Una vez mas, llegaba la hora de la enésima visita de los berlineses KADAVAR a Madrid. Una banda que en los últimos años nos visita con asiduidad y que ahora venía con el aliciente de su recientemente publicado, nuevo álbum «For the dead travel fast» debajo del brazo. No era el único aliciente que nos proponía la promotora Madness Live, organizadora del evento, sino que íbamos a contar también, por primera vez en España, con el quinteto sueco HÄLLAS, por lo que el aliciente era doble. Por otro lado, el trío francés MARS RED SKY, completaba el cartel, y me picaba la curiosidad por comprobar «in situ» el sonido de los temas de su reciente álbum «THE TASK ETERNAL», que ocupó el lugar de disco de la semana de DenpaFuzz cuando salió el pasado agosto. Así las cosas, la noche del pasado sábado tenía los suficientes alicientes como para que fuera una gran noche, y a la postre, lo fue.
Con un horario poco habitual, debido al recinto en el que se desarrollaba el evento, HÄLLAS eran los encargados de abrir la sesión alrededor de las siete y media de la tarde. Puntuales y con una sala con un gran ambiente, salían al escenario sus cinco componentes, con sus habituales vestimentas y maquillajes.
Afortunadamente ya había tenido la ocasión de comprobar como se las gastan en directo en el pasado Deserfest Berlín, pero notaba la expectación que muchos de los asistentes tenían por ver su directo, ya que pocos de los presentes habían vivido esa experiencia. Con una gran ovación y la sensación de que el público asistente era algo distinto al habitual en este tipo de eventos, iniciaban su actuación. Los primeros acordes de «Astral seed» iniciaban el paseo que los suecos nos iban a dar por esos espacios heavy progresivos con sabor a años ochenta de los que tanto gustan.
Creando espacios de fantasía a través de sus melodías y con unas luces cegadoras que en muchos momentos impedían ver con nitidez a los músicos (una constante a lo largo de la noche) arremetían con sus riffs y con esas voces llenas de épica. La banda basaba su actuación en su último trabajo y sus tonos que por momentos coquetean con el folk, sin olvidarse de los riffs pegadizos en vena Maiden.
La gente gozando y coreando sus temas, unos con caras de asombro y otros con gran gozo. Capas al viento y pantalones de terciopelo ponían esa nota de color que ya es una seña de identidad de la banda. De hecho, me atrevería a firmar que iban vestidos exactamente igual que lo habían hecho en mayo en Berlín. Ondulando sus temas entre los espacios más progresivos y los momentos mas heavy-rock. Recuperando algún tema de su debut como «Autumn in space» que sonaba con una fuerza inusitada, parecía que estábamos ante otra banda mucha más pesada y poderosa que en disco. Poco a poco la sala iba completando su aforo con un público que estaba gozando con el show que estaba presenciando. El teclado de Nicklas Malmqvist marcaba el paso en temas como «Shadow of the Templar». Un auténtico torbellino que era seguido por sus compañeros a un ritmo diabólico.
Pero si algo tienen HÄLLAS, es saber compaginar la esencia pesada del heavy-rock, con esas melodías más propias de YES, algo que no es demasiado habitual en los tiempos que corren, y que forma parte de su gran éxito, tal y como pudimos comprobar en la Sala Mon, de la que se despidieron con una gran ovación de un público que confiaba en que nos regalaran con algún «bis», cosa que desgraciadamente no sucedió. Es lo que tiene ser la banda que abre un concierto acompañando a estrellas de la talla de KADAVAR, el tiempo extra, no es para ellos.
Con esa agradable sensación y con comentarios del personal respecto a una pronta vuelta por estos lares, la banda retiraba sus instrumentos del escenario con gran premura. Los franceses MARS RED SKY hacían lo propio en sentido inverso con sus instrumentos mientras la gente aprovechaba para dirigirse a los puestos de «merchandise» para hacerse con material de las bandas.
Con un escenario en el que predominaban las luces rojas, los primeros riffs de «The light beyond» nos golpeaban con la pesadez doom que se gastan los franceses. Lentos y pesados, conseguían sorprender a muchos de los presentes. Me llamaba especialmente la atención que la gran parte de la gente venía obviamente a ver a KADAVAR, y también a HÄLLAS, pero parecía que MARS RED SKY no despertaban demasiado interés. Por un lado había un numeroso publico muy joven en las primeras filas que venían por primera vez a ver a KADAVAR y que no conocían a las otras bandas, y otros que habían visto al trío berlinés numerosas veces, estaban con el aliciente de ver a lo suecos al margen de sus ídolos teutones.
Aún así, el recinto estaba abarrotado. MARS RED SKY nos trasportaban a su mundo espacial en el que los efectos de la guitarra y el peculiar registro de Julien Pras se entremezclaba con plomizos riffs. Dos grandes pedaleras para conseguir los efectos y distorsiones de su guitarra hacían que Julien no estuviera cómodo, algo fallaba para desesperación del músico que golpeaba constantemente para que aquello hiciera la labor deseada. Con las cabezas del personal balanceándose al ritmo de «Collector», proseguían su actuación. El sonido era potente, pero desigual dependiendo de la zona donde estuvieras ubicado. Concretamente en las primeras filas era difícil percibir con nitidez las voces lo que en ese espacio, restaba lucimiento a las bandas, algo que fue mucho más intenso en el caso de KADAVAR. sin embargo si estabas ubicado en el centro de la sala o en la parte trasera, el sonido de las voces aumentaba su calidad. Los problemas de Julien con su pedalera le llevaban a parar la actuación reclamando a la mesa de sonido que aquello era una puta mierda, ante lo cual un técnico subía al escenario para tratar de solucionarlo ante un gran cabreo por parte del guitarrista.
