Reseña: ZONE SIX.- «Kozmik koon»

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ZONE SIX publica vía Sulatron Records «KOZMIK KOON». Toda una odisea cósmica que conjuga la vocación de Sula Bassana por los sonidos psicodélicos y espaciales- El primer álbum de estudio propiamente dicho desde que en 2016 viera la luz «LOVE MONSTER», tras varios directos y el split con los neozelandeses ARC OF ASCENT. La banda compuesta por Sula Bassana  (batería, sintetizadores, órgano, mellotron, piano y alguna guitarra), Rainer Neeff (guitarras y efectos) y Komet Lulu (bajo, efectos y voz) nos ofrece un álbum de puro space-rock en el que los elementos kraut y la psicodelia ácida se combinan con esmero y sosiego. Tres largos temas que permiten el desarrollo de las habituales improvisaciones en un nuevo viaje por el cosmos en el que los insondables espacios del universo se describen desde una calma meditativa. Agujeros negros y supernovas en unos temas que apuestan por el sosiego y en los que los envolventes efectos nos trasladan a los confines del universo. Un relato con momentos sinfónicos e hipnóticos ritmos kraut que van  describiendo su particular odisea espacial a lo largo de cinco temas oscilantes y reconfortantes. Estamos ante unos auténticos veteranos de la escena space-rock, con proyectos paralelos en bandas como ELECTRIC MOON, KRAUTZONE o INTERKOSMOS, por lo que la experiencia de su escucha consigue que nuestra mente abandone nuestro cuerpo para dejarse llevar a desconocidas y gratificantes dimensiones sensoriales en un catártico transito a las entrañas del cosmos. Un notable trabajo que define la psicodelia espacial del siglo XXI aportando un nuevo y logrado enfoque sobre los cimientos que construyeron los pioneros del género hace cuatro décadas, gracias a su magnetismo trippy e hipnótico.   La portada del álbum es obra de el padre de Lulu, Ulla Papel, sobre un diseño de Lulu Artwork. Él ya realizó las portadas de los álbumes de ELECTRIC MOON, «DOOMSDAY MACHINE e «INSIDE OUTSIDE». El nombre del álbum está inspirado en el británico Kozmik Ken, artífice del festival Fokfest y el trabajo está dedicado al amigo de la banda  Richard van Ess, fallecido recientemente. El disco fue grabado entre 2016 y 2018 por Sula en Am-benklangraum Schlierbach. Mezclado y producido por Sula, y masterizado por Eroc.

Insondables atmósferas interplanetarias se describen desde la hipnótica «Maschineseele». Trece minutos de viaje espacial que parte desde la calma y se eleva entre efectos y un cadente y lento ritmo. La ingravidez en estado puro relatada por esos tonos kraut espaciales a los que nos tienen acostumbrados. El universo ante nosotros en un despegue infinito y un ritmo constante que poco a poco se elevan creciendo en su intensidad. Trippy y lisérgico el tema describe la calma de un transito por esos espacios en los que las supernovas nos miran en la lejanía.  Lento pero firme el tema no tiene prisa en despegar, mientras incorporan susurrantes guitarras entre los efectos envolventes. Un espacio para la relajación de los sentidos en este magnético viaje astral. 

«Kozkimk koon» el tema principal del álbum con sus once minutos, nos introduce en un agujero negro en el que los ritmos kraut dominan el espacio. Nuevamente el hipnótismo se envuelve en un manto de efectos con guitarras ácidas. Cadente y espacial es un nuevo espacio para el desarrollo de  os propósitos de la banda. Sintetizadores y guitarras conviniendo en espacios intergalácticos  con un mayor protagonismo de los momentos psicodélicos en otra perfecta combinación de space-rock, kraut-rock y acid rock. Un tema que puede parecer mas asequible para los no iniciados en estas aventuras espaciales a pesar de su tormentoso ritmo incesante. El tema es claro ejemplo del mejor rock espacial que podemos encontrar hoy en día. Kosmiche-music en estado puro. 

Sin cambiar el registro, «Raum» la calma se describe a lo largo de poco mas de tres minutos entre efectos de sintetizadores. En esta ocasión no utilizan largos desarrollos para conjugar la ingravidez del espacio. Misterioso y sosegado, los ritmos desaparecen en detrimento de los efectos en tonos más electrónicos. Otro tema de rock espacial apacible y sosegado. 

En una línea similar al corte anterior «Still» sigue el camino esta vez con una mayor calma si cabe. Todos sinfónicos en detrimento de la electrónica en otro reconfortante corte lleno de belleza que conjugan algunos elementos clásicos con los sonidos espaciales. 

