Los polacos ANDROMEDA SPACE RITUAL tratan de poner en nuestros oídos un pedazo del universo con su álbum debut «ALL SHADES OF PERCEPTION». Si, nuevamente otra banda nacida en Polonia dominando los confines de la psicodelia pesada con maestría. No se trata de obsesión personal con este país, pero cada día nos vuelve a sorprender una nueva formación de la escena underground polaca con un álbum magnífico. Un caso probablemente digno de estudio, pero de cualquier manera, me gratifica enormemente. Llevamos tiempo comprobando como se manejan estas bandas con el psycho-doom, pero ANDROMEDA SPACE RITUAL parece querer ir mas allá, y explorar los límites del espacio exterior embarcados en una nave que toma su energía de la ayuhuasca o de dietilamida, para crear verdaderos espacios psicotrópicos que invitan a dejarte llevar por su magnetismo. Su vocación espacial queda de manifiesto en cinco largos temas en los que las atmósferas narcóticas carentes de gravidez, se exploran con gran acierto. Pasajes que se construyen con calma, sin dejar nada al azar, y que a la postre suponen un apetecible plato gourmet para los amantes más puristas de la psicodelia del Siglo XXI. Heavy-psych a veces ortodoxa, pero en otras ocasiones, que toman rasgos de ciencia ficción, en una narrativa cinematográfica que consigue hacer partícipe al oyente del trance sensorial al que nos invitan cada uno de sus temas. Con algunos pasajes floydianos contrastando con otros más pesados, el cuarteto no reniega de la electrónica, si bien en pequeñas dosis. La guitarra emanando efluvios lisérgicos arropada por el sutil sonido de unos sintetizadores que cumplen su papel con el soporte de un poderoso y cadente bajo. «ALL SHADES OF PERCEPTION» contiene algunos de los mejores pasajes de psicodelia espacial que he escuchado en mucho tiempo, por lo que invito a cualquier amante del género a que se una a este viaje sensorial a través de los confines del universo.
ANDROMEDA SPACE RITUAL son: Marcin Bis (guitarra), Mariusz Łyżwa (batería), Dominik Spasówka (sintetizador) y Kamil Lasonczyk (bajo).
“Signs of the unseen” pone la nave espacial polaca en funcionamiento entre efectos siderales. Acordes netamente lisérgicos van creando una atmósfera que nos invita a todo un viaje sensorial. Ensamblando con esmero las notas más graves con una guitarra que gusta del uso de los pedales nos sumergen en un mundo mágico en el que todo sucede con una gratificante calma. Bellos pasajes que invitan a un trance en el que lo terrenal no parece tener cabida. Flotando entre narcóticas nubes los pasajes drone aportan esa mística atrayente que enriquece su psicodelia. Lo espiritual y lo sensorial dominando un entorno en el que los asteroides son los invitados en esa nueva dimensión. Aquí encontramos gratificantes efluvios que nos reconfortan y atrapan en un tema para escuchar bajo luz tenue en un ambiente relajado. El corte poco a poco se va tornando más aturdidor entre una tormenta de efectos y sintetizadores envuelto en el sonido de la galaxia embarcados en la nave psicotrópica de los polacos. El tema contiene alguno de los mejores pasajes de psicodelia espacial que he escuchado en tiempos. Quince minutos magnéticos y hechizantes que dan cuenta de la calidad de esta fantástica banda.
El sonido de los sintetizadores abre “Lazarus”. Inmersos en ese escenario espacial, a diferencia del corte anterior, la guitarra desaparece en su tarea de aportar la acidez a los temas para dejar el espacio en el que la propuesta electrónica adquiere el protagonismo con los sintetizadores como únicos actores.
“Relay” trascurre bajo pasajes heavy-psych de manual añadiendo elementos exóticos al sonido de la guitarra. Una guitarra que nos invade con solos psicotrópicos de los que de cada nota emanan sustancias lisérgicas que van directas a nuestras neuronas. Generando un clima hipnótico el bajo y una cadente batería hacen el resto en un tema pesado que no pierde esa estela espacial en la tan bien se mueven. Tras los tres primeros minutos, la canción gravita hacia espacios desconocidos en lo más profundo de la galaxia con una narrativa casi cinematográfica describiendo el inquietante transitar por esos entornos intergalácticos. La banda consigue absorber al oyente haciéndole partícipe de un relato que pasa por distintas tres fases diferenciadas para acabar diluyéndose en un entorno clónico del que partió. Toda una odisea psico-espacial de dimensiones descomunales construida desde la pausa y la calma.
Con una apertura de tintes floydianos, “Bulletcluster!” nos sumerge en nuevo espacio sonoro con insondables y atrayentes pasajes en los que cada nota se percibe con completa nitidez. Abriendo nuestros sentidos el tema nos atrapa en un entorno más hostil en el que nuevamente el hipnótico bajo nos hechiza para sumirnos en otra bacanal sensorial. Sustituyendo a una ingesta de ayahuasca, el carácter sanador del tema nos redime de las malas vibraciones para ofrecernos un mundo irreal con nueves de colores sobrevolando entre una pesadez subliminal en el que nos hacen caer atrapados. Como epilogo, un majestuoso y épico órgano pastoral pone el cierre al tema.
“Telepath” nos reitera la invitación a los enigmáticos espacios siderales en los que el silencio es el amo. Casi a hurtadillas, cada nota aflora en un génesis particular. Rock espacial en estado puro, en el que los vestigios de Pink Floyd vuelven a aparecer en una lenta pero implacable evolución adornada con bellas melodías de ensueño. Todo un despertar a un nuevo mundo regido por ecos post….. Entre una bruma espacial y sus efectos, la banda se inclina por pasajes que flirtean con los estándares post-rock antes de engrosar sus riffs a un territorio más propio del stoner instrumental. Estos chicos parecen conocer bien todas las fronteras de la psicodelia, explorando todos sus confines hasta fusionarlo con otras reverberaciones afines.
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