identidad propia. Reverenciando el legado de Hendrix, la velocidad con la que se toca cada nota, hace que este impetuoso trabajo consiga su objetivo, descolocar al oyente con una tormenta sónica de infinitas proporciones. Con pasajes arremolinados, los canadienses afilan sus garras en busca de algo musicalmente monstruoso, consiguiendo su propósito con una solvencia casi insultante. Puede que no todos estén preparados para la grandilocuencia e ímpetu de estos chicos, pero qué duda cabe de que el viaje que nos proponen merece la pena. En esta odisea sónica los tres músicos mantienen el nivel haciendo que cada instrumento brille con luz propia mostrándose solventes e impactantes.  Si cuando hace cuatro años describí su debut como un álbum adictivo, en esta ocasión dicha afirmación tiene absoluta vigencia, porque de nuevo HEAVY TRIP lo han vuelto a hacer en un trabajo sobresaliente de pura psicodelia pesada.

Sin contemplaciones los pesados riffs de ‘Liquid planet’ se precipitan como si de un torrente descontrolado nos invadiera. La fornida línea de bajo, esos tambores eufóricos y los solos de la guitarra consiguen sumirnos en un espacio sonoro alocado. Manteniendo algunos elementos tradicionales del Stoner, su psicodelia pesada se contonea entre cambios de ritmos y giros constantes. Su frenesí arrollador crea un descontrolado y alocado corte que fluye a lo largo de casi catorce minutos de rock ácido del máximo nivel. Impactante, pesado y sobre todo, absolutamente psicodélico.

‘Silversun’ con un tono heredero del rock pesado de los 70’s, índice en es exploración de las vibraciones más aturdidoras y ácidas. Tras su poderos apertura, la pista desciende a un escenario sonoro más oscuro y pesado en el que las cosas suceden con más pausa. Esto no significa que la banda ceda en su ímpetu, sino que se toma una pausa en su exploración abriendo vías paralelas que acaban por confluir en el mismo centro creativo. Estirando y encogiendo la goma, y con una estructura mutante que se repite van hilvanando otra pista arrolladora y vehemente.

En un espacio en el que el misterio se palpa, ‘Astronopnaut’ eclosiona en una estampida de ritmos poderosos impulsados por una guitarra que se vacía en solos infinitos e intricados desarrollos al alcance de pocos guitarristas. Ese virtuosismo es arropado por un ejercito de tambores atronadores y un bajo hipnótico y pulsante que golpea una y otra vez creando una sensación placenteramente aturdidora. La maraña sónica creada por la guitarra no parece tener fin en una de las pistas más frenéticas y doomies de este magnífico álbum.

Poco cambian las cosas en ‘Mudd red moon’. Otra canción nacida de la improvisación que se presenta como una nueva orgia sonora que muta constantemente en un endiablado transitar por los territorios más agrestes de la psicodelia pesada. Un frenesí de vibraciones ácidas teñidas de una pesadez aturdidora que no escatiman esfuerzos en su propósito. Si bien se percibe una mayor experimentación los genes de la banda siguen intactos en otra pista endiablada.

Heavy Trip

Crónica.- ‘DOWN THE HILL FESTIVAL 2024’

Culminamos la temporada veraniega de festivales con la crónica de la visita a DOWN THE HILL. El coqueto festival belga que inició su andadura en 2018 continúa su meteórico ascenso ofreciendo cada año un line-up más interesante en el que las mejores bandas de la escena visitan su recinto. A diferencia del resto de festivales en los que he estado este verano, en esta ocasión el avión me dejaba en el aeropuerto de Bruselas donde el personal de la organización estaba esperándome para llevarme hasta el hotel en el que me alojaba. 45 minutos de trayecto para llegar a Rilaar, la pequeña localidad en la que se celebra el evento. Con el line-up más ambicioso hasta el momento, el fin de semana se presentaba con muchos alicientes en cuanto a bandas que no había visto en directo y especialmente con la presencia de la leyenda británica ARTHUR BROWN como principal estímulo, al que ya tuve la oportunidad de ver en vivo en Desertfest Berlin dejándome un magnífico sabor de boca. El festival se desarrolla en una acogedora granja en la que alrededor de 1000 personas pasan el fin de semana en armonía, disfrutando de la música que les une. Muchos conocidos con los que me había encontrados semanas atrás repetían experiencia festivalera. Ese perfecto espacio entre sugerentes prados rodeados de árboles, invita a disfrutar la experiencia plenamente, tanto en lo musical como en lo humano. Al llegar al recinto lo primero que llamó mi atención fue la capacidad de trabajo para construir un espacio tan confortable y acogedor como aquel. Desde el escenario construido con troncos, como otros múltiples detalles que hacen la estancia del publico lo mas agradable posible. Es como si llegarás a un sitio en el que sabes que te vas a sentir cómodo, un lugar en el que las buenas vibraciones sobrevuelan el ambiente. Tras ese primer vistazo al recinto me dirigí a la zona de acampada donde pude encontrarme con muchos amigos que ya tenían instalados sus campamentos para disfrutar de un magnífico fin de semana. La camaradería y buen rollo de los que asistimos a festivales como este, es algo que no tiene precio, y si encima se celebran en lugar así, nada puede salir mal. Sin duda el trabajo hecho por Dries y su equipo de doscientas personas, se vio recompensado con un sold-out y con el agradecimiento y admiración de todos los presentes, entre los que por supuesto, me incluyo. En el amplio prado de la colina en la que se celebra el festival los escenarios están distribuidos a la perfección; el escenario central, aprovechando la leve pendiente de la colina, y el segundo escenario en la zona lateral. Y si ya me sorprendió el escenario principal con sus troncos, también lo hizo el segundo escenario con una estructura hinchable de absoluta rigidez. En todos los años que llevo visitando festivales, nunca había visto un escenario así, curioso y sorprendente a partes iguales. Entre ellos, carpas suficientes para que la climatología no estropea la fiesta, puestos de comida y bebida y numerosas esculturas con hongos y otros detalles que daban un toque acogedor al recinto. El festival abría sus puertas con un pequeño retraso debido a ciertos problemas con las autoridades locales por algún problema leve que fue solventado sin más, unos minutos después. Eso hizo que el público al entrara al festival con más ganas si cabe. A partir de ahí, salvo las largas colas iniciales para comprar los tickets de las bebidas y comida, todo iba a desarrollarse de la mejor forma posible. El interesante line-up y ese entorno tan acogedor hacían que me sintiera ilusionado por poder vivir una experiencia así. Como ya es habitual en este tipo de festivales, el número de entradas vendidas está pensado para que la comodidad de sus asistentes sea máxima. Sin duda, el espacio permite que pudiéramos estar allí muchas más personas, pero si así fuera, se perdería ese ambiente gentil y de buen rollo que se siente. Siempre me resulta admirable cuando veo que los organizadores cuidar todos los detalles para la comodidad de su público y eso sin duda se refleja en las caras de felicidad que ves, en el ambiente festivo que se siente. La ausencia de problemas y las buenas vibraciones entre las bandas y su público hacen de festivales como Down The Hill, espacios para visitar. Si a eso unes el delicado trato que la organización me dispensó para que todo fuera fácil para mí, solo puedo dar las gracias por esta oportunidad de vivir un evento como este. Gracias Dries, Lut y gracias a todos los demás por el maravilloso trato recibido y hacerme sentir como en casa. Volveré en 2025.