Esta claro que las improvisaciones de ZONE SIX requiere grandes espacios, en lugar de temas de corta duración. «Song for Richie», el tema que cierra el álbum es un homenaje  a Richard van Ess, un amigo de la banda tristemente fallecido que ha servido de inspiración para este álbum. Una oda espacial con una locución inicial que pone en marcha el lento peregrinar por el cosmos de los alemanes. Bellos pasajes entre efectos sobre un calmado y evolutivo ritmo que avanza sin prisa. Un tema dotado de los clásicos pasajes ácidos en los que la psicodelia se inmiscuye entre el rock espacial. Elevándose lentamente el corte sigue fiel a la exploración del cosmos de una manera evolutiva que culmina con una explosión de ritmos kraut entre guitarras psicodélicas para descender con calma guiado por bellos pasajes de guitarras que nos adormecen creándonos un estado de relajación después de la deflagración  rítmica. Más lisérgico que electrónico  el tema describe una tormentosa travesía que concluye en un plácido alunizaje que de diluye en la inmensidad del cosmos. 

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Reseña.- ECSTATIC VISION.- «For the masses»

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Como si quisieran ocupar en el siglo XXI el espacio psico-cósmico que HAWKWIND ocuparon en los años setenta, ECSTATIC VISION publican su nuevo álbum «FOR THE MASSES». Tras su anterior álbum «UNDER THE INFLUENCE» en el que exploraban las vibraciones afrobeat desde su particular visión, ahora nos invitan a un viaje psicotrópico por los confines del universo. Una bacanal de sonidos espaciales en los que las distorsiones juegan un papel fundamental y en la que toman prestados ecos proto-metal, kraut, heavy-psych, free-jazz, incluso algún momento más propio del proto-punk del Detroit  de finales de los sesenta y sobre todo un auténtico frenesí sonoro no apto para los no iniciados. Alejados de convencionalismos, y de cualquier apuesta comercial, los de Filadelfia, presentan su propio mundo paralelo. Un universo que veníamos intuyendo en sus anteriores trabajos y que nos lleva a una nueva dimensión en la que sus jams experimentan un frenesí de distorsiones y ritmos frenéticos. Todo un viaje cósmico en que no existen las reglas. Una explosión aturdidora a través de siete arrolladores temas en los que su experimentación no tiene límites.  Nuevamente bajo los auspicios del sello italiano Heavy Psych Sounds, Doug Sabolik (voz y guitarra), Michael Field Connor (bajo), Kevin Nickles (saxo, flauta, guitarra y sintetizadores), y Ricky Culp (batería) vuelven a impactarnos con su nuevo álbum. Una acertada portada nos de primer vistazo el contenido del surcos. Todo difuso y crudo, sin sutilezas.

El álbum abre con «Sage Wisdom», una introducción de efectos entre los que los tambores se intuyen en la lejanía con las extrañas locuciones a las que nos tienen acostumbrados.

El legado de HAWKWIND, no tarda ni dos minutos en hacer acto de presencia en «Shut up and drive». Los ritmos trogloditas y los efectos empiezan a acecharnos con los cadentes ritmos del bajo. Voces más propias del proto-metal con su habitual ecualización son el punto de partida de la espiral de efectos. Un motorik kosmiche completamente hipnótico es asediado por multitud de efectos. Las guitarras aparecen entre ese bacanal rítmica tratando de socavar el hipnotismo sonoro con sus solos ácidos.Como si quisieran poner luz entre las difusas atmósferas. El tema tiene una indudable vocación espacial que se combina con los narcóticos compases de la batería de Ricky y el bajo de Michael, mientras la guitarra de Doug aúlla. Una tortuosa odisea a través de espacios siderales que acaba alucinando lentamente hasta disiparse. Las su escucha, las neuronas están en plena ebullición.

Otro largo tema como es «Yuppie sacrifice», con sus ocho minutos es el escenario perfecto para seguir desarrollando sus espirales sónicas. Efectos que no cesan con extraños sonidos mas propios del free-jazz, mientras la batería trata de hacerse un hueco. Esto no son sonidos de fácil digestión, pero si logran tragar se convertirán en todo un manjar. Vestido completamente de HAWKWIND, una nueva odisea aparece ante nosotros. Voces ecualizadas entre poderosos tambores y sintetizadores y guitarras histriónicas. Exuberante y aturdidor, el tema se instaura en siderales espacios de ambientación futurista.

«Like a freak» mantiene la vocación del álbum. en esta ocasión introduciendo ritmos más propios del hard-rock y el rock and roll más frenético de los setenta, las voces proto-punk se desenvuelven ahogadas entre la locura y rabia de un tema que está compuesto al servicio del ritmo sin perder el aura experimental y psicotrópico. Intenso y cósmico pero a su vez más terrenal. Una contraposición diabólica con un resultado sorprendente.

