DEADPEACH regresan casi una década después de la publicación de su último álbum ‘AURUM’, con su cuarto álbum ‘THE COSMIC HAZE AND THE HUMAN RACE’, reflejando la evolución de su sonido y su brillante capacidad compositiva a lo largo de este periodo de silencio. Ciertamente me había olvidado como se las gasta el trio en esta fascinante combinación de géneros hábilmente mezclados, pero cuando recibí este álbum, mi mente recobró la memoria. Sus intrincadas melodías y el carácter psicotrópico de sus canciones, son adornadas con la contundencia de poderosos riffs empapados de fuzz narcótico, haciendo que sus canciones se conviertan en irresistibles. Así logran crear una bruma cósmica con la que atrapar al oyente en un viaje expansivo en el que las vibraciones heavy-psych copan el protagonismo. Pero si algo caracteriza al trio, es su habilidad para entrelazar sus melodías dotándolas de los elementos que esperarías de una banda Stoner. Cautivadores en su propuesta, DEADPEACH saben como conquistar al oyente, bien sea con su narcótica psicodelia, con sus riffs empapados en fuzz, o con crudas armonías mas propias de los pioneros de los 70’s. Si a estos elementos unimos la capacidad para construir estribillos que te atrapan en unos riffs que ponen a prueba tus cervicales, la fiesta está servida. Cada canción contribuye al tema general del álbum, creando una experiencia cohesiva e inmersiva para los fanáticos del género con canciones cuyas letras invitan a la reflexión. Estas embriagadoras pistas son fruto de unos músicos veteranos que ya en los 90’s mostraban al mundo su talento, y que ahora se reafirman con un álbum impactante en el que no faltan unas gotas de blues para darle carácter a sus narcóticas canciones. Chamánicos, crudos y con la capacidad para sorprenderte, el trio italiano no podía regresar de mejor forma. Su cantante y guitarrista Giovanni Giovannini nos da las claves: «Nuestro objetivo es trascender los límites del tradicional ‘álbum de un solo riff’ y sumergir al oyente en una amplia gama de emociones musicales. Queríamos que el álbum te llevara a través de sonidos y atmósferas únicas, y crear meticulosamente cada pista para proporcionar una experiencia atractiva. y una experiencia estimulante”.
Iza la vela mayor y configura los controles para el corazón del sol; ‘THE COSMIC HAZE AND THE HUMAN RACE’, te servirá como banda sonora, salvador y luz guía en 2024.
No se podía abrir un álbum de mejor manera que los italianos lo hacen con ‘Madras’. Hipnóticos pasajes heavy-psych nos van introduciendo en un humeante entorno arenoso. La rica línea de bajo y el magnetismo de los acordes líquidos de la guitarra van minando la consciencia del oyente para trasladarle a un mundo desértico custodiado por una hechizante atmosfera psicodélica. A mitad de la canción todo se violenta en una combinación de Stoner rock y crudo rock 70’s con estribillos pegadizos. Una pista turbia, pero rebosante de frescura a pesar de su aroma añejo.
Subiendo la dosis de dinamismo, ‘Motor Peach’ se sustenta en altas dosis de fuzz intoxicante y estribillo con carácter contagioso y un espíritu punk. Una pista sencilla a la par que borrosa, a la que DEADPEACH empaña con elementos diferenciadores que rompen el ritmo una y otra vez, algo que le dota de carácter al corte. Una pista con unos arreglos intricados pero efectivos.
Por la vía directa y sacando toda la fuerza de la banda ‘Man on the Hill (The Fisherman and the Farmer)’ avanza cadenciosa por un espacio arenoso y borroso con golpes de blues y un tono vintage. Las melodías vocales aportan todo el gancho a una pista oscilante. Es una canción sobre el deseo humano de alcanzar lo que actualmente está fuera de su alcance, y a menudo lo desea de inmediato cuando el esfuerzo de hoy es la cosecha del mañana. A veces, basta con permanecer en silencio, escuchar los huesos de los árboles y captar las profundas enseñanzas de la vida.
Prescindiendo de las voces, ‘Ouroboros’ transita por espacio psicodélico con una suave armonía repetitiva que bebe de la fuente del kraut-rock. La canción pone la calma bajo una colorista atmósfera hipnótica.
‘Monday’ es otra canción que gravita en una órbita lisérgica y chamánica. En una atmósfera empapada de psicotrópicos. Con unos coros rituales y un ritmo suave, la pista avanza sumiendo al oyente en un trance sonoro sumamente apetecible. Heavy-psych en estado puro en una pista con pinceladas desérticas en sus surcos en un aparente viaje de peyote a través de las dunas. La parte final nos ofrece un sonido más pesado con una crudeza más propia de los 70’s y unos ganchos de guitarra de los que es difícil escapar. Prepárate para el headbanging final.
‘Rust’ es una invitación al ‘pogo’ con sus riffs desérticos al uso y una estructura que se contonea para llevarnos en volandas a una fiesta desenfrenada de Stoner ,hard rock fresco y divertido bajo un espíritu punk.
Poniendo el cierre al álbum ‘Loop (Set the Control to Mother Earth)’ emerge lentamente de un bosque lisérgico en una nebulosa atmósfera en la que todo se muestra borroso. Un paseo por campos rebosantes de hongos mágicos que esparcen su dietilamida impulsándonos a un rugoso espacio sonoro en el que el desert-rock pide su protagonismo. Si bien la pista mantiene el tono heavy-psych sus gruesos y repetitivos riffs ponen momentáneamente la pesadez a unos surcos en los que los sonidos expansivos nos sumen en un auténtico trance sonoro con influencias floydianas que construyen una suite psicodélica.