Reseña.- FROZEN PLANET…. 1969.- «Meltdown On The Horizon»

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Hablar de un nuevo álbum del trío australiano FROZEN PLANET…. 1969 es hablar de una nueva locura lisérgica. Menos de un año ha pasado desde su anterior álbum «THE HEAVY MEDICINAL GRAND EXPOSITION», y tan solo cinco meses de la publicación de su tema de 25 minutos «THE MISTERY WHEEL». Estamos ante la  séptima entrega en seis años, lo cual es una satisfactoria producción. Pero no debemos olvidar que FROZEN PLAnet….1969 no es una banda al uso. Estamos ante una banda paralela de por Frank y Paul Attard de MOTHERS MARS junto a Lachlan Paine. Son varios los proyectos en los que participan y éste es el que les permite más libertad. Temas creados sin ataduras en puras improvisaciones psicotrópicas que nunca sabes a donde te van a llevar. Lo que si está claro es que el viaje va a ser intenso y placentero, y así es «MELTDOWN ON THE HORIZON». Cuatro largos temas en los que la banda australiana se deja llevar por sus instintos más primarios, que no son otros que la psicodelia en estado puro. sustentados por la siempre implacable base rítmica que Frank imprime a su batería, el resto son desarrollos interminables de la guitarra de Paul. 

Los casi 23 minutos de «Rollback» suponen un viaje en el que los efectos de los psicotrópicos son descritos a través de una guitarra ácida evocadora de Hendrix, con múltiples efectos de wah-wah. Aulladores lamentos con toques funky que se van moldeando y retorciendo bajo los firmes ritmos de Frank y el cadente bajo de Lachlan. Una fase de efectos va coloreando los ritmos incesantes e intensos con momentos genuinamente heavy-psych. Una autenticidad plasmada en esta jam en la que cada músico parece expresarse libremente a su aire. Tras diez minutos los pasajes pierden frescura para introducirnos en atmósferas mas densas en las que la penumbra adquiere protagonismo. Efectos y efectos que se suceden en espacios psicotrópicos. Inquietantes momentos histrionicos se presentan ante nosotros retorciéndose en cada acorde. Es difícil para el oyente llegar a percibir cual es el sentido que los músicos dan a estos momentos, por lo que solo nos queda dejarnos llevar. Una sensación de desasosiego se apodera del tema en estructuras exuberantes antes de bajar la intensidad y hacernos flotar en espacios psicodelicos más gratificantes que culminan en tonos espaciales. Un autentico viaje.

Con una menor duración, «Belshop shinding» es una nueva jam que explora sonidos que jugutean con el blues sobre la habitual espiral de solos. vivaces ritmos sin una momento para la pausa se complementan con el hipnótico sonido del bajo. Atropellados desarrollos de guitarras que no tienen fin se muestras en una ejecución incisiva e hiriente. Paul acaba enredándose  en distorsiones y juegos de pedales, sin que Frank cese un instante en su ritmo. Cambiándose el rol en la parte final el bajo toma un mayor portagonismo ente esos juegos de efectos. Auténticos aullidos que complementan otro ejercicio de libre composición.

Alguna vez lo he comentado, pero sería un placer poder disfrutar de estas ejecuciones en directo para poder sentirte verdaderamente atrapado en ellas.

Mucho más divertido, «Dandy chai» para ser el escenario para que la guitarra cese en sus espirales diabólicas en las que parece estar poseída, para entrar en momentos más vacilones,. slide y blues mucho más presentes sobre la eterna base psicodélica.  

el álbum parece ir de mas a menos en su intensidad y locura. «Sunset variations» son dieciséis minutos en los que los australianos se sosiegan describiendo pasajes más calmados. Muchos más reconfortantes en sus pasajes, el tono de la batería de Frank adquiere algo de influencia jazz, mientras Paul continua sacando lamentos de su guitarra bajo la calma de un bajo mas reconfortante. Esto no quiere decir que estén renunciando al virtuosismo y a las florituras, sino que el carácter del tema es otro. Delicados y narcotizantes pasajes que navegan por el lado mas placentero de todo el álbum. Aquí encontramos los momentos más espaciales de esta nueva entrega. Seguramente el corte más digerible y de fácil digestión de los cuatro que componen esta nueva jam dividida en cuatro partes independientes y con vida propia. 