Los tambores tribales son el punto de partida de «For the masses». Toda una paranoia en forma de free-jazz espacial en la que el saxo pone el punto de cordura a unos incesantes efectos. Un tema que haría palidecer a bandas de avant-garde. Inconexo y libre por completo, es una escenario propio para la locura. Un corte extraño de dificil digestión que pudiera ser prescindible.

Con una ambientación celestial con coros celestiales, «The magic touch», con sus efectos espaciales describiendo una dimensión más allá del desasosiego, es la antesala de crujientes rifss repetitivos que nos devuelven al estado en que ECSTATIC VISION mejor se desenvuelven. Un espacio sonoro en el que se crean insondable atmósferas para la experimentación mas psicotrópica con algún eco tribal.

«Grasping the void» incorpora el sutil sonido de la flauta entre la turbia psicodelia espacial. En esta ocasión el legado de HAWKWIND es aderezado con una nueva espiral entre las gruesas y ecualizadas voces. Un tema hipnótico, kraut pero a la vez pesado y con una buena cadencia. Una vuelta a los paseos siderales en los que mejor se desenvuelve la banda, con sus tortuosos momentos y con guitarras tomando un protagonismo entre los efectos en este camino de regreso.

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Reseña.- PSYCHIC LEMON.- «Live at the Smokehouse»

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Los británicos PSYCHIC LEMON publican su tercer álbum  en con un registro en directo vía Tonzonen Records.

Un trabajo que recoge alguno de los temas que ya habían publicado en su anterior Lp «FREQUENCY DISTORTION DELAY» en la primera parte, incorporando dos temas inéditos como «Jonny Marvel at the Milky Way» y «White Light». algo menos de un hora en la que las atmósferas drone se llenan de psicotrópicos bajo hipnóticos ritmos kraut en cinco largos cortes. Con claras influencias HAWKWIND, nos introducen en un agujero negro de distorsiones y efectos de corte espacial que golpean con los que golpean nuestras neuronas de una manera compulsiva. Intensidad que capta en vivo lo que ya habíamos intuido en sus anteriores trabajos. Psicodelia salvaje no apta para todos los oidos, pero que si te dejanh atrapar, te proporcionará un intenso viaje. Ecos de ACID MOTHER TEMPLE se intuyen entre unos surcos impregnados en dietilamida de alta calidad. toda una espiral infernal en un registro del 10 de agosto del pasado año en The Smokehouse, Ipswich. 

«Interstellar fuzz star» ¿Que te puedes esperar de un tema con ese nombre? Una auténtica locura de ritmos kraut sobre distorsiones en vena HAWKWIND. Solos y solos de guitarras ácidas que se entrelazan como si de un nido de serpientes se tratara. Custodiados por unos infernales tambores los efectos nos aturden como si de una estampida de un panal de abejas se produjera.

Enlazado del tema anterior y sin darnos tiempo al respiro, «Satori Disko» baja la intensidad apaciguando unos efectos y distorsiones que no terminan de desaparecer. Acordes que se repiten mientras poco a poco se va elevando  hasta llegar a toda una esquizofrenia que puntual se sosiega con ritmos mas cadentes hasta descender a espacios heavy-psych sin terminar de perder su vocación kosmiche.

Sobre ritmos mas gruesos «Hey droog!», PSYCHIC LEMON nos envuelve con una tupido manto de efectos bajo hirientes solos en los que los pedales echan humo. Bajo un aura espacil, la odisea transita entre tormentas de meteoritos que nos acechan por todos los flancos. Insistentes ritmos hipnóticos y mecánicos nos devuelven a postulados KAWKWIND.

En » «Jonny Marvel at the Milky Way» son los sintetizadores los barbituricos empleados para calmar la intesidad precedente. Construyendo pausadamente atmósferas drone, los ritmos se minimizan en un segundo plano mientras los efectos siguen revoloteando a nuestro alrededor. Con pasajes lisérgicos en los que las calma nos masajea mediante un susurrante bajo y la persistencia de los sintetizadores. Por espacios más cercanos a Pink Floyd  las tormentas interestelares desaparecen pero la banda se encarga de construir un auténtico campo magnético a nuestro alrededor. Un espacio en el que nos sentimos seguros, y que se abandonamos nos encontraremos con el tormento. El viento galaláctico resultante de la tormenta se va aplacando.

El álbum se cierra con «White light», siete minutos y medio que parte de la calma de su introducción para iniciar con pausa una nueva y tortuosa odisea espacial. Sin perder nunca esa vocación de los sonidos alternativos de la kosmiche musike, las distorsiones se apoderan del entorno sin darnos un solo respiro.

