El año pasado los pilares del stoner rock de Alburquerque BLUE HERON nos mostraban sus cartas en el Split junto a HIGH DESERT QUEEN, ahora con su nuevo ‘EVERYTHING FADES nos muestran que su jugada era definitivamente ganadora. Con un sonido crudo, turbio y pesado, impulsado por el fuzz arenoso del desierto alternado con relajados pasajes meditativos envueltos en humo narcótico, BLUE HERON logran canciones monumentales. Esa voz que a veces vomita las canciones en desgarradores pasajes, sus tambores explosivos y sus deflagraciones masivas, encuentran un espacio para la luz en melancólicos y meditativos pasajes. La fórmula de dotar sus canciones de crudo stoner-doom con apacibles melodías más propias de la psicodelia de los 70’s, atrapándolas entre riffs crujientes y poderosos, funciona a la perfección en el álbum. Sin perder el tono desértico en ningún momento, el blues de garito de dudosa reputación aparece en unos surcos rugosos, pesados, pero que saben encontrar el espacio para la calma. Un equilibrio que no siempre es fácil de conseguir, pero que estos chicos lo logran con pasmosa facilidad. El volumen masivo, saturando su pedazo de desierto con riffs rodantes y atronadores, tambores que golpean y se balancean, tonos profundos y vibrantes así voces que desgarran y rugen son ingredientes a los que es muy difícil escapar. Por eso, cuando escuches este álbum, algo activará tu circuito neuronal, ya que una losa de propulsión y pesadez de riffs quemados por el sol y lastimados por la arena, caerán sin remisión sobre ti. Este vasto espectro estilístico aplicado con destreza consigue crear canciones inventivas y llenas de emoción entre eclosiones voluptuosas y una voz que se desgarra en cada estrofa, así logran un álbum con mucho gancho.
‘EVERYTHING FADES’ está disponible vía Blues Funeral Recordings.
BLUE HERON son: Mike Chavez (Guitarras), Ricardo Sanchez (Batería), Steve Schmidlapp (Bajo) y Jadd Shickler (Voz)
‘Null Geodesic’ aflora de un humeante espacio invadido por lo chamánico. Una voz que parece vomitar las estrofas es custodiada por monolíticos riffs de vocación doom. Así crean una atmósfera terrorífica para desarrollar esta inquietante pista antes de su abrupto final.
Lentos tambores preceden los primeros acordes de ‘Everything Fades’. Un lento despertar que eclosiona voluptuoso en un espacio Stoner-doom en el que el blues más rudo se vislumbra entre sus surcos. Largos desarrollos de guitarra y un sonido grave son el sustento de esa voz aguardentosa que directamente nos traslada a algún garito de mala muerte en su Alburquerque natal en una noche de sábado. Con oscilaciones en su intensidad esas vibraciones Stoner se combinan con pasajes lisérgicos en los que la calma solo es el preludio de una nueva tempestad.
Desde un oscuro escenario ‘Swansong’ incide en desarrollarse en esa oscuridad de inclinación doom. Lentos riffs caminan tediosos en un lento peregrinar hacia un espacio en el que el rock, el blues lisérgico de los 70’s aparecen para sorprendernos. Esta combinación resulta de lo más estimulante. Si a eso unimos un estribillo que te atrapa, tenemos la tormenta perfecta. Una pista que contiene todos los ingredientes para el triunfo. Los pasajes vocales tiene la suficiente profundidad y fuerza, como para llevarte al ojo del huracán del sonido de la banda. Si bien estamos ante una canción Stoner-doom, los vestigios de los mas crudos ecos de los 70’s están muy presentes en sus surcos.
Palpitante en su apertura, ‘We Breathe Darkness’, nos sume en otro sueño narcótico entre pasajes melódicos embutidos en la melancolía y una base rítmica lenta y atronadora. Una desgarradora canción que respira entre tinieblas para ofrecernos su nostálgico y desgarrador relato. Con ciertos elementos más propios del metal sinfónico añadidos con sutileza, la pista vuelve a combinar su fuerza con calmados pasajes nacidos desde el dolor. A destacar el enorme trabajo de su batería creando el clima idóneo para el desarrollo de su historia.
En una línea completamente ortodoxa, ‘Dinosaur’ se retroalimenta de fuzz narcótico y ritmo poderoso. Una pista no apta para los débiles en la que sus sinuosos ritmos y ese zumbido continuo nos lleva a un espacio rockero mas propio de un club de moteros embutidos en trajes de cuero.
‘Trepidation’ flota entre tonos psicodélicos en una liviana atmósfera absolutamente expansiva. Como un caleidoscopio sonoro cada nota para expandir esencias psicotrópicas sobre sus surcos. Meditativa y con buenos momentos de guitarra la pista se mantiene susurrante haciendo que nuestra mente viaje mas allá. Con sus casi tres minutos la canción me deja con ganas de más.
Con riffs que provocan estampidas, ‘Clearmountain’ es otra pista arenosa con melodías narcóticas y un sonido turbio. Sus reminiscencias del hard rock de los 70’s se sienten entre sus rocosos riffs. BLUE HERON sabe a la perfección como equilibrar su contundencia Stoner con buenas y cuidadas melodías. En esta ocasión el registro vocal adquiere un tono más amable, lo que hace que el ímpetu de la canción sea amortiguado para evitar desgracias personales. Otra canción en la que se aúnan elementos para conseguir un apetitoso bocado tan del gusto de los Stoner mas rudos, como de los rockeros de siempre y también de los amantes de la psicodelia.
Y si la fórmula te funciona, ¿porque no mantenerla? Así la susurrante apertura psicodélica de ‘Bellwether’ es solo el preludio de una nueva explosión de riffs monolíticos. Un vendaval sonoro que nos arrolla con la fuerza de una manada de búfalos. Pero ahí aparece las melodías vocales para poner el contrapunto y hacer el producto mucho mas apetecible y sugerente. Tambores tribales, zumbidos humeantes, ritmos endemoniados, y toda la fuerza que le podrías pedir a una banda Stoner, aparecen aquí para crear otra monumental y desgarradora canción.
El álbum cierra con la turbia y contundente ‘Flight of the Heron’ Una pista instrumental de algo menos de dos minutos en la que BLUE HERON parece soltar toda su rabia bajo un increíble trabajo de su batería. Un broche final sorprendente par aun álbum grandioso.