Crónica.- HOFLARM 2024

Cinco días después del fantástico fin de semana vivido en Krach Am Bach y tras unos días de relax y turismo por la cuenca del Musela, llegaba por segunda vez a Marienthal para poder vivir una nueva experiencia en Hoflarm. Con los sentimientos encontrados al ser la primera vez que me ausentaba del festival portugués Sonicblast, que había sido mi cita habitual en este fin de semana durante los últimos 9 años, me disponía a vivir en todo su esplendor un festival que va creciendo y ganando adeptos en cada nueva edición. Descansado y gratificado por la desconexión del mundanal ruino en hermosos parajes. Si el fin de semana anterior me había encontrado con numerosos amigos, este fin de semana, los rencuentros continuarían. Siempre es gratificante llegar solo a un lugar y de repente, encontrarte rodeado de una ‘familia’ con la que sentirte a gusto.

HOFLARM comenzaba en 2019 con tan solo cuatro bandas, y en su sexta edición nos ofrece tres días con las bandas mas destacadas del momento, sin envidiar a ningún otro festival HOFLARM se asienta como uno de los referentes del verano alemán. Y os preguntareis porqué. La respuesta es sencilla, trabajo, trabajo, trabajo y mucha ilusión por ofrecer a su público una experiencia inolvidable, tanto en lo musical como en lo personal. El festival se desarrolla en una pequeña localidad en un entorno rural alejada del ruido de la gran ciudad. La sensación de libertad que dan los prados y bosques que rodean al festival y el amigable ambiente que allí se vive son alicientes suficientes para visitarlo. Ya el cartel de presentación del festival supone toda una declaración de intenciones. No racismo, no xenofobia, no nazismo, no nacionalismo, no religión, no sexismo. Estas máximas hacen que el personal que lo visita llegue con una predisposición de que va a un entorno de libertad en el que todo se desarrolla de la mejor forma posible para que la experiencia sea inolvidable. Así me sucedió hace tres años cuando asistí por primera vez en el periodo pandémico. Entonces con un formato reducido de público y unas fantásticas sensaciones que se repetía al llegar de nuevo aquí. La primera sensación es que nada había cambiado demasiado, sus troncos y mesas repartidas por el recinto y un personal amistoso trasmitiendo fantásticas vibraciones. Con esos condicionantes y habiendo llegado un día antes de su comienzo pude comprobar desde la calma todo lo que allí se cuece, así como conocer mas profundamente a las personas que colaboran con Caspar en que HOFLARM sea posible. Especialmente emotivo fue el encuentro con su padre, un tipo genial que siempre estuve pendiente de mi, para que todo me fuera mas fácil. Sin duda, hacer un reportaje de un festival a veces puede resultar algo estresante, pero esa sensación de estrés, en Hoflarm no existe, todo fluye de manera natural. La presencia de un único escenario permitía unas pequeñas pausas entre banda y banda lo que facilita la comunicación entre la gente, algo que, en otros festivales, a veces resulta complicado por la sucesión sin pausas de bandas. Esto implicaba que a veces las bandas tenían pequeños problemas para ajustar el sonido deseado y eso se notaba en las primeras canciones, aunque todo volvía a la normalidad con rapidez. Con puestos de exquisita comida local a precios razonables, y especialmente los majares que salía del horno de la madre de Caspar hacían que todo fuera mas gratificante. La ausencia de las largas colas habituales en otros festivales supone otro aliciente mas. Me llamó especialmente la atención que si bien la cerveza es la reina de los festivales, en Hoflarm había bastante gente que optaba por cócteles y sobre todo por el aperol, una bebida refrescante que va ganado enteros entre el personal y que en las primeras horas de la tarde queitaba protagonismo a la cerveza. Otro detalle muy importante y que define el espíritu del festival es la ausencia de vasos de plástico. Ver al personal frente al escenario con una copa de cristal es una imagen de un pasado lejano, y si en HOFLARM se produce es porque el civismo del público y la buena predisposición de la organización lo permiten. Esto no significa que el recinto se cubra de botellas vacías, todo lo contrario, porque la gente es responsable de cuidar el entorno, lo que supone otro punto a su favor para disfrutar en plenitud de la experiencia. El respeto y el buen rollo son los ingredientes fundamentales en este ambiente familiar en el que alrededor de 800 personas disfrutan de un mágico fin de semana con bandas de alto nivel. Porque ser un festival modesto no implica que la calidad de las bandas descienda, ya que desde la organización hacen una apuesta musical lo suficientemente variada como para que todos tengamos bandas de nuestro estilo favorito. Además, esto permie descubrir a la gente otras propuestas sonoras desconocidas y de las cuales alguna, siempre te sorprende. Así el doom, el Stoner, la psicodelia, el sludge, el kraut, el noise el heavy rock, conviven en armonía ofreciendo una experiencia multi estilística muy apetecible. Tampoco es habitual que antes del comienzo de los conciertos haga una clase de yoga multitudinaria, que sirve para relajar cuerpo y mente antes del frenesí de las múltiples actuaciones. Mis felicitaciones a la organización en ese afán de ofrecer lo máximo a su público y hacer que en cada edición se pulan los detalles. En esta ocasión el escenario contaba con una pantalla luminosa que permitía proyectar fantásticos visuales y que le daba un plus a las actuaciones de las bandas..  Si a todos estos ingredientes añadimos que la meteorología alemana nos día un respiro y lo tuvimos que sacar los chubasqueros y paraguas, podría decir que el fin de semana fue redondo. Para todos aquellos que no conocen este modesto festival, les recomiendo que no se lo piensen dos veces y prueben la experiencia, no se arrepentirán. Si desde sus inicios el segundo fin de semana de agosto ha sido su lugar en el calendario, el próximo año el festival trasladará sus fechas a la tercera semana de agosto, las razones ya las conoceréis próximamente.  Una vez mas la visita a Alemania fue lo suficientemente estimulante como para ya estar contando los días que quedan hasta su próxima edición, porque HOFLARM lo merece, por la calidad de las bandas que allí tocan, por el entorno y el ambiente, y por la maravillosa gente que lo visita.

