El sábado la climatología permitía por fin que se pudiera abrir la piscina ante el gozo de una concurrencia. Era el día marcado por muchos. El mítico Al Cisneros iba por fin a visitar el escenario de Sonicblast con OM y la expectación era máxima.
Con los ánimos renovados (quizás las fuerzas no tanto después de dos intensos días), el sol brillaba y tanto la lluvia y el viento habían desaparecido. Era el momento de ver como la piscina de Moledo cobraba de nuevo vida.
Un austero y atípico escenario sin lona que lo cubriera debido a los rigores de la climatología de los días precedentes, nos permitía contemplar una nueva estampa con el Monte Santa Tecla detrás de los músicos. Era una vista maravillosa, y solo quedaba esperar que nos depararían las bandas que allí tocarían.
Los valencianos HERE THE CAPTAIN SPEAKING, THE CAPTAIN IS DEAD, eran los encargados de abrir la jornada. Todavía con el recinto a medio gas al comienzo de su actuación, la banda nos trasladaba a otra dimensión sideral con su psicodelia espacial de tintes kraut. Algunos problemas con el sonido impedían que gozáramos de todo su potencial. No estoy seguro si el tipo de música mas apropiado para abrir la jornada, pero nunca les había visto en directo, y fue una buena toma de contacto de lo que pueden ofrecer a pesar de las circunstancias.
El trío alemán MAGGOT HEART paso desapercibido con una actuación en la que su post-punk y hard rock no consiguió enganchar a nadie. Probablemente se llevaron el dudoso honor de ser la peor banda del festival, o simplemente no tuvieron su día.
La gente abarrotaba una piscina que se iba llenando de los mas variopintos flotadores y artilugios, y llegaba el momento de la fiesta. CARDIEL fueron los encargados de subir las revoluciones, ¡y de que manera! El dúo mexicano ofreció la actuación mas salvaje de todas las de la piscina. El inquebrantable ritmo de la batería de Samantha ponía patas arriba una piscina que hervía con los pogos que en su interior hacía el personal. Una auténtica locura de actuación con un derroche de energía sustentada poderosos riffs y distorsiones así como en ritmos infernales. Sorprendentes y efectivos se llevaron el reconocimento del personal así como las felicitaciones por el cumpleaños de su batería que se celebraba en ese día. A la finalización de su show pude comprobar una estampa que seguramente resumiría lo que acaba de pasar. Samantha bajaba del escenario y se tiraba exhausta en el suelo. Un agotamiento que reflejaba la intensidad con la que había ejecutado su actuación.
Los conciertos de la piscina se cerraba con los italianos GIOBIA. Una banda desconocida para muchos, pero no para mí, ya que había coincidido con Stefano, su guitarrista en el Dunajam, donde había comprobado su calidad como músico y su capacidad para transportarnos con su psicodelia de tintes espaciales. Con algunos problemas de sonido y con un cuervo presidiendo los teclados iniciaron una actuación marcada de alguna por esa circunstancia. No se sentían cómodos con el sonido que tenían y eso deslució de alguna manera su actuación. Aún así, fue una show notable que no reflejó todo el potencial que tienen. División de opiniones entre le personal. A veces, las bandas desconocidas, no reciben la atención que su calidad merece, y tengo la sensación de que eso precisamente les sucedió a ellos.
Los madrileños TOUNDRA eran los encargados de abrir los conciertos en el escenario principal. Ya sabemos de lo que es capaz de ofrecer el cuarteto, y en esta ocasión no hubo sorpresa. Sus melodías y riffs monumentales nos envolvieron a los presentes. Personal con caras extasiadas que no se querían perder al cuarteto y que disfrutaban con su sonido. TOUNDRA son una banda de la que no puedes esperar grandes sorpresas, hacen lo que hacen y lo hacen bien, y en Moledo lo dejaron patente con un sólido show.
