No es demasiado habitual que me aventure a reseñar álbumes de estas características, pero el debut de ESTHER ANN GOVE, lo merece. ’OH CREATION’ es su álbum debut de la californiana, y en él nos ofrece siete bellas canciones de dark-folk llenas de sentimiento, tristeza y melancolía. Su portentosa y mágica voz, hace que nos sintamos partícipes de las experiencias que narra. Canciones que ponen la piel de gallina al oyente, con sus versos y los suaves acordes de su guitarra. A través del cautivador arte de sus canciones y la inclinación por los giros dramáticos, así como la escasa instrumentación, consigue atrapar al oyente en un relato descriptivo de sus vivencias y emociones. Los pequeños pueblos y los bosques entre los que se crio en su infancia sirven de inspiración para componer los temas de ‘OH CREATION’. A través de sencillos acústicos marca un camino de regreso a la naturaleza para ésta, nos acaricie con su suave brisa. Su inspiración como compositora bebe de nombres como Gillian Welch, Jason Molina o Townes Van Zandt. Su voz caoba con su cálido registro, retumba en nuestros corazones con sus paisajes salvajemente evocadores de un estado de ánimo. El folk tenue y sus tonos desérticos, son un aliciente para el oyente se olvide de todo durante cerca de cuarenta minutos llenos de magia, sentimiento y melancolía.
Con ilustraciones de Miguel Mesa (Mountaineer), en ‘OH CREATION’ cuenta con colaboración de Isaac Rigler (DAXMA, Mountaineer) en la guitarra eléctrica, Clayton Bartholomew (Mountaineer) en la guitarra acústica y Jessica Tung (DAXMA) en el violín.

‘Oh creation’ abre el álbum con un sosegado ambiente de oscuridad. Sencillos acordes de guitarra acompañan pasajes vocales llenos de sentimiento entre la melancolía y la tristeza. Ann consigue transmitir sus sentimientos con gran facilidad y su cálida y mágica voz.
Con ‘Ghost’ parece describir la soledad del desierto y las montañas que inspiran sus canciones. En esta ocasión se acompaña de suaves coros líricos que arropan su aterciopelada voz con algún acompañamiento más sinfónico. Un tema gris que nos sume en la añoranza.
Con un sonido más country, ‘Buried’ se llena de lírica. Como un susurro la brisa tórrida nos acaricia con dulzura en una atmósfera de soledad con algún claro-oscuro en su desarrollo. Usando una armonía que repite, su voz flota sobre cada acorde creando una emotiva atmósfera.
‘The Gilded Table’ nos sume en la melancolía con sus bucólicos pasajes. Un tema minimalista en que vuelve a dejar patente que su portentosa voz sabe trasmitir el olor del ambiente rural que inspira sus canciones. El tema aumenta su intensión desde su sigiloso comienzo hasta una parte final más atormentada.
Los siete minutos de ‘Fate’ son un compendio de melodías serpenteantes con algodonados pasajes. Si en todos los temas sabe conjugar el protagonismo de su voz con la guitarra, aquí los acordes quedan en un segundo plano, sin perder por completo su función.