AFTERMOVIE:

JUEVES

Con un calor sofocante, y con todavía el público llegando lentamente al recinto, los alemanes KANT daban el pistoletazo de salida al festival. Su sonido vintage empapado en psicodelia con reminiscencias doorsianas, había despertado mi atención con su álbum ‘When The Strangers Come To Town’ y la oportunidad de verlos en vivo no podía dejarla escapar. Con una audiencia poco numerosa el joven cuarteto desplegaba su arsenal psicodélico con la solvencia de una banda asentada. Su sonido vintage cargado de melancolía se convertía en un canto chamánico en el comienzo de la tarde. Siempre es difícil ser la primera banda en tocar en un festival, pero KANT cumplió su papel con una notable actuación. Una banda con futuro que dejó patente la calidad que atesoran. La banda publicará en las próximas semanas su segundo álbum, con el que a buen seguro darán un importante salto en su visibilidad como banda a considerar.

En segundo lugar, los locales ASTRAL KOMPAKT eran recibidos con una gran ovación por los muchos amigos de la banda presentes. Sin hacer prisioneros, sin contundentes riffs cargados de fuzz, iban poniendo calor a la jornada. El headbanging estaba servido con el trio y su fusión de psicodelia y Stoner. Así, alternando pasajes lisérgicos con la contundencia de los difusos sonidos del desierto, iban desgranando sus canciones instrumentales con la precisión de un reloj suizo. La banda recibía todo el cariño del público habiendo completado una actuación que nos había puesto a todos en la ruta que haría ir avanzando en una jornada que nos iba a deparar grandes momentos.