AFTERMOVIE

VIERNES

Los belgas CUBERDON eran los encargados de abrir el festival con una interesante apuesta de sonidos post-rock con elementos alternativos. Con el público entrando poco a poco al recinto tras la espera la banda les recibía con los suaves y pausados acordes de sus canciones.

En el segundo escenario IRON JINN conseguían que la temperatura subiera con su energía setentera y sus largos desarrollos. Con su último álbum en directo en Roadburn, habían despertado mi curiosidad. Lo temprano de su actuación me planteaba la duda de si podría deslucir esos pasajes silenciosos que la banda tan bien sabe interpretar, pero la realidad fue que… esparcieron toda su magia y buen hacer como una banda a considerar con mágicos por momentos, en contraste en otros que su grandilocuencia progresiva golpeaba con fuerza. Brillantes.

WYATT E. habían anunciado en los días previos que se presentarían en DOWN THE HILL con dos baterías y que interpretarían por última vez su último álbum ‘āl b​ē​l​ū​ti d​ā​rû ‘en su integridad. Mis dos experiencias previas con ellos habían sido completamente diferentes, desde el magistral show en el Dunajam en el que estuvieron con dos hipnóticas y poderosas baterías, y en Madrid en una pequeña sala en la que tocaron 35 minutos insulsos, sin ningún aliciente. En esta ocasión ofrecieron su mejor versión, llevando al personal a su particular cuento mesopotámico con la fuerza de las dos baterías y sus ondulaciones sónicas. Momentos drones con pasajes de intensidad absoluta. Estos sí, y no lo que ví en Madrid. El público entre sorprendido, confundido y extasiado. No todos aceptaron el reto, demasiado complicado. Pero teniendo claro lo que hacen, lo hicieron ofreciendo su mejor versión.

De vuelta al segundo escenario, TAKH nos brindaban una actuación cambiante en la que alternaban momentos drone con otros de música americana alternados pasajes de post-rock e incluso doom. Sorprendentes para mí, pero extasiantes para muchos de los presentes.

La tarde se iba desarrollando de una forma gratificante, pero con BRIQUEVILLE todo cambió definitivamente. Con una magnífica puesta en escena en una ambientación presidida por la oscuridad y el humo, la banda aparecía ataviada con capas negras y mascaras carnavaleras, así como su cabeza cubierta. los belgas golpeaban con fuerza al caer la noche. Con su guitarra al borde del escenario retando a la gente, la banda conseguía su objetivo con un show, poderoso y contundente en el que no faltaron momentos livianos. Aunque los pasajes desgarradores fueron la tónica, la combinación de fuerza con los pasajes más suaves resultaba cautivadora. El público meneando sus cabezas, era el ejemplo que produce el efecto BRIQUEVILLE. Un tsunami sónico con voces guturales y una temática sombría, que se presentó envuelto en las tinieblas, solo permitiendo ver las siluetas de los músicos, creando así la atmósfera perfecta para sus diabólicos sonidos, con los que acabaron haciendo bailar a toda la audiencia, ¡¡¡inmensos!!!!

Todavía aturdido por la descomunal actuación de BRIQUEVILLE y con la lluvia complicando jornada, la hoguera empezaba a dar luz y calor a la noche. Sentados en circulo y desafiando al aguacero que por momentos estaba cayendo, el personal se quedaba extasiado ante el poder de las llamas. Las carpas habilitadas se llenaban de gente resguardándose de la lluvia mientras en el segundo escenario DOODSESKADER, el dúo con bajo y batería amenizaba la velada a los más valientes. Una banda con la que no conecté. Sus ruidosas canciones de vocación hardcore se sucedían entre proyecciones psicodélicas.

La lluvia arreciaba y DOOL se disponían a ofrecer otro show impresionante cargado de fuerza. Su hard rock teñido de metal resonaba duramente entre la aguacero y una ambientación en la que las penumbras tenían el poder. Melódicos por instantes, los holandeses no permitían mucho espacio a la pausa, ya que la voracidad de sis riffs hacía que todo saltara por los aires. Intensos, salvajes y envolventes, lograban meterse al público en el bolsillo con un halo mágico teñido de exóticas fragancias con las que hechizaban al público.

VANDAL X, como gran parte de los duos, basan su sonido en golpes de metal, noise o doom para que salten chispas entre la audiencia, los belgas no iban a ser menos y conseguían encender la espita que hacía que sus más fieles, vibraran en desenfrenados bailes. No eran para mí.

La jornada llegaba a su final con la psicodelia de GNOD. Con 6 músicos sobre el escenario y nuevamente con una lúgubre puesta en escena, la banda británica ejecutaba un show con el que no convencían al grueso del público. Su experimentación entre vibraciones kraut, y psicodelia era llevada al máximo, lo que impedía conectar con un público que ya a esas horas comenzaba a retirarse. Drone distorsiones ruidos se sucedían en una atmósfera hipnótica y psicotrópica. Había acabado la jornada y tocaba volver al hotel a descansar para tomar fuerzas para una jornada del sábado que se iba a presentar muy intensa. El camino de vuelta compartiendo vehículo con los chicos de GREENLEAF entre charlas y risas resultó de los más ameno a pesar del cansancio. Allí, los chicos de DOOL seguían la fiesta entre montones de cervezas en el porche del hotel, pero era mejor una retirada a tiempo, así que di por finalizado el día.

SÁBADO

El sábado se despertaba con el sol golpeando sobre un público que poco a poco iba llegando al recinto. Caras de cansancio, pero también muchas ganas de que la fiesta continuará. Habiendo llegado al recinto a una hora temprana, tuve tiempo de ir viendo como el personal de la organización iba tomando posiciones para que todo estuviera perfecto en el momento de la apertura de puertas. Las pocas horas de sueño entre los voluntarios se reflejaba en sus rostros. Alrededor de las doce, KOZMOTROM daban el pistoletazo de la salida al sábado con su psicodelia espacial adornada con los sonidos de viento, alternados con un brillante guitarra. Así con suavidad, iban poco a poco despertando al personal. Una transición suave, con la colorista puesta en escena de su batería. Enfundado en un mono azul de raso ponía el tono bizarro entre pasajes de psicodelia espacial. Frescos y sin estridencias, desgranaban sus canciones ante un público que recibía con agrado la delicadeza del comienzo de la jornada. En su última canción, aparecía sobre el escenario un personaje enfundado en una especie de tubo-escafandra con un cartel pidiendo el apoyo a su alien-underground local. Una apuesta diferente y resultona. 