Tras los madrileños, era la hora de una de las bandas mas esperadas. SACRI MONTI visitaban por segunda vez el festival, y aquellos que estuvieron en su primera ocasión iban a ver a una banda algo diferente. Una semana antes había estado con ellos en Alemania, donde participaron el el festival Krach Am Bach dejando muy buen sabor de boca, Allí pude entrevistar a su bajísta Anthony Meier, el cual me comentaba su ilusión por regresar a la playa de Moledo de la que tenía gran recuerdo. Los de San Diego han dotado de cuerpo a su música con la incorporación de los teclados de Even. Su nuevo álbum «Waiting Room for the magic hour» había recibido muchos halagos y era para muchos, el momento de comprobar como sonaba aquello en vivo. Los de San Diego parecían llegar mas sosegados y comenzaban su actuación con un público expectante. El quinteto no defraudó pero sufrieron la ecualización de su sonido. Una lástima que las guitarras no sonaran como debían; nuevamente demasiados graves en bajo y batería se comían los cristalinos riffs de la guitarra de Brenden. Aún así, los californianos hicieron las delicias de un personal entregado. Para mí fue una actuación con una sensación agridulce, porque si bien, la gente lo disfrutó, yo había podido comprobar previamente, tanto el pasado año con una semana antes a la banda en todo su esplendor, y en esta ocasión no habían brillado todo lo saben.
La jornada iba transcurriendo y ya solo quedaban cuatro bandas por subirse al escenario. era el momento de Los psycho-doomies virginianos WINDHAND. Una de las bandas marcadas en mi agenda y que mas despertaba mi curiosidad después de la publicación de su magnífico «Eternal Return». ¿Serían capaces de trasladar al directo todas las buenas sensaciones que me había transmitido su trabajo? La banda había sido programada para la pasada edición del festival, y finalmente se cayó del cartel. Ahora llegaba el momento de resarcirnos. La noche había caído y la psicodelia doom nos envolvía con la mágica de voz de su sacerdotisa Dorthia Cottrell entre luces lilas y verdes así como proyecciones místicas. La liturgia pseudo ocultista se desarrollaba conforme a lo esperado. El sonido era impresionante y la banda, sin grandes artificios, nos obsequiaba con otra gran actuación.
La presente edición del festival iba poco a poco llegando a su fin, y una vez superadas las inclemencias meteorológicas del primer día, el recinto estaba abarrotado de gente que quería vivir lo que quedaba por delante. Allí pude reencontrarme con numerosos amigos portugueses y muchísimo personal llegado desde España. Era gratificante ver a la ingente cantidad de músicos españoles presentes. Miembros de ACID MESS, PRISMA CIRCUS, THE DRY MOUTHS, KRAZARK, SOMBRA, SAGENESS, ROSY FINCH, FREE RIDE, THE SHOOTERS, ATAVISMO, DIEAWAY, GRAJO, BREAKING DAWN OF THE BLUE NEBULA, ELECTRIC MONOLITH, MOTHERCOROW, HORIZON, WITCHES COME TO TOWN, GRAPESHOT, LAZHARUS, THE RIVEN, ENTROPÍA, GRIM COMET y un largo etcétera (disculpas a los que me dejo en el tintero) no se habían querido perder esta cita que cada año hace que los habituales de la escena nos reunamos allí. Un autentico punto de encuentro para todos aquellos que tenemos esta música como leit-motiv común.
Si la presente edición estaba marcada por la multitud de bandas pesadas y doom, lo que quedaba por delante nos hacía seguir con ganas de fiesta. Era la hora de EYEHATEGOD. Una banda que no es de mis favoritas, pero que como siempre, tenía curiosidad por ver que podían ofrecer. Muchos eran los comentarios que me llegaban sobre su directo y interés se había despertado. Sucios sonidos de alcantarilla con un particular vocalista que no llegaron a emocionarme. Los fieles de la banda gozaban con su energía y sus lodos, pero personalmente, tras lo que me habían comentado, esperaba mas sangre. Solo para fans.