Hacía ya unos años que no veía en directo a los israelitas OUZO BAZOOKA, y antes de que comenzara su actuación algo me decía que en esta ocasión sería diferente. Al encontrarme con su cantante y guitarra URI me encontré a los tres relajados sentados en el suelo charlando distendidamente. Si en las otras ocasiones que había visto en directo a OUZO BAZOOKA la banda venía acompañada de una bailarina haciendo coros y performance, en esta ocasión la banda venía en su formato más sencillo. Sin túnicas ni ornamentos que dieran brillo a su show, unos pantalones cortos y una sencilla camiseta era todo su vestuario. En un show accidentado en el que los problemas de sonido iniciales empañaban algo su actuación la banda iba de menos a mas con su psicodelia oriental sin terminar de conectar al completo con la audiencia. Uri es un habitual de saltar del escenario y mezclarse entre el público, y en esta ocasión esa tradición no iba a faltar, pero con la desgracia de resbalar al bajarse del mismo, algo que no trajo ninguna consecuencia desagradable mas allá del susto y que de alguna manera sirvió para elevar su actuación. Correctos, pero algo faltos de chispa.

Uno de los platos fuertes de la tarde llegaba a media tarde. De nuevo me encontraba con mis amigos de SIENA ROOT por tercera vez este año. Berlín, Dunajam y ahora HOFLARM, eran nuestro particular punto de encuentro este año. Precedida su salida al escenario con una banda sonora con aroma a espagueti western el cuarteto se presentaba en escenario con las ideas claras. Desde los primeros golpes a los tambores de Love, la descarga de sonidos vintage ya no tendría vuelta atrás. Al igual que había pasado con ASTRAL KOMPAKT, la banda ajustaba su sonido y sus monitores con los técnicos en la primera canción hasta conseguir el sonido deseado. SIENA ROOT es un combo vivo y cambiante, y las idas y venidas de miembros jamás le han restado su autenticidad. Con una Zubaida esplendorosa derrochando poderío vocal y actitud, la contundencia de la base rítmica de Samir al bajo y Love a la batería y la siempre chirriante guitarra de Johan nada podía salir mal. Blues, soul, psicodelia con olor a West Coast eran la banda sonora perfecta para la fiesta vintage en HOFLARM. Intercambiándose el protagonismo el órgano vintage en manos de Zubaida daba paso a solos de guitarra incisivos que se clavaban en los corazones de un público que disfrutaba y bailaba al son de los suecos. En el escenario una banda solvente con veinte años de carretera que continúa fiel a su esencia, y que nunca baja el nivel. Otro show cautivador y emociónate de una banda que significa mucho para mí, ya que fueron uno de mis primeros contactos con la música que sigo ahora.

El sol iba buscando su morada y la temperatura sofocante de la tarde nos permitía un respiro. Ahora la sombra que nos permitía acercarnos al escenario durante el show de SIENA ROOT se iba disipando antes del ocaso. Ese era un buen momento para recibir al padrino del rock del desierto, BRANT BJÖRK y su banda. Continuando con Ryan a la batería, en su último tour el BRANT cuenta con un escudero de lujo. Un tipo modesto que no tiene problema en haber sido el roadie, pero que cuando se sube a un escenario, deja claro que es uno de los referentes del género. Este no es otro que el bueno de MARIO LALLI, otro de los pioneros de las generator-party de los desiertos californianos y miembro de YAWNING MAN o FATSO JETSON. Su hora de actuación fue una lección magistral de como debe sonar una banda de desert-rock. Ese Groove diabólico que cala en las terminaciones del público insuflándole una necesidad imperiosa de mover el cuerpo y bailar atrapado por esa ceremonia chamánica. La contundencia de las cuatro cuerdas de Lalli, y el ritmo que Brant pone a cada acorde, nos brindaron una actuación a la altura que se podría esperar de dos personalidades como estas. La veteranía puesta al servicio de un público que gozo enormemente con su actuación. La clase de unos veteranos curtidos en mil batallas y que enfocan sus fuerzas en su música, desde la humildad y sin ningún tipo de artificios. Brillantes.