En el segundo escenario el dúo CRANC, con guitarra y batería, se las ingeniaba para ir calentando la jornada a base psicodelia progresiva impregnada de ritmos kraut. Buscando refugio bajo las carpas para protegerse de los intensos rayos solares, la gente trataba de tomarse las cosas con tranquilidad. La jornada se presentaba larga y eran muchas las bandas interesantes que nos quedaban por ver. No es muy habitual comenzar a las doce de mañana y eso se notaba en la energía de la audiencia. Lentamente el ambiente se calentaba con un sol de justicia que era aliviado con una agradable brisa.

LARGE PLANTS, aparecían en el escenario principal para ofrecer su particular apuesta de sonidos de rock clásico con una revisión contemporánea. Buenas melodías vocales y punzantes momentos de guitarra ponían la chispa a otra actuación tranquila que no terminaba de despertar a un público que mayoritariamente disfrutaba de su show sentados plácidamente sobre la hierba. El suelo había aguantado perfectamente la lluvia de la noche y el recinto se encontraba en perfectas condiciones por lo que muchos descansaban tumbados viendo el show de los británicos.

De vuelta al segundo escenario, DESMOND DANDIES repartían dosis de garage rock en un tono vintage. Ligeros ritmos kraut adornaban unas canciones con sabor a 60’s en las que no faltaba una dosis de psicodelia.

Si el ambiente se había caldeado, con los franceses FUZZY GRASS el ardor del público no tenía vuelta atrás. Una banda joven pero sobradamente preparada continúan labrándose su carrera a base de buenas actuaciones en cada festival que participan, y en esta ocasión, poniendo patas arriba Down the Hill. La fuerza de su cantante, el talento de Laura su guitarra con sus solos asesinos con puro sabor a lo mejor de los 70’s, son un plato gourmet que el público supo degustar, y disfrutar. Todo el personal bailando al ritmo que marcaban los franceses. El heavy blues más auténtico se teñía por momentos de psicodelia chamánica en una actuación para recordar. Algo a lo que deberíamos estar acostumbrados, porque estos chicos, sin armar ruido, saben cómo meterse el público en el bolsillo. ¡¡Inconmensurables!!

THE GLUCKS tomaban el relevo en el segundo escenario derrochando energía punk y vibraciones alternativas ante los valientes que aguantaban el sol de justicia del medio día. Los espacios bajo las carpas cada vez estaban mas solicitados ya que el caluroso sábado, no daba tregua, aunque las bandas tampoco lo hacían.

Los noruegos FULL EARTH desplegaban todo su arsenal sónico entre poderosos y lisérgicos ecos a partes iguales. El talento de estos jóvenes músicos parece no tener límites, su experimentación llegaba a sonar como lo haría Motorpsycho con sus canciones más experimentales y pesadas. Unos teclados hipnóticos, unidos a la creatividad de Ask a la guitarra, nos sumían en una auténtica bacanal psico-progresiva. El ritmo trepidante de Ingvald  a la batería (lo de este chico es increíble!), impulsaba a Down the Hill a un entorno hipnótico que según avanzaba si show iba reposando con canciones con influencias setenteras. Aquí, el mellotron alternaba el protagonismo con la guitarra en un auténtico torbellino .Todo un viaje sideral que nos puso a todos en órbita con mágicas guitarras, bajo pulsante, teclados hipnóticos y una batería diabólica, Cada día mejores.

PEUK brindaban otra vibrante actuación envuelta en sonidos alternativos con aroma a 90’s ejecutados con un espíritu punk a prueba de débiles. No era lo que necesitaba a esas horas teniendo en cuenta lo que estaba por llegar.

Los berlineses ROTOR se presentaban en formato trio. Era la primera que veía a la banda en directo con un solo guitarrista y mi curiosidad era máxima. Con un pequeño retraso sobre el horario previsto los de Berlín iniciaban su actuación atrayendo al público hacia el escenario como un potente imán. Aunque la ubicación del escenario en el recinto permitía a la gente sentarse en la yerba en diferentes espacios, algunas partes del recinto recibían la sombra y las carpas dejaban de ser un espacio exclusivo para protegerse del influjo del astro rey. En algunos momentos podía protegerme del sol en el foto-pic, ante la envidia de los amigos que estaban en primera fila que aguantaban hidratándose constantemente. He visto en directo multitud de veces a Rotor, pero no recuerdo si alguna vez lo hice con tres miembros. Evidentemente su calidad como músicos y como banda sólida, no me generaba ninguna inquietud. Desde el inicio de su show, aquello sonaba increíble y posiblemente algo más pesado de lo habitual. La banda venia con su habitual técnico de sonido Roland, que siempre es garantía de que todo sobraba bien. Una vez más, ROTOR pasaban el examen con una nota muy alta, como demostraba la gran ovación con la que fueron despedidos tras su poderosa actuación.

De nuevo, otra banda que estaba en mi radar, MOJO AND THE KITCHEN BROTHERS. El combo belga que se mueve en aguas psicodélicas inspiradas en los sonidos de los 70’s. Si particular interpretación de estas vibraciones hacía que la intensidad del día no bajará, tal y como se podía comprobar con la actitud de una audiencia que seguía dándolo todo con bailes constantes al ritmo de las canciones de los belgas Si estética vintage daba color a un sonido fresco y dinámico que solo cedía en su impulso en los momentos más psicodélicos de su notable actuación.

De regreso al escenario principal los suecos GREENLEAF eran presentados por el speaker cambiándoles la nacionalidad. Una anécdota que fue corregida por Tomi, diciéndole que no eran alemanes sino suecos ante las risas de todos. Un momento cómico que daba paso al torbellino GREENLEAF. ‘Trails’ era la canción escogida para el comienzo de una actuación que recorrió los distintos estilos en los que se mueven la banda. Centrados en su vocación Stoner, pero sin olvidar su amor por el blues y el hard rock más crudo y salvaje. Toda una descarga de adrenalina con Arvid dando sus habituales e interminables vueltas por el escenario (es infatigable el tío), y Tomi dejándose el alma en cada riff sin escatimar un gramo de simpatía por el público. Gestos, muecas e interacciones constantes que eran respondidas por un público en un headbanding constante. Pero GREENLEAF no son una banda más, y en la parte final de su show rendían tributo a John Lee Hooker con una salvaje versión de su clásico Boom, boom. Para ellos, es otro día más en la oficina, sus sudorosos cuerpos eran la prueba de que lo habían dado todo. 

RRRAGS nos trasladábamos al segundo escenario para vibrar con sus densas y diabólicas canciones psicodélicas envueltas en esa fascinante fusión de vibraciones setenteras y la psicodelia espacial más diabólica. La banda sonó cruda e hipnótica consiguiendo que la temperatura del público subiera a altas cotas gracias a su poder hipnótico. Vibrantes y con muchos argumentos ofreciendo una actuación de rock a la vieja usanza, pero con elementos del siglo XXI. 

