Reseña: RED EYE.- ‘III’

La banda malagueña RED EYE da un puñetazo en la mesa con su tercer álbum ‘III’. Un soberbio álbum repleto de riffs megalíticos en el que exploran los designios del doom para enriquecerlo con un amplio espectro estilístico. Sus pesadas canciones ofrecen al oyente una espiral de riffs aplastantes con notables elementos psicodélicos y un aroma al rock más crudo de los 70’s. Venerando el doom tradicional, el sonido de la banda ha sufrido una mutación en su dinamismo, consiguiendo que este, sea más profundo y intenso. Sin renunciar a sus genes, RED EYE exploran amplios territorios sonoros para componer canciones que no te van a dejar indiferente. Estos chicos son el ejemplo de que en España también se puede hacer buenos álbumes de doom sin caer en convencionalismos, pero siendo fieles a un género que va en su ADN. El trio canaliza ese espíritu psicodélico y enigmático, utilizando la música como una fiel compañera que nos transporta a paisajes sonoros profundos y desconocidos. Su sonido evocador consigue cautívanos con una invitación a explorar los rincones más oscuros de la mente, sumergiéndose en un viaje transformador y que altera nuestros sentidos. Hábiles en manejarse en diferentes territorios sonoros, estos chicos dan un paso adelante en su carrera culminando un álbum soberbio en el que plasman todo su potencial.

‘III’ está disponible vía Discos Macarras.

RED EYE son: Pablo Terol Rosado (batería, percusión, sintetizadores, voces), Antonio Pérez Muriel (bajo, sintetizador) y Antonio Campos del Pino (guitarra, voces).

‘Ad infinitum’ es una breve e inquietante introducción atmosférica de algo menos de dos minutos para ponernos en órbita.

El lanzamiento se concreta con la tenebrosa ‘Sagittarius A’. Doom de manual con riffs monolíticos ejecutado a cámara lenta del que asoman atormentadas voces creando una atmósfera inquietante y lúgubre. Una sima con olor a azufre en la que la banda se cobija para desatar todo su poder.

‘See yourself’ persiste en ofrecer un entorno inquietante en el que desplegar todo su arsenal de riffs megalíticos. En esta ocasión adornando la canción con melodías mucho más amigables, los malagueños dulcifican su poderosa apuesta sonora, dotándola de un brillo especial a través de sus evocadoras sinfonías vocales.

Con una locución inicial la caótica ‘No morning after’ nos envuelve en una maraña de distorsiones y ruidos inconexos que van tomando forma gracias a un bajo que cruje hasta quebrarse. A partir de ahí el headbanging aturde nuestra cabeza con una fuerza sobrenatural. Con momentos de proto-metal 70’s RED EYE crean una canción dual que no renuncia a sus genes doom, pero que también a los sonidos más underground del pasado. Una fusión que resulta ser todo un acierto. 

‘Beyond’ mantiene el tipo con su crudo sonido y su dinámico ritmo. De nuevo, los sonidos primitivos son adoptados por el trio en una pista que rezuma rock auténtico. Ese rock honesto y salvaje que es acompañado de una buena dosis de humo cannabico para crear el ambiente perfecto. La pista cuenta con embestidas de rabia en su mutante deambular por la ruta de los sonidos más pesados. Una senda que bebe de una atmósfera presidida por la psicodelia fuliginosa.

Envuelta en una nebulosa psicotrópica ‘Stardust’ parece bajar las revoluciones para dejarse llevar por caminos más lisérgicos. Sin perder un ápice de fuerza RED EYE incorpora variados elementos que enriquecen su pesada apuesta. Entre tonos grunge su Stoner doom y un manto psicodélico nos sumen en un trance hipnótico con final incierto. Magnética y aturdidora, la pista socaba las neuronas del oyente con un ritmo implacable entre sus desvaríos de rabia con un cierto aroma vintage. Con su amplio abanico estilístico la canción destaca en un álbum con grandes temas.

‘Nebula’ palpita en un nuevo ataque de riffs abrumadores ejecutados con parsimonia. La crudeza del rock más primitivo se asoma en otra canción con sabor a rock salvaje. Los tonos Sabbathicos también están presentes en este nuevo aquelarre sonoro. Conjugando la rabia de los pioneros los malagueños consiguen otra canción aguerrida con la que derretir tu cara en una espiral que se torna cada vez más psicotrópica. Otro ejemplo de que estos chicos no se quedan anclados en el doom más tradicional.

Sin darnos cuenta llegamos a la última canción del álbum. ‘The nine billion names of God’ ofrece la versión más chamánica de RED EYE. Delicados acordes y dulces melodías vocales son acompañados de una instrumentación heavy-psych que acaba por susurrar al oyente sumiéndolo en un placentero sueño. Con pasajes progresivos RED EYE nos sorprende una vez más. Hábiles en manejarse en diferentes territorios sonoros, estos chicos dan un paso adelante en su carrera culminando un álbum soberbio en el que plasman todo su potencial, con una suave y hermosa canción psicodélica que contrasta con la bravura de gran parte de las pistas del álbum.  

RED EYE

Discos Macarras Records