Publicado el 13 de abril en LP y CD de la mano de Noisolution Records.
VUG es el álbum debut de la banda de hard-rock del mismo nombre, con sede en Berlín formada por viejos amigos. Max Raine (guitarra), Philip Hennermann (bajo) y Felix Scholl (guitarra, voz) y por Nick DiSalvo (batería)
Reunido en los sótanos de Neukölln en 2015, VUG desarrolló rápidamente un sonido de rock pesado y melódico que se sentiría como en casa en la capital escandinava del rock de Gotemburgo. La banda ya tenía una historia diversa de punk, stoner rock y doom de sus miembros en el pasadoivo. Sin embargo, su objetivo siempre fue simple y atemporal: hacer música a alto volumen, pasar un buen rato sin tener en cuenta las etiquetas.
El disco fue grabado en directo en Mesanic Music Kreuzberg por Max Körich y masterizado por Carl Saff.
El primero de los temas, «Lose», refleja una de las constantes del album. el espíritu de Hendrix revolotea por los temas..
Cortes compactos que guardan una estructura parecida, aunque tengan su propio argumento. partiendo de un espeso hard-rock a través de finos solos de guitarra a modo de liberación con la sensación de quedar exhausto tras romper las cadenas.
Suaves acordes de guitarra introducen «Garden», el comfort y el sosiego da paso a un riff retro. La voz netamente hendrixiana cabalga en una tensión contenida. todo un «tira y afloja» por la hegemonía entre una guitarra ácida y un ritmo netamente setentero.
La versatilidad de VUG hace que transiten por caminos psico-progresivos con reconfortantes voces y armonías. «Prophecy» es un tema embriagador en el que se vislumbran ecos de bandas como Wishbone Ash en sus acordes y melodías.
Al margen de los buenos solos de guitarra hay algo que según vas escuchando el disco queda más patente. La importancia del bajo en gran parte de los temas es vital. Si DiSalvo imprime una fuerza descomunal a los temas con sus baquetas, el domino de Felix de las cuatro cuardas es innegable. Solo basta detenerse en «Awaken». con pinceladas bluseras, con psicodelia. Con aires vintage, el corte tiene una cadencia en la que queda claro quien ostenta el control. Esto no impide buenos solos de guitarra.
Con un extasiante comienzo, «Poseidon» está lleno de dulzura. Un ritmo marcado por ese bajo subyacente y esa batería que ordena la subida de tono del tema. Como si de una reencarnación de Hendrix (en la voces) en un stoner del siglo heredero de los pioneros del proto-metal de los setenta.
Insisto en los registros vocales del mago de Seattle, esta vez en versión germana. «White room» vive de las distorsiones y efectos a un ritmo acelerado y frenético.
Cierra el album, el tema que da nombre al mismo y al propio grupo. «Vug». Con apariencia de blues psicodélico nos encontramos un caleidoscopio burbujeante en el que existen grandes desarrollos instrumentales. Ritmos setenteros que suben y bajan, llenos de matices. Algún coro con falsete nos sorprende en la lejanía.
Un completo trabajo en el que se reflejan las inquietudes de la banda. Una vocación de hacer música como divertimento. Siempre dije que cuando un músico disfruta, ese goce lo transmite al oyente. Creo que aquí tenemos el ejemplo. Sin grandes pretensiones, los temas van a merced de las olas, aguantando las embestidas, y disfrutando de su sosiego. Como si una travesía desde la cresta más incipiente hasta la fina playa de arena más solitaria.
Disco recomendable para los amantes de los sonidos 70’s.