Llegaba la hora de degustar el que para mí, era el plato fuerte del fin de semana, THE CRAZY WORLD OF ARTHUR BROWN . Si ya en Berlín me demostró que un concierto suyo es todo un espectáculo, en DOWN THE HILL, lo corroboró con creces. A priori puede parecer extraño poder ver a alguien que a tocado en grandes eventos junto a lo mas granado de la historia del rock del siempre tocando en un pequeño festival en un escenario construido con troncos en una granja, pero el maestro Arthur es un tipo sencillo, que sabe el terreno que pisa. Desde su llegada al backstage perfectamente maquillado y con su frágil figura repartiendo sonrisas pude notar que la noche sería apoteósica. Con una actitud que muchos envidiarían el octogenario británico supo con meterse al público en el bolsillo con sus locas y divertidas canciones. Con su show perfectamente diseñado, y con dos canciones para atrapar al personal su salida al escenario en la tercera canción con la llama sobre su cabeza, era al aviso de que el fuego de la hoguera rodeada de gente plácidamente sentada se iba a transmutar sobre el escenario en un espectáculo para no olvidar. Con una voz muy por encima de lo podría esperarse de una persona de su edad, y acompañado de unos solventes músicos, conseguía que todo el recinto se convirtiera en una pista de baile. La euforia se desataba en una actuación en la que cambiaba sus disfraces y sus mascaras cada tres canciones. Cada uno de ellos mas sorprendente que el anterior, desde el fuego de su cabeza, hasta el sombrero y maquillaje mas propio de Fredie Kruger, Las máscaras con plumas, los sombreros de flores y sus coloristas túnicas, o el mago sideral con el globo plateado que acabó sobre las cabezas de la audiencia, ponían un espectáculo colorista hecho desde la austeridad. El rock and roll es el rock and roll, y las grandes estrellas conocen el espectáculo, pero también al público, y Arthur entendió esto a la perfección. Su cara y sus comentarios delataban a alguien encantado de tocar en un lugar entrañable y auténtico, como si volviera a sus orígenes. Tras retirarse del escenario volvió para regalar un final de fiesta acorde con una actuación fantástica que siguió incluso después de su habitual baile en circulo junto a su banda. Grandioso como artista, todo un profesional que sabe a la perfección lo que dar al público en sus conciertos, y humilde como persona. ¡¡Bravo!!.

Podría pensarse que tras la actuación de THE CRAZY WORLD OF ARTHUR todo estaba hecho, pero todavía quedaba sumirnos en el endiablado y frenético show de los finlandeses KALEIDOBOLT. El trio continúa derrochando energía en cada una de sus actuaciones por lo que el desenfreno estuvo asegurado. Estos chicos son sinónimo de fiesta sideral, y sus canciones siempre acaban por enganchar al público para unirse a su particular fiesta. Ya entrada la noche, KALEIDOBOLT repartían vitaminas entre todos los presentes, el resultado, otro show loco divertido y pesado en el que todos los excesos tienen cabida.

Después de más de trece horas en el recinto el cansancio se apoderaba de mí, pero no podía irme sin ver la actuación de ZONE SIX, la banda que cerraba el festival. Habían pasado unos años desde que no me encontraba con Dave, y nunca le había tocar con ZONE SIX, por lo que es fuerzo sabía que iba a ser recompensado. El trio esparcía sus efluvios psico-espaciales con la maestría que solo lo saben hacer los músicos veteranos. Hipnóticos ritmos envueltos en unas vibraciones pesadas y psicotrópicas nos impulsaban a un viaje a través de largas canciones con una pesadez que me sorprendió. Sus meditativos pasajes eran impulsados por los efectos y un sonido denso y fornido con el que conseguían el equilibrio para su aterrador viaje sideral. Sin duda fue una buena idea aguantar a pesar de la falta fuerzas al final de la jornada.  

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DenpaFuzz

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Reseña: VITSKÄR SÜDEN.- ‘Vessel’

Los californianos VITSKÄR SÜDEN son una de las bandas que vengo siguiendo desde que su maravillosa música llegó a mis oídos con su debut en 2020. Si ya con su anterior álbum ‘THE FACELESSS KING’ (reseña aquí) me conquistaron, ahora rompen mi corazón con un álbum majestuoso y evocador en el que contemplan la fragilidad de la vida humana en forma de una ficción extraña… Desde bosques post-apocalípticos empapados de lluvia y ciudades lovecraftianas hundidas hasta mares turbulentos y campos de batalla pantanosos, guían a los oyentes a un mundo sensorial en el que la melancolía domina la atmósfera. Sustentados en unas inigualables melodías vocales, sus canciones exploran más profundamente si cabe, los territorios propios del rock progresivo. Susurrantes, sinfónicos, insinuantes, y con una amplia gama de recursos compositivos, crean canciones hermosas en las que las texturas se multiplican bajo un manto de tristeza y soledad sumiéndonos en un mundo introspectivo. Incorporando sintetizadores, piano y elementos de cuerda, crean un escenario musical en el que el romanticismo más sofisticado, envuelve unas canciones rebosantes de belleza. Si bien el alma de ‘VESSEL’ es progresivo, la banda no tiene ningún reparo en dotar a sus canciones de emocionantes pasajes psicodélicos con alguna pincelada de pesadez, siempre en tono contenido. Porque la verdadera esencia está en esa magistral tendencia a un sinfonismo oscuro, suave, aterciopelado, a la vez que hermoso y singular. Las apariciones especiales del violonchelista Max Mueller, la violinista Emily Moore y el pianista Rich Martin, así como las vocalistas Kristi Merideth e Isabel Beyoso añaden un plus de emotividad a unas pistas, que ya por si mismas resultan majestuosas. En solo cuatro años de carrera musical VITSKÄR SÜDEN se han ganado el derecho a estar el el Olimpo de las bandas del momento con un álbum que es la confirmación del enorme crecimiento y madurez de unos músicos solventes y con una creatividad digna del mayor de los halagos. Recordad este nombre: ‘VESSEL’, un álbum del que escuchareis elogios y alabanzas según la gente vaya descubriendo el tesoro que esconden sus surcos.  

VITSKÄR SÜDEN’ son:
 Martin Garner – Bajo/Voz
 Julian Goldberger – Guitarra/Sintetizadores
 Christopher Martín – Batería
 TJ Webber – Guitarra

Con una cálida voz y una melodía que se inclina por el sinfonismo ‘Vengeance speaks’ es un perfecto termómetro de lo que nos puede deparar ‘VESSEL’. Desde su aparente sencillez la pista nos sume en un romántico espacio melancólica adornado por magníficos y serenos arreglos progresivos. Teclados y sintetizadores arropan las hermosas estrofas vocales con una sutileza que no se ve alterada en ningún momento. Ese ambiente sinfónico se complementa con cautivadores coros en una pista que casi parece un boceto de una canción por su extremada sencillez. Ese es su gran aval, transmitir sin necesitad de complejos desarrollos.  

Impulsada por unos tambores y un ritmo que se inclina sutilmente por lo cósmico ‘R´lyeh’ muestra la faceta más experimental y sideral de los californianos. Suave en su melodía vocal la pista incluye capas superpuestas acopladas con destreza para crear un ente cohesionado y futurista en el que los genes progresivos son acompañados de algunos pasajes atmosféricos en los que la psicodelia aflora con sutileza.