Sin darnos cuenta, la primera jornada estaba llegando a su fin. Los canadienses WINE LIPS eran los encargados de poner el cierre a la noche con sus dinámicos sonidos a caballo entre el garage-rock, la psicodelia y el punk. Hacía menos de una semana que los había visto en KRACH AM BACH, donde no terminé de conectar con su apuesta sonora. Tras las primeras canciones me retiré a una posición mas alejada mientras tomaba unas cervezas y charlaba con los múltiples amigos que me iba encontrando. Junto al escenario los bailes desenfrenados se sucedían ante el Torbellino de energía que salía del escenario. Una banda divertida que genera una fiesta por todo lo alto en sus actuaciones. A pesar de ello no fui partícipe de la misma ya que el cansancio tras una jornada intensa en la que pudimos disfrutar de grandes conciertos hizo que me retira antes de terminación de su actuación.

VIERNES

La jornada del viernes contaba con un aliciente añadido para mí. A la una del mediodía, una hora antes de que comenzara la primera banda, en el recinto del festival junto al escenario, se celebraba una multitudinaria clase de yoga. Iniciativas así solo dan brillo a un festival que manifiesta con cosas así su espíritu. No es algo habitual en un festival de estas características eventos así, pero por la multitudinaria respuesta de la gente, es algo a tener muy en cuenta, algo que le da un plus a HOFLARM como un centro de cultura alternativa en el que el espíritu de libertad está muy presente.  Tras un rato disfrutando del relajante y cautivador ambiente de esa sesión me dirigí a comer algo para afrontar la jornada con energías. Aquí es donde otro de los puntos diferenciadores de HOFLARM se manifiesta de nuevo. Las delicias caseras de la madre de Caspar me conquistaron a las primeras de cambio. Especialmente ese pan negro con semillas (que no recuerdo su nombre) con un humus exquisito, y unas salchichas frescas con carne de cervatillo, acabaron por hacer que me rindiera a sus encantos. Una comida exquisita que no es fácil encontrar en cualquier festival.

Los berlineses ERRORR eran los encargados de iniciar la jornada con sus sonidos alternativos en el espectro del noise y el garage. Demasiado fríos en su puesta en escena y pendientes de cada acorde el cuarteto no despertó mi interés con un show demasiado plano y sin alicientes para mis gustos musicales.

La cosa se ponía más contundente con THRONEHAMMER. Los británicos con mas de diez años de carrera derrochaban sudor a base de rifs rompe cuellos con los que ponían a prueba las cervicales del público de las primeras filas. Agresivos y ásperos su metal con tintes doom no era un plato para mí. Eso y el implacable sol que caía sobre el escenario hacía que la audiencia que era de ese estilo se perpetrara en las sombras de los arboles del fondo del recinto. De esta manera el recinto se mostraba vacío en su parte central, y solo los mas osados y aguerridos de sus fans se encaramaban junto al escenario. Definitivamente estos chicos no son para mí.

Esta primera tarde de la tarde me la tomé con calma, ya que más adelante las emociones estaban garantizadas. Mientras otra llegaba el turno de otra banda inexplorada para mí. BIKINI BEACH eran unos desconocidos antes de HOFLARM y como siempre hago, me dispongo a dejarme sorprender. Sin ser su apuesta un plato de mi gusto, el trio desgranaba sus canciones a golpes de fuzz y de una actitud irreprochable. Ecos de garage, ecos del desierto y sonidos alternativos desparramándose en un frenesí sonoro que acabó por sorprenderme.