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Reseña.- ELECTRIC MOON.- «Hugodelia (live)

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Casi diez años han pasado desde la formación de ELECTRIC MOON. Desde entonces han estado recorriendo festivales para llenar el ambiente con su apuesta psico-espacial ácida. Distintos proyectos paralelos, pero la esencia de aquella primera formación sigue viva con Sula Bassana (guitarras, efectos y sintetizadores), Komet Lulu (bajo, y voces ocasionales) y Pablo Carneval (batería) como dejan de manifiesto en «HUGADELIA». Un álbum en vivo grabado en Graf (Austria). Hablar de ELECTRIC MOON es hablar de una de las leyendas de la psicodelia espacial contemporánea llegada de otros mundos. Ellos desarrollan sus largos temas como si de una jam se tratara. Toda una bacanal lisérgica con momentos kraut que contó con la colaboración de Erich Coldino, el organizador del show, durante la última media hora, acompañando al trío de Hessen en los dos últimos temas con su guitarra.

Cierto es que estamos ante psicodelia profunda, con largos temas experimentales en los que los músicos se dejan llevar, pero precisamente ahí es donde reside tu fuerza. Los oídos no acostumbrados a este tipo de resonancias podrá resultarles un álbum difícil, pero a buen seguro, para todos los que amamos la psicodelia, aquí encontraremos energías y vibraciones para obtener un «buen viaje». Estamos ante una hora y media donde los psicotrópicos golpearan nuestras neuronas de una manera hipnótica y magnética.

El álbum se abre con el tema que le da nombre, «Hugodelia». Hipnótico momentos pseudo-espaciales nos van introduciendo en un tema que se va elevando pausadamente. si algo no tienen los alemanes a la hora de ejecutar su música es prisa. Con una precisión matemática sus armonías can describiendo la inmensidad del universo. Una travesía que suponen una metáfora de un paseo sideral en el que los efectos son compañeros de viaje. En la entraña de sus ritmos podemos intuir aportes kraut de tintes kosmiche. Psicodelia de otras galaxias que se desarrolla en una tortuosa odisea sobre momentos esquizoides y sanadores lapsus de calma reconfortante. Una oscilación que  va transformándose generando momentos de inquietud con sus acelerones y parones. siempre envueltos en psicotrópicos efectos.

Tras esos veinte minutos «Transmiter» nos instala directamente en el espacio exterior. Un nuevo trayecto psicodélico desde el sosiego con magnéticos acordes drone y efectos de genética exótica. Bellos acordes que regresan a tierra firme para presentarnos un verdadero jardín del edén. Atractivos pasajes que poco a poco van retomando los ritmos kraut trasladándonos nuevamente a una nueva odisea espacal con oscilaciones salidas de la guitarra. Los incesantes efectos hacen que el tema vaya adquiriendo mayor intensidad.

Después de estos primeros cuarenta minutos, no hemos percibido en la grabación la posibilidad del directo, con ese ambiente que a veces se recogen el las grabaciones de esta índole. Una ovación en el final del tema nos sitúa en contexto.

Sin tiempo para la pausa, nuevamente encontramos una estructura similar en «Cellar grime». Partiendo desde el hipnotismo ELECTRIC MOON utiliza una forma parecida de sumergirnos en su nueva jam. Con una guitarra que se desangra rodeada de efecto, rasgeos y distorsiones acaba siendo el preludio de un enigmático e inquietante relato de ciencia ficción. 

Está claro que ELECTRIC MOON son una banda de directo, sus improvisaciones diseñadas hacen que su música adquiera proporciones descomunales. Con un título similar al anterior «Cellar slime», ya con la guitarra de apoyo de Erich Coldino los alemanes descienden a espacios más calmados. Suaves acordes nos acarician entre protectores efectos envolventes. todo con calma y sosiego y sin perder su aura narcótica. susurrantes y apacibles la paz nos envuelve con la atmósfera que consigue un tema que cuida las melodías. Con la sensación de escuchar a unos músicos que están disfrutando de lo que hacen, crean los momentos más bellos del álbum.