‘Through tunnels they move’ borbotea suavemente en un espacio invadido por la melancolía. Allí la banda desplega todo su seductor arsenal melódico. Un entorno en el que la banda se siente cómodo y eso queda reflejado en una canción hermosa, vigorosa y repleta de matices. Este tapiza sonoro con un propósito claro, no se ciñe a convencionalismos ya que la banda siempre sabe cómo hacer que su música brille. Bien sea como en esta ocasión en una atmósfera gris y misteriosa pero sumamente gratificante. La cálida línea de baja, los elegantes pasajes de guitarra y una cautivadora voz son argumentos suficientes como para no resistirse a su belleza sonora.

Si en sus anteriores álbumes encontrábamos pasajes en los que el folk más bucólico asomaba, en ‘Hidden by the day’ retoman esos delicados y bellos acordes más propios del dark folk en una canción llena de sentimiento. Una de esas pistas que reconfortan al oyente transmitiendo un estado de añoranza y sosiego. Un canto de romanticismo en el que la serena elegancia se va plasmando en pasajes ensoñadores que nos hacen encontrarnos con nosotros mismos desde una mirada serena y hermosa. En esta pista hallamos los mejores pasajes de guitarra llenando un espacio en el que lo progresivo adquiere un nivel magistral. Rock sinfónico a la vieja usanza en una pausa necesaria entre tan música pesada.

Tattered sails’ es otra canción oscura e intrigante por momentos en la que lo progresivo se nutre de elementos psicodélicos bajo una atmósfera introspectiva y melancólica. De esta forma la banda transmite al oyente un estado anímico triste que es compensado con una magnífica composición que cada vez explora más una sensación de sosiego y añoranza. El inquietante entorno sonoro es ejecutado con la pausa suficiente como para acariciar los sentidos del oyente con cada desgarradora estrofa. El romanticismo sinfónico se traduce en una composición ejecutada con la pausa suficiente para conquistar al oyente haciéndole partícipe de un relato triste y personal. La penumbra como cobijo del alma.

Sin alejarse del ambiente persistente en la mayor parte de las canciones, la pausa reconfortante prosigue con ‘Everyone, all alone’. Otro canto desgarrador que pone los pelos de punta con la fuerza de esa cautivadora y cálida voz ejerciendo de perfecta sonora para momentos de soledad. Una canción con unos sencillos pero hermosos arreglos incidiendo en esa faceta sinfónica y psico-progresiva con la que tan bien se manejan estos chicos. La penumbra y la soledad como elementos para dejar brotar todo el talento y creatividad de una banda especial.

‘Elegy’ es una nueva oda de romanticismo elegante y pausado que nos lleva a un mundo sensorial en el que todo sucede con lánguidos pero reconfortantes pasajes. Con la belleza como bandera, Vitskär Süden vuelven a crear una obra maestra de canción que alentará tus instintos interiores en un canto de añoranza que se convierte en esperanza desde una mirada serena. Musicalmente la combinación de los omnipresentes elementos progresivos es adornada con pinceladas psicodélicas acopladas con la destreza de un orfebre.

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Crónica: WOODROCK FESTIVAL 2023

Cuando un festival lleva desarrollándose durante casi una década, es que algo están haciendo bien. WOODROCK FESTIVAL es un festival modesto que se aleja de las masificaciones para ofrecer a su público una experiencia sumamente gratificante. Situado en una zona privilegiada de la costa portuguesa, el evento se celebra en la pequeña localidad costera de Quiaios. Con el aliciente de su inmensa y hechizante playa custodiada por dunas a lo largo de unos cuantos quilómetros, el ambiente del festival invita a pasar tres días de comunión con la naturaleza y con una magnífica oferta musical. En su 9º edición la organización tuvo que solventar dos días antes de su inicio la ausencia de su cabeza de cartel. Los suecos BLUES PILLS, eran a priori el plato fuerte del festival, pero la inminente maternidad de su cantante Ellin Larson, hizo imposible que la banda pudiera estar presente. Un duro contratiempo que no desanimó a la organización, dando una rápida respuesta, anunciando la devolución de la entrada a aquellos que se sintieran defraudado con la ausencia de los suecos. Así también hizo una rebaja en el abono, algo que no es habitual en los festivales al uso. Estos factores son parte del espíritu de una organización que se nutre de voluntarios para llevar a cabo este fantástico evento.

A diferencia de años anteriores, la primera jornada no pudo desarrollarse en el Palco Mato . Un espacio en el interior del bosque rodeado de vegetación que siempre es una experiencia estimulante. El peligro de incendios a causa de las elevadas temperaturas de los últimos tiempos hacía recomendable no correr riesgos, y la organización ubicó está primera jornada en un nuevo ‘PALCO MATTO’, en uno de los laterales del escenario principal. Allí, custodiado por las habituales balas de paja, se ofrecía un espacio para la relajación y el descanso de los asistentes. El hecho de ubicar el escenario sobre la tierra con unos austeros adornos no resto brillo a la jornada., En el festival se cuida el medio ambiente, y la organización facilita a los asistentes cilindro de caña con un tapón de corcho para que cada uno de ellos cuente con un rustico cenicero que finalmente se convertirá en un recuerdo con el nombre del festival. Asimismo, todo el recinto está repleto de lugares perfectamente diseñados para que se cuide al máximo el medio ambiente, algo siempre digno de elogiar. De esta manera te encuentras con bidones de agua para poder apagar las colillas y tubos cilíndricos donde poder depositar los vasos vacíos. Con esta política consiguen que el espacio se cuide y el público se sienta partícipe del respeto por el medio ambiente. También es importe que el precio del festival es de 50 euros (aunque las primeras entradas fueron a 35 euros), y esto incluye el uso de todas y cada una de las instalaciones del Parque de Campismo de Quiaios. Un plus más, ya que las duchas, cocinas, lavaderos etc. Hacen que la estancia del personal sea sumamente cómoda. Así, junto al escenario, la gente no tiene ningún problema de acceso. El horario de los conciertos (a partir de las 9 de la noche), permite tener libre la jornada, bien para disfrutar de la playa, para hacer turismo por los fantásticos alrededores que rodean el lugar, o simplemente para disfrutar de unas jornadas de descanso. El festival cuenta con un mayoritario publico portugués, pero sus line-up, la dedicación y el esmero que los voluntarios derrochan , bien merecería una acogida de publico mayor. En la presente edición, alrededor de medio millar de personas pudimos disfrutar de tres maravillosos días con un magnífico ambiente y unas bandas geniales que lo daban todo sobre el escenario. Si en mi primera visita al festival me llevé una magnífica sensación, en esta ocasión no ha sido menos. Seguramente el festival se incorporará a mi agenda en los próximos años, como uno mis los imprescindibles del verano. Desde aquí os invito a todos a vivir una experiencia gratificante y sin necesidad de hacer grandes desembolsos, ya que los precios y la posibilidad de pernoctar en el camping (no zona de acampada), por el precio de la entrada, sin duda es un aliciente interesante, pero sobre todo, la experiencia de vivirlo in situ. Porque quien va a WOODROCK FESTIVAL, repite.