Habían pasado un par de años desde nuestro último encuentro en el Dunajam, y justo cuando llegaban con su furgoneta conducido por Adriano, me topé con los chicos de DUEL. Sus caras de sorpresa iniciales se tornaron en sonrisas antes de fundirnos en un abrazo. Estos tipos de Texas son geniales, unos tipos divertidos y que encima de un escenario no se andan con contemplaciones. Siguiendo al pie de la letra aquella frase que sus paisanos ZZ TOP decían en los 70’s ‘Una buena noche de viernes en Texas dura hasta el lunes por la mañana (o algo así), y eso se nota en nuestra música. Eso es lo que invadía el recinto de HOFLARM durante su show. Una descarga de sonidos rudos, en un frenesí de heavy-rock a la vieja usanza. Rock sudoroso y agerrido con el que pinchaban los culos del público para que este saltará en un desenfreno de puro rock and roll. Guitarras al cielo, melenas al viento y un constante ir y venir de Jenson y Tom, sobre el escenario ponían el fuego a una tarde asfixiante en la que la crema solar era un aliado imprescindible para proteger un cuerpo en el que se notaba el bronceado. Jaja. Los de Austin cumplieron con lo que se puede esperar de ellos, porque son una banda que sabes lo que puedes esperar de ellos y que no defraudan nunca.

Si había sido gratificante mi encuentro con ellos, no menos lo había sido mi encuentro con otros amigos con los chicos de THE GREAT MACHINE. Otra de las bandas con las que me topaba por tercera vez este año y que había visto hacía un par de meses poner patas arriba un entorno habitualmente plácido como son las playas del Dunajam jam. Sabiendo como se las gastan los israelitas, advertía a Omer del peligro de saltar desde escenario tras el incidente de su compatriota Uri el día anterior, algo que me agradeció para evitar cualquier incidente. Aunque, cualquiera que conozca a THE GREAT MACHINE, saben que son tres tipos indómitos y viscerales que no se arrugan ante nada. En nuestro encuentro me sorprendió el look que traía para la ocasión AVIRAN. Con tres moños situados a los laterales y parte de arriba de su cabeza.  Le había visto con muchos peinados, pero jamás así, su aspecto era supergracioso. OMER con unos pantalones blancos con imágenes de periódicos ponía su particular y habitual nota de color sobre el escenario. Si su música es un torbellino de sonidos difusos de vocación arenosa, su actitud sobre el escenario es una actitud que haría palidecer a muchos punkies. Saltos, cabriolas interacciones con el público. Toda un frenesí que contagiaban a un público que no dejaba de bailar con sus canciones hasta la orgía final con el trio entre el público haciendo crowdsurfing sin que dejaran de sonar sus instrumentos. Un apoteósico final para una banda excesiva, una banda que lo da todo en sus actuaciones y que jamás defrauda.

Hacía ya un tiempo que no veía en directo a los ucranianos STONED JESUS, y después de haber escuchado su último álbum mi interés era máximo. Con los cambios de formación y el giro hacia territorios más progresivos su actuación en Hoflarm era una oportunidad para el gozo. Con un escenario presidido por la bandera ucraniana y una iluminación sustentada en el amarillo y el azul, el trio se mostraba esplendoroso sobre el escenario. Guardando el equilibrio entre sus suaves y melancólicos pasajes con la contundencia a la que nos tenido acostumbrados desde sus inicios STONED JESUS demostraban que son una banda solvente, que no son una banda Stoner mas. Así lo atestiguaba un concierto intenso y emotivo en el que la banda nos sumía en trances psicodélicos antes de despertarnos con la contundencia y voracidad de unos riffs que mantienen la energía que les ha caracterizado. Una de las mejores actuaciones de la jornada, sino la mejor.

Tras ellos, la locura de A PLACE TO BURY STRANGERS llegaba entre flases, humo y luces cegadoras. Casi sin poder distinguir a la banda en esa cortina de humo y focos deslumbrantes, la bacanal se producía. Había visto a la banda solo unos días antes, y de nuevo, las guitarras se hacía añicos golpeadas sobre el estrado entre distorsiones diabólicas. Tampoco faltó el habitual salto desde el escenario para seguir la bacanal entre el público, una audiencia enloquecida por el torrente de ruidos, distorsiones y sonidos aturdidores que los neoyorquinos presentan en sus actuaciones. En su línea.

