Prolíficos y embarcados en varios proyectos, el trío compuesto por Paul Attard (guitarra), Lachlan Paine (bajo) y Frank Attard (batería) nos invitan a un nuevo viaje a través de las increíbles vibraciones a las que nos tiene acostumbrados. En «COLD HAND OF A GAMBLING MAN», su octavo álbum, los australianos se muestran más pesados quizás de lo habitual. Para los amantes de las jams psicodelicas, FROZEN PLANET… 1969 son toda una garantía de calidad, y aquí vuelven a dejarlo patente. Una nueva aventura que nos aporta una oportunidad para la expansión de nuestra capacidad sensorial a través de sus psicotrópicos temas. Una exuberancia sonora para deleitarse desde la calma, y si es con algún estimulante, mucho mejor. De esta manera podrás empaparte de toda la lisergia que sus surcos contienen. Siempre custodiados por la implacable base rítmica de Frank, así como como del hipnótico y pulsante bajo de Lachlan, la guitarra de Paul tiene vía libre para dejan patente todo un derroche de solos increíbles y alocados en los que dejar patente toda su técnica. Con momentos herederos del rock más ácido de los 70, y con la sombra de Hendrix apareciendo en algún momento, el trío nos invita a un viaje por los confines de un universo sensorial lleno de matices y riqueza interpretativa. Reverberaciones, pausas, y auténticas bacanales rítmicas entre pedales y efectos, hacen de este álbum, un ejemplo a seguir para aquellos que tratan de hacer este tipo de música. Sin un concepto preconcebido, no dudan en incorporar elementos del rock espacial, psicodelia e incluso del jazz en este derroche de sensaciones.
«COLD HAND OF A GAMBLING MAN» fue grabado, mezclado y producido por Frank Attard, masterizado por Noel Summerville correspondiendo el concepto de la portada y personajes son traídos a la vida por John Debono-Cullen, recuperándolos de su álbum «THE HEAVY MEDICINAL GRAND EXPOSITION» con el que este trabajo está enlazado. El álbum está disponible a través de Pepper Shaker Records en descarga digital y CD, y en vinilo lo estará el próximo 15 de mayo vía Head Spin Records.
“A sombre gathering” es una introducción con efectos atmosféricos que nos sirve de prólogo a la primera jam, “900 miles head rush”. Diez minutos de ritmo frenético en todo un viaje psicotrópico. Con un bajo cadente y pesado en interminables solos afilados que mutan entre atmósferas espaciales y momentos más propios de Hendrix. Enlazando la improvisación con la compenetrada dualidad bajo/batería haciendo que la jam tome forma de canción. El dinamismo de la primera parte se transforma en una levitación lisérgica en espacios flotantes y volátiles. Un giro que hace que el tema tome otro matiz pareciendo un corte distinto. Mas calmado y susurrante, la batería con su ritmo infatigable, ahora más rumoroso y el apacible bajo soportan una guitarra que describe misteriosas atmósferas. Por momentos inquietante, pero a su vez gratificante, los juegos de Frank Attard a las seis cuerdas reflejan toda la gran técnica que atesora.
Con “In the shadow off orces unknow” nos ofrecen un interludio para tomarnos un respiro entre pedales y distorsiones.
Embutidos en su traje espacial, en “Of medicine and moonshine: A mystic’s interpretation” Lachian Paine toma el control con su bajo mientras los lentos borboteos de la guitarra nos embarcan en espacios más siderales. Una atmósfera ingravitatoria sobre la cual parecen surcar el firmamento en busca de nuevas formas sensoriales. Completamente hechizante y cautivador se muestran hipnóticos, kosmiche casi kraut en tres minutos en los que el tema nos hace flotar en un calidoscópico entorno psicotrópico. En la parte final del tema los ritmos se intensifican con un derroche de wah-wah y efectos múltiples que parecen esparcir su hechizo en esta ocasión soportados por unos tambores más versátiles.
De nuevo nos ofrecen un interludio en el que el protagonismo lo tiene un solo de batería. “Botanical barrelhouse”. Ciertamente me cuesta entender estos interludios en los álbumes, pero son muchas las bandas que los utilizan, así que….
Así llegamos al tema que ocupa la mitad del trabajo con sus 21 minutos. “Trascending verbal concepts”. El tema nos ofrece los momentos más ardientes de una bacanal sónica en la que cada miembro se toma su propio espacio para deleitarse con su instrumento. Aquí el concepto de jam adquiere una nueva dimensión. Hipnotismo absoluto de l cadente bajo de Lachian, un descenso de la intensidad hasta espacio en los que el silencio se apodera del tema mientras los platillos chistean con sutileza entre efectos envolventes. Pasando por una fase más rítmica y menos trascendental una aceleración nos devuelve a la guitarra, en esta ocasión con una doble personalidad, desdoblándose una y otra vez en interminables solos y con pasajes más ácidos. Tras unos minutos de intensidad retoman el catártico estado psicodélico de una forma mas anárquica. EN la parte final recuperan lo insondables espacios flotantes con punzantes acordes, en los que se intuyen una influencia algo jazzística.
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