Tras varias demoras en las pruebas de sonido, DESERT’SMOKE daban el pistoletazo de salida al festival antes una audiencia que se resistía a llegar al recinto. En ese ambiente familiar, el cuarteto ofrecía un repertorio de temas sustentados en sonidos heavy-psych instrumentales, con los que hacían flotar a la concurrencia, alternándolos con embestidas de Stoner doom. Un show gratificante en el que la banda se mostró solvente haciendo disfrutar al personal. La situación del escenario sobre la arena, hacía que el contacto con el púsblico fuera mas estrecho, así la gente disfrutó mas de un show interesante en la apertura del festival.

La noche cubría el Palco Matto, iluminado sutilmente para recibir a la banda que mas me ha sorprendido de las tres jornadas del festival. Los hasta ahora desconocidos para mi, MAQUINA, consiguieron volarme la cabeza con su propuesta de psicodelia espacial, ejecutada a la velocidad de la luz. Las comparaciones son odiosas, pero por momentos me venía a la cabeza la imagen de los franceses SLIFT. Con algunas diferencias en su sonido, ambas tenían una puesta en escena similar. Con la guitarra y bajo sujeto a gran altura, los músicos se retorcían sacando unas distorsiones diabólicas impulsadas por un ritmo de vocación kraut, con el que electrificaban a los presentes. Un chute de adrenalina con la suficiente variedad, como para no caer en la monotonía. Una banda que arriesga por sonido no convencionales, y con los que logran enriquecer un género que siempre encuentra una salida para no estancarse. Una grata sorpresa que recomiendo no perderse a cualquier amante de las vibraciones heavy-psych más intensas.

Desarrollándose la jornada a la perfección y con la humedad de la noche cerniéndose sobre los asistentes, el dúo gallego GRIMA tomaba el relevo de los portugueses. EL nivel estaba alto, pero esta pareja se las arregló para poner las chinchetas en los culos de los presentes, y hacer que todo el mundo danzara con sus ritmos alternativos de vocación punk.  Su endiablado batería Facu aporreaba la batería como un obseso mientras su cantante y bajista lanzaba sus embestidas contra los presentes. Sin duda, la banda tiene muchas similitudes con sus paisanas BALA, y a pesar que su música no es de mi estilo favorito he de reconocer que hicieron un magnífico trabajo con el que conquistaron a un público, a esas horas ya muy ardiente.

El cierre de la primera jornada correspondía a otro dúo, esta vez portugués. PUTO, son dos tipos irreverentes que acabaron por sembrar el caos en la noche portuguesa. Otro batería diabólico y un guitarra desenfrenado que se revolcaba por el suelo entre los asistentes, que golpeaba el logo del festival detrás del batería y que interpelaba al personal con una apuesta agresiva con la que no conseguí enganchar.

Con todo el día del viernes libre hasta la hora de los conciertos, aproveché para hacer un poco de turismo en la encantadora ciudad de Aveiro. Uno de los múltiples lugares en los que perderse en las cercanías del Festival. Ya que la tranquilidad de la zona y el hecho de que los conciertos comiencen a la ciada de la noche permite disfrutar de unos lugares maravillosos. A mi llegada al recinto, me encontré con algo mas público que en la primera jornada.

Con algo de retraso, al igual que en la primera jornada, STONES OF BABYLON esparcían su Stoner doom instrumental sobre los presentes. Creando un mantra sonoro, el trio ejecutaba sus canciones a cámara lenta creando una espiral lisérgica que absorbía a los presentes a un balanceo constante de cuellos. Sin demasiada parafernalia, los de Lisboa dejaban patente su propuesta pesada ante un público ávido de sensaciones fuertes.

A continuación, llegaba la hora de los barceloneses MARAGDA. Una banda que me había sorprendido gratamente con su primer álbum y que tenía muchas ganas de ver en vivo. Teniendo en cuenta que era la primera participación de la banda en un festival, los nervios iniciales fueron disipados rápidamente. centrándose en sus canciones, el trio nos ofrecía un amplio crisol de referencias estilísticas con las que enriquecían sus canciones heavy-psych. Ecos de los dinosaurios progresivos de los 70’s se fusionaban con una psicodelia que se expandía entre tonos espaciales, ritmos kraut y golpes de riffs pesados. No parecía que fuera una banda novel, sino unos auténticos veteranos. Su sonido prieto, solvente y con los suficientes alicientes para que el público cayera rendido ante ellos. Desde luego el potencial que tienen estos chicos es mayúsculo, y el WOODROCK FESTIVAL lo dejaron meridianamente claro. Anoten este nombre, porque en los próximos tiempos, escucharás hablar mucho de ellos, y si tienes la oportunidad de verlos en directo, no lo dudes, hazlo. No te defraudarán. Afortunadamente esta semana repetiré con ellos en el marco del Krach am Bach Festival, donde a buen seguro volverán a dejar un magnífico sabor de boca a todo el que asista al festival alemán. MARGADA corroboraron las buenas sensaciones que dieron con su álbum debut, mostrándose como una banda magnífica que sabe a lo que toca, una banda con personalidad que no se pone barreras ni se encasilla en su sonido anodino y tradicional. Estos chicos tienen chispa, y ojalá que reciban el reconocimiento que su calidad merece. 

Después de la magnifica actuación del trio barcelonés, el escenario recibía a otra banda que había despertado mi curiosidad cuando fue anunciada su participación en el festival. Otra banda psicodélica portugués, GATOR, THE ALLIGATOR. Un extraño nombre en el que se esconden un coctel explosivo de vibraciones psicodélicas que abarcan desde el garaje hasta el Stoner, envueltos en un espíritu casi punk. Los portugueses ofrecían una actuación vibrante con la que pusieron a todos el personal a danzar desenfrenados. Con un sonido fresco e incisivo, los riffs y un frenesí constante, presidian una actuación brillante y rebosante de energía. No faltaron momentos más lisérgicos en los que bajaban las revoluciones en un agujero negro impregnado de psicotrópicos. La banda recibió el beneplácito de los presentes, ya en modo ‘fiesta’.

Llegaba la hora de los islandeses THE VINTAGE CARAVAN, y con el público en todo lo alto. No si si sabían lo que les esperaba en la próxima hora, pero, habíendo estado charlando previamente con el trio, y conociéndolos, sabía que iban a estar a la altura. Habían pasado dos años desde la última vez que los ví en directo en Hoflarm Open Air,  y tenía ganas por como habían evolucionado desde entonces. Sigo a la banda desde sus comienzos, y su carrera ha llevado siempre una línea ascendente, algo que demostraron en Quiaios desde la primera canción. Sobre el escenario encontramos a una banda que cuida a su público y que su ‘máxima’, es hacerle disfrutar. Una banda profesional que siempre vigila la estética y que se convierten en un torbellino sobre los escenarios. Con un sonido de alto octanaje abrían su actuación sin hacer prisioneros. Los riffs de Whispers’ eran una magnífica carta de presentación. Con alguna de sus últimas canciones en la primera parte de set, sus constantes poses, saltos, balanceos, contagiaban a un personal que no dejaba de corear y bailar sus canciones. Sin duda, THE VINTAGE CARAVAN son una maquinaria de rock enérgico perfectamente engrasada. Una banda que toca de memoria y que siempre sabe como levantar a su audiencia. Una banda de la que nunca puedes esperar que flojeen, ya que en cada uno de sus conciertos, lo dan todo. Pero no solo eso, son unos tipos simpáticos que jamás le dicen que no a fan para hacerse una foto. Con bandas así, nada puede salir mal, y la organización del festival, acertó completamente al unirles a su line-up.