Cerrando la noche y poniendo el colofón a otra jornada festiva POISON RUIN descargaban con una particular fusión de Stoner y metal con un tono punk que desataba la euforia entre un público ya algo cansado a esas horas, pero que todavía mantenía las ganas de seguir pasándolo bien.

Así concluía una jornada en la que la vitalidad y fuerza de las bandas había hecho despertar el letargo a una audiencia retribuida por como se había desarrollado este caluroso pero gratificante día.

SÁBADO

La jornada del sábado nos deparaba interesantes y variadas propuestas. El calor seguía acechando en las primeras horas de la tarde, el momento en el que EARTHBONG abrían la jornada. Había escuchado a la banda en disco, pero nunca los había visto en directo, y mi primera sorpresa fue que dos de sus miembros eran viejos conocidos míos. Claas y Thomas, guitarra y batería de KOMBYNAT ROBOTRON me sorprendían en un registro al que no me tenía acostumbrado. En esta ocasión cambiaban sus hipnóticos ritmos kraut por la contundencia de sus lentos y plomizos riffs de doom ortodoxo. La jornada comenzaba con la contundencia de una banda que era recibida con algarabía por la concurrencia.

Desde Suecia otra banda hasta ahora desconocida para mi TORNET, llegaba a HOFLARM para descargar su fuerza hard & heavy rock de inspiración 70’s. Hacía un mes y en el marco del WOODROCK FESTIVAL en Portugal, el bajista de J.I.R.M. me comentó que nos veríamos de nuevo, ya que él estaría con la banda aquí. Con una puesta en escena en la que su cantante aparecía maquillada con sugerentes dibujos con tonos ocultistas en su cara, la banda sueca ofrecía una revisión de sonidos 70’s con una gran solvencia. Una interesante apuesta que refleja el amor de muchas bandas suecas. TORNET mantuvieron el tipo en un concierto notable a pesar de que a la hora de su actuación se hacia complicado soportar el sofocante calor.

La formación australiana afincada en Berlín THE DHARMA CHAIN bajaban las revoluciones tras la contundencia de las dos primeras bandas para sumirnos en un cautivador y apacible sueño hipnótico con sus vibraciones psicodélicas y shoegaze. Una perfecta banda sonora para la hora de la siesta que era seguida por el personal cobijado bajo la sombra de los árboles. El joven quinteto cambiaba la dinámica con una ensoñadora actuación dejando muestras de su gran potencial. Prometedores.

A media tarde recuperábamos la pesadez con los británicos SLOMATICS. Si su último álbum ‘Strontium Fields’ había despertado mi interés con esa mezcla de sonidos pesados y psicodelia espacial, en directo la banda optó por la vía directa ofreciendo un show de doom sin paliativos. Riffs lentos y superlativamente pesados se mezclaban con unas voces etéreas que no lograban quitar el protagonismo a sus monumentales riffs. Rudos y crudos, SLOMATICS golpearon con fuerza.

Avanzaba la tarde y llegaba la hora de SACRI MONTI, una banda con la me une una gran amistad y que no deja de crecer musicalmente como demuestra su recién estrenado álbum ‘RETRIEBAL’ (reseña aquí). El quinteto de San Diego llegaba directamente de Portugal donde había actuado el día antes en el Sonicblast, y lo hacía con la frescura que les caracteriza. Controlando que todo sonara como ellos deseaban, desde la primera canción nos sumían en su particular viaje al corazón de los 70’s con su apetecible mezcla sonidos psico-progresivos acompañados por esa cautivadora voz de Brendan. So bien en mi opinión la banda hubiera brillado más con un sonido más potente para la voz, SACRI MONTI iban desgranando sus canciones ante un público que se rendía a su sensacional propuesta musical. Si bien no fue la mejor actuación que he visto de ellos, su show se erigía como uno de los mas destacados del fin de semana. Estos chicos saben a lo que juegan, y lo hacen con un espíritu ganador y una humildad que muchos deberían seguir. Brillantes, solventes y emotivos.