Instalados en otra dimensión, «Ween», grabado en Viena y añadido al registro del concierto, mantiene la baja intensidad. Utilizando elementos sinfónicos van construyendo espacios dominados por drones. Los momentos más atmosféricos  se van desarrollando con lentitud. Me imagino las caras de éxtasis de los presentes al acontecimiento. Transmitiendo estados de ánimo, lentamente. tomando protagonismo la base rítmica, consiguen elevar el tema. Una oscilación constante se produce en la parte final, donde la banda hace una incursión en territorios Hawkwind antes de efectuar una alunizaje de precisión en la conclusión del tema, apagándose poco a poco. 

«HUGODELIA» supone toda una conexión cósmica entre músico y oyente, logrando transmitir, algo que es digno de elogio. La comunión entre un músico que disfruta con el público logra generar esa complicidad que transmite energía positiva en ambas direcciones. En breve podré comprobar esa conexión en carnes propias, esperando que la sensación se multiplique a la la tenida con la su escucha. Un trabajo para dejarte llevar por las emociones que te transmite.

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Reseña.- KING SOLOMON.- «King Solomon»

a1333077167_10Llegados desde Rumania, KING SOLOMON publican su debut. Seis temas que suponen un viaje a través de los sonidos más psicotrópicos que hemos escuchados desde ese país del este de Europa. Unos surcos corrosivos que están llenos de fuzz humeante en un brillante ejercicio de psicodelia pesada. Un trío con un sólido sonido en el que el protagonismo lo tienen las guitarras de  Mihnea Ferezan. Temas que son ejecutados en forma de jam y que zigzaguean entre resonancias desérticas y momentos setenteros, aunque su sonido es absolutamente contemporáneo. Por momentos cercanos a My Sleeping Karma, a veces hendrixianos, pero siempre manteniendo el equilibrio entre lo «viajero» y lo pesado. Exuberantes temas que constituyen un reconstituyente para los que gozamos con las reverberaciones heavy-psych. Todo un descubrimiento que te aportará cuarenta minutos intenso y llenos de locura ácida gracias al uso de pedales y distorsiones sin llegar a la estridencia. Belleza y fuerza en una combinación efectiva que a buen seguro te recordará a otros clásicos del género.

«Tal of fire» es un derroche de fuzz en un ejercicio heavy-psych de altos vuelos que se soporta en sólidos ritmos stoner. Como si no tuvieran claro hacia que lado decantarse, pero la realidad es que, en el fondo, no quieren renunciar a ninguno de esos estilos.

Bajo constantes solos de guitarra y una pulsante linea de bajo con un ritmo pesado, nos ofrecen un nuevo ejercicio de heavy-psych en «Echobrain». Con una estela desértica el uso de los pedales es ejecutado con maestría con un resultado atractivo que se acerca a los clásicos del género moderno. Un paseo por apacibles entornos  en el que la guitarra no cesa.

Los nueve minutos de «Never ending mile» nos ofrecen un relajante tránsito por ensoñadoras atmósferas a lo largo de armonías que se repiten. Wah-wah colorido entre las tinieblas que parecen crean los acordes del bajo. Cercanos a ecos My Sleeping Karma o Color Haze, la composición no tiene nada que envidiar a los grandes de la escena. Un laberinto de solos bien ensamblados que se aderezan con pasajes exóticos para describir insondables espacios que se acercan a lo espacial. Bello, sólido e hiriente, el tema tiene unos sólidos cimientos sobre los que van construyendo un muro de riffs que se contonean a su antojo.  

Sobre una alfombra stoner, nuevamente hacen una incursión en tenebrosos espacios de psicodelia pesada en «She Was Human After All». Aquí el bajo parece atascarse; un enganche del que salen arrastrados por bellas y exóticas guitarras. No cabe duda de que a pesar de su juventud, estos chicos tiene claro la ruta a seguir. Sí, usan elementos y algún tópico que ya hemos visto, pero cuando escuchas esos solos virtuosos, solo queda quitarte el sombrero. Si algo marca este tema, es la habilidad para conseguir que el bajo domine el tema sin perder su esencia psicodélica. El tema más pesado del álbum.

