Reseña: MUD SPENCER.- ‘Fuzz soup’

MUD SPENCER es el proyecto tras el que se esconce el músico francés Sergio Garcia. Residente en Indonesia desde 2011, inspira sus canciones instrumentales, en el sonido psicodélico pesado de finales de los 60 y principios de los 70. A modo de banda sonora de una película vintage de aquellos años, cada canción contiene esos genes psicodélicos que son capaces de crear un amplio caleidoscopio de sonidos pesados. Siempre con la psicodelia en sus surcos, los temas explotan en un crisol de ritmos coloristas que acaban por llevarnos a un viaje al pasado a través de vibraciones del presente. La extraña combinación de guitarras surf, con golpes de Stoner-doom, ritmos binaurales y riffs con amplio abanico de frecuencias, hacen de ‘FUZZ SOUP’ un álbum ecléctico, a la vez que fascinante.  MUD SPENCER es un acto especial en la discografía de Argonauta Records, un sello siempre dispuesto a apostar por propuestas curiosos y originales. Un solo hombre al mando de la nace que nos traslada a un entorno vintage en el que la psicodelia camaleónica encuentra su lugar para desarrollarse en un arco iris vibraciones pesadas. Muy influenciado por los sonidos de los 70’s, las canciones, todas ellas instrumentales, se empapan de fuzz intoxicante para acaban por absorber al oyente en un trance chamánico. Grabado en la cama y mezclado en la montaña Ciremai. Sin banda, sin presentaciones en vivo, más tiempo para siestas, masajes y relajación, sin estrés. El músico crea MUD SPENCER como concepto para sobrevivir en un entorno donde solo hay café y tabaco como potenciadores del estado de ánimo y NO hay músicos este género. Tocando todas las guitarras, batería, órgano, efectos y otros instrumentos, consigue un exótico álbum lleno de originalidad y con buenos argumentos psicodélicos.

‘Razana’ nos sume en un espacio oscuro con riffs que crean una tensión con una atmósfera que se inclina a lo vintage. Bajo cadente y grueso avanzando lentamente entre tambores disonantes y rasgueos de guitarra en 2 minutos a modo de introducción.

Tras la apertura instrumental ‘Back to the origin’ mantiene a oscura atmósfera con momentos de psycho-doom en los que los efectos y los lentos riffs crean una atmósfera narcótica que no tarda en explotar entre ritmos luminosos y pasajes de psicodelia ácida. Pesado y lisérgico, sus genes proto-doom se combinan con una sucesión de elementos que crean ese estado narcótico que tanto nos gusta.  

Con atractivos y ortodoxos ganchos Stoner, ‘Fuzz shoup’ es precisamente eso, una sopa de fuzz creando un entorno borroso con esos sonidos difusos creados por una sucesión de efectos. Un poco alocado en su instrumentación el tema se compone de múltiples reverberaciones que se agolpan entre riffs Stoner al uso, psicodelia pesada y el legado de los 70’s.

‘Quest on fire’ se precipita por un torrente de riffs pesados que van mutando sin perder un ápice de su fuerza. Crudo y repetitivo, el tema cuenta con un carácter cósmico nacido de esos golpes surf de la guitarra, unos tambores explosivos y esas oscilaciones de carácter retro, que siempre están presentes en sus canciones. Un tema potente y atractivo.

Sumiéndonos en una atmósfera cegadora y espesa, ‘Ride the mammoth’ galopa desbocada a lomos de riffs Stoner de vocación 70’s. un fuerte ritmo es impulsado por fuertes dosis de fuzz narcótico que crean un entorno aturdidor. Guitarras surf y un obvio espíritu 60’s complementan otro corte pesado, y lleno de dinamismo en el que los efectos y la pesadez están muy presentes. Decayendo el ritmo a un espacio psycho-doom, el tema frena su ímpetu para apagarse lentamente.

Crujientes y dinámico, ‘Argapura’ parece nacer de brumosos pantanos con un aire chamánico. Serpenteando constantemente entre meandros de psicodelia envolvente, y una sucesión de efectos, el corte es una bofetada de sustancias aletargantes que acaba por aturdirnos en un sueño lisérgico.   

‘The shelter’ camina lentamente entre efectos acuáticos con un tono de blues. Parsimonioso en su apertura, su ritmo te va atrapando con calma a un nuevo espacio narcótico en el que difusas vibraciones aparecen en una contraposición de niveles. Una especie de entorno psycho-doom nos envuelve en un extraño trance en el que caben resonancias exóticas.

Con un título lo suficiente nítido, ‘Surfin the dune’ se deja llevar por oleadas de desert-rock que son surfeadas con destreza. Un paseo sideral por espacios arenosos llenos de ondulaciones Stoner-doom coloreadas con esa guitarra surf que siempre aparece en algún momento de cada canción. El corte se encabrita en una estampida de puff y ritmos vibrantes.

Con un groovy increíble ‘The cheating mole’ nos lleva de viaje a los albores de los 70’s. Ritmos contagiosos y un sonido menos pesado van tejiendo sin prisas una maraña lisérgica que acaba por apoderarse del tema. Insertando un riffs pesado y difuso aquí y otro allá la guitarra se muestra incisiva y ácida en sus solos impregnados en sustancias psicotrópicas que acaban por aturdirnos en un trance vintage.

‘Tumulus’ vuelve a evocar el sonido del desierto. En esta ocasión acordes acústicos y slide nos introducen a una espiral diabólica de golpes Stoner-doom. Como si estuviéramos en un viaje cósmico tras una ingesta de peyote, las vibraciones psicodélicas nos acompañan en esa travesía a esa dimensión sensorial en la que la mente se evade del cuerpo. Un ritual chamánico que va y viene en su intensidad.

Para cerrar el álbum ‘Narcolepsy’ nos golpea con embestidas psycho-doom a paso lento y pesado. Como un paquidermo aturdido, el corte deambula parsimoniosamente entre nebulosas narcóticas.

Mud Spencer

Argonauta Records

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