A continuación, los sucios sonidos sludge y doom de DOPETHRONE tomaban el protagonismo sobre el escenario. Teniendo en cuenta que no es una banda que me gusté, me limité a hacer unas fotos al comienzo de su show para tomarme un pequeño descanso frente a unas cervezas y unas charlas con algunos de los amigos presentes. Sus fans gozaban con una actuación en la que los sonidos de alcantarilla inundaban el ambiente del recinto del festival. Los amantes de este tipo de apuesta disfrutaban con un continuo headbanging que culminó con un final en el que el escenario se llenaba de público en un epílogo apoteósico tras una actuación salvaje.

Llegaba el momento de la banda más reputada de todo el line-up . Un auténtico reto para un festival modesto poder tener a una formación con el prestigio como los veteranos BLACK MOUNTAIN. Solo una semana antes los había podido ver en directo en KRACH AM BACH, y si bien su actuación fue intachable, me había quedado con ganas de más. La banda de Vancouver, con 20 años de carrera a sus espaldas son un referente para muchos, y sin duda, la maestría de sus canciones y la ejecución de estas, lo corroboran. Con un set-list en el que repasaban gran parte de su discografía. Los canadienses, como ya había comprobado la semana anterior, se limitan a ejecutar sus suaves canciones adornándomelas con suaves melodías vocales de su cantante Amber Weder y su guitarra y fundador Stephen McBean. Sin ningún tipo de artificio y mostrándose algo más simpática, Amber transmitía sentimientos en cada estrofa que interpretaba, si a eso añadimos los cautivadores pasajes floydianos de la guitarra de Stepehn, el éxtasis estaba servido. Su actuación se mantuvo en un tono pausado que hacía que las mentes de los presentes se expandieran en un mundo mágico. Así lo corroboraban las caras de la gente, un auténtico viaje sonoro en el que la psicodelia se adornaba con momentos de mayor intensidad bajo una hechizante atmósfera vintage. Sin duda se notaba que estos chicos están ya curtidos en mil batallas y que no necesitan turcos para conquistar a su público. Sobrios y sobresalientes, BLACK MOUNTAIN juegan en otra liga, en una liga solo destinada a los elegidos.

El festival estaba llegando a su final, y su epílogo corría a cargo de EARTH SHIP, unos habituales del cierre del festival en pasadas ediciones con los distintos proyectos de Jan. Sus envolventes sonidos a caballo entre la pesadez doom, el sludge y la psicodelia cósmica se envolvía en una penumbra de unas luces invadidos por el humo creando un ambiente kosmiche en el que empaparían sus canciones.  Denso, lisérgicos, ruidosos y pesados, EARTH SHIP conseguían cerrar el festival dejando un magnífico sabor de boca a los presentes.

El festival había concluido regalándome otro fantástico fin de semana rodeado de multitud de amigos, con magníficas bandas y dejándome la mochila cargada de grandes momentos, tanto a nivel humano como musical, porque HOFLARM es un pequeño festival en el que cualquiera se puede sentir como en casa, con una organización impecable que trata desde la humildad y el trabajo ofrecer lo mejor a los visitantes. Esta 6ª edición corrobora a HOFLARM como un festival emergente, en el que el entorno, el ambiente y el alto y variado nivel de las bandas que por el pasan, lo convierte en un festival a tener en cuenta en la temporada veraniega de eventos. No quiero finalizar esta crónica sin reiterar mis agradecimientos a Caspar, a su padre y todo el equipo que hace posible el evento, un festival al que volveré en años venideros Hasta pronto, gracias.

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