Mas situados en vibraciones setenteras que incluso se acercan algo a Zeppelin, «Troublemaker» contiene ritmos retro y blues. Por momentos acercándose al jazz en su segunda parte regresan a paseos psicodélicos de gran calado. Enigmáticos pasajes sosegados que van evolucionando hasta una explosión en vibrantes y dinámicos ritmos heavy-psych de altos vuelos en un final apoteósico.

El reinado de KING SOLOMON no sé si será duradero, o si conseguirán mantener su corona mucho tiempo, pero su trabajo bien merece una buena escucha.

«Devil’s cut i king» cierra el álbum bajo los mimos parámetros de psicodelia pesada con incisivos y repetitivos riffs con un firme bajo que engruesa la finura y estilismo de sus guitarras. navegando entre  los gruesos sonidos stoner y la psicodelia pesada, esta vez con el uso de efectos envolventes sobre parámetros que se sitúan en estratos distintos ofreciendo gran versatilidad.

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Reseña.- DOMMENGANG.-«No keys»

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Tercer álbum de los californianos DOMMENGANG. «NO KEYS» combina la psicodelia que ya nos habían mostrados en sus anteriores álbumes con un sonido más sucio e hiriente. Tratando de combinar escenarios urbanos con yermos desiertos, sus guitarras crujen hasta la extenuación bajo atmósferas de psicodelia. Mostrando una faceta kraut que es combinada con habilidad entre resonancias más propias del hard rock y el blues, siempre bajo un aura lisérgica en ambientes oscuros.  Temas que se desangran en virulentos momentos con guitarras llenas de efectos y pedales. En este variado y eficaz trabajo DOMMENGANG no dudan en seguir senderos más propios de bandas como Grateful Dead, o Canned Head en alguno de sus temas, siempre con la alargada sombra de The Black Keys apareciendo en sus composiciones.

Si «Sunny day flooding» hacen un ejercicio en el que los sonidos más sucios se perciben entre momentos de hipnotismo kraut. Una forma de ver y relatar la psicodelia contemporánea sin ataduras. Con una más nítida vocación heavy-psych, «Earth blues!» sin perder el nervio, su vitalidad se tiñe de blues y algún riff stoner. Un tema pausado pero firme, que acaba sucumbiendo a la psicodelia en esa lucha entre lo urbano y lo desértico. Un tira y afloja que hace que su apuesta sea más rica en matices. Un grandísimo tema que por si solo hace que «NO KEYS» merezca la pena.

El magnetismo que transmite «Wild wash», viene fundamentado en unos cálidos registros vocales. El tema es como un imán que nos atrae al interior de unos surcos impregnados en ácido lisérgicos. Un agujero negro que nos engulle entre efectos y distorsiones con unos solo hirientes y profundos que acaban construyendo un tema aturdidor.

«Sir the sea» es otro ejercicio de psicodelia profunda y magnética. Ciertos aires retro se vislumbran entre unos fornidos ritmos y multitud de efectos con susurrantes y placenteras voces.

En menos de dos minutos hacen un ejercicio de psicodelia espacial de tonos espaciales con «Blues rot».

«Kudzu» mantiene la lucha entre los ecos desérticos con un aroma a blues con vigorosos ritmos y voces más propias de algún local underground de su ciudad. giros inesperados en un tema que suena a hueco entre poderosas vibraciones que se tornan sureñas en un nuevo ejercicio de versatilidad y voluptuosidad. Riffs más propios de las bandas sureñas de finales de los setenta se entremezclan con ritmos desérticos envueltos en nebulosas de difusos sonidos. Un corte viril a pesar de todos esos giros.

Bellos acordes ejecutados desde una pausa no conocida hasta ahora en «NO KEYS».  todo un mundo de color que nace ante nosotros en un nuevo ejercicio de una psicodelia que toma prestados pasajes más propios de  Grateful  Dead. Guitarras ácidas que brillan con vocación jam band para dirige a morir a arenosos desiertos en los que el stoner es el rey.

