Copando el primer puesto de nuestras recomendaciones semanales como álbum de la semana, el debut de la banda de Jacksonville, (Florida) LUNA CRUISE supone una de esas maravillosas sorpresas que uno se encuentra de vez en cuando. De las tierras pantanosas en las que habitan numerosos reptiles, aparece una nueva re-encarnación del «Rey Lagarto» en la garganta de Kris Heironimus, su vocalista. Una joven banda que nace a finales de 2018, con un Ep previo y que rescata con su propia personalidad el peculiar y auténtico sonido de THE DOORS en su faceta más chamánica incorporando altas dosis de fuzz salidas de la guitarra de Sean Harris. Ningún amante de la banda liderada por Jim Morrison debería de perderse un álbum como este. Pocas veces una banda ha conseguido captar con tal naturalidad aquellos sonidos y sensaciones que a tantos y tantos melómanos nos llevan acompañando durante décadas. La psicodelia más nebolusoa y humeante como punto de inspiración de trece temas que suponen un tesoro en pleno siglo XXI. Cortes que serpentean sensualmente para trasmitir un conjuro que nos aturdirá y hará que bajemos la guardia para atacarnos con una virulenta fuerza.
Coloreados por el órgano retro de Marcus Herdon, en pura vena Manzarek, nos trasladan a finales de la década de los sesenta con un sonido envolvente y hechizante. Aún así, no estamos ante una pura copia ya que la banda toma elementos contemporáneos para hacer que el legado doorsiano brille mucho más. Un debut completamente adictivo y lleno de matices a pesar de su aparente presencia lineal.
Envolventes y oscuras atmósferas con el hechizo del gran chamán y una cadencia sosegada pero impactante y llena de rabia nos da la bienvenida en «Snake in the grass». si el registro vocal nos puede sorprender por el parecido al de Morrison, el desarrollo de fuzz de la guitarra junto a la firma base rítmica que aporta el bajo de Jerry Mansell, y la batería de Zach Vannoy nos atrapa rápidamente.
Las brumas pantanosas de «Xerxas» nos describen un misterioso relato en el que la psicodelia nos adormece con todo su poder. Un hipnotismo en el que la guitarra brilla con luz propia.
La sólida base del hammond soporta los arranques de rabia de Sean Harris en «66». Un tema más colorido a pesar de los tonos vintage de los teclados. ritmos más dinámicos y solos hirientes que van serpenteando entre solos y voces que pasan de la calidez a la garra en alaridos inquietantes. Altas dosis de fuzz completan el tema.
En poco mas de un minuto y medio «Mirage» sirve de interludio bajo acordes acústicos que se repiten en tonos sureños. A continuación «Cellar door» y su solo inicial deja paso a un nuevo relato en el que el Rey Lagarto aparece mas sensual que nunca. Seductor, el tema sigue manteniendo cierto aroma a pantano en un tema que sobre medios tiempos se inclina hacia espacios melódicos, sin perder un ápice de garra. La sutileza de la guitarra sobre estructuras de apacible psicodelia va evolucionando con calma pero sin pausa, elevándose y arrastrando al resto de instrumentos. Incluso frases que nos recuerdan THE DOORS aparecen de soslayo, algo que repite en varios de los temas.
Un alarido demencial y un inquietante bajo introducen «Entropy», un corte hard-rock con mucha fuzz en el que la banda ofrece una faceta diferente mostrando su versatilidad. Vertiginosos momentos boogie-rock nebulosos que coquetean con el blues mas hilarante y ácido.
Con una vuelta a los escenarios lisérgicos con momentos funky, «Highway of the moon» utiliza distintos elementos, que adaptan con solvencia a su propuesta musical.
Oscuros y con un tono de nostalgia, «Exhale» es una espacio para la calma sobre una estructura lisérgica. La calidad de producción hace que el tema no brille todo lo que en su interior tiene.
«Desolation» resulta ser el camino para un desarrollo de piano clásico sobre una atmósfera con efectos de lluvia en tonos de melancolía y misterio, convirtiéndose en un tema que genera tensión, en esta ocasión sin voces. Intrascendente.
Si la gran parte de los temas tiene una duración de tres o cuatro minuto, nos encontramos con alguna excepción como «Magic square of sun» o «Redemeer» con sus ocho minutos. En el primero de ellos, los de Florida desarrollan una suite, llena de melancolía sobre esos espacios psicodélicos en los que tan bien se mueven. La voz, casi recitando de dota de un aura especial, mientras las guitarras vuelven a afilarse en solos con mucho fuzz en su oscuridad latente. Desgarradores pasajes que nos demuestran todo el potencial que tiene LUNA CRUISE. La sombra del Morrison mas oscuro, sigue apareciendo muy alargada.
Un nuevo interludio instrumental en tonos de misterio aparece en «Lunacy», esta vez con una cierta vocación espacial. Extraño.
A lo largo del trabajo, la banda toca distintos palos que previamente habíamos visto en THE DOORS. «Shadow people» es un nuevo ejemplo, reflejando un cierto aire cabaretero gracias a los teclados y al registro que toma la voz. De alguna manera es como su quisieran reflejar todos los giros de la banda en la que se miran, en temas propios, sin hacer una versión. No se trata de que copien los acordes, sino la extructura de algunos temas y la vocación de los mismos.
El Rey Lagarto regresa en todo su esplendor en «Redemmer». ochos minutos llenos de magia, en los que la calma se violenta con esa voz llena de garra y seducción. Lentos ritmos en tonos jazz y blues, que se van violentando amenazadores para susurrarnos sensualmente. Todo un ejercicio de psicodelia coloreada de mil tonos dentro de una gama de colores fríos. Un espacio para la experimentación en el que la banda se deja llevar por sus instintos casi a modo de extraña y peculiar jam que acaba con un interminable y fantástico solo de guitarra sobre el que se soportan el resto de los miembros de la banda.