‘SONG OF WORSHIP’ es el álbum debut de el combo australiano KIMONO DRAG QUEENS, un nombre posiblemente algo bizarro y que bien pudiera inducirnos a engaño sobre el contenido de su música. La realidad es que estamos ante un mas que notable trabajo de neo-psicodelia aromatizada y llena de sensualidad en una línea evocadora de bandas como KIKAGAKU MOYO. Sus temas se desarrollan entre hechizantes atmósferas devocionales y coloristas ritmos tribales para crear un caleidoscopio sonoro de lo más sugerente. Una amplia gama de colores en los que la psicodelia se siente cómoda para ofrecernos temas con unas mágicas melodías que alcanzan cotas celestiales. Erotismo con arrullos en unos temas que no reniegan de los momentos ácidos gracias a riffs y ritmos más pesados que nunca traspasan un límite imaginario. Todo un bálsamo para los sentidos y para alejarnos del estresante mundo en el que vivimos para dedicarnos a disfrutar de media hora mágica y relajante. ‘SONG OF WORSHIP‘ es un afrodisiaco para los sentidos que conjuga ritmos de vocación kraut con pasajes devocionales entre una tibia y relajante neblina lisérgica con aroma a incienso u otras fragancias orientales. A lo largo del año nos habían ido dosificando con varios singles que nos hacían intuir que el álbum completo sería todo un elixir mágico, y sin duda, las expectativas se han cumplido y la labor de éstos siete jóvenes músicos bien merece el reconocimiento a un trabajo bien hecho con el que consiguen transmitir un amplio abanico de sensaciones de lo más gratificantes tejiendo influencias musicales que abarcan continentes, géneros y sabores. Con su enfoque en las paredes rítmicas pesadas de sonido, han logrado formar formado un estilo que combina elementos del rock psicodélico, la música tuareg, el pop de los 60 aportando un gran lirismo.
‘SONG OF WORSHIP está disponible vía el sello australiano Copper Feast Records.

En un ambiente trascendental ‘Song of worship’ se desarrolla bajo devocionales voces que nos arrullan en un canto redentor. La sutileza de sus acordes bajo un manto psicodélico mantiene una atmósfera redentora. Con algún eco west-coast y delicados acordes los australianos crean un tema lleno de misticismo susurrante de gran belleza. La destreza que estos chicos tienen en el uso de las melodías es conmovedora. Solo en la parte final el tema se eleva luminoso poniendo más intensidad a sus riffs añadiendo acidez al tema. La neblina lisérgica sobrevuela con elegancia todo el tema
‘Hunters’ se muestra más dinámico con el wah wah de sus riffs y un efectivo ritmo. Entre brumosas atmósferas su rica instrumentación parece jugar con ritmos pseudo-kraut en un escenario más propio de KIKAGAKU MOYO. Voces aterciopeladas y una nítida vocación neo-psicodélica es combinada con destreza con unas atrayentes armonías que se adornan con exóticas fragancias de lo más cautivadoras. Un estado de placidez sensorial entre coros sutiles en la lejanía. Sus estribillos y ritmos contagiosos parecen atrapar nuestros sentidos con su poder de seducción. Sin grandes alardes, desde una aparente sencillez consiguen crean un corte de lo más atrayente.
Bajo un influjo de aromatizada psicodelia heredera de los 60’s ‘Delilah’ se muestra frágil en sus suaves melodías vocales pero sólido en su instrumentación. Jugando con los parones y arrancadas en tema ondula entre efectos sutiles que acaban por llevarnos a un jardín del Edén en el que todo parece ser frágil y delicado. La elegancia de las armonías contrasta con momentos ácidos en los que los riffs parecen obnubilarse. Siempre usando las guitarras con mesura, pero con eficacia el tema se sumerge en su parte final en un escenario más pesado y oscuro en contraste con la forma en la que nació. El uso de las distintas capas sonoras da a los temas de la banda un aspecto brillante.
’Wild animals’ fluye como un manantial en la montaña, delicado y con aire transcendental nuevamente los japoneses KIKAMAKU MOYO aparecen en mi mente. La psicodelia más aromática y devocional se transmite con suaves caricias gracias a la sensualidad de un voz cálida y penetrante. En una huida hacia adelante el bajo nos invita a la fiesta entre celestiales voces y ritmos coloristas. Un contraste de lo mas sugerente en el que las voces siguen contrastando con unos riffs que se vuelven más lisérgicos e intensos. Aquí radica uno de los muchos atractivos que contiene este maravilloso trabajo.
Conjugando los ecos devocionales con la neo-psicodelia ‘Evil desires’ sigue inmerso en ese espacio exótico en el que los australianos crean sus canciones. Música para disfrutar desde la calma para apreciar todo su poder de seducción. Ritmos tribales entre teclados serpenteantes y un ritmo con un fantástico groovy van creando otro tema variado y colorista con un carácter más ‘moderno’
Calmado y hechizante ‘Willy’s world’ nos invita a la introspección mística. La delicadeza de sus acordes y un aroma a incienso hacen de bálsamo antiestrés. haciéndonos olvidar el alto ritmo de la vida que llegamos entramos en un espacio sensorial en el que todo flota grácilmente entre esos efluvios psicodélicos que tan bien saben usar estos chicos. Lleno de matices el tema serpentea con calma en variados momentos sonoros sin salirse del camino psicodélico. Cauto por momentos, parece querer comprobar donde pone sus pasos. Teniendo en cuenta que se trata del tema de mayor duración del disco, la oportunidad para desarrollar todo su potencial como banda está servida. Así son capaces de ofrecer momentos de intensidad, pasajes psicotrópicos de gran valor y por supuesto esos soplos susurrantes y sanadores que tan bien saber usar con las melodías vocales, uno de los principales avales del álbum, aunque no el único.