«Jerusalem cricket» nos devuelve a los DOMMENGANG mas terrenales. Las guitarras vuelven a crujir baja magnéticas voces con un groovy más hard-rock en el que no faltan las afiladas guitarras. Como el resto de los temas acaba sucumbiendo a los dictados de la psicodelia.

Cierran el trabajo con «Happy death (her blues II)». Un blues psicodelico en el que las notas se repiten bajo momentos en los que la voz me recuerda Canned Heat en su faceta más ácida. A caballo entre éstos y All Them Witches consiguen construir otro impactante tema ácido que se ensancha en sus notas generando una atmósfera aturdidora en la que vuelven a sentirse cómodos ejecutando un intenso tema psicodélico en el que se pueden apreciar muchas influencias que son hábilmente tratadas en «todo» propio. Un broche de oro para un gran álbum.

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FROZEN PLANET…. 1969.- «The Mystery Wheel»


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Toda una sorpresa encontrarnos con una nueva jam de FROZEN PLANET… 1969 tan solo dos meses después de la publicación de su último álbum «THE HEAVY MEDICINAL GRAN EXPOSITION». Ahora estamos ante una pista inédita grabada en la sesión de «ELECTRIC SMOKEHOUSE», publicado hace dos años.

FROZEN PLANET… 1969 es la banda de divertimento de Frank Attard (batería de INA MAKA Y MOTHERS MARS), Paul Attard (guitarra y bajo en MOTHER MARS) junto a Lachlan Paine al bajo. Como hace tiempo nos comentaba Frank, en FROZEN PLANET… 1969 no hay reglas, la música fluye sin más, aprovechando al máximo el lado lúdico de tocar divirirtiendose. 

Una jam de 25 minutos de viaje ácido por espacios insondables que hará que tu cabeza vuele más allá. Una firme batería a la que ya nos tienen acostumbrados, riffs vacilones en los que el ritmo corre por las venas de Paul junto a wah-wah por doquier y una linea de bajo absolutamente hipnótica que afectará sensiblemente a las neuronas del oyente y la jam se pone en funcionamiento.  Como entes autónomos, cada instrumento ejecutándose con completa libertad, a su aire, para acabar formando un «todo». Siempre me pregunto cuando escucho algo de estas características,  si si una jam así, se puede repetir, o sólo se trata de la captura de un momento único e irrepetible, lo cierto es que no hay que dejar pasar el momento, y disfrutarla. alargando los solos hasta el infinito, la herencia hendrixiana se vislumbra en sus acordes. No solo estos ecos son los que se pueden apreciar en la multitud de texturas que contiene «THE MISTERY WHEEL», si escarbamos en sus surcos podremos encontrarnos muchos momentos espaciales. Ineludiblemente estamos ante un tema ácido, psicotrópico hasta hacerte perder la conciencia, con la única tarea de dejarte llevar por el viaje. Los efectos revolotean abduciendonos a un agujero negro al otro lado del espejo del que no podremos escapar. toda una odisea inquietante que eclosiona en distintas capas. el eco del bajo sobre los hirientes y profundos solos parece querernos mostrar el camino correcto hasta que la guitarra muestra todas sus armas hechizándonos con sus encantamientos. la sensación que transmite es de estar flotando en atmósferas pseudo-espaciales donde las distorsiones llegan a aturdirnos con ese hechizo llegado desde el más allá.

Un ejercicio de espontaneidad, tanto el el caos como en la magia, que por cierto, en el tema hay mucha. Si tuviéramos que hablar de estructura, podríamos decir que hay una primera parte completamente anarquica y loca, y una parte final en la que la cordura viene desde sustancias psicotrópicas.

Ante algo así, solo nos queda dotarnos de alguna sustancia alucinógena y disfrutar del un viaje en el que no necesitamos cinturones de seguridad.   

El tema fue grabado y mezclado porr Frank Attard en el estudio y masterizado por Noel Summerville en 3345 Mastering, correspondiendo el diseño de portada por John Debono-Cullen

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