Es frustrante para un músico episodios de este tipo y el temor de que eso se reflejara en su actuación estaba allí. «Crazy hearth» daba paso a otro tema de su «Strangers in Arcadia», así «Hovering Satellites» encarrilaba el set list entre las peculiares melodías vocales poppies y la pesadez de unos riffs que viajan entre la psicodelia espacial y el doom, quizás dando más peso a este último. También me sorprendía que el repertorio recorría toda su discografía en lugar de centrarse en su último álbum «The task eternal»: Los riffs de «Sky marble», uno de sus primeros temas iban acercándonos al fin de su actuación con la continuación de «Strong Reflection», el tema que abría su álbum homónimo. Un sabor agridulce, ya que me esperaba más peso del último disco en su set-list, pero en resumen los franceses completaron una gran actuación que no sé si llegó con fuerza a todo el personal.
Llegaba el momento que todos esperaban mientras en escenario los técnicos se afanaban para dejar todo preparado al gusto los barbudos. La batería de Tiger en el centro del escenario a la misma altura que sus compañeros, custodiado por Lupus a su derecha y Simon a su izquierda como es habitual.
El silencio y el escenario a oscuras recibían a los berlineses con una gran ovación. En esos momentos ya era difícil moverse por la sala y todo el mundo trataba de buscar su mejor ubicación. Los lánguidos acordes de «The end» iniciaban el show. Con los tres primeros temas centrados en su último álbum, «The devil’s master» ponían un tono tétrico a la Sala Mon. Luces que se encendían y apagaban en modo flash cegando al personal y que hacían que muchas veces solo fuera posible ver la silueta de los músicos, los riffs de Lupus nos golpeaban con fuerza.
No cabe duda que KADAVAR se encuentran en un estrato superior, y el control sobre todo, es total, nada está dejado al azar. Auténticos animales de escena, saben como motivar al personal. Acercándose al borde del escenario como si retaran al público, nos golpeaban con fuerza ante el delirio de los presentes al son de «Evil Forces» con Lupus modulando su voz con esos falsetes que tanto han usado en el último disco. Como ya nos comentaba en la entrevista que le hicimos el pasado mes de agosto había sido un pequeño reto para el él la modulación de la voz para obtener el resultado querido, pero aquello sonaba a gloria bendita.
Así lo atestiguaban los cuerpos del personal que no paraban de bailar con desenfreno al son de cada tema. El «modo fiesta» estaba activado y KADAVAR se trasladaba a sus inicios con temas como «Black Sun» o «Living in your head», antes de retomar su último álbum con «Demons in my mind». a esas alturas los episodios de crowdsurfing se sucedían entre el personal.
Aquello no tenía vuelta atrás. Lupus con sus melenas al viento y su guitarra apuntando al cielo, Tiger levantándose de su batería para alentar con sus baquetas a un público entregado y Simon sin parar de dar vueltas bajando su cuerpo hasta acercar su instrumento al personal de la primera fila. La apoteosis llegaba con «The old man» y su pegadizo riff. estaba claro que la audiencia esta disfrutando de otro solvente y profesional show de KADAVAR. Tres tipos que son auténticos animales de escena y que cuentan con el cariño de la gente. Adjetivos, como «monstruos», sublimes», insuperables» se escuchaban entre la gente.
Algunos enfervorecidos, otros tratando de captar el momento con sus móviles, algo que no era del agrado de Lupus, que en un momento de su actuación se dirigió al personal pidiendo que guardaran sus teléfonos en el bolsillo y disfrutaran de lo que es un auténtico concierto de rock. «Die baby die» fue otro de los momentos álgidos de una actuación que sin darnos cuenta iba llegando a su fin.
Con «Long forgotten song» unos de los temas más épicos de su último disco concluían su show retirándose del escenario. una de mis curiosidades era ver como desarrollaban los pasajes de sintetizadores que habían incluido en su último trabajo, y la duda me fue resuelta cuando tanto Lupus como Simon se giraban hacia el exterior de sus respectivos lugares y ambos, al unísono tocaban esos sintetizadores que le dan un tono más atmosférico a sus temas. su actuación concluía definitivamente con «Come back life», poniendo acento a su retro rock más reconocible con el tema de su álbum «Abra Kadavar».
Aquello había terminado y una vez mas habíamos podido comprobar que KADAVAR subieron hace tiempo a un nivel de que no les baja nadie, y a la vez, sus fans, cada vez les elevan más al Olimpo de sus favoritos. lo cierto es que el set-list elegido hizo que este para mí, fuera un concierto distinto y de alguna manera especial.Son muchas las veces que les he visto y sus últimos shows habían sido algo predecibles para mí, con lo cual agradecí enormemente esta variedad de una banda en un perfecto estado de forma. ¡Enormes!
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