La noche portuguesa refrescaba a un público ya menos numeroso, cuando llegaba a lu última banda de la noche. Los portugueses COBRAFUMA, ponían el broche a una gran jornada de rock con los riffs más metálicos del día. Los de Oporto ponían más leña en el fuego para sobrellevar la humedad y la bajada de temperatura en el recinto del festival. Ya no tanto el frio, como si el alto nivel de humedad que traía la costa a la zona boscosa en la que se realiza el festival, se notaban y la mejor forma era el headbanging al ritmo de los riffs de COBRAFUMA. Su etérea mezcla de trash-metal, punk, Stoner, y demás ramificaciones de la música pesada, eran un argumento suficiente para los que todavía aguantaban. Por mi parte, tras sus primeras canciones, dí por concluía la jornada.

En la última jornada del festival había quedado deslucida con la ausencia de los suecos BLUES PILLS, pero las bandas presentes nos hicieron rápidamente olvidarnos de esa circunstancia. De nada vale las lamentaciones por lo que pudo ser y no fue, lo importante es afrontar lo que si es. Y lo que era en la jornada del sábado era la presencia de cinco bandas portuguesas con cinco apuestas sonoras diferentes. Una de las características del festival, es que siempre apuesta por bandas alternativas con las que cubrir un amplio espectro estilístico.

Para mi era una oportunidad de ver a GESSO, una banda que no había nunca en directo y por la que tenía bastante interés. Tras casi una década de inactividad, la oportunidad no había que dejarla pasar.  Sin duda, su mezcla de sonidos psicodélicos con el blues, el doom o incluso con exóticas vibraciones me cautivó sin paliativos. Una gratísima sorpresa de una banda madura, y que transmitía que sabía perfectamente lo que hacía. Con la pausa que da la experiencia, el trio desgranaba sus canciones psicodélicas dotándolas de gran pesadez,. Siempre ofreciendo una alternativa para no caer en la monotonía, ejecutaron una de las mejores actuaciones de todo el fin de semana. Algo, que teniendo en cuenta el alto nivel de las bandas, es todo un triunfo.

Ya había visto a IT WAS THE ELF en una ocasión en Madrid, pero en esta ocasión tuve la sensación de ver a otra banda. Una banda mas de mi agrado, que ofrecía su lado más psicodélico en detrimento de su faceta más áspera. Pero no nos engañemos, los del Distrito de Guarda, son una banda cruda, y su música es pesada. Su gran acierto era el saber mover sus ingredientes para crear un coctel apetecible. Así lo hicieron, con su cantante emulando por momentos al Rey Lagarto, su lado chamánico aparecía en los pasajes más narcóticos, pero la rabia se desataba en sus canciones más arenosas. Unas canciones que ponían a prueba las cervicales de un personal que se zarandeaban a su ritmo y que se regocijaba con unos riffs poderosos y unos ritmos atronadores.

Tras el tsunami los sonidos experimentales de SUNFLOWERS cambiaban la dinámica. Era el momento de la neo-psicodelia y los sonidos alternativos del trio de Oporto. Juagando entre el caos y la melodía, pasaban de la locura kraut electrónica a bucólicos momentos en los que los guiños al shoegaze nos susurraban dulcemente.  Energéticos y sumamente eclécticos, me desconcertaron por momentos. Quizás mis expectativas estaban demasiado altas, pero esperaba que me volarán la cabeza mas de lo que lo hicieron. Dicho esto, reconociendo que no su sonido, no es de mis favoritos, y precisamente por eso, presté suma atención a una actuación correcta, enérgica y suficientemente dinámica como para no defraudar, sin llegar a la excelencia que yo esperaba de ellos.

Con la actuación de THE BLACK WIZARDS, ponía el cierre a mi presencia en el festival. El trio compuesto por Joana, Jose Roberto y Helena saben como trasladarnos a un espacio vintage en el que el blues y la psicodelia se sienten como en casa, y esto, cada día lo hacen mejor. En los últimos años han ido consolidándose como una banda sólida y solvente, que sabe como golpear con riffs Stoner, homenajear a King Crimson en cada uno de sus conciertos, como susurrarnos con melodías más propias de la west-coast a través de la voz de Joana, y como llevarnos de ‘viaje’ a través de la base rítmica de un Jose Roberto siempre contundente y entregado y una Helena , que cada día se siente mejor machando los parches de los tambores de su batería. La banda cuenta con un numeroso ejercito de fieles en Europa, pero en Portugal la devoción no es menor. Desde su crudeza inicial, y esos blues desgarrados que nos ponían la piel de gallina, han ido ampliando su horizonte sonoro, y ahora se atreven con sonidos más experimentales emanados de aquellos pioneros de los 70’s, pero remodelados con un envoltorio hecho una hipnótica contemporánea. Si vas a un concierto suyo, sabes lo que puedes esperar. Su brillante show en Woodrock Festival sirvió para convencer a aquellos que todavía no habían catado su delicia esencia sonora. Brillantes, como siempre.

MIKE VHILES fue la banda que la organización incorporó al festival dos días antes de su celebración tras el anuncio de BLUES PILLS de su cancelación. Ellos cerraron el festival, pero mi cuerpo y los mas de 500 kilómetros que me esperaban en la mañana siguiente, me indicaban que debía retirarme. Supongo que en alguna otra ocasión tendré la ocasión de verlos.

Así terminaban tres días fantásticos en los que poder combinar, descanso, turismo y rock. Con bandas de calidad en un ambiente familiar y acogedor que volaría la cabeza a mas de uno de esos que huyen de las masificaciones y del mercantilismo, porque WOODROCK FESTIVAL es un festival honesto, pero que siempre ofrece lo mejor a su público y en las mejores condiciones posibles. Un festival que cuida de la naturaleza y el medio ambiente y que transmite ese espíritu a sus asistentes. Un festival en el que no hay colas para poder pedir una cerveza (en ningún lugar las encontrarás mas baratas que allí), un festival en el que sus baños nos son una cienaga mal oliente, un festival en el que de inmediato te sientes como en casa. Uno de esos festivales a los que el que va, repite. Por algo será……

¡¡¡Hasta el año próximo!!!

