Aquel viernes 21 de junio mi curiosidad me llevaba al escenario principal del Festival Freak Valley a comprobar «in situ» como se las gastaban los californianos sobre un escenario. Reconozco que a priori no era una de mis bandas favoritas del cartel, pero una vez, que al filo de las tres de la tarde de aquel caluroso día, y recién comido, tras la presentación de Volker, los primeros riffs del tema «In The Flesh» de Pink Floyd hacían que se despertara interés lo que hizo que me acercara al escenario para comprobar como se las gastaba el cuarteto de San Diego.
Seguramente no inventen nada, pero el rock and roll siempre ha sido actitud y fiesta, y GREAT ELECTRIC QUEST están sobrados de ambas cosas. Los heavy-rockers de San Diego, tal y como refleja fielmente esta grabación, ofrecieron un variado show con una variada puesta en escena por todo lo alto. Recuperando esa esencia del hard-rock y el heavy metal, defendieron su fe con solvencia.Una hora de show llena de épica y una irreprochable actitud exaltaba a los algo mas de dos mil almas que allí estábamos presentes.
Basando su actuación principalmente en temas de su último álbum «CHAPTER II – OF EARTH» como «Seeker of the Flame», las tres partes de «Of the earth» en las que Daniel «MuchoDrums» Velasco, ataviado con una gorra de plato y unas gafas de sol con su toros al aire, marcaba los tiempos y se permitía un solo de batería a la vieja usanza, en la segunda de ellas. Riffs hirientes de Buddy Donner con su guitarra al viento, en un aquelarre que heavy-rock con tonos oscuros que daba paso a uno de los momentos más emocionantes de la tarde.
Si al principio su cantante aparecía en el escenario cubierto por una túnica plateada que ocultaba su rostro, a continuación desaparecía del escenario para ofrecer toda su pose heavy-rock en un show en el que posiblemente el punto álgido fue la interpretación del clásico de Judas Priest, «Victim of Change» coreado al unísono por todo el personal que en esos momentos ya estaba en «modo fiesta». Una versión en la que se explayaron, haciendo que el público coreara cada uno de sus estribillos.
Su cantante, Tyler «T-Sweat» DIngvell agitaba una bandera sobre el escenario, interactuando con sus compañeros y con el público, el cuarteto de San Diego imprimía vigor a cada riff. Subiéndose sobre los amplificadores, zarandando sus instrumentos y con esa puesta en escena colorista, resultaron ser toda una agradable sorpresa para mí. Siempre he sido de la opinión de que en un festival tiene que haber una banda que ponga la electricidad sobre el público, y en la pasada edición del Freak Valley Festival, parte de ese papel lo interpretaron GREAT ELECTRIC QUEST, como queda patente en este álbum que edita el prestigioso sello Ripple Music.
Si sus anteriores trabajos te engancharon, esta emocionante actuación de una hora de duración llena himnos épicos de trituración y bombeo de puños.
Puedes escuchar a la multitud jubilosa, en una hora completa en la que la banda entrega con maestría esas voces épicas, solos de alto vuelos, surcos de proto-metal y cambios cargados de jams por los que son conocidos en cortes como «The madness» o «Heart of the son» en la fase más tranquila de su actuación. La electricidad llenando instantáneamente el aire mientras la multitud se regocija entre sus cautivadores pasajes.
Tras esos momentos más pausados, la fuerza regresa con los hilarantes de riffs de «Wicked hands», el tema de su anterior álbum «CHAPTER II – OF EARTH». Altas dosis de energía en estado puro que tiene su apoteosis final con los siete minutos del tema de Deep Purple, «Highway star», con el que ponen fin a su actuación ante el delirio de todos los presentes con infinitos solos. Una grata sorpresa que todos agradecimos como demuestra la gran ovación a la conclusión del show. Como suele decir la cantante de The Bellrays, Lisa Kekuala, en sus actuaciones para motivar al personal…. «This is a rock show!!!!!!»
Bandas como GREAT ELECTRIC QUEST, y discos como éste, hacen que muchos vuelvan a tener fe en el rock hecho a la vieja usanza, crudo y directo, con honestidad. Un disco lleno de diversión de ritmos frenéticos y punzantes. Sin sutilezas, el registro refleja fielmente lo que fue una calurosa tarde de rock and roll en la que todos nos divertimos infinitamente. Un registro histórico.