La exuberancia del álbum puede no ser del agrado de los oídos no habituados, pero si quieres experimental sensaciones intensas deberías escuchar «LIVE AT THE SMOKEHOUSE». Eso si, una vez que entres, no querrás salir.

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Reseña: MOON GOOSE.- «Source code»

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Aunque los álbumes conceptuales se declararon extintos en algún momento durante 1977, el código fuente que dio al álbum su título literalmente flotó a través de las Grandes Pirámides de Giza una tarde calurosa a finales de 2018. Ese día en El Cairo, el 20% de la banda se desplomó, agotada, en el jardín del Hotel Marriott que domina esas finas estructuras alienígenas. En algún momento durante esa tarde de jet-lag en esos momentos y con una atmósfera tensa, se gestó «SOURCE CODE»

El código fuente ha sido traducido a una muestra representativa de los 7000 idiomas del mundo, pero MOON GOOSE dan la bienvenida a otras interpretaciones, preferiblemente en las lenguas más amenazadas del mundo El código fuente también ayudó a descubrir un poema de Charles Causley, llamado «I am the song», en cuya belleza y espíritu se puede encontrar claramente el aleteo del cisne. 

Fuertemente influenciados por CAN, pero a su vez tomando elementos Pink Floyd y elaborándolos con la electrónica, nos ofrecen un viaje lisérgico de total intensidad. Magneticos, atrayentes, robóticos, llegan a ser aturdidores en algunos momentos.  y según su propia definición: «Como si Iron Butterfly chocaran con Hawkwind en un Café de Marte Motorway»

Estamos ante un álbum conceptual publicado por  Fruits de Mer Records que supone un paseo a través de la psicodelia kraut experimental de tintes espaciales. Hipnoticos ritmos ejecutados a toda velocidad en «Second life» que se transforma en pura psicodelia espacial en vena Hawkwind en «Knifeless Skinning» en la que encontramos algún momento «noise». 

Experimentaciones instrumentales en las que la batería tiene un papel fundamental, como en «Le conte». guitarras que irrumpen a base de wah-wah, sobre esa caja de ritmos consiguendo elevar la intensidad y mostrarse de la forma más ácida,

Largos pasajes instrumentales en vena kraut-kosmiche acercándose a Mythic Sunship. o cualquier otra banda del sello Paraiso Records, «The Mysterious Coffins of Arthur’s Seat» envuelto en sonido de sintetizadores van protagonizando una escena completamente robótica. Un sintonismo mecánico y autómata  con poco que envidiar a Kraftwerk. Un paseo interestelar sobre insondables universos.

En la misma línea kraut cósmica y partiendo de poderosos riffs de guitarra, «Goldfish In A Bag» nos aturde en otra nueva entrega de kraut electrónico.

Una constante repetida durante muchos de los temas. los elemento rock acaban sucumbiendo a los ritmos y programaciones de las que tanto gustan MOON GOOSE.

Ni la psicodelia espacial más ortodoxa de «Trains» puede escapar de la influencia de los ecos kraut. Siempre manteniendo ese magnetismo entre los ritmos programados y sus sintetizadores.

En «Joey Gets A Candle (Swayze Meld)» tras una apertura de teclado sintetizadores y densos ritmos nos sorprenden introduciendo exóticos sonidos procedentes de un sitar. Otro más más allá, en el que la banda explora y combina la electrónica con ornamentos exóticos. Una conjunción letal que culmina en un auténtico big-bang creado por las guitarras distorsionadas. Un final explosivo antes de acabar extinguiéndose con lentitud y parsimonia.

«Carnage» supone un regreso a los espacios ingravitatorios tripulando su nave espacial. Aquí quedan fielmente retratados Hawkwind. Mil efectos y distorsiones van gravitando por ritmos, cada vez más pesados.

Pudieran parecer monótonos, pero siempre hay algún momento en el que nos sorprenden con un giro inesperado. «Dark Shit», bajo inquietantes acordes y efectos , una locución en español va creando el clima de misterio en el que se va a desarrollar el tema. 

«Garway Witch Trial» retoma la senda psico-espacial de tintes hipnóticos. Siete largos minutos de tortuosa travesía por entornos desconocidos.

Las guitarras más pesadas las encontramos en «Parameter 5». Densos y difusos, como si una banda stoner se tratara, van introduciendo sus elementos electrónicos a través de los sintetizadores.

La locura espacial , llega nuevamente de la mano en «Fist Fight At The Bingo», en el que tras intensidad inicial, desciende a estados de ingravidez.  

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