El plato fuerte de la noche había llegado, era el momento de OM. Ejerciendo como auténticos cabezas de cartel, la banda se lo tomaba con calma para todo saliera a la perfección. Al Cisneros llegaba por la parte trasera del escenario mientras un parón de cerca de media hora hacía que los nervios y la emoción del los presentes salieran a flor de piel. Tras el fiasco vivido hacía tres meses en Berlín con su actuación en el marco del Desertfest, me disponía con la mayor predisposición a darles una segunda oportunidad de sorprenderme. En la ciudad alemana habían ofrecido una actuación que aburrió soberanamente a gran parte de la gente y solo los más fanáticos aguantaron su show mientras la gran mayoría abandonaba el recinto. ¿Sucedería aquí lo mismo??? Esa duda me asaltaba, y con esos precedentes me apresuré a tomar posiciones cerca del escenario para poder fotografiar a la banda. Por exigencia de Al Cisneros, solo estaba permitido tomar fotos en el primer tema, por lo que había que estar atento al comienzo y después podía destinar todos mis sentidos a ver tranquilamente su actuación.
Al igual que había sucedido en Berlín, el monocromático azul presidía el escenario cuando la introducción de «Gethsemane» comenzaba a sonar. Tras ese primer tema, y demostrando que todo estaba diseñado, Al Cisneros permaneció petrificado con la mirada fija en algún punto indterminado del escenario para todos los fotógrafos pudiéramos captar aquel momento antes de retirarnos del «fotopit». A partir de ahí, la liturgia mística de OM se apoderó de los presentes. Se notaba que la banda traía su propio técnico de sonido, y el mantra estaba servido. La espiritualidad de su show, en esta ocasión si penetró en mi alma. Lo que estaba viendo no tenía nada que ver con el recuerdo que tenía en mi retina. ¡Esto era otra cosa!! OM sonaban catárticos e inconmensurables. «State of Non-Return», «Sinai», «Cremation Ghat I», «Cremation Ghat II», «Thebes», se sucedían en tonos meditativos y litúrgicos. Aquello era un ejercicio de espiritualidad terapéutica de proporciones descomunales. Las caras de la gente reflejan el éxtasis del que estaban disfrutando (en algún caso, de forma literal) poco a poco el show iba avanzando con fuertes ovaciones a la finalización de cada tema; hasta que «Bhima’s Theme» cerraba una actuación para enmarcar. Después, cambiando impresiones con la gente, había quién me transmitía la misma sensación que yo había vivido meses atrás, y que no habían conseguido conectar con una apuesta arriesgada y difícil de asimilar si no logras meterte dentro de ella. Si bien es cierto que la gran mayoría me comentaba su felicidad y aclamaban a OM como la mejor banda de todo el festival, había otros que se iban defraudados. Yo personalmente, me sentí redimido, lo cual confirma mi pensamiento de que nunca hay que ir predispuesto a lo malo y hay que dejar que la música fluya, y aquí fluyo, ¡y de que manera!
Solo restaba una banda para cerrar la novena edición de Sonicblast. Los suecos DOMKRAFT incorporados a última hora, tenían una difícil papeleta por delante. ¿Como puedes salir a un escenario tras la catarsis de la banda anterior? El trío me había maravillado con su último trabajo y mi interés por ver su directo era grande. Nuevamente ese doom psicodélico y viajero sirvió para disfrutar de otra gran actuación. El auditorio a esas horas de la noche se había reducido, ya que tras OM muchos lo habían abandonado, pero los que aguantamos pudimos disfrutar de otra gran banda sobre el escenario.
A partir de aquí solo nos queda contar los días hasta que llegue el próximo agosto y regresar a esa Meca de los sonidos alternativos que es el festival. Además con el aliciente de que se celebra el décimo aniversario y probablemente volvamos a tener grandes sorpresas.
La edición mas tormentosa del festival portugués concluía con la sensación de que habíamos superado a los elementos, saliendo vivos del infierno de la primera jornada para poder ir disfrutando cada día mas de las magníficas bandas presentes. También con la sensación de que hay cosas que mejorar para que su décimo aniversario termine de consagrarle como uno de los festivales del año dentro del género.
¡¡¡¡Hasta el próximo verano SONICBLAST!!!