
Si ya con su primer trabajo IAH apuntaba maneras en esto de conjugar psicodelia espacial con sonidos pesados en su segunda entra «II», nos confirman que no era un espejismo. Un disco en el que queda de manifiesto la facilidad para cambiar de escenario sonoro sin que los temas se quiebren.
Calmadas aguas psicodélicas que generan remansos de paz meciéndose con suavidad que se violentan con pesados riffs Stoner de tintes metálicos que enturbian su sonido para regresar al sosegado punto de partida. Esa es la constante que se repite en su nueva entrega.
Una inquebrantable línea de bajo, y una susurrante guitarra se entremezclan en espacios cercanos al post-rock en “El silencio del agua”. Psicodelia y post-rock unidos en momentos de gran belleza sonora con protagonismo de unos elegantes solos de guitarra en hipnóticos momentos. Una relajante narración de atractivos paisajes sonoros.
“Hh”, (curioso nombre para un tema, que no alcanzo a descifrar su si gnificado) con un volumen bajo en su instrumentación la banda nos ofrece pasajes drone, en una calma que se rompe con esos portentosos riffs que transitan por brillantes espacios de psicodelia pesada que me recuerdan a Causa Sui. Los logrados arreglos se conjugan con solidez y una aparente fragilidad en reparadores desarrollos de guitarra. La ecuación perfecta de los espacios heavy-psych. Súbitamente, la fuerza desaparece para retomar el sosiego reparador. Es difícil de reflejar con palabras algo que uno debe de percibir por sí mismo con una escucha del tema. La pesadez versus lo liviano. Una fórmula atrayente y cautivadora, que nos seduce masajeándonos para cual fisioterapeuta incidir en el punto débil con contundencia, consiguiendo el alivio.
Si la tendencia a los sonidos post-rock es evidente en IAH, en “Nihil noum”, lo es más todavía. Bellas armonías redentoras salen de las cuerdas de la guitarra de Mauricio Condon, en una banda que no quiere renunciar a la pesadez. Con momentos grises en sus surcos, que ondulan desde el silencio al estruendo de los momentos más plomizos y metálicos de sus riffs, sobre preciosistas melodías.
Nuevamente, partiendo de postulados post.rock de corte espacial, “La niña del rayo”, IAH crea conmovedoras atmósferas más allá de lo humano. Un sonido que parece venir de lejanos universos en los que la belleza se reparte con sabiduría. Con una estructura más repetitiva, el tema se enmarca en los estándares post-rock, sin faltar a su cita con los momentos desérticos, ni el misterio de su pesada psicodelia.
Siempre bajo ensoñadores espacios de belleza singular se trasmutan en “Pri” a momentos post-metal inmersos en densas atmósferas instrumentales. Toda una montaña rusa que acaricia techos doom y se aplaca en esos vastos territorios post-rock con maestría.
El disco lo cierran nuevamente con calmados escenarios en “Sheut”, donde impera un enigmático misterio que se diluye por la fuerza de los poderosos ritmos Stoner.
El trío está compuesto por Mauricio Condon (guitarra), Juan Pablo Lucco Borlera: Bajo y José Landín (batería)