Reseña: DOMMENGANG.- ‘Wished eye’

‘WISHED EYE’, el nuevo álbum de DOMMENGANG, es todo un regalo para cualquier amante de la psicodelia del siglo XXI. Capturando la fuerza de sus shows en vivo, el álbum ofrece innovación de guitarra, ritmos serpenteantes y percusión propulsora con un alegre abandono en un viaje en el que la banda ha encontrado la clave, combinando su naturaleza desde la euforia a la trascendencia. Psicotrópicos momentos más propios de Earthless, se mestizan con pasajes herederos de Pink Floyd, y tonos neo-psicodélicos cercanos a bandas como Dead Meadow o All Them Witches, para construir un sonido personal, con su propia esencia. La banda juega con los elementos y los tiempos, para llevarnos a surcar el cosmos o a invitarnos a una introspección meditativa sin salir de casa. La irresistible guitarra impregnada de profunda psicodelia ácida, una percusión poderosamente expresiva y algunos tonos de bajo devastadoramente sucios, unidos a la entrega vocal dual de Markham y Wilson, así como letras bien pensadas, solo impulsan esta fuerza de la naturaleza que es ‘WISHED EYE’. Un álbum exquisito, serpenteante, en el que los hongos mágicos han esparcido su dietilamida para sumirnos en un trance sensorial llevo de alicientes. Cautivador, aterciopelado, y exuberante, su magistral contenido parece abrir un nuevo camino en la exploración compositiva de la banda de Portland. Porque este álbum es un catálogo de la psicodelia del siglo XXI, una psicodelia que no tiene límites, y que al margen de innovar tratando de abrir nuevas rutas, en sus surcos, la banda es fiel al legado de los pioneros psicodélicos de los 70’s, ofreciéndonos su particular fusión de estos elementos.  ‘WISHED EYE’ es el álbum de estudio de una banda que, en vivo, enciende la liberación caótica y la meditación de otro mundo. Para capturar esta energía y libertad en el estudio, el trío grabó todas las canciones juntas en una cinta y dejó que la experimentación se volviera loca. De hecho, este viaje de exploración estuvo vinculado a que todos los miembros se trasladaran a Portland, (Oregón), encontrando un nuevo hogar para que florecieran sus ideas. Markham explica: “Tocamos varias veces a la semana durante dos años, a veces sin otro objetivo real que tocar música y hacer ruido juntos. Muchas noches fueron seguidas por patios traseros alrededor del fuego”. Sig elabora: «Fuimos al ensayo sin más expectativas que dejar que cada idea respirara y dejarla actuar todo el tiempo que fuera necesario». Al trabajar sin restricciones ni limitaciones de tiempo, pudieron profundizar más que nunca en sus experiencias compartidas. Hablar de obra maestra, siempre puede resultar algo pretencioso, pero si este trabajo no lo es, sin duda está es un lugar cercano a serlo. Si te queda alguna duda, no seas tímido, abre tu mente, y déjate llevar…

WISHED EYE’ está disponible vía Thrill Jockey Records.

Evocando la serenidad de la belleza natural del noroeste del Pacífico, “Runaway” hace brotar lentamente sus suaves melodías. Un fuerte ritmo y voces etéreas afloran en un gratificante bosque sonoro en el que la psicodelia crea una acogedora atmósfera. Un espacio de gran belleza que parece susurrarnos con balsámicos pasajes y guitarras que hacen emanar narcóticas sustancias psicotrópicas. En corte tiene la facilidad de envolverte en ese cautivador y gratificante espacio sonoro presidido por el néctar de hongos mágicos. 

Mucho mas psicotrópica y pesada ‘Society blues’ encuentra la banda en un humeante escenario de blues psicodélico. Solos extenuantes explotan en una bacanal mas propia de bandas como Earthless, en una mutación hacia el blues de All Them Witches. Un espacio caleidoscópico que nos atrapa aletargándonos entre solos chirriantes. En una huida hacia adelante, el corte eclosiona con brillantes momentos de pesadez y una atmosfera aturdidora. Serpenteando en su transitar, las guitarras se desdoblan en una orgía psicodélica de grandes dimensiones con la dietilamida como protagonista.

Con fuertes influencias floydianas ‘Last Card’, es una balada entregada con verdadera vulnerabilidad y sinceridad. Auspiciada por una hermosa melodía y reconfortantes voces, el corte nos acaricia con delicadeza. Contenido en su ritmo, los desarrollos instrumentales se nutren de numerosos ornamentos bajo balsámicos pasajes vocales. El bajo protector parece hacer de Ángel de la Guarda de unas guitarras que no cesan en su empeño de mostrarse esplendorosas. Una impresionante canción que pone la pausa al frenesí ácido del corte precedente.

En un tono más experimental ‘Myth time’ se desarrolla en un entorno neo-psicodélico con borboteantes guitarras y un ritmo colorista. Aterciopeladas melodías vocales nos susurran en una nueva canción lisérgica. Con un tono comedido y un aura melancólica, la pista mantiene el flujo en una atmósfera que mira al pasado pero que cuenta con numerosas referencias contemporáneas. El corte evoluciona con subidas y bajadas de intensidad con una narrativa cambiante que no se sale del guion.

Little Beirut’ camina lentamente por espacio nebulosos y sumamente psicotrópico en el que los acordes se ejecutan desde la pausa en una martica de sustancias alucinógenas. Un interludio en el que la pausa y la belleza conviven en armonía.

Con una sutil mirada al pasado ‘Blue & peaceful’ contiene hermosas melodías psicodélicas que se soportan en unas vibraciones más propias de los 60’s con ciertos tonos garage. La cuidada composición de la canción permite complejos desarrollos que contrastan con pasajes más sencillos. Un mundo lleno de matices, con momentos de hard-rock añadidos a su característico sonido, acaban por lograr una composición rica en texturas, todas ellas, bien ejecutadas y ensambladas para lograr un ‘todo’ sumamente cautivador.  

La crujiente y psicotrópica ‘Pretichor’ contiene un flujo expansivo que nos invita a exploración sensorial entre ritmos kraut, tonos espaciales. Solos hilarantes y una melodía acolchada recorren un camino lleno de meandros y giros que no impiden que la canción siempre mire al frente en un avance sin retorno. Jugando con los elementos psico-progresivos ponen la calma apartándose de la espiral lisérgica de alguno de sus pasajes.

La sensibilidad regresa con la dulce ‘Wished eye’ profundizando en el inconsciente con un estado de ensueño a través de sus aterciopelados y balsámicos pasajes instrumentales. La composición contiene una cálida línea de bajo, un ritmo cadente y contenido, y hermosos pasajes de guitarra que nos invitan a un viaje onírico.

‘Flower’ serpentea entre guitarras ácidas y una propulsión de ritmos que la empujan a un espacio reconfortante de psicodelia del nuevo milenio. Difusa por momentos, la canción fluye con un gran magnetismo trasmitiendo distintos estados de ánimo. Esta constante de todo el álbum se erige como uno de sus mejores argumentos, ya que cada canción contiene oscilaciones constantes, haciendo que cada escucha, proporcione nuevos alicientes al oyente. La suprema belleza de su melodía pone el resto en una pista de mucha calidad.

Dommengang

Thrill Jockey Records