Tras cinco años de espera y varios retrasos respecto a la fecha inicialmente anunciada, finalmente ve la luz el sexto álbum de GRAVEYARD. Con un escueto ‘6’ como nombre, los suecos nos muestran su lado más contemplativo y dinámico (como nos comentaba su bajista en la entrevista que le hicimos hace meses lee la entrevista aquí) en un álbum que suena a GRAVEYARD tal y como los hemos conocido, pero en el que encontramos también nuevos caminos en su sonido. Necesitados de tomar aire fresco en su creatividad, los suecos nos ofrecen su lado más pausado. Una versión que aflora con elegancia en magníficas canciones psicodélicas que no reniegan del blues ni del hard-rock más salvaje. Un sonido 70’s que se enriquece con un tono que por momentos se torna progresivo y que nunca pasa el umbral. Teniendo en cuenta que estas canciones fueron compuestas en el periodo pandémico, la oscuridad aparece en ellas como tantas veces hemos visto en otros álbumes en los últimos tiempos. Canciones más introspectivas que nos ponen la pausa con unos arreglos acertados. En ‘6’ encontramos momentos cercanos a THE DOORS más chamánicos, a los STEPPENWOLF más divertidos, pero también a los FLEETWOOD MAC de la primera época, incluso con guiños a los blues dylanianos, pero, sobre todo, encontramos a los GRAVEYARD más inspirados desde hace años. Con una producción impecable, ‘6’ seguramente recibirá opiniones encontradas. Por un lado, fans más fervientes que esperaban encontrar a los GRAVEYARD más ácidos y ruidosos, y entre los que veamos esta nueva entrega como un giro en el camino de la banda para ensanchar su horizonte por territorios no explorados suficientemente antes. Un giro que se me antoja premeditado y que no es obra de la casualidad, sino más bien de un estado de ánimo y de una madurez que siempre invita a descubrir nuevas rutas. Con Joakin ofreciendo dos registros vocales diferentes, y acompañado por sutiles coros y melodías, cada canción nos regala pinceladas de intensidad en esta plácida y persistente calma general. Canciones en forma de baladas con las que logran transmitir un sinfín de sentimientos, y en las que no se olvidan de despertarnos de ese mágico sueño con las embestidas de garra que les ha caracterizado a lo largo de su carrera. Podemos concluir que ‘6’ es un disco con un sonido nuevo, pero también es un disco que contiene la esencia de GRAVEYARD, y eso es mucho. Seguramente la monotonía les haya empujado a hacer un disco diferente a los que nos tienen acostumbrados, pero el resultado de su gran inspiración a la hora de componer canciones, es sencillamente brillante. Pero lo mejor es que des al ‘play’, disfrutes de sus fantásticas canciones, y decidas por ti mismo.
‘6’ está disponible vía Nuclear Blast.
Con calmados sonidos psico-progresivos ‘Godnatt’ nos introduce en esta nueva entrega de la banda sueca. Una canción que sirve para medir la intensidad de un álbum en el que los estruendoso no es tan importante. La canción es una pseudo-balada en la que los acordes aparecen con tenidos creando una atmósfera cálida y acogedora con un cierto tono intimista.
De inmediato y sin tiempo para reponernos del plácido viaje del corte anterior, ‘Twice’ borbotea entre riffs punzantes de puro hard-rock 70’s. Con una vibra muy STEPPENWOLF, el corte nos devuelve a los GRAVEYARD más ‘retro’. Una pista rebosante de garra y en la que la banda muestra sus verdaderos orígenes. Sin duda un impactante corte con el que te será difícil no mover tu cuerpo al son de esos vibrantes ritmos.
Retomando las misteriosas atmósferas psicodélicas ‘I Follow You’ emerge lentamente con una introducción en la voz parece recitar más que cantar. Solo necesitan unos instantes para hacer eclosionar la canción por esa senda vintage en la que el blues aflora en unas estrofas impregnadas en humo cannabico. Rabioso y poderoso, el tema mantiene el ritmo cadente, y sobre este, eleva su intensidad por un territorio más angosto y turbio. Un camino ondulante que la banda transita con solvencia haciendo que las transiciones fluyan sin que nos demos cuenta del cambio de escenario.
‘Breathe In Breathe Out’ vuelve a bajar la intensidad para desarrollarse en un apacible entorno. Una de las canciones más destacables del álbum, sino la mejor, y en la que la cálida voz de Joakin se acompaña de unos coros femeninos que aportan más dulzura a una hermosa canción. Sin salirse de la atmósfera psicodélica, los elegantes pasajes de guitarra se complementan con un ritmo suave y cálido que sirve de bálsamo para el oyente. Seguramente estemos ante los GRAVEYARD mas brillantes desde hace años con una apuesta en la que la pesadez no es tan importante.
Con un nombre como ‘Sad Song’ puedes intuir el contenido de sus surcos. Pasajes vintage con un tono de cuentos del pasado se entrelazan con un sonido blusero casi dylaniano. Hermosas y plácidas melodías que nos acarician proporcionándonos un gratificante entorno para la relajación y el disfrute de sus suaves melodías.
Con un registro vocal más agudo que el mostrado en los cortes anteriores, ‘Just A Drop’ sube las revoluciones con desgarradores pasajes, y unos ritmos más elevados. Insertando solos ácidos con sabor a blues, la pista transita por una senda vintage impulsada por una potente línea de bajo y una composición bien elaborada.
‘Bright Lights’ retoma la pausa predominante en ‘6’ tras la explosión de la canción anterior. Con una susurrante batería y una suave neblina, los suecos ejecutan una canción llena de sentimiento. Nuevamente se perciben pasajes progresivos tocados con la pausa necesaria para que cada nota llegue a nuestra alma.
Anteponiendo la elegancia y los arreglos a la fuerza ‘No Way Out’ es otra canción con sabor a blues en la que los sonidos retro aparecen en corte evolutivo. Con una vibra que me recuerda por momentos al primer Joe Cocker el blues-rock vintage se manifiesta con elegancia y garra al mismo tiempo. Coros sutiles complementan una canción que va de menos a más, pero que nunca pasa la raya.
En un tono más ortodoxo y con ecos de Peter Green, ‘Rampant Fields’ es un blues a la vieja usanza. Sentimiento y pausa con un ritmo sencillo en una ejecución suave solo alterada por algún momento en el que la guitarra se torna diabólica y la voz eleva su tono. Pero eso es el blues, ritmo cadente, y contoneos en distintas direcciones, desde la más abrasiva y desgarradora a la más dulce y profunda. Una canción para escuchar con la luz tenue en la que no falta algún detalle psych.
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