SWEETBEST, la banda de Kelowna (Canadá) se presenta en sociedad con su álbum debut ‘ILLUSIONS’. Cuatro jóvenes talentosos e irreverentes nacidos en el planeta Tierra con el objetivo de crear música usando voces potentes, guitarras con mucho fuzz y una sección rítmica que te mantendrá en movimiento toda la noche. SWEETBEAT crea melodías similares a un viaje de ácido en los años 70, ideales para hacer headbanging y perfectas para perderse en ellas. Con un sonido orgánico, su combinación de guitarras pesadas, bajo pulsante, ritmos frenéticos y melodías psicodélicas, son una apuesta ganadora. Una experiencia inmersiva en la los motores rugientes de las Harley Davidson de las carreteras desérticas de la California de finales de los 60’s, se empapan con los trances chamánicos de los desolados entornos psicotrópicos, en una orgía de música pesada a la altura de la de cualquier garito de mala muerte junto a un motel de carretera. Un viaje cohesivo que se desarrolla en un escenario de narcótica psicodelia engrosado con la rudeza de una ambientación stoner de manual. Eso, en unión de sus ritmos profundos y pesados junto a los paisajes sonoros psicodélicos en capas, nos sitúan en un viaje a través de la mente o algún lugar de otro mundo. Cada pista está diseñada para atraer al oyente con cambios dinámicos, riffs poderosos y momentos de reflexión, creando un equilibrio entre intensidad y espacio.
Surgiendo de un dilema igualitario ‘70/30’ guarda un desigual equilibrio entre los paisajes sonoros psicodélicos y la contundencia de sus fornidos riffs. En esta ocasión dos terceras partes de la canción corresponden a un territorio heavy-psych de manual, por lo que el equilibrio entre lo ‘viajero’ y lo rudo, se decanta claramente por un viaje ácido evocador del legado de bandas como STEPPENWOLF. La potente canción viene con una acidez más propia de los dealers de grupos de rudos moteros. Con olor a gasolina la pista mezcla sus aromas con el humo cannabico produciendo una nebulosa atmósfera en la que mostrar sus armas con una gruesa línea de bajo que taladra tu cabeza. “Toma lo que quieras, yo no necesito nada” y “Sonríe, cosa bonita, colorida y sucia”, insinúan una disposición genuina y una realidad agridulce, donde la belleza coexiste con la suciedad y la virulencia de un ritmo que se torna arrollador.
‘Thunder’ es un himno audaz y crudo que canaliza la ira y el dolor de la opresión racial en curso, inspirándose en el asesinato de George Floyd y la lucha global contra el racismo. Nuevamente es esa poderosa línea de bajo la que hace bajar las defensas del oyente para a través de letras viscerales que evocan imágenes de cadenas, látigos y martirio, desafían a los oyentes a enfrentar las duras realidades del racismo sistémico que persiste incluso en un mundo libre de esclavitud formal. Ese grito colectivo se traduce en un frenesí sonido de riffs insistentes en un nebuloso espacio sonoro de gran pesadez. Con momentos doom, SWEETBEAST muestran sus garras más afiladas entre pasajes polvorientos y ambiente narcótico.
Explorando en su faceta más psicodélica, ‘Dream Eater’ se adentra en el subconsciente, explorando la idea de los sueños como refugio y peligro. La narcotizante canción simboliza las fuerzas externas que se aprovechan de la vulnerabilidad. Con imágenes extravagantes pero inquietantes, como «sueños de cachemira’ goteando como margaritas», la canción refleja la fragilidad de la cordura y el atractivo del escapismo. Es un llamado a abrazar los sueños con magnéticos pasajes sin perder de vista la potencial oscuridad en la que habita la narcótica pista.
‘’ Midnight’ es una invitación a la fiesta y el desenfreno. Optimista, espontánea, así como turbia y lisérgica, la vibrante y enérgica canción cuenta con estribillo rompe pistas entre sus difusos riffs arenosos. Estimulando a los oyentes a dejarse llevar por abrazos a la noche y vivir el momento, el tema insufla energía y buen rollo.
Con una chamánica introducción ‘Plastic People’ se sumerge en la marmita de los psicotrópicos para salir a la luz impulsada por pesados y monolíticos riffs . Una cegadora pista que mantiene el tipo entre lentos y plomizas guitarras y ritmos parsimoniosos y gruesos. La canción destaca cómo el flujo interminable de imágenes alteradas digitalmente alimenta sentimientos de frustración que acaban por deprimirnos.
A modo de llamada de atención a la consciencia ‘Illusion’ con mas de once minutos anima a los oyentes a confrontar la naturaleza engañosa de sus realidades y construcciones sociales. Una búsqueda en el interior recubierta de inquietantes vibraciones pesadas envueltas en atmósferas irrespirables. Aportando ese tono turbio con una voz distorsionadas, la complejidad de sus armonías y cambios de intensidad hace de la canción un relato épico. Con una monumentalidad y una narrativa vodevilesca la pista se enriquece con unos cuidados arreglos y melodías que oscilan en un flujo constante.